jueves, 30 de septiembre de 2021

Sensualidad

 

Vestido, forma y apariencia que se da al cuerpo en sus 3 niveles, incluyendo los movimientos, la cercanía o la distancia y hasta al tono de voz para resaltar lo que creemos atractivo de nosotros mismos ante otras personas y ante nuestra propia persona. La sensualidad es un conjunto de actos voluntarios que realizamos para atraer a alguien en especial o para agradar a todos en general, y forma parte de la manera en que cada quien asume y demuestra su identidad.

Como toda cuestión voluntaria, está influenciada por la ideología, las tendencias sociales o las creencias y prejuicios de lo que la sociedad considera correcto o incorrecto.

La sensualidad es retadora y sabe imponerse aún en quienes dicen no dar importancia a este tema, y también es un placer rendirse a ella cuando se acepta en uno mismo y en los demás. Vivir la propia sensualidad de acuerdo a nuestras creencias y valores es un buen alimento para la autoestima, no importa cómo la vivan otras personas, siempre que disfruten al expresarla a su manera.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Cuento: La nueva Tierra, parte 8

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La gente que me cae mal es tóxica


La Nueva Tierra. Parte 8


Debería sentirme angustiado por todo lo que me ha dicho Jade, sin embargo, disfruto mucho su compañía y eso me llena, ya sé que ni siquiera hemos hablado en serio de nosotros, de lo que somos, pero ahora eso no importa, me siento bien y a juzgar por su cara y sus gestos cuando está conmigo, ella también se siente bien. Además, me gusta mucho su forma de pensar, me ha ayudado bastante a tener más certeza de quien soy en este mundo donde todo cambia tan rápido, y al seguir su forma radical de tomar decisiones le he encontrado un motivo a mi vida. Pero al mismo tiempo me preocupa volverme egoísta y apacible a pesar de tantas cosas extrañas y preocupantes que están ocurriendo alrededor. Creo que estoy en eso que llaman “zona de confort”, o al menos ése es mi pretexto para justificar mi pasividad, mientras el tiempo sigue avanzando y con él siguen llegando los cambios, inevitablemente. Además debo reconocer que me gusta esta "zona de confort" y debe tener algún aspecto bueno, por lo menos el hecho de que la construimos juntos Jade y yo... Ahora el reto es ver si podremos mantenerla, aunque también tenemos la opción de construir otra cuando esta ya no me haga sentir cómodo... ¡vaya! hasta suena lógico: "si tu zona de confort ya no es confortable, déjala y construye otra". Me gusta la idea, cuando vea a Jade se la voy a comentar.

Desde el norte llegó una carta llegó a mi pueblo, allá donde no hay un buzón en cada casa, sino que dejan todas las cartas en el templo y en los sermones después de misa el padre avisa para que pase cada uno de los destinatarios a recoger las suyas. Al menos así era antes, cuando yo estaba chico y vivía en ese pueblo. Hoy ya casi nadie manda cartas, pero esa de la que hablo es una excepción, un espécimen raro que pescó casi por casualidad uno de los pocos conocidos que quedan ahí y decidió guardarla para hacérmela llegar, y después de que anduvo pasando de mano en mano, finalmente me la entregan en mi trabajo y de verdad me toma por sorpresa ver el remitente cuando la recibo. Siento una emoción muy grande al tomar el sobre y lo reservo para abrirlo hasta estar en casa, porque las sencillas letras escondidas en el sobre le dan motivación a mi día… mis hermanos viven y me escribieron, solo pienso en eso mientras el turno pasa despacio y yo cumplo mi jornada, que hoy transcurre mucho más lenta por la ansiedad que me produce la espera; al salir le hablo a Jade para decirle que hoy no voy a verla, no le digo nada más, pero la verdad es que después de pensar en la carta durante tantas horas entiendo que no sé si voy a encontrar buenas o malas nuevas y por eso prefiero leer a solas las palabras de mis hermanos.

…la gente es muy mala, Jacobo, nada más quieren a sus conocidos y a todos los demás nos tratan muy mal, en los lugares por donde pasamos nos trataron como si fuéramos perros rabiosos a punto de morderlos y si nos acercábamos a pedirles un peso o algo de ayuda, hasta escondían a sus hijos o nos amenazaban. Entre más miedo tiene la gente de que la vayan a lastimar, más nos quiere dañar a nosotros. Nos teníamos que quedar por la calle y andábamos casi escondidos, el pollero que según eso nos iba a traer nos soltó pero bien lejos de la frontera y sin dinero, quedamos acá por Mazatlán y estuvimos haciendo de todo para vivir: collares, baratijas, vendíamos comida, dulces, todo lo que podíamos y pedíamos limosna a veces. Al principio nos juntamos varios, había muchos como nosotros y nos sentíamos más seguros porque andábamos en bola, ahí entre todos, pero en las noches muchos de ellos agarraban lo que habían ganado y se lo fumaban o se lo tomaban y se ponían bien locos y entonces nos dio miedo, si llegaba la policía no podíamos decir que no éramos como ellos, así aguantamos un rato hasta que decidimos irnos. Esas gentes ya ni se acordaban para qué salieron de sus hogares, solo se escapaban cada noche en viajes cortos, de ida y vuelta a la alegría para volverse a encontrar igual al otro día, y al otro y al otro también. Tu hermano Pedro se había hallado con una muchacha entre todos ellos, muy bonita, muy dulce, muy lista, pero no lo quiso seguir. No, se quedó ahí con ellos y pobre muchacha, quién sabe cómo le habrá ido porque le llamaba la atención el ambiente que hacían en esas noches los que preferían escaparse al mundo de ensueño, de mentiras, aunque cada mañana tengan que volver a empezar de cero. A Pedro le dolió mucho, todavía piensa en ella y varias veces pensó en regresarse a buscarla, pero luego se acordaba que nos salimos de la casa para ayudarles a ustedes y al final se quedó conmigo para seguir rumbo al norte.

