miércoles, 30 de septiembre de 2015

Vivir bajo amenaza

"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad."
(Jorge Luis Borges)


En nuestra sociedad enferma hay muchas actitudes, patrones y malos hábitos que nos hacen daño; tratemos de no reproducirlos con la gente que queremos:

Una amenaza es un aviso de que hay algún peligro acechando, de que hay riesgos que se deben considerar o de que puede ocurrir un desastre. Así, la amenaza nos ayuda a prevenir tormentas, tsunamis, heladas, sequías y otros desastres naturales; incluso quisiéramos tener más amenazas, por ejemplo una amenaza de terremoto para poder tomar todas las medidas de prevención con suficiente tiempo. Estas amenazas, a pesar de anunciar sucesos terribles, son nuestras aliadas por el simple hecho de ponernos sobre aviso con anticipación. Provocan miedo, aterrorizan, y al mismo tiempo dan la oportunidad de prepararse para enfrentar la situación o para escapar de ella.


Hay otras amenazas que nos avisan de desastres que no son naturales sino creados por el hombre, y también nos espantan y aterrorizan igual, pero con un agravante: En las amenazas de desastres naturales el miedo o terror dura poco tiempo y nos obliga a reaccionar, y en las amenazas humanas esa sensación de miedo y terror puede durar mucho tiempo, incluso años, y por lo tanto se va volviendo “normal” llevar nuestra vida con la sensación de “querer escapar” de algo, aunque a veces no sabemos exactamente de qué. ¿Les parecen conocidas?

Amenazas económicas, como los créditos con intereses atracadores, inflación, devaluaciones, bajos sueldos, impuestos, encarecimiento y otras terroríficas situaciones que nos quitan el sueño cuando nos ocurre a nosotros o a la familia. Muchas veces estas amenazas son resultado de malas decisiones financieras, tomadas a pesar de todos los avisos de que ocurriría un desastre después.

Amenazas laborales (ahora les dicen “mobbing”, que en español significa “acoso”), estas son una forma aprobada desde el mismo gobierno (al menos en este México lindo y querido) para advertir a toda la gente que debe sentir miedo de no tener algo en el trabajo: antigüedad, prestaciones, ingresos o hasta el trabajo en sí, que en este caso es el mayor miedo de todos porque de él depende nuestra capacidad para afrontar otras amenazas de esta vida moderna.

Amenazas en lo escolar, como el conocido “bullying” (que no tiene una traducción al español pero nos hace pensar en situaciones de hostigamiento, agresión y acoso entre estudiantes) que ha hecho desertar o cambiar de escuela a una considerable cantidad de niños y jóvenes, también está la amenaza permanente de perder el año escolar si no le echas ganas, o llevar alguna materia rezagada por no poder aprobarla, o a ser expulsado en el peor de los casos. Hay una señal o un aviso previo a cada una de estas situaciones.

Amenazas políticas, que recurren siempre a espantos como “es un peligro para México” o a promesas como “terminaremos con la corrupción” y nos ponen a temblar porque generalmente se debe entender literalmente al revés cada promesa y compromiso que hacen los políticos. Y mientras más inseguridad tengan en su propia persona, más duras serán sus reacciones, porque la gente que no cree en su propia autoridad termina gritando y amenazando con más fuerza, creyendo que así se demostrará quién pone orden.


Algunas personas queremos escapar de estas situaciones. Otras, por el contrario, buscan acercarse para ser parte de los que amenazan, porque los admiran y envidian esa forma de “poder”.

Estos ejemplos ilustran amenazas “cotidianas” de nuestra vida urbana, tan ordinarias que se van volviendo parte de nuestras relaciones diarias y precisamente por eso se mantiene la sensación de alerta que precede a un desastre… Aunque éste no ocurra (que es lo deseable), la sensación persiste y está a nuestro alrededor todo el tiempo como si fuera una nube de mosquitos de esos lugares calurosos, que nos rodea, zumba y zumba, molesta y a la larga se vuelve parte del entorno.

