domingo, 25 de septiembre de 2016

Para tener un corazón sano

"Protéjanme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños."
(Khalil Gibrán)


- I -

Siempre relacionamos al amor con el corazón, a veces es suficiente dibujar un corazón para dar a entender que hay amor por alguien. Y también damos por hecho que es en nuestro corazón, hablando de nuestro cuerpo físico, donde se guardan todas las emociones y sentimientos.

La relación entre el corazón y los sentimientos es algo natural: si el sentimiento es triste el corazón se oprime, si el sentimiento es esperanzador el corazón late con más fuerza, si el sentimiento es amenazante el corazón se acelera nervioso como si se fuera a desbocar, pero si el sentimiento es de alegría el corazón se acelera dando energía. ¿Y cómo se pone el corazón cuando hay pasión correspondida? Y claro, cuando sentimos amor el corazón trabaja de maravilla.

Hay gente que cree que todo esto son metáforas, trucos poéticos que los publicistas se roban para usarlos los 14s de febrero y en otras fechas donde hay que comprar para demostrar amor. Hay gente que cree que el corazón solo es un músculo mecánico y nada más. Y hasta hay gente que no cree en el amor, lo que los coloca ante el riesgo de no llegar a verlo aunque lo tengan enfrente.

La verdad es que sí hay una relación entre el corazón y los sentimientos. Es real. Tan real que tenemos la obligación de alimentar esa relación durante toda la vida para que el corazón esté sano, pero sobre todo en nuestros primeros años de vida, cuando todo nuestro ser necesita más nutrientes para desarrollarse sano y fuerte.



- II -

Los niños que reciben amor, aceptación, tolerancia, comprensión, confianza, respeto, paciencia y otros alimentos emocionales igual de nutritivos desarrollan un firme sentimiento de autoestima y de amor para sí mismos y para el mundo. Además de esto, desarrollan un corazón sano, menos propenso a enfermedades cardíacas y al temido paro cardíaco que puede ser mortal a cualquier edad, ¡claro! Han alimentado y ejercitado bien a su corazón.

Por el contrario, los niños que reciben alimento chatarra en términos sentimentales, no logran desarrollar una autoestima suficientemente firme y su corazón tiene más riesgo de sufrir una enfermedad o hasta de detenerse si vive episodios de estrés intensos o durante periodos prolongados. No alimentar bien al corazón hace que terminen por no estar en contacto con él y puede ser que lo sientan ajeno, como si estuvieran divididos en un mundo racional y otro sentimental que no se pueden juntar... 



- III - 

¿Quien alimenta a los niños? En lo físico y en lo emocional, los niños dependen de los adultos. No se puede amar lo que no se conoce, por eso es indispensable enseñarle a los niños que el amor y el buen alimento para el corazón sí existen.

El maltrato físico y psicológico, el rechazo, la descalificación y en general todas la actitudes que causan daño, incluyendo los golpes y malos tratos a niños y niñas, son el peor alimento emocional que se les puede dar. De acuerdo  un artículo publicado hace poco por la máxima casa de estudios de este México lindo y querido, la UNAM, en esta categoría de "mala alimentación emocional" (ésta es una expresión mía, no la utiliza la UNAM) entran también las siguientes experiencias durante la infancia: Haber sido testigos de violencia familiar, víctimas de abuso mental, físico o de negligencia, haber tenido regularmente convivencia con exconvictos, toxicómanos o alcohólicos o bien con enfermos mentales.

Nadie da lo que no tiene. Los padres o cualquier adulto que se relacione con niños (incluidos maestros, educadores, entrenadores, conductores de transporte escolar, terapeutas infantiles, tíos, abuelos y todos los etcéteras que estén en contacto con los pequeños) necesitan quererse y cuidarse a sí mismos para transmitir esos hábitos a los niños y niñas... Tenemos esa obligación. 

El maltrato y el desamor tendrán sus consecuencias en la vida futura de los que hoy son nuevas generaciones... 



- IV -

Si tú que estás leyendo esto te das el tiempo para revisar qué clase de alimento le das a los niños que están cerca de ti, ayudarás a formar corazones sanos, incluyendo el tuyo, porque también a los adultos nos hace bien nutrir a nuestro corazón. 

Tal vez fuiste de las personas afortunadas que crecieron rodeadas de amor y aceptación y tu infancia es un refugio pleno de buenos recuerdos, si es así muchas felicidades por tener una historia personal tan bendecida. 

Tal vez estés en el extremo opuesto y, por el contrario, los recuerdos de tu infancia no son gratos, tal vez hasta se hayan borrado para no causar dolor o para olvidar algún abuso o injusticia que hayas vivido. Si es así es probable que sientas inseguridad, dudas o miedo ante el amor, ya que no te lo presentaron en su momento, pero hay buenas noticias, la más importante es que hoy, en tu vida adulta, puedes sanar el corazón de ese niño o niña que fuiste.

