miércoles, 27 de julio de 2016

El reto de la tolerancia y las redes sociales

"Si eres de los que se encabrona fácilmente y desembocas tu estrés en violencia vial, te propongo algo... no seas hijo de puta y deja el chingado carro, no mames."
(Ese Mi Baner - músico hidrocálido)

1. ¿Cómo es eso de ser intolerante?

Si tu personalidad es de esas que quieren dominar y ser líderes todo el tiempo a costa de lo que sea (controladoras, pues), revisa tu reacción cuando la gente opina diferente a ti ¿te enojas? ¿te desespera que no vean con claridad que tu tienes la razón? y después de darles varias explicaciones ¿te llegan a dar ganas de insultar o de golpear a esas personas que no entienden razones? Tal vez habría que revisar, antes que tu tolerancia, tu disposición a escuchar y tu paciencia. Una buena tarea personal en estos casos es prepararte desde antes de hacer cualquier pregunta o crítica para dejar pasar un tiempo antes de reaccionar: No toda la gente entiende ta rápido como tú, y en ocasiones tienen algo que decir pero te lo puedes perder por rechazar de inmediato y no escuchar lo que es distinto a tu forma de pensar.



En cambio si tu personalidad es de esas que no quieren conflictos con los demás y prefieren ceder ante cualquier opinión para ser conciliadores, tal vez ya te hayas dado cuenta que este tipo de reacciones generalmente provoca más conflictos de los que resuelve, pero por navegar con bandera blanca de neutralidad a lo mejor no alcanzas a percibir esto. Te des cuenta o no, no podrás estar de acuerdo con todos y podrías terminar traicionándote o dudando de tus creencias, eso hacen las personas "tibias" que no se animan a decir abiertamente estoy a favor o estoy en contra.

También puedes tener una de esas personalidades extrovertidas que no se conflictúan y mejor convierten en broma todo aquello que no va de acuerdo con su sistema de creencias (¡si no fuera por eso, no habría memes ni chistes!) y en el mejor de los casos con una línea de pensamiento muy definida hacia la crítica constructiva.

Sea cual sea tu forma de manifestar tu intolerancia, hay una sugerencia que te puede servir y también a mí y a todos: No te tomes como personal todo lo que la gente dice o hace, la gente que opina distinto a ti no lo hace por llevarte la contraria ni por avergonzarte o porque le caigas mal. La mayoría de las veces la gente opina diferente porque de verdad expresa lo que piensa, no lo hace por maldad. Tal vez no te guste esta idea, pero mucha gente no te toma como referencia para opinar o decir algo, así que tú tampoco deberías tomar como referencia a otras personas y, sobre todo, esperar que siempre aprueben lo que dices, piensas y haces: No es algo personal, casi todas las personas prefieren hacer caso de sí mismas antes que de la opinión de alguien más... ¿o no?


"El gato y el ratón nunca tienen la misma opinión"
(Refrán popular)

Imagínate que con un poco más de tolerancia hasta somos capaces de cambiar nuestra opinión ante un buen argumento, en vez de exigir que los demás cambien la suya para que no nos molestemos. 



2. ¿Todos deseamos tolerancia?

La tolerancia siempre es algo que deseamos, sobre todo en los demás, porque en uno mismo damos por hecho que la tenemos y en ocasiones hasta la presumimos o la ensalzamos como si de verdad fuéramos muy abiertos, aceptadores u "open minds". Sin embargo hay una prueba sencilla que cualquiera de nosotros puede hacer para descubrir qué tan tolerantes somos, sin afectar a nadie (más que a uno mismo, claro), lo único que necesitas es acceder a las redes sociales y revisar todos aquellos comentarios, post, enlaces, memes, noticias, videos, chismes y demás contenidos que pululan por ahí entre tus conocidos.

¿Te cuesta trabajo estar de acuerdo con todos? ¿Hay algunos que preferirías que mejor no comentaran y nada más dieran "me gusta"? ¿Algunas opiniones definitivamente van en contra de lo que tú crees? ¡Felicidades! Así nos ocurre a la gran mayoría de personas: Somos diferentes y únicos, demostramos esto en cada actitud, en cada cosa que hacemos, en cada palabra que sale de nuestra boca, y también en las palabras que no salen y en las cosas que no hacemos.