Para confirmar que ya adoptamos la sensación de vivir bajo amenaza como un estilo de vida, le pusimos el nombre de “estrés”.


Y dentro de las amenazas a desastres provocados por los humanos hay otros niveles, uno de los peores es el que incluye las amenazas a la salud, a la paz y a la estabilidad. A nivel mundial el mayor ejemplo de esto son los grupos terroristas como el Estado Islámico, y en México hay un equivalente en lo que han dado en llamar “Delincuencia Organizada” sin decir quién o quiénes son los que la organizan. La amenaza de estos grupos es directa e insensible. En México han provocado grandes migraciones de pueblos y ciudades, desplazando a personas o hasta a familias enteras en busca de lugares más seguros para establecerse. A nivel mundial ocurre lo mismo actualmente en Siria, donde la amenaza se ha ido cumpliendo y han tenido que huir cientos de miles de personas hacia Europa y otros países. Los que tienen la fuerza no toleran a los demás y lo demuestran cada vez que pueden. Este nivel de amenaza está basado en el terror y no es posible negociar con él.


Pero volviendo a las amenazas cotidianas, las que construimos los seres humanos “civilizados” en nuestros entornos más privados, me faltó mencionar a dos que resultan especialmente importantes:

La amenaza familiar, donde es común escuchar a los padres poner condiciones a los hijos para que “sean buenos” o si no, los sacarán de la escuela, los pondrán a vender chicles en una esquina, los meterán en un internado a ver si ahí los aguantan, los dejarán de querer, los dejarán de ayudar… En fin, el catálogo de amenazas en casa puede ser tan extenso y variado como lo sea el catálogo de frustraciones y miedo a la vida de los padres. Hasta es posible asustar con fantasmas, creencias y críticas al físico o a cualquier rasgo individual (algo parecido a lo que hace el gobierno al amenazar con el “peligro para México”).

¿Qué efecto tienen estas amenazas en el desarrollo de los hijos? Exactamente el mismo que tienen sobre los adultos las amenazas que vivimos a diario y que revisamos brevemente en los textos que están acá arriba, y en los hijos es un poco peor porque en este caso quien los amenaza es la persona que los quiere y se preocupa por ellos: mamá, papá o ambos. Si los hijos viven constantemente un ambiente de presión y crítica, aprenderán a tener miedo al futuro y a sus propias decisiones. No es casualidad que muchos hijos de familia busquen salir de su casa como sea con tal de escapar de esa sensación de vivir bajo amenaza y pasen muchos años, si no es que toda su vida, en relaciones codependientes tratando de encontrar la aceptación que les hizo falta en el hogar.

Los embarazos prematuros, la deserción escolar, las adicciones, el pandillerismo, la depresión, todos ellos son síntomas de que los hijos quieren escapar del estrés ocasionado por la amenaza constante de padres demasiado estrictos o demasiado indulgentes (ningún extremo es bueno).

Y cuando salimos de casa y encontramos a una persona con quien compartir nuestra vida y hacer un nuevo proyecto, puede aparecer la amenaza de la pareja, que se basa en el miedo a ser rechazados y a la soledad, entonces entran a vivir en la casa de esa pareja los celos, la inseguridad, la sobrevigilancia, la duda. Si las amenazas crecen lo suficiente, en poco tiempo habrá un nuevo par de padres con la autoestima suficientemente baja para aguantar lo inaguantable de su pareja, y para criar hijos en un mundo hostil (bajo amenaza) del que trataron de escapar anteriormente.


Hay amenazas que se cumplen. Hay otras que no. Pero en la mente y el corazón de quien te quiere, cada amenaza que recibe es una herida que necesitará su tiempo para sanar. Y aquí empieza la paradoja: Si las amenazas se cumplen, se vive bajo una forma de terrorismo que inmoviliza la voluntad. Si las amenazas no se cumplen, a la sensación de vivir siempre en estado de alerta se le agrega la convicción de que no se puede confiar en la gente que quieres, porque no cumple sus promesas (aunque cumplirlas ocasionaría, de nuevo, un desastre).