Le batallamos, tardamos mucho, muchísimo tiempo en llegar a la frontera, nos costó mucho trabajo pasar y ya íbamos enfermos... Pues yo veía a tu hermano y me daba lástima, yo creo que cuando me veía él también sentía lástima por mí y al final pasamos, no me preguntes cómo pero llegamos sin un peso al otro lado y resultó que cuando llegamos allá estábamos asustados porque no hablábamos el idioma de los gringos, pero no hubo ningún problema: todos hablaban español, todos nos entendíamos y luego luego notabas a quien le caías gordo, porque ese te hablaba en inglés; pero al que te quería hacer caso sí te entendía y podías platicar. Todavía tardamos mucho tiempo para establecernos, Jacobo, para dejar de vivir como ratones a escondidas, pero sí lo pudimos hacer...”

La carta continúa y en ella me voy enterando de muchas otras andanzas, ya más tranquilas y hasta chuscas, y poco a poco alcanzo a ver el optimismo y el humor de mi hermano en su escrito. Eso me hace pensar que en estos días ya están más en paz. La parte final me gustó más y me dejó saboreando muy buenos recuerdos:

“Cuando me queda tiempo me gusta pensar en ustedes y recordar el pueblo, lo que más extraño es que cuando estábamos chicos íbamos con los amigos y en todas las casas a las que llegábamos había una mamá o alguien que te decía “no hagan mucho ruido, no hagan escándalo”, siempre había alguien que te ofrecía un taquito o un pan y que tenía la casa en orden, arreglada, y eso lo extraño mucho. Acá en Estados Unidos no hay mamás, todas están trabajando, todas se salen temprano a la calle y cualquier casa a la que llegues está sola. Abres la puerta y está sola, los que llegan se preparan lo que quieran comer o calientan algo que haya quedado en el refrigerador, y la gente está acostumbrada a vivir así, acá los niños no salen a la calle a jugar como nosotros, a ellos los sacan en carros, en motos, siempre van acompañados y bueno, es otro ambiente y muchos son hijos únicos o nada más tienen un hermano. Casi toda la gente que hemos conocido por acá vive así, y nos invitan a sus casas, muy bonitas, eso sí, pero se sienten hasta frías.

Yo no digo que esté mal, solo que yo no estoy acostumbrado a eso, ni Pedro tampoco. ¡Es que el pueblo era tan diferente! Hasta parece que fue en otra vida cuando íbamos a lomo de burro o de caballo al cerro para juntar al ganado, o para sembrar. Cuando platicábamos eso acá algunos se reían y como que no nos creían, por eso mejor dejamos de platicar esas historias. Se me hace que la gente de la ciudad piensa que así se vivía hace más de 100 años, pero no, fue hace menos, muchos años menos. Pero nosotros mejor llevamos la fiesta en paz, los escuchamos y ya no les platicamos gran cosa, no les hemos dicho nada de los lavaderos, por ejemplo, ya ves qué a gusto nos la pasábamos ahí cuando mi mamá iba a lavar con todas las demás señoras del pueblo, y todos los niños las acompañábamos para jugar a las “traes”, a los “encantados” o a lo que fuera, al cabo nadie nos presionaba con el tiempo y si uno no quería jugar, pues simplemente se iba a su casa y ya. Al otro día volvíamos a empezar.

Todo eso lo llevo guardado y también Pedro, ¡no sabes cómo nos ha servido tener esos recuerdos tan bonitos! Y saber que todo eso es real, nada más que juntemos un dinerito y nos vamos a regresar, acá se gana bien pero no vivimos a gusto. Algunos amigos se ríen de nosotros cuando decimos eso, dicen que ellos también pensaban lo mismo pero ya llevan años trabajando acá y no se animan a irse porque allá ganarían mucho menos, y porque sus familias ya esperan el dinero que ellos les mandan cada mes. Ya veremos qué pasa.”

¡Los lavaderos! No me acordaba de ellos, ese lugar donde las mujeres del pueblo se reunían por horas para lavar la ropa y platicar entre ellas mientras los hijos jugábamos a su lado o en el riachuelo que corría al lado. Y entre esos niños estábamos mis hermanos y yo, ¡qué cosa! Parece que eso fue hace mucho tiempo, los recuerdos me llegan como si fueran escenas de una película antigua, pero yo sé que fue real. Las películas antiguas se ven descoloridas, tristes con sus escenas de tonalidades grisáceos o sepias, y hasta las películas recientes que hablan de los tiempos pasados utilizan ese recurso de colores tristes para que el público entienda que le están contando una historia que ocurrió hace mucho tiempo, ¡qué falta de respeto! Y yo recuerdo las cosas al revés: cuando pienso en los días de mi infancia en el pueblo todo es color: el verde menta que cubría las paredes de los lavaderos, los tonos grises-negros-azulosos del empedrado en las calles, las fachadas amarillas, rosas o blancas, los techos rojos de teja, las plantas y flores de mil colores, los vestidos casi todos floreados de las señoras, la gama infinita de verdes en el campo, las portadas de los libros y las revistas que llevaban los que iban a la ciudad, las banderas y adornos de los días de fiesta y creo que hasta el cielo tenía más color. Era azul, claro, pero yo lo recuerdo más azul que ahora. En mi pueblo faltaban muchas cosas, pero sobraban los colores.

Éramos niños cuando jugábamos cerca de los lavaderos, junto al arroyo, a hacer monitos con el jaboncillo y el barro, y yo todavía me sentía chico cuando mis hermanos dijeron que se iban a trabajar al norte y estuvieron jugando toda la tarde conmigo, hasta que se hizo de noche y nos dimos un abrazo como hacía tiempo no nos lo dábamos. Después ya no los vi y pasó mucho tiempo hasta que pude hacerme a la idea de que ya no estaban en la casa, de que ya no vivían con nosotros, y de que yo ya no era chico, porque no supe ni cómo pasó, pero me hice grande. Nunca se sabe cuál va a ser el último abrazo, por eso siempre hay que abrazar con todo. Los abrazos que me dieron mis hermanos me supieron muy bien y los tengo guardados en un lugar especial de mi colección de momentos.

