viernes, 31 de agosto de 2018

Una forma de felicidad


Freud nos presentó al eros, el principio de placer que impulsa a todos los seres hacia la vida, y no solo eso, sino también a sentirse bien en esta vida. Con los avances en la psicología, el desarrollo humano, el coaching y tantos rollos de los gurús actuales, todos tenemos claro que nuestra meta en la vida es ser felices y plenos. Para eso venimos a este mundo. Sin embargo para algunas personas esto se llega a confundir con un egoísmo vacío, lo que puede llevarles a una vida dedicada a satisfacer siempre sus deseos porque "la meta es ser felices" sin importar que tengan que volver infelices a otras personas. Eso es hedonismo, y aunque es cierto que la sensación de dominio y poder proporciona placer a algunas personas, la felicidad es algo más profundo, incluso más íntimo, y tiene que ver con nuestra necesidad de ser queridos, valorados y reconocidos tal como somos, y poder hacer lo mismo con alguien más. Es por eso que los padres y las madres son felices cuando ven que su hijo (de la edad que sea) logra resolver un problema por sí mismo o que termina su día con una sonrisa de satisfacción y felicidad. También es por eso que en algún momento de la vida decidimos escoger a una persona para compartir planes, proyectos, virtudes y defectos: queremos construir felicidad y compartirla con la persona amada.

Con frecuencia se olvida que esa es la meta original y en lugar de ayudarnos a construir felicidad, nos enojamos porque la persona amada "NO ME HACE FELIZ". Ése no puede ser el acuerdo ni entre parejas, ni entre padres e hijos ni en ningún tipo de relación duradera. Las relaciones que permanecen son las equitativas, donde ambas partes se interesan en que la otra parte esté bien y se sienta feliz. Tampoco funcionan las relaciones donde solo una de las partes se interesa por ayudar a la otra a ser feliz, con el tiempo se dará cuenta que está cargando una responsabilidad que se debe asumir entre dos y que también quiere construir su felicidad en compañía.

Mi sugerencia es que sigas ayudando a la persona más importante de tu vida a ser feliz (sí, estoy hablando de ti mismo o misma), y de esa manera también podrás ayudar a las personas que amas para que construyan felicidad contigo, junto a ti o por su cuenta. Si de verdad amas a esa persona, también serás feliz con su felicidad. Eso es ayudarse mutuamente.

Hasta luego.


jueves, 30 de agosto de 2018

Cuenta contigo


Tu cuerpo
que has tenido desde niño y aún así no lo has llegado a conocer porque día a día está cambiando;

Tus pensamientos
que a veces se materializan en palabras pero generalmente están escondidos en tu interior hablando nada más contigo a gritos o en voz baja;

Tus emociones
que expresan lo más auténtico de ti aunque a veces no coincidan con lo que piensas;

Tu actitud
que define tu manera exclusiva de caminar y avanzar por la vida, y de afrontar los retos que encuentras en ese andar;

Tus actos
que para la mayoría de la gente son lo que te define, lo único que se alcanza a ver de ti y por lo tanto, debes procurar que coincidan con todo lo demás que también eres;

Tu historia
que has forjado a lo largo de estos años vividos y que seguirás desarrollando durante todos los días que te falta por descubrir, por crear;

Tu capacidad
de soñar, de crear, de resolver, de encontrar, de amar, de expresar, de elegir, de aprovechar, de soltar, de compartirte, de ser tú y estar también entre los demás;

Tu compañía
la tuya, el saber que eres tu mejor cómplice y tu mejor apoyo, eres esa persona que te conoce mejor que nadie y que siempre estará contigo, y por la que vale la pena hacer cualquier cosa, arriesgarte a ser mejor;

Tu salud
que te hace libre e independiente, capaz de aprovechar todas las cualidades que has recibido para moverte por la vida, y también te permite volver a tu favor esas partes tuyas que consideras defectos;

tal como eres, estarás contigo toda tu vida.
Acéptate.
Trátate bien.
Confía en ti.
Anímate a acercarte a la gente
con la que te sientes bien,
a hacer lo que te gusta,
a conocerte mejor.
Nadie sabe cuánto va a durar en esta vida, 
el tiempo que sea quiérete y cuídate.

Te lo agradecerás
y también le hará bien
a la gente que quieres.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Psiqué te digo... del apego



De aquel árbol cayó un fruto entre las piedras, saltó, rebotó y rodó hasta quedar cómodamente instalado en una especie de escalón desde donde podía ver al que había sido su hogar y comenzó a gritar pidiendo ayuda. El árbol gigantesco y orgulloso no lo escuchaba, sacudía sus hojas jugueteando con el viento fresco y veía volar sus frutos con alegría. Cada uno es la oportunidad de que germine un nuevo árbol si sus semillas son bien recibidas en tierra fértil y casi todos los frutos lo entienden así, los que se caen, los que son picoteados por los pájaros y también los que se roban los niños al pasar.