Es difícil esquivar el estrés de las amenazas cotidianas, derivadas de los desastres inventados por los humanos, lograrlo dependerá en gran parte de tomar decisiones pensando en un beneficio a largo plazo y no solo en la satisfacción inmediata.

En cambio en la privacidad del hogar sí es posible hacer cambios aplicando un poco más de aceptación y los 5 ingredientes del amor (comunicación, confianza, respeto, contacto y compromiso) para cambiar las amenazas por un estilo más sano de convivencia. Claro que estos 5 ingredientes primero habrá que aplicarlos en uno mismo para después poder compartirlos con los demás.

"Todo peligro pierde mucho de su amenaza cuando se han descubierto sus causas"
(Konrad Lorenz)

Hasta luego.

lunes, 28 de septiembre de 2015

¿Con quién quieres quedar bien?

"Tratar de complacer a todo el mundo es imposible. Si hicieras esto, acabarías en medio, sin nadie a quien le cayeras bien."
(John Lennon)

La codependencia tiene muchas caras, ¡y todas se parecen!:


Un tipo quiere ahorrar y su pareja le pide algo que desea mucho aunque por el momento no es algo indispensable, él retira sus ahorros para darle gusto aunque sabe que no es una buena decisión.

Una mujer es maltratada por su pareja frente a sus hijos y decide dejarlo, pero cuando sus niños lloran porque extrañan al papá los lleva a verlo, y cuando ve triste y decaído al hombre que la maltrata, se siente culpable y se queda con él. Después se siente mal con ella misma.

Un tipo se queja de que su trabajo no le satisface y además le pagan mal. Uno de sus amigos lo invita a unirse en una nueva empresa que está iniciando con mucho éxito en otra ciudad. Aunque le pagan más y estaría trabajando con conocidos que le simpatizan, el tipo prefiere quedarse en su mal trabajo para no dejar sola a su novia.

La amabilidad y la cordialidad sirven para hacer más agradable la relación con los demás. Pero sacrificar las metas propias por quedar bien con otra persona no es amabilidad ni cordialidad, es una actitud que a la larga solo consigue hacernos quedar mal con nosotros mismos, y traicionarse a sí mismo es uno de los pecados más difíciles de superar.


Se puede pasar toda una vida tratando de entender cómo fue que llegaste a tomar una decisión que te encadenó a los deseos de otra persona, ignorando los tuyos. Mucho tiempo reclamándote por no atreverte a reconocer que tus deseos son igual de valiosos que los de las demás personas.

En esos casos se puede retomar el camino, para eso es muy útil detenerte un momento para revisar ¿cómo está tu niño interior?, ¿qué tan solo se siente, que necesita la aprobación de los que están a su alrededor? Habla con él, explícale de la manera más sencilla posible que tú lo entiendes, dile que confías en sus decisiones y que sabes que a mediano o largo plazo darán buenos resultados. Dile que no necesita tirar sus planes y agarrar los de otra gente: los suyos son valiosos y se vale negociar para quedar en buenos términos con los demás.


¿Por quién sacrificas o retrasas tus planes? Mamá, papá, pareja, amistades, hijos, compañeros, jefes, tal vez todos ellos... Si la persona que te interesa se enoja y te reclama porque no haces lo que te dice y tal como te lo dice, detente a revisar cómo es que llegaste a este punto en la relación donde permites que alguien más manipule tu vida en lugar de manipularla tú.

"Un zapato que se adapta a una persona puede quedar mal en otra. No existe una receta para vivir que le sirva a todos."
(Carl Gustav Jung)

Trátate bien, ponte atención, sé amigo de tu YO para que reconozcas lo que te gusta entre todo lo que haces y dices. Es el primer paso para reconciliarte contigo y dejar de creer que mereces vivir pidiendo permiso, pidiendo perdón y pidiendo aprobación de todos. Trata de quedar bien contigo mismo, verás que tus proyectos y planes funcionan mejor.