Así me paso el tiempo escarbando en mi memoria para encontrar más momentos agradables y más tarde, Jade llega a mi casa sin avisar y a ella también le da gusto enterarse que mis hermanos dieron señales de vida, y aunque todavía no sé dónde localizarlos, porque dicen que todavía no tienen un domicilio fijo, confío en que ellos me lo harán saber después. En su carta me pusieron dos números de celular, pero ya marqué y en uno se escucha un mensaje de que "el número que marcó no existe" y en el otro me respondió alguien en inglés que no me entendió o no me quiso entender... Me imagino que mis hermanos vendieron o perdieron esos aparatos...

Me siento un rato afuera con Jade, en la banqueta, para platicarle las aventuras que tuvieron que pasar en su viaje al otro lado y me comenta que ellos no emigraron, más bien estaban huyendo como fugitivos y eso es algo muy distinto, aún más triste que emigrar. Después se queda pensativa.

- Los discriminaron mucho, ¡pobres! A la gente le falta empatía para recordar que todas las vidas valen igual, todos nos creemos con derecho a juzgar quién es bueno y quién no, simplemente porque piensan igual o distinto que uno. ¡Como si uno siempre tuviera la razón!

- Sí, Jade. Y lo que molesta más es que la mayoría de la gente justifica todas esas actitudes con el pretexto de que “debes alejarte de la gente tóxica”.

- ¡Ja, ja, ja! Eso es divertido: “Tú no piensas como yo, o sea que eres tóxico. ¡Adiós!” Como si no tuviéramos ya suficientes razones para vivir aislados y desconfiando unos de otros, ¡carajo!

- Somos raros los humanos, entre todas las ocurrencias que hemos tenido, esta es de las que más daño están haciendo a las relaciones, es hasta peligroso eso de está bien todo lo que hagamos en contra de alguien simplemente porque es “una persona tóxica”.

- Bueno, pero sí hay personas que dañan a otras, lastiman el cuerpo o los sentimientos de la gente que tienen cerca, y lo hacen con toda intención…- Jade se queda callada un momento, me imagino que está recordando sus días con Nico y entonces pienso que para él, ese adjetivo de “tóxico” se queda corto. Quiero encontrar palabras para ayudarla a regresar al presente, pero en poco tiempo ella sola se repone y comenta con sarcasmo, como si supiera lo que estoy pensando:

- No te preocupes por mí, Jacobo. Sí me acordé de Nico y de esa época que viví junto a él, pero ahora me da risa reconocer que él era el clásico ejemplo de la persona que menosprecia, discrimina y humilla a quien sea, y además se justifica diciendo que él es bueno y hace lo correcto, ¡y por eso le va tan bien! “¡Los tóxicos son los otros, por mediocres y perdedores!” ¡Ja, ja, ja! ¡Qué cinismo! Pero él no era ni será capaz de entender a las personas honestas, leales o responsables.

- O humildes, simplemente.

- ¡Exacto! ¡Eso le ocurrió a tus hermanos! Se deben haber encontrado a mucha gente como Nico, que simplemente te ven humilde y sin dinero y automáticamente te acusan de ser tóxico.

- Y eso está pasando en casi todo el mundo, ya ves cómo está la oleada de migrantes que van de un lado a otro solo para volver a encontrar la misma pobreza y discriminación en cualquier país al que lleguen.

- Lo mejor de todo es que tus hermanos supieron moverse entre todo eso. A veces uno se cree lo que le dicen los demás y termina convirtiéndose en lo que la mayoría dice. –Jade se calla por un momento, como pensando en lo que acaba de decir y por su cara tensa sé que está enojada, tal vez el recuerdo de Nico le trajo más emociones de las que ella esperaba. Yo también me callo y al cabo de un rato la veo sonreír.

- Creo que ya no sé ni lo que digo, Jacobo, se me están revolviendo las ideas, ¡ja, ja! ¿bueno, ya estuvo!, el peor tóxico es el que vive calificando de tóxicos a sus semejantes. ¿Dejamos de hacer eso? Ven, apenas está anocheciendo, vamos a caminar.

- OK, vamos a ver si los valientes de la taquería de la avenida siguen recibiendo clientes, hoy yo invito para festejar la carta de mis hermanos. Mira, ¡aquí la traigo! Quiero leerte unas líneas…

- ¡Claro que no! Yo la leo, ¿sí?

Hace tiempo que no veía a Jade tan enojada. Ese asunto de los prejuicios y el rechazo es una cuestión muy personal para ella y prefiero cambiar el tema. Como bien dice, lo más importante es que Pedro y Jesús llegaron a donde querían llegar y parece que les está yendo bien, ¡y se acuerdan de mí, de Lily y de mi papá! También se acuerdan de mi mamá, ¡cuántas cosas han cambiado!

Ver parte 9

martes, 28 de septiembre de 2021

Pasión

 

Fuerza espontánea e imparable que motiva a hacer cualquier cosa, por más irracional que parezca, y produce un inmenso placer a la persona que se deja llevar por ella. Motor de las acciones más alocadas y arriesgadas, también de las creaciones más originales, la pasión tiene tanta fuerza que puede ayudar a quien la tiene a navegar contra cualquier corriente.

 

Fuente de energía jovial que a cualquier edad debe aprovecharse, de lo contrario desaparece rápido y solo deja la sensación de que algo falta para que la vida esté completa. La pasión no es reciclable, nace, se vive y se va, pero sí es renovable, puede volver a nacer por un nuevo objeto o por el mismo que en el pasado, se debe alimentar con la novedad, lo original y la acción.


lunes, 27 de septiembre de 2021

Memoria

 

La memoria no es de fiar, la seduce fácilmente

esa falsa historia que uno mismo se quiere contar. 

Colección de momentos, experiencias y vivencias

a veces reales y a veces imaginarias, los sueños

también quedan en la memoria y sirven para saber

que hay algo más de lo que alcanzamos a percibir

cuando estamos despiertos y a veces conscientes.