La tolerancia es una valor humano precisamente por nuestras diferencias, no tiene ningún mérito ser tolerantes con quienes piensan igual que uno y por ende siempre están de acuerdo con nosotros. Está claro pues que nos relacionamos con seres humanos diferentes, tan diferentes como nosotros mismos. 


Para cerrar, reproduzco enseguida un texto que subió mi amigo Enrique Vázquez a su página del facebook y debo confesar que al leerlo me costó un poco de trabajo aceptar ¡y encima pensar algo positivo de todas las frases que dice! Pero ése es precisamente el reto: Aceptar de verdad la diferencia entre tú y yo. Entre yo y cada uno de los tú.

"1. A las personas que constantemente suben "selfies", ¡gracias por demostrar que está bien amarse y sentirse lindos!
2. A la gente amante del ejercicio, que sube fotos de sus entrenamientos, metas y logros, ¡bien por ustedes! Me hace feliz ver a gente feliz por cosas que han logrado hacer con su cuerpo, es algo digno de admirarse y compartir.
3. A las mujeres embarazadas posteando fotos en las redes sociales de sus pancitas: ¡Me encanta ver lo emocionadas que están de ser mamás!

4. A los papás subiendo un millón de fotos de sus hijos (de 2 ó 4 patas) hacen a mi corazón súper feliz de ver a papás tan orgullosos y amorosos.
5. A las parejas que constantemente postean fotos "cursis", románticas y amorosas, gracias por ser el perfecto recordatorio de que el amor existe y también las parejas felices.
6. A los que disfrutan el placer de comer (saludable y no tan saludable) y cocinar, y comparten sus comidas, ya sea porque está muy rico o se ve muy lindo... Sigan disfrutando de esos pequeños grandes placeres. ¿A quién no le gusta comer?
7. A los emprendedores y gente que ama su trabajo, que constantemente postean sobre sus negocios o días laborales... ¡Sigan adelante! Su fuerza y pasión por lo que hacen son grandiosas. Aún en situaciones difíciles, dan la cara y siguen demostrando su compromiso.
8. A los viajeros, gracias por hacernos volar a lugares tan mágicos y hermosos de nuestra Tierra. Lo que comparten inspira.
9. A los amantes de las letras, gracias por compartir sus reflexiones que muchas veces llegan en el momento preciso y con mucha sabiduría. Eso es abrir el corazón y aprender de la experiencia de la vida. Gracias por su valentía.
Y por último,
10. A todos y cada uno de aquellos que postean a diario, a veces, y no tan frecuentemente: Posteen lo que quieran porque es hermoso saber que existen, que nos recuerden que están ahí y sobretodo, que son felices o tratan de serlo. 
Dejemos de molestarnos por todo y démonos un empujoncito unos a otros... Si algo le hace feliz a alguien, ¡celebrémoslo! ¿Por qué molestarnos por todo? Al fin y al cabo para eso existen estos medios." 

(Tomado del muro de Enrique Vázquez, quien lo tomó del muro de Paty y a su vez lo adaptó del muro de Julie, quien lo tomó de otro)

¿Llevamos el reto un poco más allá? Bueno: Trata de ser más tolerante con todas las personas que conoces, incluso contigo.

Hasta luego.

domingo, 24 de julio de 2016

¿Perdonar? ¿para qué?

"Puedo perdonar pero no olvidar", es solo otra forma de decir "No puedo perdonar"
(Henry Ward Beecher)


Repasemos:

1. Perdonamos para estar bien con nosotros mismos, Para descansar. Para enfocarnos en nuestro presente y poder tomar mejores decisiones (cuando actuamos por rencor es casi seguro que tomaremos malas decisiones).

2. Hay que resistir la tentación de "perdonar" a una persona antes de aceptarla... y eso incluye a mi propia persona.

3. Atrás de la rabia y el rencor que nos impiden perdonar, viven un mundo de emociones castigadas, ignoradas, que quieren ser reconocidas y expresadas.