Hasta luego.


domingo, 27 de septiembre de 2015

Pregunta

Frasesota que le robé a mi querida amiga Tere Martínez:


Alguna vez le has preguntado a Dios: 

“¿Qué puedo hacer por ti?”

sábado, 26 de septiembre de 2015

Dualidad y sexualidad

"¿Qué es el amor sino comprender y alegrarse de que otro viva, actúe y sienta de manera diferente y opuesta a la nuestra? Para que el amor supere con alegría los antagonismos no debería suprimirlos, negarlos. Incluso el amor a sí mismo contiene como presupuesto suyo la dualidad (o la pluralidad) indisoluble, en una sola persona"
(Federico Nietszche)


No todo lo dual es sexual, pero todo lo sexual sí es dual. Dualidad significa que tenemos dos extremos opuestos como los polos de los imanes, y donde haya dos contrarios también habrá una interacción entre ellos. Es claro el ejemplo del día y la noche, y prácticamente en cualquier campo que nos desenvolvamos encontraremos esa relación entre los opuestos, los diferentes. La relación sexual entre hombre y mujer es una manifestación más de ese contacto con la dualidad, en su parte más física, y es la expresión de nuestro intento por fundir en una unidad a dos extremos diferentes, desaparecer la dualidad y llegar a ser uno con uno mismo, con la pareja e idealmente con el mundo, ser uno con la realidad que conocemos.

Esa es una experiencia deliciosa y momentánea, la dualidad sigue existiendo y es necesario aceptarla para evitar el conflicto y para no volvernos adictos a escapar de la realidad fingiendo ser uno al enfrascarnos en un vicio. Por cierto, los victorianos relacionaban la pereza y la pobreza con el vicio, es decir que la gente perezosa y pobre era así por ser viciosa y débil, ya que no podían superar su tentación. Todavía hay gentes que piensan así, de esta manera tan polarizada: Si yo vivo "bien", entonces todos los que no viven como yo están equivocados, por lo tanto están "mal" como personas. O dicho de otra manera: Si son pobres es porque quieren, cuando se les quite lo flojos van a hacer dinero. Como se ve, irse a un extremo de la dualidad es lo mismo que volverse intolerante.


Decía que es necesario aceptar la dualidad, las partes aparentemente contrarias que naturalmente hay en cada persona, lo masculino dentro de lo femenino y viceversa, la aceptación de las diferencias que hay entre las personas nos lleva a dejar de criticar, humillar o envidiar a los demás para sentirnos parte de este conglomerado de dualidades.

Si no podemos aceptar nuestra dualidad y la de los demás, las probabilidades de enfermar irán creciendo y en cualquier momento se manifestarán física o emocionalmente, o de ambas maneras (para reducir la dualidad). Además de esto, aceptar la dualidad ayuda a disminuir la ansiedad sexual: todos tenemos una actitud ante la sexualidad que va del rechazo (parecido a la moral victoriana) al apego desenfrenado (lo que algunos llaman libertinaje), esta actitud representa nuestra preferencia sexual y aunque se considera que toda expresión sexual es normal, cabe decir que también existen síntomas de que puede haber alguna patología tocando a la puerta: 


En principio, el rechazo o no aceptación de la dualidad (o sea la sexualidad) revela también el rechazo hacia uno mismo, lo que deriva en baja autoestima y puede provocar situaciones de agresividad impulsiva para ocultar el miedo a la intimidad sexual. El extremo opuesto, la búsqueda compulsiva de placer sexual, puede llevar a olvidarse de sí mismo volcándose hacia afuera, forzando en ocasiones a otra u otras personas a hacer cosas en contra de su voluntad y llegando a dañarse a sí mismos en sus actividades, relaciones sociales o propiedades. Una adicción, que también derivará en conflictos con la autoestima.