Honra tu historia, rescata tu infancia, fortalece tu corazón. 

Trabajar con tu niño interior te ayuda a reconocer y valorar los sentimientos y emociones que fue difícil expresar y manejar. Aunque alguien haya maltratado o despreciado tus sentimientos, siguen siendo tuyos y están en tu interior, reconciliarte con ellos dará descanso a tu corazón y será una razón más para retomar la idea central de este texto: Tenemos la obligación de alimentar la relación entre el corazón y los sentimientos para que nuestro corazón y nuestra vida en general sea más sana. 

"El amor es para el niño como el sol para las flores"
(Concepción Arenal)


- V -

Éste es el artículo que compartió la UNAM a través de su servicio vía correo electrónico titulado "UNAMirada a la ciencia". Me gustó mucho encontrar otro fundamento científico al trabajo que hacemos con los niños y a la importancia de convivir de manera respetuosa y amable, tanto con los niños cronológicos como con los interiores:

"Las condiciones de los primeros años de vida son importantes para el futuro de las personas. Un nuevo estudio sugiere que una infancia llena de privaciones psicológicas o físicas contribuye al riesgo de desarrollar, en la edad adulta, enfermedades del corazón. Investigadores de tres instituciones médicas revisaron los expedientes clínicos de 17 mil 337 adultos para identificar los factores de riesgo de enfermedades cardiacas y los síntomas, incluidos los ataques al corazón. Los científicos también efectuaron una encuesta entre los participantes a fin de determinar quiénes habían sido testigos de violencia familiar, víctimas de abuso mental, físico o negligencia, convivencia con exconvictos, toxicómanos o alcohólicos o bien enfermos mentales. Los investigadores encontraron que mientras más problemas padecieron los voluntarios al principio de sus vidas, más grande era la probabilidad de desarrollar una enfermedad vascular. En las personas que sufrieron siete u ocho de estos problemas, el riesgo se incrementó hasta más del doble, en comparación con las que habían enfrentado ninguno o dos conflictos. Los científicos ya habían descubierto que los individuos que experimentaron en la infancia circunstancias difíciles tendían a padecer, durante la fase adulta, algunos problemas relacionados con el corazón, entre ellos obesidad, depresión y tabaquismo. Al comparar la incidencia de este tipo de padecimientos con la población general, quedó claro que los individuos con una infancia marcada por dificultades afrontan muchas veces un futuro más difícil para el corazón."

Hasta luego.

(Las imágenes que acompañan este texto forman parte de la canción "Corazones amigos", desconozco al autor)

miércoles, 21 de septiembre de 2016

Aceptación

"Si me buscas, te encuentras".
(Un terapeuta)


A veces miro mucho tiempo por la ventana o por la puerta el desorden del mundo exterior y no agarro una escoba para barrer mi piso.

Es necesario encontrarnos y aceptarnos para olvidar los intentos de encontrarnos allá afuera, en cualquier otra cara, objeto o animal. 

Claro que es más fácil criticar y pedir que alguien corrija lo que está allá afuera, pero al final lo único que verdaderamente se puede cambiar lo llevamos en el interior.

Y lo mejor es que no necesitamos esforzarnos, basta con aceptar ser quien somos, aunque al principio eso dé un poquito o un mucho de miedo. 

Ir descubriendo el misterio de conocernos con aceptación, bien vale la pena.


Hasta luego

martes, 20 de septiembre de 2016

Creernos buenos


Uno de los mayores peligros para las relaciones de pareja o entre padres e hijos, y para la humanidad en general, es el narcisismo que nos hace buscar siempre la manera de sentirnos bien a costa de lo que sea. También es negligencia, ¿o cómo se dice cuándo te vale lo que le vaya a pasar a otros si no haces lo que te corresponde hacer?

El narcisismo, la negligencia, el hedonismo, nos llevan a justificar cualquier crueldad que hayamos cometido, y una vez justificada basta un pequeño paso para que uno mismo "se perdone" sin importar qué es lo que hizo. Entonces llegamos al punto máximo del egoísmo: la prepotencia.


No hacen falta golpes para hacer daño. Pero a veces también los hay. Hombres y mujeres debemos salir de esa zona de confort que nos hace ver la culpa en los demás y sentirnos inocentes del todo para justificar todo el daño que hemos hecho. Perdonarnos para no reparar el daño causado a otra persona es un acto de soberbia y cobardía, también es un acto que puede volverse hábito. 