4. Perdonar no es olvidar ni hacer como que no pasó nada. Esas actitudes no permiten aprender nada de lo ocurrido ni liberan las emociones reprimidas.

5. Perdonar es mirar de frente al mal, reconocerlo, saber que no se justifica y enfrentarlo con amor.



Una de las razones por las que no perdonamos es que no visualizamos la manera en que vamos a cambiar nuestra manera de relacionarnos con los demás y específicamente con esa persona que en algún momento nos hizo daño... O que al menos creemos que nos hizo daño. Ante esa persona o ante su puro recuerdo sentimos rabia y rencor, y queremos dejar de sentir eso pero no queremos quedarnos "vacíos". No queremos soltar lo único que nos queda de esa persona.


Es una especie de masoquismo: Preferimos cargar con el dolor quejándonos y desconfiando en vez de "vaciarnos" y sentirnos más ligeros. Porque si soltamos esos dos sentimientos -que de por sí no son agradables- pensamos que nos quedaremos con nada, y este pensamiento provoca una sensación de soledad y abandono que da miedo enfrentar... Por eso muchas veces decimos que perdonamos pero solo de palabra, sin acción, no nos permitimos dejar que se vaya ni el rencor ni la rabia de nuestro interior. Y curiosamente, también llegamos a pensar que nos volveremos insensibles si llegamos a soltar ese par de sentimientos, y encontramos siempre una justificación para no perdonar de verdad.

"Es más fácil perdonar a un enemigo que a un amigo"
(William Blake)

Pero hay buenas nuevas: Resulta que si soltamos y perdonamos no nos vamos a quedar con la nada:

Una vez que aceptamos que la otra persona es como es y no va a cambiar por más rencor que le tengamos y por más injusto que nos parezca lo que hace o lo que hizo, estaremos listos para dejar que la rabia y el rencor se vayan ¡y seguiremos sintiendo! solo que serán sentimientos diferentes. Tal vez esa rabia y rencor sean sustituidas por otros sentimientos que surgen al darse cuenta que algo se acabó (perdonar es terminar una relación rencorosa con otra persona). Sentimientos y emociones como la tristeza, la vergüenza o la decepción tampoco son muy agradables pero tienen una ventaja y es que son diferentes a lo que nos habíamos permitido sentir anteriormente, y además son un paso necesario para recuperar nuestra autoestima y enfocar nuestra atención en quién somos nosotros realmente. Uno necesita reconocerse, valorarse y cuidarse. No lo podemos hacer si estamos enfocados hacia afuera, hacia quien nos dañó en otro tiempo.

Dejar que surjan esas emociones que habían estado reprimidas porque considerábamos un deber odiar a otra persona es una experiencia liberadora, pero no mágica, se requiere vivir un proceso de real aceptación de la vida y la propia persona, que va a requerir dedicación y tiempo, pero al final tiene su recompensa y esta consiste en volver a vivir sentimientos y emociones más nutritivas como el respeto, la confianza o el amor, y ya no enfocados hacia afuera sino como parte de uno mismo. Claro, una vez que tenemos estas emociones tan valiosas en nuestro interior, somos libres de compartirlas con quien cada uno decida hacerlo. Es en ese momento cuando notamos que ya cambió nuestra manera de relacionarnos con los demás, y obviamente también con uno mismo.


Hasta luego.

miércoles, 20 de julio de 2016

Coleccionista de frases

"No escojas sólo una parte, tómame como me doy, entero y tal como soy, no vayas a equivocarte."
(Joan Manuel Serrat)



Siempre me han gustado las frases y las citas textuales, es un arte resumir en unas cuantas palabras ideas tan profundas y certeras que reflejen todo un mundo de experiencias. Ese don lo tienen unos cuantos y he pasado mucho tiempo recopilando sus pequeñas cápsulas de sabiduría e ingenio. En mi cabeza resuena con una mezcla de cariño y respeto el eco de varias frases que me impresionaron desde mis años más jóvenes y aquí siguen grabadas e inmóviles como si fueran las primeras piedras sobre las que se fueron asentando otras muchas frases que han ido encontrando su lugar en el reducido espacio de mis ideas.