Un ejemplo que ilustra con claridad la no aceptación de la dualidad es el de muchas parejas que deciden unir sus vidas: Cuando se conoce la pareja, generalmente descubren infinidad de cosas valiosas en esa otra persona y literalmente se enamoran de sus diferencias, ese misterio que vuelve excitante la vida. Sin embargo ocurre con frecuencia que al vivir juntos esas diferencias comienzan a pesar y la misma pareja comienza a quejarse de cómo es esa persona con la que vive, hasta terminar por decirle que no le gusta cómo demuestra su cariño: “Quiero que me quieras como yo quiero, no como tú me quieres”. ¡Nos enamoramos de las diferencias y después las tratamos de eliminar!


En otros casos se puede ver a la pareja jugando el rol de madre e hijo o de padre e hija, que es otra forma de vivir la relación sin aceptar la dualidad y que además es motivo para desarrollar otro tema: Escogemos a una persona adulta por pareja y queremos recibir una obediencia infantil, ¡qué cosas hacemos los humanos!

Por estas y otras razones, es válido ver a la persona en un contexto más amplio, en todas las dimensiones de su dualidad y no solamente en su sexualidad.

¿Y no dicen que todo lo que hacemos refleja nuestra sexualidad? Sí, nuestra sexualidad es parte inseparable de nosotros, de nuestra naturaleza, y es al mismo tiempo dualidad. Pero la dualidad va más allá de la sexualidad y de la humanidad.

Hasta luego.

jueves, 24 de septiembre de 2015

Freud y la sexualidad en la época victoriana

"Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla"
(Sigmund Freud)


Existe la creencia de que Freud utilizó mucho el concepto “sexualidad” para resaltar las diferencias entre hombres y mujeres y como razón básica de los conflictos que se presentan en la dinámica de sus relaciones, todavía en nuestros días se reduce al psicoanálisis y a Freud mismo a los conflictos sexuales, y muchas personas suponen que su teoría se reduce a la relación de aceptación o rechazo de los roles sexuales. Esto es una concepción demasiado simplista del psicoanálisis y del aporte de Freud a la psicología en general. 

Consideremos la circunstancia histórica de Freud, o sea la época y el lugar en que le tocó vivir: no es lo mismo nacer a mitad del siglo XIX que en el XXI, y tampoco es igual crecer en la Europa de esos tiempos que en Brasil, Argentina, España o México. A él le tocó vivir una era de relativa paz y estabilidad social en Austria y en Inglaterra, situación ajena a lo que se vivía al mismo tiempo en los países de América, por ejemplo. Dentro de esa calma se respiraba un ambiente de candidez e inocencia forzadas, porque los temas relacionados con la sexualidad y los placeres del cuerpo eran muy mal vistos y por ende reprimidos (políticamente incorrectos, dirían ahorita) y la sociedad europea se miraba a sí misma con la crítica de quien tiene tiempo de sobra para observar a los demás.


En fin, que en esa época denominada Victoriana (debido a que la reina de Inglaterra, Victoria, reinó durante más de 60 años), los valores se podrían clasificar como "puritanos" destacando en la época cualidades como el ahorro, el afán de trabajo, la extrema importancia de la moral, los deberes de la fe y el descanso dominical como valores de gran importancia. También hay que decir que los ingleses eran (tal vez todavía son) más machistas que muchos machos mexicanos y tenían a la mujer relegada a los roles más sumisos y resignados, tanto así, que los deseos y fantasías sexuales en la  mujer eran considerados síntoma de enfermedad.

Hoy decimos ser más liberales y se supone que ya no vivimos en la época victoriana, pero las mujeres que se atreven a vivir su sexualidad enfrentan igual el rechazo de sus congéneres y la incomprensión de los hombres, que en el fondo o en la superficie seguimos malinterpretando las expresiones honestas que una mujer puede hacer con su sexualidad.