La memoria nos habla por medio de recuerdos

vividos por uno mismo o por otra persona

lo importante es que los recuerdos reposan

en todo el cuerpo, esperando cualquier señal

que les haga espejo para activarse: a veces una voz

un sonido o una canción, a veces un olor, un sabor

o un antojo también despiertan con una sensación inesperada

o al llegar a un lugar que tiene ese algo especial y familiar

que solamente los recuerdos pueden identificar.


La memoria vive en todas las moléculas del cuerpo

coleccionando vivencias para seguirnos conociendo

para seguir creciendo porque estamos hechos

de tiempo, de momentos bien resguardados.


Todos los planes que no llegan a ver la luz

trascienden escondiéndose en la memoria

que es nuestro pasado y algunos lo logran

pero otros no duran mucho, ése no es su lugar.

Los sueños rotos se convierten en hubieras

que debemos enviar a la sombra

para no confundirlos con recuerdos.


El recuerdo a veces duele o aprieta o cala

y hay que acomodarlo para que siga presente

sin hacerle ruido a los demás recuerdos que se van

guardando y haciendo campo en el mismo cuerpo,

en la memoria, refugio de la realidad eterna, atemporal.


viernes, 3 de septiembre de 2021

Palabras libres

 

Me gustan las palabras libres, circulando y encontrándose unas con otras, si en su andar se topan con la persona adecuada, tal vez las puede acomodar en nuevas ideas, y con suerte buenas. 

Yo me robo palabras de otros, no las pido prestadas porque nunca las regreso y por si fuera poco las exhibo públicamente por si alguien más las quiere tomar. 

La única disculpa que tengo es que siempre digo a quién se las robé y las mantengo libres con la esperanza de que puedan crecer y reproducirse hasta el infinito. 

También saco mis palabras y las exhibo, pero a estas alturas la verdad ya no distingo cuáles son las mías y cuáles son ajenas, de tanto que se han mezclado… y que así sigan.

Hasta luego.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Pensamientos

 
Objetos a veces bien identificados y a veces totalmente desconocidos que vuelan en tu interior, se forman dentro de ti a partir de una idea, de lo que sientes, de lo que has aprendido, de lo que percibes en el mundo exterior y también en reacción a otras personas.
 
Los pensamientos forman enjambres que se orientan hacia un solo punto haciéndolo ver más importante que todo lo demás.
Mente es el conjunto de pensamientos e intenciones que parecen guiar tus actos, ¡no te dejes engañar! recuerda que tu mente y tus pensamientos son tuyos y tú puedes decidir si cambias su curso o si continúas pensando igual.
 
Los pensamientos necesitan energía, la consiguen alimentándose de la actitud que tienes ante la vida y además son caníbales: se alimentan de otros pensamientos. Tú decides la calidad de los alimentos emocionales que le das a tu cerebro, si le das pensamientos chatarra, producirás pensamientos chatarra, y si le das pensamientos nutritivos, generarás pensamientos nutritivos.
 
Menú de alimentos chatarra para tus pensamientos:
 
Quejas, lamentos, reclamos, “teléfonos descompuestos”, insultos, ofensas, comparaciones, críticas destructivas, indirectas, gestos de burla, indiferencia o reprobación, impaciencia, intolerancia, frases para ridiculizar, chismes, desconfianza, envidia, canciones y películas de desamor y desesperanza…
 
Menú de alimentos nutritivos para tus pensamientos:
 
Empatía, respeto, confianza, paciencia, comunicación asertiva, buen humor, crítica reflexiva, lectura, compañía...
 
El tipo de pensamiento que generas es el alimento para tus nuevos pensamientos.

El tipo de pensamiento que generes determina tu actitud ante la vida.

No basta desear con todas tus fuerzas un alimento nutritivo, necesitas obtenerlo en pláticas, lecturas, películas, canciones, actividades, sueños, momentos...


martes, 31 de agosto de 2021

Tristeza

 
Discreta y escurridiza
de repente sale y cubre a la persona
hasta impedirle percibir cualquier otra
sensación o hecho agradable
se asoma con timidez
cuando ocurre algo no deseado
inesperado, y seduce a la persona completa
a veces poco a poco, a veces de inmediato.
 
La tristeza también sale a veces de la nada,
se abre paso entre todas las partes
del cuerpo para instalarse como el humo
de un incendio hasta llenar todo el interior.

Después la tristeza se desborda
rodeando el cuerpo hasta cubrirlo
para hacer creer a su dueño o dueña
que la vida entera está vacía de color
de esperanza, de alegría, de motivación
de todo lo que no es tristeza.
 
Y por si esto no bastara
la tristeza se junta con el miedo
para aferrarse al cuerpo,
pero es desde un inicio una sombra
mucho más grande que él
tan grande que en ella se esconden
las ganas y deseos de todo…
Más se pierde el interés, más crece la tristeza
y el miedo a la vida.
 
La tristeza y el miedo juntos
generan indiferencia
y la indiferencia puede matar
cualquier unión o compromiso.

Empezar a reaccionar día a día
ante las pequeñas cosas que ocurren
cosas que parecen insignificantes y bobas
pero que tienen sentido
cuando uno mismo se los da
ése es el antídoto para reducir la tristeza
y darle su lugar adecuado en el cuerpo 
para hacer a un lado la indiferencia.
 
La tristeza es buena amiga
cuando transita por tu vida
en su justa medida
su paso debe ser efímero
para darte la oportunidad de reflexionar
para volverte a mover y actuar.

Hacerle caso a la tristeza cuando llega
para que se marche pronto
antes de que nos vayamos a paralizar.


lunes, 30 de agosto de 2021

Amor propio

 
El amor propio es la fuerza interna que da
tantas ganas de uno mismo que uno mismo
decide quererse y cortejarse para darse
cuenta de que está vivo.
 
Uno se ama y ama la vida y cuando alguien
no lo ama a uno, uno siente que se muere
pero la muerte solo es verdadera
cuando uno mismo deja de amarse.
 