Pero el fruto que cayó en las piedras no quería saberlo, creía inocentemente que si llegaba de nuevo al árbol se volvería a pegar a él y ya no tendría ninguna preocupación, así que en vez de dejarse caer hacia la tierra que había debajo de esa roca donde se asentó, decidió empujarse hacia el árbol, nunca salió de entre las piedras y sus semillas no pudieron echar raíces. Al tercer día era solo una mancha seca sobre una piedra, debido al calor del sol, y es que hay ciclos que se deben cumplir y apegos que se deben soltar para poder dar nuevos frutos, no importa que esos apegos nos hayan hecho felices o por lo menos nos hayan hecho sonreír alguna vez en el pasado.


Hasta luego.

martes, 28 de agosto de 2018

La edad, la salud y las apariencias


Nos dicen "Baby boomers" o "Generación X". Los primeros nacieron entre 1945 y 1965, aproximadamente; los segundos llegaron a este mundo entre los finales de los 60 y mediados de los 80. Somos dos generaciones que crecimos viviendo muchos cambios, tal vez los dos más relevantes sean estos: 

En el ámbito social nos tocó vivir la época en que las madres de familia comenzaron a salir de sus casas para incorporarse al trabajo (una revolución que todavía hoy es difícil de asimilar, sobre todo por las propias mujeres, pero ése es un tema que debe tratarse aparte), y en el ámbito tecnológico hemos sido testigos de cómo un receptor de radio fue en una época la principal o la única fuente de entretenimiento e información para muchas familias, después la televisión le quitó ese lugar tan especial y reinó durante varias décadas hasta que fue vencida por el Internet, la interactividad, y hoy vivimos bajo el dominio del celular, la conexión inalámbrica, la nube, las redes sociales...

Sí, somos dos generaciones que crecimos adaptándonos a muchos cambios, a mundos nuevos que se rompen fácilmente y son sustituidos por otros casi de inmediato. En política (ascenso y descenso del comunismo, expansión del neoliberalismo salvaje), en educación (tendencias cada vez más decididas a inducir el confort como meta en la vida de los niños), en relaciones (menos compromiso con la gente que queremos para obtener mayor placer personal y por ende, mayor número de divorcios y separaciones), en vida laboral (ambiente de incertidumbre en los trabajos), valores más materiales (la publicidad decide los estereotipos aceptables y los que se deben rechazar, creando una competencia de vanidad e imagen), en espiritualidad (proliferación de sectas y creencias), culturales (la música, el cine, la literatura y las artes en general vivieron un momento de máxima rebeldía y expresión popular, antes de caer presas de la comercialización -pero éste también es un tema que amerita tratarse aparte-), etc...

Después de crecer en una época en que se rompieron tantos paradigmas, se volvió normal que el mundo cambie tan rápido y poco a poco fuimos perdiendo nuestro sentido crítico, tan distintivo de nuestros días de juventud. En lugar de un sentido crítico predomina un principio hedonista: divertirse y pasarla bien como principal meta en la vida. He aquí el punto que da sentido a la frase con la que inicia este texto:

Somos también la primera generación prácticamente completa de personas mayores de edad que se aferran a vivir como si aún no lo fueran. Los "Baby boomers" rebasan los 55 años de edad, y la generación "X" está formada por personas de cuarentaytantos. Es decir: adultos. Adultos que reciben un bombardeo de comerciales y estereotipos muchas veces disfrazados de consejos de salud y sugerencias o tips para estar bien. Para los mercadólogos es un triunfo total, tienen un nicho de mercado dispuesto a consumir suplementos alimenticios, a viajar, a dedicar mucho tiempo en los gimnasios, spas y a pagar por tratamientos saludables o por operaciones que les hagan verse jóvenes y atractivos o atractivas. Están dispuestas a beber con desesperación cualquier fórmula mágica que les ofrezca un poco más de apariencia juvenil.

Bienvenida la tecnología, el ejercicio saludable, los alimentos nutritivos, la convivencia, la cultura y el esparcimiento que expanden la mente.

Como "Baby boomer" procuro contar con algo de eso en mi día a día y estoy agradecido con los cambios que aún me toca vivir. Sin embargo, nada es bueno en exceso y no es posible prolongar la juventud artificialmente, aunque sí es posible crear la ilusión de juventud a precios muy elevados no solo en dinero, sino también en salud física y mental, en calidad de relaciones con las personas cercanas, en paz mental. Todo esfuerzo que le exigimos a nuestro cuerpo para que luzca 10, 20 o 30 años más joven a costa de cirugías agresivas y tratamientos extremos tendrá su consecuencia y su costo a futuro. Pero claro: se trata de tu cuerpo y solo tú decides cómo lo tratas.