Antes, esto de recopilar frases y citas célebres era un pasatiempo o una ocupación laboriosa, tenías que estar atento en la lectura de libros, periódicos y revistas para descubrir esos chispazos y rescatarlos. Mantener encendida esa chispa guardando o reproduciendo las palabras de otras personas tenía su recompensa cuando volvías a leer, saborear y reflexionar las frases atrapadas al vuelo entre las muchas letras de las lecturas. Había bastante tiempo para dedicarle a cada idea y para seguir con la tarea artesanal de seguir recopilando, reproduciendo y compartiendo con amigos, además uno se podía dar el lujo de seleccionar únicamente las que iban de acuerdo con su manera de pensar, porque al final todos creemos que es bueno solamente lo que nos gusta o lo que coincide con lo que conocemos.

Después se vino todo esto de la revolución informática. Buscar información se fue volviendo más fácil cada vez y de pronto todos nos convertimos en coleccionistas de frases y citas textuales, incluso muchos descubrieron que son autores porque hay mucha gente que puede expresar de manera ingeniosa hasta la idea más simple. Navegamos en mares de palabras, frases, textos, citas y se volvió normal vivir rodeados de información: hay tanta y es tan fácil acceder a ella que comenzamos a devaluarla. 

Y hoy, después de todo ese boom de las citas hipertextuales, encontrar frases que vayan de acuerdo con mi línea de pensamiento volvió a ser una actividad interesante, porque no es lo mismo cantidad que calidad y porque hemos descubierto una gran verdad: No todo lo que está en Internet es bueno, a veces ni siquiera es verdadero.

"El sueño de todo lector:
Tener una cita textual y pasársela de lujo con una textoservidora".
(hemebe)

Las primeras frases y citas que llegaron a mí siguen retumbando en mi mente, hubo un tiempo en que estuve muy orgulloso de haber memorizado tantas palabras y autores. Hay algunas frases tan bellas en su redacción y tan precisas en su contenido que quisiera guardarlas y conservarlas inamovibles como algo sagrado que nunca debe cambiar; el riesgo de ver así estas frases es que tal vez yo tampoco cambie si me apego a una idea y me cierro a todas las demás. O tal vez sí cambie pero para empeorar, porque si uno se apega a una sola idea se vuelve terco, rígido, inflexible e irritable.


Las frases quedan ahí, eternas, inmóviles y listas para ser devoradas por una nueva generación de lectores o coleccionistas de pensamientos valiosos, o para uno mismo en otra etapa de la vida. Las frases no tienen que cambiar pero quien las lee sí, debemos ir alimentando nuestros pensamientos y emociones con nuevas ideas que complementen a las que ya se han asentado en nuestro interior, si queremos crecer como personas debemos evolucionar, estar abiertos a nuevas palabras o a nuevas formas de decir palabras conocidas y hacer algo más práctico con esas verdades, no son solo para guardarlas y memorizarlas, sino para ponerlas en acción. Seamos flexibles.

Y en el extremo opuesto al apego está el exceso de frases, citas y ocurrencias que pululan en Internet, sobre todo en las redes sociales donde igual nos encontramos una sentencia dicha hace cientos de años por un filósofo griego, que una frase de alabanza a los narcos y la corrupción dicha por algún grupo de esos que venden vivas y porras a quien las pague mejor. Hay demasiadas frases en las redes sociales, para todos los estilos, gustos y sabores, pero deben ser tratadas igual que la comida: en sus dosis exactas, bien balanceadas y dándonos suficiente tiempo entre frase y frase para saborearlas y aprovechar sus nutrientes. Acaparar frases, ideas, citas, pensamientos y reflexiones por el puro gusto de ir al día y sin detenerse a asimilarlas, equivale a llenarse de dulces, antojitos y comida chatarra: son sabrosas, satisfacen los antojos, lucen espectaculares y llenan por un momento, pero no nutren. Incluso corremos el riesgo de indigestarnos (o volvernos insensibles a la reflexión) si nos saturamos de citas y frases.