Responder por nuestros actos puede romper el hábito autodestructivo y prepotente de hacer lo que se nos dé la gana con nuestra vida y con la de los demás, responder por nuestros actos puede ser difícil y hasta doloroso al principio, y también puede convertirse en un hábito. Este hábito es el que puede terminar con el círculo vicioso de vivir repitiendo el abuso hacia los demás.

Igual que en aquel cuento donde los ratones preguntaban "¿quién le pone el cascabel al gato?", aquí la pregunta para todos nosotros es "¿quién va a reconocer primero que en realidad ha hecho cosas malas y no ha respondido por ellas?"


Humillar.

Juzgar.

Avergonzar.

Abandonar.

Prometer sin cumplir.

Reclamar.

Exigir y nunca agradecer.

Callar cuando se debe hablar.

Ignorar y no escuchar.

Criticar sin reconocer.

Estar, pero jugando a no estar.

Desconfiar.

Rechazar.

Burlarse.

Gritar.

Preguntar y preguntar sin contestar las preguntas de otros.


¡Tantas formas de hacer daño sin golpear el cuerpo!

Rompamos el círculo del abuso, repasando primero cuántas veces hemos actuado convencidos de que "somos buenos" y en realidad hemos lastimado a otros... O hemos permitido que otro nos lastime. Esta es otra forma de creer que somos buenos, pero mientras alguien salga lastimado con nuestros actos (¡incluso uno mismo!) no estamos afrontando la responsabilidad que nos toca asumir.

Hasta luego.

martes, 13 de septiembre de 2016

Tolerancia y respeto




No hay ninguna diferencia entre Donald Trump y las personas intolerantes y sin respeto que marchan para invitarnos a construir muros y aislar a los que ellos creen "diferentes", en vez de abrir puertas, ventanas y accesos para convivir.

¿El respeto se da entre iguales?

¿La tolerancia se da entre diferentes?

¿Son lo mismo?


Hay una diferencia entre ser respetuosos y ser tolerantes, no es tan sutil, pero mi intención en este tema no es profundizar a un nivel tan filosófico sino simplemente pedir que compartamos ambas actitudes con nuestros semejantes, sin importar qué tan iguales o distintos seamos, porque del principio al fin de nuestro paso por este mundo estaremos unidos por esta verdad: 

TODAS LAS VIDAS SON IGUAL DE VALIOSAS. 

Todas las personas somos valiosas. Todos tenemos derecho a ser reconocidos en nuestra persona y en nuestra individualidad. Todos, por el solo hecho de ser humanos, tenemos derecho a vivir y a tener oportunidades para abrirnos camino y mejorar, con la única condición de no pasar por encima de los derechos de otros, que también son tan valiosos como tú, como yo o como cualquier otra persona que esté cerca o lejos en este momento.


La ignorancia es el peor enemigo del respeto y la tolerancia. Del progreso en sí mismo. Y esto es más grave cuando la ignorancia es manipulada por quienes aman el poder.

Los derechos no se negocian, se plasman en la Ley para aplicarlos y hacerlos valer. Es vergonzoso salir a la calle a exigir que le quiten sus derechos a cualquier persona simplemente porque no piensa igual que yo, porque no tiene las mismas preferencia que yo o el mismo color de piel que yo o el mismo estatus social que yo... 

Cualquier ideología que trate de demostrar que unas personas son más valiosas que otras, y que anuncie que solo unos pueden tener derechos humanos y otros no, es una ideología intolerante e irrespetuosa. No importa si es una religión o si es la ultraderecha, el fascismo, el capitalismo, el feminismo, el machismo o cualquier otro "ismo" ideológico. Si la intención es dividirnos y ponernos a unos contra otros para decir que un grupo de personas son buenas y otro grupo son malas, esa ideología promueve el odio y la destrucción. 

Somos diferentes. También somos iguales. Aceptamos nuestra individualidad y respetamos nuestras diferencias, eso nos convierte en una sociedad con una rica variedad de opiniones, gustos y tendencias al cobijo de las mismas reglas porque con todas nuestras diferencias y solo por haber nacido en este México lindo y querido, nos une nuestra nacionalidad, pero sobre todo y más allá de cualquier frontera, nos une nuestra condición de seres humanos.

Respeto, tolerancia. Todas las vidas son igual de valiosas.

Hasta luego.

martes, 6 de septiembre de 2016

Autosuperación y autocomplacencia

"¿Quién me ha robado el mes de abril?"
(Joaquín Sabina)



Todos queremos sentirnos bien, estar en paz con nosotros mismos y con nuestro entorno. Nos han dicho que estamos en este mundo para ser felices y que es posible construir esa felicidad, solos o acompañados. Y es cierto, yo creo que para eso estamos en este mundo. También lo cree así una gran cantidad de motivadores y personas dedicadas al desarrollo humano, al coaching y a la superación personal, y varios autores de libros, cursos y talleres.