El punto es que en la época de Freud el sexo era un tema tan vetado que forzosamente tenía que estar en el pensamiento de las mayorías: la tentación de lo prohibido. Dicen que si los temas sexuales no hubieran sido tan perseguidos, nunca hubiera nacido el psicoanálisis. Tal vez.

Y también hay quien dice que si Freud hubiera ampliado sus conceptos y en algunas ocasiones hubiera cambiado el término “sexualidad” por el de “dualidad”, sus teorías se hubieran entendido de una manera más completa. Tal vez. Nunca lo sabremos porque lo que él hizo fue lo mejor en su momento histórico, pleno de estabilidad social y de represión moral. Y ahí están los cimientos de todas las corrientes psicológicas modernas.


Más allá de prejuicios y críticas parciales, vale la pena conocer las ideas de Freud y descubrir sus posturas ante temas tan dispares como los sueños, la infancia, la muerte o, por supuesto, la sexualidad.

Hasta luego.

domingo, 20 de septiembre de 2015

Recomendación: Un programa de 20 pasos

"Que cada uno cumpla con su propio destino,
elija su rumbo, reconozca sus pozos, riegue sus plantas,
y si cae en la cuenta de que ha errado el camino,
que desande lo andado y reconstruya la casa."
(Hamlet Lima Quintana)


Este libro de Jorge Bucay tiene 20 recomendaciones que todos hemos escuchado en algún momento, o tal vez las hemos dicho a alguien que se acerca confiando en nosotros. Es decir, no está descubriendo el hilo negro ni trae el último grito de la moda en cuanto a sanación interior, desarrollo humano, autosuperación, mejorar las relaciones, autoestima y coaching (o como se diga esa palabra que sí está de moda ahorita). Bucay trae un recuento que consiste en verdades universales que en realidad funcionan y son aplicables en a vida diaria. La belleza de lo sencillo permanece ante la espectacularidad de lo novedoso.


Además, todo el libro viene aderezado con las clásicas narraciones que acompañan todos sus libros y que además de entretener ayudan a que cada mensaje quede bien entendido e ilustrado por propios y ajenos al mundo de la psicología.

En verdad me parece un libro de fácil lectura con un contenido profundo, así que solamente voy a enlistar aquí los 20 pasos que él recopila en su libro, dejando a cada quién la decisión de disfrutar la lectura de cómo los va desgranando, es decir, de la descripción que hace de cada uno de ellos a lo largo de su libro, que es más bien corto:

1. Trabaja en conocerte

2. Decide tu libertad

3. Ábrete al amor

4. Deja fluir la risa

5. Aumenta tu capacidad de escuchar

6. Aprende a aprender con humildad

7. Se cordial siempre

8. Ordena lo interno y lo externo

9. Transfórmate en un buen vendedor

10. Elige buenas compañías

11. Actualiza sin prejuicios lo que sabes

12. Sé creativo

13. Aprovecha el tiempo

14. Evita las adicciones y los apegos

15. Corre solamente riesgos evaluados

16. Aprende a negociar lo imprescindible

17. Iguala sin competir

18. No temas al fracaso

19. Vuelve a empezar

20. No dudes del resultado final

¿Fácil? Todo depende del momento particular que esté viviendo cada quien, pero invariablemente, la constancia puede hacer que estas actitudes se vuelvan naturales, tan vez algunas no lleguen a ser fáciles, pero si forman parte de tu naturaleza, pueden asumirse como propias y eso ayuda bastante.

Si lo lees, coméntalo.

Hasta luego.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

La voz

“Tu voz no quiere cantar
Tu voz se esconde en el llanto
Si pregunto tu quebranto
No me vas a contestar”
(Mario Benedetti)

La palabra es un invento grandioso, apenas lo descubrieron, los humanos aceleraron su evolución, desarrollaron nuevas formas de relacionarse y darle vida a todos los pensamientos, sueños, ideas, ocurrencias y demás mundos que habitan dentro de la cabeza de cada quien. 