Contrario a lo que pide Serrat en la frase que abre este texto, en este tema sí me gusta tomar o robarme solo una parte. Robarse una frase es quedarse con la esencia de la persona que la dijo, o al menos con una parte.

Hasta luego.

martes, 19 de julio de 2016

Secretos, mentiras y relaciones

"No es que me hayas mentido, lo que me aterra es que ya no puedo creerte"
(Nietzsche)

Ya en ocasiones anteriores he hablado en este espacio acerca de la mentira y lo complicado que puede ser manejar la verdad en una relación donde se ha permitido mantener en secreto algunos aspectos de la historia personal de uno o más miembros. Nuevamente es importante la aceptación: Quien se avergüenza de lo que ha vivido, pasará sus días escondiéndose de sí mismo y eso, con el tiempo, le hará llevar sombra a cualquier relación que trate de sostener, por muy luminosa que parezca.

Así que aquí comparto algunas reflexiones sobre este tema, esperando que nos motiven a mejorar la aceptación y la comunicación, primero con uno mismo y después con esa persona que queremos que nos acepte tal como somos:

"La verdad solo duele cuando nos hace descubrir que hemos vivido en la mentira"
(hemebe)

1. Las relaciones que empiezan con una mentira están destinadas a terminar igual: con una mentira.

2. Entre más secretos se guarden, más fácil florecerá la mentira en cualquier relación.

3. Si es más grande la vergüenza, el miedo, el orgullo o la opinión de los demás que el deseo de aceptar a la pareja tal como es (y a uno mismo también), estaremos enviando a la sombra todo lo que nos desagrade... 

4. Desde las sombras todo lo que nos avergüenza nos hace sentir mal, no porque los demás lo vean, sino porque uno sabe que ahí está.

5. La verdad no es de dar miedo, el peligro está en mentir.

6. Las mejores mentiras las dicen los políticos cuando están en campaña, en las relaciones esto equivale a la temporada en que una persona está tratando de conquistar o de convencer a otra.


Hasta luego.

jueves, 7 de julio de 2016

Los árboles y la vida

Mi mamá amó la vida, mi papá también la ama.


¿Qué le puedo regalar a la vida?
Me gustaría tumbarme en el pasto
al cobijo de un buen árbol y tratar de dibujar
la luz que pasa entre sus hojas
jugando a deshacer sombras.

Espero pintar una ventana con sus cortinas
corridas desde donde se ve un gran árbol
o tal vez una noche oscura con su negrura estrellada
y una gorda luna que baña de luz a un árbol
o un camino ancho largo y un poco sinuoso
lleno de huellas cuidadas por árboles
y si no tal vez un bosque muy cercano
para poder distinguir sus árboles 
o una moderna ciudad minimalista que rompe
sus líneas rectas con la forma de sus árboles
o el detalle minucioso complejo y abstracto
de la corteza de cualquier árbol.

¿Qué le puedo regalar a la vida?
Yo disfruto ver los árboles
sentirme cerca de ellos
y vivir su diferencia indiferente ante los cambios
que los hombres hacemos queriendo y sin querer.

Nobles criaturas inmensas y silenciosas
los mejores amigos del hombre y de todo ser vivo
por eso mi padre ama las plantas
especialmente a los árboles y él mismo da frutos
igual que ellos y muchas veces reverdece.

Hasta luego.

martes, 5 de julio de 2016

Tensión + miedo = Relaciones hostiles

"Un dolor como el que tienen los niños asustados cuando despiertan en la noche oscura e impenetrable y sienten que están por completo solos..."
(Stefan Zweig)


Hace algunos años, cuando todavía estudiaba en la U de G, vimos en un jardín a varios niños jugando al lado de un edificio de departamentos y a su alrededor, rondando y acercándose para ver si lo incluían en los juegos, un perro grande que me parece era un pastor alemán. Nosotros estábamos enfrente en una tienda tomando un refresco y como no teníamos nada más que hacer, veíamos la escena. Después de un rato los niños se comenzaron a separar y como dicen, ahí se rompió una taza y cada quien para su casa, uno de ellos al parecer vivía en uno de los departamentos que estaba al lado del jardín, porque cruzó la entrada, subió las escaleras y desapareció en alguna puerta.