Hubo un tiempo en que la filosofía new-age alcanzó su climax y los libros de estos temas rompieron records de ventas (aquí la liga a una lista de estos libros: https://lamenteesmaravillosa.com/los-7-mejores-libros-de-autoayuda-y-superacion-personal/), la idea de que cada uno de nosotros puede evolucionar de acuerdo a su voluntad y disposición ha ido permeando hasta extremos sumamente riesgosos... Uno de los más peligrosos es que algunas personas (en las redes les llaman "lords" y "ladies") han convertido la filosofía de la autosuperación en un pretexto para justificar conductas y actitudes egoístas y manipuladoras, con el famoso razonamiento de ser únicos, irrepetibles y con necesidades diferentes... pero olvidando que todos los demás, cada quien a su manera, también somos así.

Después vino el tiempo de las lecturas rápidas, de la filosofía y el conocimiento como botana intelectual y emocional en cápsulas breves que se comparten en facebook, whatsapp y cualquier otra aplicación para socializar (si vienen con imágenes mucho mejor). Entonces leemos frases socializadas y comenzamos a creer que hemos leído y conocemos la obra de autores tan variados como los que aparecen en la lista de los 7 libros sugeridos en el párrafo anterior y muchos otros más. 


Esto no es verdad. Incluso hay bromistas que escriben cualquier idea que les parece buena o ingeniosa, le agregan al final el nombre de un autor famoso y la suben a las redes para que la gente las lea... y entre los lectores, muchos creen que de verdad es una frase de Gandhi, de Lennon, de Zapata, de Aristegui, de Juan Gabriel o de quien se le haya ocurrido poner al "autor desconocido". Nos falta cultura, creemos cualquier cosa que nos presenten por escrito o en videos y por esa razón hemos llegado a llamar autosuperación al egoísmo.

Para las relaciones de pareja y familiares, las consecuencias de esta filosofía autocomplaciente son desastrosas:

"Si no haces lo que yo te digo, es que no me amas".

"Me tengo que alejar de la gente tóxica y nociva como tú" (que no haces lo que yo digo).

"Si no me sabes apreciar no debo desperdiciar mi tiempo e ti, buscaré una persona mejor que tú, que me sepa valorar".

"No soy egoísta, simplemente me sé valorar".

"Estoy mal por culpa tuya, me quitaste mi felicidad"

Lo más paradójico, o lo más triste tal vez, es que la autoestima no crece con esta filosofía de vida, ya que en cada una de estas frases el bienestar propio parece depender de lo que hace o no hace otra persona. Es cómodo: alguien que no soy yo tiene la culpa de lo malo que me pasa y debe darme bienestar. Así no debo revisar lo que yo hago.


Como dije al principio, yo también creo que estamos en este mundo para ser felices, y hay muchas maneras de conseguirlo. En la autocomplacencia, le exijo a alguien más que me haga feliz, que me quiera y me siga y hasta que opine igual que YO. Es decir: Se le pide a otra persona que se sacrifique y se niegue a sí misma para que YO sea feliz.

Una regla de oro en las relaciones verdaderamente humanas es la igualdad: Todas las vidas son igual de valiosas, así que nadie debe pasar encima de otro alguien para ser feliz. Esto equivale a robarse la felicidad de otra vida simplemente porque me gustó para mí y "me la merezco".

En la autosuperación, a la que se llega por el camino de la autodependencia, la felicidad se construye. Es muy bonito construirla en compañía, pero no es indispensable: Podemos construir felicidad individual y compartirla con quien queramos. 

Una trampa por la que pierde muchos puntos la autosuperación frente a la autocomplacencia es que en la autocomplacencia se disfrutan los resultados de manera inmediata y espectacular (mucha gente se vuelve adicta a la sensación de poder que da el vivir complaciéndose a costa de los que sea). En la autosuperación, la felicidad está en el mismo proceso de buscarla y construirla. La felicidad está en el camino y no solo en la meta, en el mismo proceso de "convertirse en personas" se encuentran muchos detalles y experiencias a veces sutiles y a veces demasiado obvios que forman parte de la felicidad. A veces son inmediatos, a veces tardan un poco en aparecer. Pero casi nunca son espectaculares.


En la autosuperación cabe la gente que quieres, en la autocomplacencia alejamos a los demás. Disfruta el camino, déjate acompañar cuando haya quien siga tu paso, es decir, cuando haya a tu lado quien te acepte como eres y también se deje ver tal cual es. 

Hasta luego.