Por eso hoy y siempre que tengas ganas de tí
hazte caso, escápate contigo
a recorrer el laberinto de tu soledad
a leer un buen libro
a ver una buena película
a acompañar y dejarte acompañar
a saborear una buena bebida caliente, fría o espirituosa
a platicar con tu buen espejo de vida que te entiende
a disfrutar un rato de buena música
o a lo que sea
pero que sea bueno para ti
que hoy no quieras reprimir tu amor
y también te atrevas a buscar a alguien
para compartir estas ganas de compartir con alguien
tu amor propio, éste que tú has cultivado
y que quieres seguir viendo crecer.
 
Cada quien da lo que tiene, por eso es importante saber
que tenemos amor en cualquier parte del cuerpo
y si es en todo el cuerpo, mucho mejor.
 
Así es el amor propio, las ganas de estar conmigo
cuidarme, tratarme bien y hacer lo que me gusta
solo o acompañado, hasta escribir.

sábado, 21 de agosto de 2021

Cuento: La nueva Tierra. Parte 7

 

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Sin escrúpulos.


 La nueva Tierra. Parte 7

Todas las noches busco a Orión en el cielo con la esperanza de encontrar tus ojos en él…

Otro estribillo que se escucha en la radio todo el tiempo hasta volverse un sonsonete cansón, por lo menos esta canción ya no es un lamento que nos pide vivir cada quien aislado en su propio mundo, aunque dice que la felicidad está muy lejos, allá en las estrellas. Pero hoy me siento feliz porque escucho una canción en la radio y porque me parece que es un buen martes, las calles siguen casi vacías debido al miedo de la gente, pero me hace feliz recibir el calor del sol y el viento juguetón que llega a tocar mi rostro… bueno, la verdad me siento feliz y veo todo con mejores ojos porque en un rato más, voy a ver a Jade en el parque del Carmen, cerca del centro.

Al terminar la canción, la radio vuelve a transmitir las noticias abrumadoras y mi mente recrea las imágenes de gente que sigue huyendo de un estado a otro, de un país a otro formando grandes caravanas que se amontonan en las fronteras, algunos llevan meses viviendo en campos de refugiados que más bien parecen campos de concentración al más puro estilo nazi, personas desterradas de cualquier hogar que no pueden cruzar una frontera, pero tampoco pueden regresar a su país de origen. A ningún noticiero le interesa explicar lo que está pasando, tienen la consigna de repetir las mismas historias en distintas versiones para que nos las grabemos bien en los oídos, en la conciencia y hasta en las frases que decimos para que tengamos ese horror siempre presente como amenaza o advertencia… Me parece muy raro que en ningún país haya estabilidad, y que los noticieros e influencers siembren tanto odio y miedo en la gente, la discriminación y la intolerancia han crecido bastante. 

En los países más desarrollados como Estados Unidos, Canadá o en Europa, la gente que está bien instalada y trabaja, mira con odio a los migrantes que llegan de todas partes, les cierran las puertas y les niegan el trabajo que piden casi suplicando. Y es que es un círculo vicioso: también esos países que son grandes potencias económicas padecen la escasez de trabajo y alimento. Las empresas modernizan sus procesos, utilizan más tecnologías o hacen alianzas entre ellas para requerir menos personal y despiden alegremente a miles de trabajadores cada mes, con frialdad y sin consideración hacia ellos o hacia sus familias. El mundo de los negocios puede ser muy insensible, tal como era Nico con Jade: si un tipo ya no les sirve o no les gusta lo corren, ¡total! siempre hay miles de desempleados desesperados, dispuestos a ocupar cualquier puesto aunque les paguen poco.

Sin embargo, las empresas siguen trabajando y produciendo, los productos y alimentos se venden cada vez más caros, las instituciones de gobierno también están activas, la gente que puede hacerlo viaja y compra cosas… se está generando dinero, pero no sé de dónde o cómo… ¿Quién lo tiene? ¿Dónde está esa riqueza? En las grandes ciudades del mundo hay manifestaciones, marchas o mítines de multitudes que le reclaman a sus gobiernos porque quieren vivir mejor, en los países más afectados la gente está llena de desesperación y realizan actos más violentos, pues en lugar de manifestaciones hay ataques terroristas para presionar al gobierno, pero esos terroristas terminan dañando más a su propia gente… o a la de otros países, pero no resuelven problemas. El caso es que el dinero no fluye, las empresas producen bienes, ofrecen servicios, transportan mercancías y personas, anuncian, promocionan, pero cada vez parece haber más personas desempleadas y menos recibiendo algún beneficio económico.

En las manifestaciones, las multitudes casi siempre son disueltas sin necesidad de usar la violencia. No irrumpe la policía ni el ejército, nadie reprime ni golpea a los manifestantes, solamente aparecen grandes ambulancias con sus escandalosas sirenas aullando a todo volumen, escoltadas por una o dos patrullas y se estacionan alrededor de los grupos de inconformes, de ellas bajan personas uniformadas (dicen que son doctores y enfermeras) envueltas en trajes aislantes esterilizados que los cubren de la cabeza a los pies y con grandes mangueras comienzan a rociar un polvo finísimo y muy ligero que forma una densa nube de antibióticos, germicidas y otros químicos que envuelven a la gente como si fuera neblina, dentro de esa nube es casi imposible ver más allá de un metro de distancia y mientras, se escuchan indicaciones en un volumen altísimo por unos altoparlantes, recordando la gran epidemia que está viviendo el mundo y el fuertísimo riesgo de contagio que hay en las multitudes. También se escucha un sermón sobre el gran esfuerzo que se está haciendo a nivel mundial por recuperar la salud de la humanidad y de la economía. La gente termina huyendo, dispersándose por miedo a contagiarse o a asfixiarse en esa nube de polvo sanitizante, y todavía al dispersarse, cuando pasan junto a las ambulancias, los tipos de los uniformes esterilizados les entregan unas bolsitas con un kit sanitario “que les puede ayudar a prevenir el contagio, pero que aún está en fase experimental”. 

Ha habido unas pocas ocasiones en que las multitudes agreden a las ambulancias y sus ocupantes con piedras, a las personas que han atrapado haciendo eso, las detienen y las encierran, acusadas de cometer un crimen contra la humanidad.

