lunes, 12 de diciembre de 2016

Mentir

"Pero ella prefería escuchar mentiras piadosas"
(Joaquín Sabina)

Decir mentiras es una práctica que ejercita la imaginación y disimula nuestras actitudes malsanas, esas que forman el "camino de desintegración personal" en el eneagrama o los "pecados capitales" en la religión. No importa si la mentira se dice en defensa propia o con la mejor de las intenciones, todo lo que nace fuera de la verdad tendrá unas bases frágiles, con riesgo de romperse ante el simple asomo de una verdad mal escondida.

"Yo no miento"
(Cualquier persona)


Dicen que todas las mentiras caen por su propio peso, pero todos sabemos que hay excelentes tejedores de mentiras, y algunos de estos son figuras públicas o incluso figuras de autoridad. En este México surrealista tenemos mitómanos en algunos noticieros, en algunos puestos de Gobierno, en el deporte, en la educación... ¿en la familia, los amigos, el trabajo? ¿cuántos secretos están flotando en el ambiente como fantasmas que de repente aparecen y nos asustan?


Decir mentiras puede terminar mal:

1. Se requiere una excelente memoria para no caer en contradicciones.

2. Quien miente cree más en sus propias mentiras que en la realidad, cualquiera que esta sea.

3. Quien miente lo suficiente, también se convierte en una mentira.

4. Quien hace como que cree a un mentiroso se vuelve cómplice y rechaza su propia verdad.


En algún momento tú habrás dicho alguna mentira y yo también: desde la inocencia de la Navidad, o tratando de ocultar algún pasado que podría ser inapropiado en este presente, o para no dejar ir una oportunidad de ganar algo, o para retener a una persona... Puede haber muchas explicaciones de por qué se dijo una mentira, pero difícilmente habrá una justificación, cuando mucho se encontrará complicidad. En los ámbitos de poder de cualquier nivel es de lo más común tener cómplices que disfracen de "verdad histórica" las mentiras que les resulten más convenientes. Así que la mentira es indispensable para que la corrupción nazca, crezca y se multiplique.


¿Seremos capaces de no aceptar la mentira como estilo de vida? Es posible. Las mentiras no funcionan a menos que las creamos... o que hagamos como que las creemos, lo cual también nos convierte en mentirosos.

"¿Para qué buscar la verdad? 
¿Y si no existe?
Entonces hay que construirla."

Hasta luego.

sábado, 3 de diciembre de 2016

Rayos de luz (¿Cuento? ¿Meditación?)

"Cada vez que respiras hay más claridad en tu interior"
(hemebe)

...y cada vez que respiras puedes darte cuenta que tu interior se llena de vida, de oxígeno, del mundo, el mundo se vuelve parte de ti, que eres parte de él. Cada vez que jalas aire tu interior se ilumina con colores claros y brillantes, y tu interior es tan amplio como nunca te habías imaginado, cuando te llenas de oxígeno se encienden dentro de ti colores cálidos como el amarillo, el naranja, el rojo o el blanco, y cuando exhalas, esos colores se vuelven marrón, beige, café o sepia, el brillo baja su intensidad pero nunca llega a haber oscuridad. Después vuelves a respirar profundo y de nuevo hay luz dentro de ti. Cada vez que respiras hay más claridad en tu interior, y te gusta encontrarla.



Es importante que todo el aire que quemas para encender tu claridad salga de ti cuando ya fue utilizado, si se queda se va a echar a perder en tu interior, así que asegúrate de sacarlo completamente cada vez que exhales: dentro de ti solo debe estar lo que te da vida, el aire que ya usaste te la va a quitar si se queda por ahí arrumbado. Inhalas profundamente para encender tu luz y exhalas despacio hasta sacar todo el aire que ya utilizaste.

Si salieras de tu propio cuerpo por un momento y te pudieras observar mientras respiras profundamente, podrías darte cuenta que tu cuerpo tiene un brillo especial. Si te acercas suficiente a tu piel, como si tuvieras una mirada microscópica, te darías cuenta que por cada uno de tus poros sale un hilito de luz muy delgado y muy brillante: tu luz, tu claridad interior alcanza a asomar fuera de ti y hace que tu cuerpo se vea iluminado, a veces con mucha intensidad y a veces con una luz tenue que puedes hacer más brillante al respirar. Cuando respiras hay más claridad dentro de ti, y puede iluminarte totalmente. Mucha gente le llama a esto el aura, en realidad es tu propia luz creciendo desde tu ser.


"Nunca caminarás solo"
(Pink Floyd)

Tienes miles de rayitos de luz saliendo por los poros a través de tu piel... escoge uno de ellos, el que sea, y dedícaselo a una persona importante en tu vida. Puede ser cualquier persona que ha influido en tu vida, no importa si no está ahorita cerca de ti e incluso no importa si esa persona ya no está en este mundo, si le dedicas uno de tus rayitos de luz, ese rayo se alargará tanto que llegará hasta esa persona en la que estás pensando hasta conectarte con ella o con él. No importa la distancia ni el tiempo, una persona que ha dejado su huella en tu vida siempre estará conectada a tu historia. Enseguida busca otra persona valiosa para ti y dedícale otro de tus hilitos de luz. Simplemente deja que tu rayo de luz alcance a la persona que has pensado, confía en que sabrá llegar sin importar dónde esté.