La voz sigue siendo el principal vehículo de la palabra, el más económico y fácil de usar y, como siempre, esto conlleva el riesgo de abusar, pero no importa. 

La voz es el puente que une dos mundos ajenos mediante el diálogo, o la espada que rompe los lazos de amistad y hasta familiares. La mayoría de nosotros tiene este don, hagamos puentes con él.

La voz:

Eres inconfundible cuando sales desde atrás del rostro y cuando no te guardas dentro del cuerpo que me distrae, pero a veces pasas tu tiempo escondida en la garganta, juguetona impaciente rayando y arañando sus paredes hasta que logras salir, tímido carraspeo al principio y después vida para cualquier frase.

La palabra es tu ropa de diario, te reservas el adorno colorido de tu risa y de tus gritos para esos momentos y festejos especiales. Algunos vivimos esclavos de la fantasía o del deseo, pero tú que habitas un cuerpo ajeno, te esclavizas del valor que tiene o le falta a su boca para dejarte volar.

Algunos cuerpos grises, los he visto, están rellenos de ideas hermosas que nunca alcanzan a surgir y es hasta el día de su muerte que su voz escapa y corre a meterse a otro envase corpóreo que sí la sepa lucir, que la valora tal como es y la deja expresar bien alto lo que tiene qué decir.

A veces te confundo con el cuerpo, el rostro, la boca de donde emerges. Entonces cierro mis ojos y percibo tu tamaño exacto, tu color preciso, tu altura y tu timbre musical de afinación única.


Cuando las bocas te dejan libre eres, como todos, más de lo que el cuerpo deja ver; en cambio cuando escurres gota a gota no alcanzas a nacer y el mezquino de tu dueño ni te conoce, ni te suelta ni te deja con él.

A viva voz se dice y viva voz debe ser, así desde lejos y sin mirarnos nos podemos entender y si no, pues ya sabremos si tenemos claridad.

¿Lo ves? Aunque no te puedo ver te conozco, vives en mí y en mis gentes conocidas y extrañas, a veces cantas, subes y bajas, otras veces recelas y te escondes con tus sueños, ideas y discursos, como si fuera malo salir, pero siempre estás ahí, llenando el espacio entre las personas aunque a veces no haya mucho qué decir.

Hasta luego.

martes, 1 de septiembre de 2015

¿Para qué esperar?

"Eres joven y la vida es larga
tienes tiempo que matar hoy
y entonces un día te encuentras
10 años que han quedado atrás de ti..."
(Pink Floyd)


Así es la cosa: Si de verdad quieres algo no hay una razón tan poderosa que te impida dirigir tus esfuerzos y enfocarte para realizar eso que te interesa o para llegar a ser la persona que quieres ser... A menos que no te interese en realidad, en cuyo caso sería mejor buscar lo que en verdad quieres para dejar de hacer como que vives, sin que esto sea totalmente cierto.


Es tu tiempo, tu esfuerzo y tu vida con todos los que en ella habitan y con todas las cosas que hay y que habrá en tu paso por este mundo. Haz más agradable tu camino, avanza al encuentro de tu vida en lugar de esperar que ella te encuentre a ti, ¡no hay mapa! Cada quien va trazando su ruta, mi única recomendación es que el camino puede ser más agradable si tienes con quien platicar, y si no tienes quien te acompañe, habrá muchas más posibilidades de encontrar compañeros al avanzar y hacer algo que quedándote inmóvil.

Tampoco se vale decir que la gente que tenemos cerca tiene la culpa de que no avancemos: esa gente tiene su vida y tú la tuya. Tú puedes crecer y ser mejor persona con esa gente que te acompaña, sin esa gente que te acompaña y también a pesar de esa gente que te acompaña.

Aquí y ahora. ¿Qué esperas?


Hasta luego.