El perro siguió dando saltitos y correteando un rato en el jardín, después vio la entrada del edificio abierta y se encaminó hacia allá, tal vez por casualidad o porque sabía que ahí había entrado el niño unos momentos antes.

Para su mala suerte, a los inquilinos de la planta baja parecían no gustarles los perros (y probablemente ninguna clase de animal), así que cuando lo vieron subir salieron de sus departamentos y comenzaron a gritarle al perro para que se saliera. La escena era divertida, porque esas personas estaban de verdad enojadas y le gritaban toda clase de insultos y órdenes al pobre perro, que se había quedado parado en la escalera, un piso más arriba, y solamente volteaba hacia abajo de vez en cuando. Pasado un rato dio 4 o 5 ladridos que se escucharon bastante alto, pero no eran agresivos, incluso el perro estaba moviendo la cola. Con el ruido se asomaron otros vecinos y ahí comenzó la parte dramática. Los vecinos de arriba le gritaban al perro para que se alejara y también le gritaban a sus niños que se metieran porque había un perro rabioso (ya hasta lo habían diagnosticado), y los vecinos de abajo también le gritaban, así que el perro no se movía, pues en ambas direcciones le daban la misma orden ¡vete de aquí!

Para completar el cuadro, unos chavos que iban pasando escucharon los gritos y ladridos que salían del edificio y decidieron entrar a ayudar a los pobres vecinos del edificio de departamentos, así que ahora el perro sí se movió pero no hacia afuera sino más arriba hasta llegar al último piso, tratando de escapar de los muchachos que iban con una actitud más agresiva. En la parte de arriba el perro quedó acorralado y rodeado por muchas personas que le gritaban, lo amenazaban y trataban de empujarlo hacia abajo. Entonces sus ladridos cambiaron, se comenzaron a escuchar gruñidos y ladridos feroces, también oímos que la gente a su alrededor cambiaba sus gritos de amenaza por unos de espanto y se hacían hacia atrás. Uno de los muchachos bajó corriendo y tomó una rama del jardín para regresar al edificio mientras allá arriba todos seguían gritando, el perro se agitaba y tiraba mordidas a todo el que tratara de acercarse. Nosotros pensamos que iban a matarlo, el ruido era ya muy alto y no se entendía casi lo que decían, salvo los ladridos y gruñidos del perro.

Nos parecía increíble que ése fuera el mismo perro alegre y juguetón que habíamos visto apenas unos momentos antes, pero también nos asustó ver al muchacho que subía decidido a matarlo con esa rama. Entonces llegó otro muchacho al edificio y también entró gritando que lo esperaran, detuvo al que llevaba la rama y pasó entre el montón de gente que tenía rodeado al perro, con gritos les pidió que se alejaran y esas personas, que en ese momento eran solo una masa excitada, reaccionaron haciendo lo que él les pidió. Entonces el joven se inclinó frente al perro y comenzó a hablarle en voz baja, mostrándole sus manos abiertas y lentamente se fue acercando a él. El perro fue dejando de ladrar y finalmente volvió a acurrucarse en un rincón como cuando lo acorralaron ahí hacía unos instantes. El perro volteó la cara hacia el piso y metió la cola entre sus patas en señal de indefensión y en ese momento el muchacho se acercó más y lo abrazó, el perro respondió al abrazo y se dejó acariciar (si hubiera sido una persona, en ese momento se hubieran escuchado sus sollozos o su llanto de alivio), después el chavo se levantó y por su lenguaje corporal vimos que estaba pidiendo permiso para pasar entre la gente. Bajó despacio, tocando el lomo del perro todo el tiempo y en cuanto pisaron el primer nivel, el perro salió corriendo feliz, meneando la cola y sin voltear hacia atrás se fue rápidamente a quién sabe dónde.