¡Esto está de dar miedo! Ni siquiera se puede reunir la gente a exigir sus derechos, porque si pierden la salud también pierden el trabajo o la escuela: el que se contagia desaparece de todas sus actividades y si corre con suerte, recibe atención en un hospital, pero esta suerte es muy rara, las camas de los hospitales están llenas día y noche, solamente hay lugar cuando algún contagiado fallece y tras una rápida limpieza y desinfección, el lugar es ocupado nuevamente. ¡Se parecen tanto la desesperación de encontrar un trabajo y la de encontrar una cama de hospital!

En las grandes plazas públicas y en casi todos los espacios abiertos hay enormes pantallas que exhiben a los gobernantes locales y también a las figuras más famosas del mundo transmitiendo sus mensajes de paz, esperanza y apoyo para toda la humanidad y, sobre todo, para sus compatriotas. En sus mensajes, que también se transmiten continuamente por canales de televisión y de Internet, tratan de dar respuesta o por lo menos consuelo a las quejas de todos los manifestantes que se arriesgan a salir y contagiarse de esa rara enfermedad que aísla a todos, y explican que la lucha contra la epidemia está consumiendo más recursos de los que se tenían contemplados, y por eso no se ven las ganancias y beneficios que deberían tener los países: en vez de reinvertir el dinero para generar más empleos y ofrecer más servicios a la población, lo están utilizando para combatir la epidemia, encontrar su causa y erradicarla. Claro que también hay encarecimiento de productos y abundancia de especuladores, pero esto no lo dicen.

A pesar de este panorama sombrío, hoy me siento feliz caminando por estas calles sin gente pero llenas de sol. Es esa hora del año en que a los remolinos les gusta juntarse en las plazas y lugares abiertos para ponerse a bailar, y entre el polvo que levantan se deja ver a ratitos el brillo del sol jugando a saltar de un carro a otro, y a los cristales y a veces hasta en las hojas de los árboles.

Jade me espera en la plaza principal, debajo de una de esas pantallas, me la imagino haciendo intentos por hablar con la poca gente que pasa por ahí, entreteniéndose con algún gato o perro despistado, porque ellos salen a la calle igual que antes, sin miedo a ninguna enfermedad moderna, también pudo haber estado jugando sola entre los árboles del parque o mirándose en los escaparates de las tiendas. Cuando llego, esa sonrisa enmarcada en los rizos de su pelo hace que mis ojos también sonrían, esta vez trae puesto un vestido amarillo de una tela que parece muy fresca y deja adivinar la firme belleza de su cuerpo juvenil, un cinturón blanco igual que sus tenis abraza su cintura y ahí está, parada de perfil frente al enorme cristal de una tienda, parándose de puntitas para ver si así lucen mejor sus piernas y su trasero, me pide mi opinión acerca de esta importante cuestión y después de observar detenidamente el motivo de sus dudas, le respondo con naturalidad que ella siempre se ve bien.

-       ¿No quieres meterte en problemas, verdad, tipo listo? Bueno, después te voy a obligar a que me contestes cómo luzco mejor, ¡pero tengo una novedad increíble! ¿Estás listo?

Asiento con la cabeza y me dispongo a escucharla. El brillo en los ojos de Jade y la ansiedad que se nota en su respiración no dejan dudas de que el tema es muy importante, pero ella no empieza a hablar, me toma de la mano, camina entre los árboles y escoge una banca desde la que podemos dominar de un solo vistazo casi toda la plaza, excepto la Iglesia que queda a espaldas de nosotros. “Aquí está bien”, dice Jade, y con un entusiasmo que no puede ni quiere disimular, comienza a hablar:

-       Éste es su plan: ¡Ellos ya viven en Marte!, ya se instalaron, allá tienen colonias muy lujosas, una ciudad completa con todo lo que desean y viven como si estuvieran en un crucero permanente, del que nunca van a regresar porque ya no necesitan volver... Jacobo, ¡ellos no trabajan! ¡no hacen nada! ¡lo único que hacen es divertirse! Y mientras se dan la gran vida, nos dejaron a todos los demás acá en este planeta que se está pudriendo para que les sigamos enviando todo lo que ellos desean y más. Acá dejaron las fábricas, las máquinas, las tierras para que trabajemos y les sigamos entregando lo mejor de lo que hacemos. También nos dejaron a los criminales, los que en vez de trabajar se aprovechan de los que hacemos algo y aquí nos tienen como esclavos: saben que vamos a trabajar, saben que vamos a tratar de cuidar este planeta sin que les cueste ni un peso a ellos y saben que con los delincuentes y esa enfermedad que nos inventaron es suficiente para que no nos podamos reunir con nuestros semejantes, no podemos pensar libremente en nuestra situación ni mucho menos organizarnos para cambiar algo...

Jade habla de prisa, sus palabras salen tan rápido de su boca que me cuesta trabajo asimilar todo lo que dice, pero además, no puedo creer lo que sí entiendo.

-       ¿Ellos? ¿Quiénes son ellos? ¿Y por qué dices que inventaron la enfermedad?
Jade suelta una alegre carcajada que me confunde todavía más, pero que también me tranquiliza un poco. De verdad me está costando mucho procesar lo que acabo de escuchar.

-       “Ellos” son todos los que aparecen en las pantallas como esa de ahí enfrente (Jade señala la gigantesca pantalla de la esquina donde me estuvo esperando), los presidentes, los artistas y jugadores famosos, los políticos y millonarios que ya no pueden salir ni andar entre la gente y dicen que tienen que estar encerrados porque “se contagiaron” de esa enfermedad. ¿No te parece raro que todos los líderes, presidentes, monarcas, primeros ministros y etcéteras estén contagiados? Míranos: tú y yo somos de los pocos que salimos todos los días igual que antes, saludamos a toda la gente que encontramos, aún vamos a trabajar y no nos hemos contagiado ni de gripe. Ellos desde allá nos están administrando, desde Marte reciben nuestras ganancias para seguir viviendo como reyes.