¿Y todo esto qué tiene que ver con la psicología? Bueno, atrás de estas conductas, totalmente respetables, hay dos actitudes que te pueden enfermar y que irán creciendo en la medida en que cada "Baby boomer" o "X" dependa más de todo ese apoyo externo: Si tienes una fobia obsesiva a perder la juventud, estás alimentando un creciente miedo al rechazo de los demás porque crees que las personas de "edad madura" son mal vistas en nuestra sociedad, es decir, tienes un problema de autoconcepto y autoaceptación; eso va de la mano con una baja autoestima que continuará reduciéndose si vives en una comparación constante con los demás y por la falta de aceptación del YO, tal como es. 

Si formas parte de estas generaciones, o si te acercas a esa edad adulta en que los medios de comunicación dicen que ya te debes preocupar por ocultar tus años, te invito a ponerte a favor de tu salud sin necesidad de volverte obsesivamente preocupado por lucir una apariencia juvenil, la vida avanza siempre hacia adelante con la belleza que corresponde a cada etapa. Podemos dejar ir la juventud y seguir siendo sanos.

Lo ideal es crecer con dignidad y aceptación; cuando llegue el momento, también podremos envejecer de la misma forma.

Hasta luego.

lunes, 27 de agosto de 2018

50 y más



Me preguntaba dónde habrían quedado todas esas gentes de cincuentaytantos y más que quieren aprender a volar como no lo hicieron antes, entonces me acuerdo que estamos en una jaula distinta cada quien, esperando que alguien llegue y nos saque de ahí porque ya olvidamos que nosotros mismos nos encerramos y nadie tiene la llave, ni siquiera la puerta que siempre ha estado sobrepuesta pero nadie se atreve a empujarla, no sea que se vaya a abrir.

Algunas jaulas nos encierran en el rol del trabajo o la familia y pensamos que ya volamos lo que teníamos que volar y ya no existen otros cielos que alcanzar, sacudimos las alas con orgullo presumiendo aquel día en que las usamos, las ejercitamos, las arriesgamos y hoy, convertidas en piezas de museo casi no las miramos para que no se vayan a maltratar.


Algunos a veces salimos de esas jaulas muy nuestras, vemos a otros como nosotros de distintas edades, reímos, jugamos, lloramos, hablamos, escuchamos, salimos y también dejamos entrar. Tal vez no lo sabemos, pero si seguimos así seremos los únicos capaces de volar.

En una esquina del tiempo habemos otros que solo queremos ser testigos de las muchas historias diarias que hacen otras gentes para ver y para contar a veces juzgando y a veces disfrutando pero siempre creyendo con mucha fe que un día vamos a hacer mejor lo que nunca hemos hecho, cualquier cosa que ya hacen otros y así se pasan los años, enjaulados en la espera.

Por cierto, ¿cómo están tus alas?

Hasta luego.

Psiqué te digo... de contactar con tu YO


Sí, claro, parece el típico mensaje de "no busques afuera, la solución está dentro de ti", y aunque coincido con esa idea en lo general, debo reconocer que allá afuera, en línea, sí está todo. Bueno y malo, divertido y aburrido, espiritual y grotesco, útil e inservible, para crecer y para atorarnos: Todo. Sería ocioso pelear contra Internet y sus múltiples beneficios, además sería desagradecido porque en verdad que le debo mucho a la información que ponen en línea tantas y tantas personas por el puro gusto de compartir sus intereses.

Mi única intención es recordarte que no te olvides de ti, que te dediques un poco de tiempo y te des la oportunidad de conectar contigo.

Desde hace décadas, por lo menos unas 4, nos hemos acostumbrado a dejar de hacernos caso para volcarnos hacia afuera, desarrollando una crisis de comunicación donde todos queremos ser escuchados por los demás pero no queremos reconocer lo que otros quieren expresar y ¡MUCHA ATENCIÓN! tampoco queremos escucharnos a nosotros mismos.

Así que también ha surgido un negocio bastante lucrativo en el que algunas personas enseñan a otras el arte de conocerse a sí mismas, escucharse, hacerse caso y la meta es que al final aprenderán a llevarse bien consigo mismas, como si fuera algo excepcional o muy complejo.

En realidad es fácil: Ten presente que estás contigo y que te vas a acompañar toda la vida, habla contigo, escúchate (es importante que te escuches tú antes de que lo hagan los demás). Contacta contigo, ponte online y podrás encontrarte en cualquier lugar donde estés. A fin de cuentas, todo lo que haces te afectará a ti más que a cualquier otra persona, por importante que sea en tu vida, así que vale la pena hacer contacto con lo que tu YO piensa, siente y percibe. 

El mundo exterior también tendrá más sentido cuando conectes contigo.

Hasta luego.