Sigues respirando para encender tu luz, tu claridad, y le vas compartiendo un hilito de tu luz a toda la gente que desees. Tienes muchísimos rayitos, así que los puedes compartir con toda la gente que has querido y que se ha ganado un lugar en tu vida, aunque fuera por poco tiempo, aunque después se hayan disgustado o terminara la relación entre ustedes, aunque esa persona te haya abandonado o haya fallecido, dejó su influencia en tu vida y tus rayos de luz lo pueden percibir. Comparte tus rayos. Después de un tiempo parecerás el núcleo de una estrella que ilumina con sus rayos todo lo que está a su alrededor, con tantos hilitos de luz que estás compartiendo. Por eso es que nunca vas a estar solo o sola: siempre estará viva esa conexión con las personas importantes para ti. Siéntela. Date la oportunidad de sentir cómo esa claridad que nace dentro de ti, te conecta con la gente que quieres, que valoras y que ha dejado huella en tu camino.

Y encontrarás que tu luz te conecta con gente de todas tus edades: infancia, adolescencia, juventud, vida adulta... y también de todos tus lugares, como tu casa, las escuelas, los trabajos, los grupos de amigos, la familia... Si pones atención podrás ver cada hilo de luz que sale de ti para conectarte con toda esa gente que está conectada contigo, y si observas con más cuidado podrás apreciar que muchos de esos rayos delgadísimos de luz son dobles: hay un rayo que sale de ti y otro que viene hacia ti, muy cercano al tuyo y los dos son tan delgados que a simple vista parecen uno solo. Así como dedicas tu luz a quien tú quieres, también hay gente que te considera importante en su vida, en alguna parte de su historia se conecta contigo y por eso también recibes su luz. Unos cuantos rayos llegan a ti solitarios, sin que sepas quién te los comparte, esto se debe a que has llegado a influir en más de una persona sin darte cuenta que estabas dejando una huella en su vida. 




"Sé luz consciente.
Yo he visto a los seres de sombras y son como los de luz, 
pero aún no han descubierto la claridad en su interior"

Y cada vez que respiras tu luz se hace más intensa y sientes con más certeza tu conexión con tu historia personal y con toda esa gente que forma parte de ella. Disfruta esa sensación, mantén vivos los hilos de luz que te unen a tus influencias, a tus raíces y a la gente que forma parte de ti. Respira. Al final, todos somos uno.

Hasta luego.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Dirigir y ser dirigidos

"No me gusta que me conduzcan, me gusta que me dirijan"
(Concha Velasco)




La vida es fluir, cuando uno escucha esta frase parece que es suficiente con dejarse llevar y nada más... Y muchas veces así es, pero hay otras ocasiones en que nos toca guiar o dirigir, y esto también es fluir.

Para que las relaciones funcionen debemos ser capaces de seguir y de ser seguidos, de guiar y también de ser guiados. Así en las relaciones familiares, de pareja, de amistad, de trabajo y en la relación con la misma vida, por supuesto.



Pensando en que fluir no es solo recibir y seguir la inercia, sino también ofrecer y dejar huellas para alguien más, distingo un amplio abanico de opciones que simplifico en tres formas de ser seguidos por otros. Es decir, 3 formas de liderazgo, de dirigir, que igual aplican en una empresa, en la escuela, en la familia o hasta en grupos de amigos:

1. Vigilar y castigar.

2. Acompañar y orientar.

3. Consentir y solapar.



A todos nos gustaría decir que nuestro estilo es el número 2, pero la realidad es que en ocasiones resbalamos hasta el extremo demasiado rígido del 1 o al exageradamente permisivo del 3. Y como sabemos, ningún extremo es bueno.


"El arte de dirigir consiste en saber cuándo hay que abandonar la batuta para no molestar a la orquesta"
(Herbert Von Karajan)

Y hemos de dirigir, de tomar decisiones y de influir en los demás en alguna ocasión, así que tratemos de hacerlo sin llegar a estos extremos tan distintos pero muy parecidos en una cosa: los dos sirven para "controlar" a otros, más que para dirigir.

Vigilar y castigar sirve para usar el miedo, la amenaza y el castigo como medio de control. Consentir y solapar sirven para causar una deuda afectiva y hacer sentir culpables a los demás, con una imagen bonachona y buena onda.

Estos dos extremos también se parecen en que ambos impiden la posibilidad de negociar y de hablar de los problemas. En un extremo todo se reduce a un "¡Porque yo lo digo!" y en el otro todo termina con un "Está bien, como tú quieras".