-       ¡Ah, no manches! ¿En serio serán capaces de hacer eso? ¿Nos van a robar todos los recursos? ¿Se van a chupar todo lo que puedan de la Tierra como si fueran vampiros? ¡No lo puedo creer! ¿No les importa dejarnos trabajando en un planeta que se va a acabar si no le invierten para cuidarlo?

-       Ya lo están haciendo… Ellos viven allá y nosotros seguimos aquí trabajando y compadeciéndonos de ellos porque pensamos que están enfermos, ¿hace cuánto empezó esta famosa “epidemia”? ¿2 años? ¿3? ¡Míralos! Siempre aparecen con cara de tristeza en esas pantallas, pero siguen en pie, se ven fuertes y eso que llevan mucho tiempo quejándose de que están muy enfermos.

-       No, esto es una aberración, Jade… No puedo creer que nos dejen abandonados y condenados a morir… porque este planeta también se está muriendo…

-       Para ellos es mejor, así no tienen que gastar nada en cuidar este planeta: si nosotros queremos sobrevivir, nosotros tendremos que cuidarlo y además tenemos que seguir trabajando para tener qué comer, porque si nos rebelamos perderemos el trabajo, pondrán a alguien más en nuestro lugar y estaremos moviéndonos a otra ciudad o país buscando que nos vuelvan a contratar en alguna empresa.

-       ¡Nos dejaron preparados para pelear y competir entre nosotros! ¡Qué poca madre, de veras! No lo puedo creer, ¿cómo alguien puede hacer algo así en contra de tanta gente?

-       Su secreto es muy simple, Jacobo: No tienen escrúpulos. Yo lo he visto con Nico. Cuando viví a su lado, él podía matar gente, podía surtir de droga a toda una ciudad, podía secuestrar, extorsionar o hacer muchas cosas horribles que tú ni te imaginas y cuando regresaba a casa se lavaba las manos, hacía meditación, escuchaba sus canciones de música suave o se daba un baño para relajarse… cuando salía estaba de buenas, me decía tranquilamente que ya se había perdonado y se volvía un hombre muy amoroso. Mira qué fácil: ¡él solito se perdonaba y ya estaba purificado!

Estoy en shock. No me parece difícil creer que hay muchas personas viviendo en Marte, lo que me cuesta trabajo aceptar es que esas personas se creen ajenas a la raza humana, a todos los que quedamos aquí en la Tierra. Se sienten tan superiores que ya decidieron el destino de todos nosotros con una regla muy simple: “Tanto tienes, tanto vales”, o sea, el que no puede pagar para salir de aquí, no es de los suyos.

-       Entonces ése es el truco, ¿por eso no tienen escrúpulos?

-       ¡Claro! Si ellos solos se perdonan, ¿para qué necesitan escrúpulos? ¿Y qué les puede preocupar? Esas gentes no creen en nada, si acaso creen en un Dios, debe ser en el dinero.

-       ¡Estamos jodidos!

Los dos guardamos silencio un momento, si lo que dice Jade es verdad, la humanidad entera ha sido engañada con un truco muy sucio. Ellos, los de Marte, nos tienen a todos compitiendo con nosotros mismos, con la ilusión de que encontraremos un lugar mejor en el trabajo o emigrando, por eso hay ríos de gente que van de una ciudad a un pueblo o a otro lugar donde alguien dijo que ahí habrá mejores oportunidades, siempre con la esperanza de encontrar el remedio a una vida llena de carencias. Pero no vamos a encontrar ese lugar, este mundo se está pudriendo, nos lo estamos acabando, casi todo el dinero que se genera se va a Marte y aquí nada más se queda lo mínimo, se reinvierte lo estrictamente necesario para que podamos seguir trabajando y funcionando.

Nos han creado condiciones de vida cada vez más difíciles para que no tengamos un sentido de pertenencia hacia ningún lugar o grupo, tarde o temprano todos tendremos que emigrar con la creencia de que encontraremos otro lugar donde vamos a estar bien, pero son ellos los que emigraron, son ellos los que se fueron lejos, crearon nuevas ciudades a su gusto y se instalaron fuera de este mundo que ahora es su fábrica, su mercado, su granja y todo lo que quieran para surtirse y obtener lo que necesiten, este mundo que explotaron tanto y donde ya no les gusta vivir.

Hordas de gentes siguen transitando por la Tierra, sufren, mueren, se pelean, son víctimas de delincuentes, pierden seres queridos porque las familias se separan en ese continuo ir y venir y a veces no se vuelven a reunir, es común ver niños que viajan solos buscando trabajo sin esperanza de volver a encontrar a su familia, porque la inercia de la multitud nómada y la burocracia insensible de las fronteras los arrastra cada vez más lejos. Todos tratamos de vivir mejor.

-       ¿Tú crees en Dios, Jacobo?

-       Sí creo en Dios, pero… no sé decirte en cuál Dios. Antes yo creía que era cristiano, pero me di cuenta de que a veces confundía a Dios con Jesús ¡se parecen tanto! Después leí cosas y me han gustado algunas opiniones, vi por ahí que Dios no tiene nombre, ni forma, ni se puede mencionar un concepto acerca de él, pero a través de él podemos canalizar todo el amor y la creatividad que tenemos… y la verdad me gusta esa forma de verlo. Sí creo en ese Dios que nos motiva a ser mejores para nosotros mismos y para el mundo en general, nada más que no sé cómo explicarlo, solo sé que si existe debe estar dentro de mí y de ti y de cada persona que se esfuerza por ser mejor. ¿Y tú, Jade?

-       Yo también creo en Dios. Y yo tampoco sé en cuál Dios, ni cómo explicártelo. Pero sé que existe el amor, que es parte de mi vida y por eso tengo claro que debe haber un Dios. Aun así, el amor permite que haya problemas tan grandes como el que tiene ahorita la Tierra, pero sé que nos va a permitir encontrar una solución. También es por ese Dios de amor que existimos, Jacobo, y por eso estamos los dos aquí juntos en este momento.

