Nos dicen "Baby boomers" o "Generación X". Los primeros nacieron entre 1945 y 1965, aproximadamente; los segundos llegaron a este mundo entre los finales de los 60 y mediados de los 80. Somos dos generaciones que crecimos viviendo muchos cambios, tal vez los dos más relevantes sean estos:
En el ámbito social nos tocó vivir la época en que las madres de familia comenzaron a salir de sus casas para incorporarse al trabajo (una revolución que todavía hoy es difícil de asimilar, sobre todo por las propias mujeres, pero ése es un tema que debe tratarse aparte), y en el ámbito tecnológico hemos sido testigos de cómo un receptor de radio fue en una época la principal o la única fuente de entretenimiento e información para muchas familias, después la televisión le quitó ese lugar tan especial y reinó durante varias décadas hasta que fue vencida por el Internet, la interactividad, y hoy vivimos bajo el dominio del celular, la conexión inalámbrica, la nube, las redes sociales...
Sí, somos dos generaciones que crecimos adaptándonos a muchos cambios, a mundos nuevos que se rompen fácilmente y son sustituidos por otros casi de inmediato. En política (ascenso y descenso del comunismo, expansión del neoliberalismo salvaje), en educación (tendencias cada vez más decididas a inducir el confort como meta en la vida de los niños), en relaciones (menos compromiso con la gente que queremos para obtener mayor placer personal y por ende, mayor número de divorcios y separaciones), en vida laboral (ambiente de incertidumbre en los trabajos), valores más materiales (la publicidad decide los estereotipos aceptables y los que se deben rechazar, creando una competencia de vanidad e imagen), en espiritualidad (proliferación de sectas y creencias), culturales (la música, el cine, la literatura y las artes en general vivieron un momento de máxima rebeldía y expresión popular, antes de caer presas de la comercialización -pero éste también es un tema que amerita tratarse aparte-), etc...
Después de crecer en una época en que se rompieron tantos paradigmas, se volvió normal que el mundo cambie tan rápido y poco a poco fuimos perdiendo nuestro sentido crítico, tan distintivo de nuestros días de juventud. En lugar de un sentido crítico predomina un principio hedonista: divertirse y pasarla bien como principal meta en la vida. He aquí el punto que da sentido a la frase con la que inicia este texto:
Somos también la primera generación prácticamente completa de personas mayores de edad que se aferran a vivir como si aún no lo fueran. Los "Baby boomers" rebasan los 55 años de edad, y la generación "X" está formada por personas de cuarentaytantos. Es decir: adultos. Adultos que reciben un bombardeo de comerciales y estereotipos muchas veces disfrazados de consejos de salud y sugerencias o tips para estar bien. Para los mercadólogos es un triunfo total, tienen un nicho de mercado dispuesto a consumir suplementos alimenticios, a viajar, a dedicar mucho tiempo en los gimnasios, spas y a pagar por tratamientos saludables o por operaciones que les hagan verse jóvenes y atractivos o atractivas. Están dispuestas a beber con desesperación cualquier fórmula mágica que les ofrezca un poco más de apariencia juvenil.
Bienvenida la tecnología, el ejercicio saludable, los alimentos nutritivos, la convivencia, la cultura y el esparcimiento que expanden la mente.
Como "Baby boomer" procuro contar con algo de eso en mi día a día y estoy agradecido con los cambios que aún me toca vivir. Sin embargo, nada es bueno en exceso y no es posible prolongar la juventud artificialmente, aunque sí es posible crear la ilusión de juventud a precios muy elevados no solo en dinero, sino también en salud física y mental, en calidad de relaciones con las personas cercanas, en paz mental. Todo esfuerzo que le exigimos a nuestro cuerpo para que luzca 10, 20 o 30 años más joven a costa de cirugías agresivas y tratamientos extremos tendrá su consecuencia y su costo a futuro. Pero claro: se trata de tu cuerpo y solo tú decides cómo lo tratas.
Como "Baby boomer" procuro contar con algo de eso en mi día a día y estoy agradecido con los cambios que aún me toca vivir. Sin embargo, nada es bueno en exceso y no es posible prolongar la juventud artificialmente, aunque sí es posible crear la ilusión de juventud a precios muy elevados no solo en dinero, sino también en salud física y mental, en calidad de relaciones con las personas cercanas, en paz mental. Todo esfuerzo que le exigimos a nuestro cuerpo para que luzca 10, 20 o 30 años más joven a costa de cirugías agresivas y tratamientos extremos tendrá su consecuencia y su costo a futuro. Pero claro: se trata de tu cuerpo y solo tú decides cómo lo tratas.
¿Y todo esto qué tiene que ver con la psicología? Bueno, atrás de estas conductas, totalmente respetables, hay dos actitudes que te pueden enfermar y que irán creciendo en la medida en que cada "Baby boomer" o "X" dependa más de todo ese apoyo externo: Si tienes una fobia obsesiva a perder la juventud, estás alimentando un creciente miedo al rechazo de los demás porque crees que las personas de "edad madura" son mal vistas en nuestra sociedad, es decir, tienes un problema de autoconcepto y autoaceptación; eso va de la mano con una baja autoestima que continuará reduciéndose si vives en una comparación constante con los demás y por la falta de aceptación del YO, tal como es.
Si formas parte de estas generaciones, o si te acercas a esa edad adulta en que los medios de comunicación dicen que ya te debes preocupar por ocultar tus años, te invito a ponerte a favor de tu salud sin necesidad de volverte obsesivamente preocupado por lucir una apariencia juvenil, la vida avanza siempre hacia adelante con la belleza que corresponde a cada etapa. Podemos dejar ir la juventud y seguir siendo sanos.
Lo ideal es crecer con dignidad y aceptación; cuando llegue el momento, también podremos envejecer de la misma forma.
Hasta luego.
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