Ese día aprendimos mucho sobre lo fácil que es crear tensión y dirigirla hacia una persona (o un perro, en este caso). Es decir, lo determinante que es el ambiente para nuestras emociones.

Esto también pasa entre las personas.

La intolerancia ante alguien "diferente" puede ocasionar que lo etiquetemos de peligroso.

Si no le damos la oportunidad de expresarse, estaremos seguros de que tiene malas intenciones.

Si no nos damos la oportunidad de conocer a esa persona, nosotros mismos justificaremos cualquier maltrato que le hagamos, jurando que es lo correcto y que es para protegernos (aunque en realidad solo etiquetamos al otro como "malo" sin que nos conste que haya peligro).

Si dos o más personas le gritan y le piden cosas contradictorias al que es "distinto", lo van a confundir y no va a saber qué hacer.

Si después de un tiempo esa persona discriminada y hostigada se da cuenta que la están atacando (a veces el "amor familiar" impide que creamos que estas conductas son ataques), va a tratar de defenderse... y entonces los demás van a poder justificarse más porque ahora sí tendrán pruebas de que esa persona es "mala". ¡Y a darle con más ganas!

Una de las personas que ataca y discrimina puede romper el círculo vicioso que está volviendo "feroz" a una persona que es igual a las demás, pero con su forma particular de expresarse y comportarse.

A veces no es posible que alguien del mismo círculo lo rompa, pero sí puede buscar ayuda y entonces una persona externa ayuda a cambiar las actitudes hostiles, dando oportunidad a que la persona discriminada se exprese y sea escuchada.

Tensión acumulada = enojos garantizados.

Normalmente ocurre que esa persona tampoco se escuchaba a sí misma y cuando comienza  hacerlo, reconoce sus propios sentimientos y emociones: miedo, coraje, vergüenza, tristeza... Y cuando los reconoce, puede dejar entrar otros más agradables como la seguridad, la confianza, la alegría... Es decir, se libera de la tensión.

Reconocer y expresar toda nuestra gama de emociones y sentimientos es una de las más hermosas formas de libertad. Vivir ocultando cualquier expresión honesta de nuestra personalidad para ser aceptados por alguien más, equivale a vivir encadenado. Por eso tanto el perro que vi en mis años de estudiante como las personas que dejan de vivir bajo presión, se mueven con más soltura, felicidad y libertad.

Esto también pasa en nuestra sociedad.

Pero a escala social no se le llama tensión ni presión al "bullying" que se le aplica a la gente, se le dice represión, y la aplican quienes tienen el poder a quienes son incómodos para ellos, a quienes los critican o a quienes pueden demostrar que están haciendo mal las cosas. Nuestro México lindo y querido está lleno de ejemplos de esta discriminación, intolerancia y corrupción. La cultura del terror comienza con actitudes prepotentes y amenazantes contra los que son "distintos"  y hasta "inferiores" (así piensan los dictadores). Pero esos distintos e inferiores somos una gran mayoría y unidos podemos dar miedo. Y de hecho a quienes están en el poder les da miedo que la gente se una. Así que la cultura del terror también se encarga de mantenernos divididos, de remarcar las diferencias entre nosotros con cualquier motivo. 

Cuando el abuso es demasiado y la gente se rebela, la hacen parecer como delincuente y entonces pueden seguir aplicando la represión pero elevada a la décima potencia... o más. Ahí está Oaxaca y los maestros de la CNTE como el ejemplo más reciente y todavía vigente.

Revisemos

¿Hay alguien en especial o algún tipo de persona que consideras más malo o inferior a ti, simplemente porque no es como tú quieres? 

¿Solamente te llevas bien con quienes están siempre de acuerdo contigo? 

¿Puedes aceptar la presencia y escuchar las opiniones de una persona que no conoces bien sin descalificarla de inicio? 

Casi todos respondemos que somos muy tolerantes. Pero a veces reaccionamos como la gente del edificio cuando vio subir al perro por la escalera, eso es lo que nos toca revisar en nuestras relaciones diarias.

Hasta luego.