Son tres pasos simples, sencillos, fáciles de seguir. En ocasiones no te gustará lo que ves en el espejo, y si no aceptas esa imagen, te puede impedir continuar con los otros dos pasos:
1. Mírate, conócete, hazte caso. Busca en ti los defectos y malos hábitos que puedes corregir y trata de hacerlo objetivamente. También reconoce en tu persona tus cualidades, tus habilidades y todo aquello que funciona bien y te gusta de ti. Tienes creencias, planes, recuerdos, proectos que forman parte de ti. Mírate de una manera completa, no solo una parte.
2. Mira hacia afuera, tu entorno, las circunstancias de tu familia, tu trabajo, tu escuela, tu grupo de amigos, la gente con la que te relacionas día a día por gusto, por necesidad, o por ambas cosas. Tienes una realidad aparte de ti donde hay que plantar los pies firmemente.
3. Actúa. Mirarte y reconocerte, mirar hacia afuera y aceptar el mundo como es son hechos que no te sirven si no se traducen en decisiones y acciones concretas en tus relaciones con los demás, en cada cosa que haces. Después, vuelve a empezar.
Hasta luego.
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