Diciendo esto, Jade se recarga en mi hombro con suavidad y su contacto es tan agradable que me brota un fuerte impulso de besarla, pero ella mira hacia la esquina, observa la gran pantalla en la que siguen apareciendo sin interrupción los famosos con sus discursos de paz y esperanza, lamentándose de que no pueden hacer nada por nosotros.

¿Están en Marte? Miro las expresiones tan tristes y desoladas de sus rostros, observo las muecas que hacen porque supuestamente sufren mucho con esa rara enfermedad que los ha atacado. ¡Qué farsa! Me da mucho coraje pensar que todo es un engaño, que en realidad nos están estafando y no les importa que se acabe todo este planeta, con tal de que ellos puedan estar bien. Entiendo por qué Jade no despega la vista de ahí y con ternura la cubro con mis brazos, como si fuera una niña indefensa. Nos quedamos inmóviles mucho tiempo, estáticos, con la vista fija en la pantalla sin ponerle atención, solo dejando que los sonidos del atardecer llenen nuestros sentidos en este pequeño parque rebosante de palomas.

Es la hora en que los pájaros vuelven a sus nidos haciendo un gran alboroto mientras los gatos pasean escurridizos entre los troncos de los árboles, con la esperanza de que algún polluelo resbale para asegurarse su cena. Las flores cierran sus pétalos, las mariposas desaparecen mágicamente y otros insectos ocupan su lugar. Poco después comienza el canto de los grillos y una lechuza deja salir su ulular, tal vez desde una torre de la iglesia. El viento se vuelve cada vez más fresco y corre alegremente por el parque y más allá, recorriendo la calle.

¡Este planeta está vivo! No es justo dejar morir todas estas maravillas solo por la indiferencia y el egoísmo de unas cuantas personas.

Esta hora también tiene otro encanto, el calor de Jade junto a mí en este momento hechizante hace despertar mi propio calor y mi energía, me siento bien y guardo este instante en mi colección de momentos para no perderlo, para que el tiempo no se lo vaya a llevar. El tiempo se ha llevado muchas cosas y personas de mi vida, las roba y las trata de esconder en el olvido, de donde uno nunca las puede recuperar. Lo peor de esto es que a la mayoría de las personas que conozco les ha pasado lo mismo, todos tenemos el vacío de algún ser querido. Me da miedo la muerte, sé que el tiempo nos va acercando a ella sin remedio, cuando pienso en estas cosas creo que he vivido muy poco y se lo digo a Jade.

-       ¿Vamos a morir, Jade?

-       ¡Claro que sí, Jacobo, todos vamos a morir! ¿Qué te puedo decir que tú no sepas? –Jade ríe, me abraza y después intenta ponerse seria, hablando bajito en mi oído- Pero yo no quiero morir en un mundo desolado, desconfiando de todos los que estén a mi alrededor. En mi último día me gustaría estar en paz, rodeada de las personas que quiero y satisfecha por haber hecho lo mejor que pude con mi vida, aunque me haya equivocado varias veces.

-       También yo. ¡Defendamos nuestro derecho a morir dignamente! ¿Qué te parece?

-       Me parece, tipo listo, que hoy estás más vivo que nunca, y eso me gusta.

-       A mí también… No me había dado cuenta que me siento tan vivo junto a ti… pero tengo miedo, Jade.

-       Está bien. Yo estoy asustada también. El mal existe y ya ves que no tiene escrúpulos, pero te quiero pedir un favor, ¿va?

-       Va, tú dime rana y yo brinco.

-       Rana, ¡ja, ja, ja!

Doy 3 saltos frente a ella y después intento ponerme serio, cosa difícil pero casi lo logro.

-       No, ya en serio, lo que necesites nada más dímelo, Jade.

-       Quiero que recuerdes que el amor existe. Cualquier cosa que vayamos a enfrentar hay que encararla con amor, no con miedo. El favor que te quiero pedir es que tengas esto presente y que me lo recuerdes cuando me veas asustada o derrotada, ¿sí?

-       Sí. -Sus palabras tienen un efecto tranquilizante en mí, casi mágico. El amor existe y ella también.

Nuestro abrazo nos mantiene unidos y como ya no encuentro palabras, dejo de buscarlas y me pierdo en el espejo de sus ojos, es cierto, me siento vivo y también siento sus labios en los míos, sellando un largo beso mientras mantengo mis ojos bien abiertos buscando su mirada que ya se escondió bajo sus párpados, sigo su ejemplo cerrando mis ojos y nos abandonamos, dejando que esa dulce sensación nos llene una, dos, muchas veces, muchos besos. ¡Estamos juntos! Esta es la mejor forma de comprobar que existe el amor, compartiendo mi vida.

Esa noche me fui con un mundo de sensaciones que creía extintas en mí desde hacía muchos años. Escuchar a Jade, hablarle, sentirla, estar con ella, todo eso me había llenado tanto y me hizo sentir tan pleno que casi me olvidé del importante mensaje que me compartió esta tarde, que cambió mi forma de ver el mundo y que ahora me hace preguntarme... ¿Qué vamos a hacer con eso? ¿Qué se puede hacer para detener a esas personas sin escrúpulos que tienen tanto poder? ¿Qué hace a Jade tan atractiva? ¡Qué difícil será poder dormir hoy!

jueves, 19 de agosto de 2021

Alegría

 
Sentimiento de plenitud y gozo irreverente, espontáneo y explosivo, que nace y vive una vida tan fugaz como una experiencia agradable. A veces la alegría nace antes que la experiencia cuando esperamos que ocurra, y a veces también renace después de esa experiencia cuando la revivimos en el recuerdo.

La alegría tiene el poder de despertar otros sentimientos placenteros en la persona que la vive, y tiende a multiplicarse cuando es compartida con otros seres cercanos y queridos. Sin saberlo, sin pensarlo y sin que esto le interese, la alegría es un motor que permite soportar momentos o actos difíciles, para encontrarla al final.

La alegría también se construye en las relaciones con los demás y en los actos y pensamientos privados. Solamente se requiere confiar en que estará al final de las acciones y las personas correctas.