¿Qué más hay en los extremos?



Vigilar y castigar: Vivir enojados, con coraje, la vida no es fácil, tienes que ganarte todo, no te dejes humillar, gánale a los demás, no puedes equivocarte, ¿ya ves por no hacerme caso?, si me hubieras preguntado antes lo hubieras hecho mejor, tenías que haberlo hecho bien y a la primera...

Consentir y solapar: Esperar que la vida te premie por cualquier cosa que hagas, tomar a broma cualquier equivocación, rehuir las discusiones y hacer como que no hay problema, esforzarse poco y exigir poco también a los demás, no confiar en las capacidades propias ni en las de los demás, creer firmemente que siempre habrá alguien que te ayude y se preocupe por que las cosas te salgan bien.





Hay que fluir. Identifiquemos nuestro estilo de liderazgo para tratar de mejorarlo sin llegar a los extremos. 

Antes de dirigir o guiar a alguien, es importante ser capaz de seguir a otra persona cuando sea necesario. Llegar a ese nivel implica ser un buen guía para tu propia persona.


¿Cómo diriges tus acciones: desde el 1, el 2 o el 3? Si te acompañas y te orientas a tí mismo te estás tratando bien, y podrás hacer lo mismo con otros sin regañarlos de más ni minimizar sus problemas. También serás capaz de recibir orientación externa sin sentirte presionado ni desvalorizado.

Hasta luego.

martes, 29 de noviembre de 2016

Un camino que solo va hacia adelante

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar
al andar se hace camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar"
(Antonio Machado)


La vida es un camino de un solo sentido, nada más va hacia adelante.

A veces uno quisiera regresar pero no es posible, en este camino no hay reversa, lo más parecido a eso son los recuerdos, esos pedacitos del tiempo que podemos llevar con nosotros.


Los recuerdos pueden ser una excelente motivación para avanzar, o pueden ser una trampa para querernos detener en esas ocasiones en que la nostalgia nos atrapa. La trampa consiste en que no es posible detenernos. Al aferrarnos al pretexto de los recuerdos únicamente dejamos de ver la parte del camino por la que vamos avanzando.


En ocasiones ocurre lo contrario, quisiéramos tomar un atajo y brincar hacia adelante para salir de un tramo difícil en el camino. Pero el camino de la vida se recorre completo, incluyendo esos tramos de baches, piedras, tierra, charcos o cualquier otro obstáculo. Si nos quedamos con la vista fija en el futuro, seguros de que entonces todo estará mejor, también dejamos de hacerle caso a la única parte del camino donde podemos hacer algo para llegar a ese futuro ideal. Y entonces, lo más probable es que tomemos malas decisiones y nuestro camino no nos lleve a donde soñamos (lógico: soñar sin planear no puede tener un buen final).


Otra tentación frecuente en este recorrido es la de mirar un camino ajeno y quererlo recorrer como si fuera el propio. Cada quien tiene su camino, desear o envidiar otro puede hacer que pierdas el rumbo y tal vez tardes mucho en retomarlo. A veces puedes dejar tu camino por una buena intención y sabiendo que el costo de auxiliar a alguien será alto, incluso podría ser que tuvieras que cambiar planes y retrasar proyectos.

Es tu camino, recórrelo al ritmo que quieras o que puedas, acercándote a quien desees, solo ten claro cuál es el tuyo, hacia dónde vas.


Si pones más atención a los obstáculos y a las cosas desagradables, seguramente pensarás que la vida es muy difícil, pues no te das cuenta de los detalles pequeños y grandes que dan alegría y placer a tu recorrido.

Es importante apreciar el camino, ver los obstáculos y dificultades para esquivarlos y además ver el paisaje, ver los rostros amistosos y los logros. Los buenos recuerdos son la señal de que vamos bien por el camino. Y los buenos recuerdos los creamos nosotros, justo ahora.


Buen viaje.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Te dedico este breve texto

"Siempre puedes elegir entre competir y compartir"
(hemebe)


Cuando haces las cosas para demostrarle a alguien lo fuerte o eficiente que eres, en realidad estás pidiendo que otra persona te dé su aprobación. Cuando le dedicas a otra persona lo que haces, descubres que tienes algo para dar, y no importa si te aprueban o no.

Tener que demostrar te hace dependiente de lo que opinen los demás.


Querer dedicar te hace sentir satisfacción y gusto por lo que hagas.

La vida te va a regresar lo mismo que le des, tú eliges:

Si te esfuerzas demasiado por demostrar que eres muy capaz, la vida te parecerá un esfuerzo constante y difícil de sobrellevar. ¡Y tendrás que demostrar que puedes con ella!

Si reconoces tus capacidades y las dedicas a quien tú quieras, irás por la vida mejorando tus habilidades y consciente de que nunca estarás solo o sola.

Tener que demostrar es vivir enojado y reclamando porque este mundo no es justo.

Querer dedicar es vivir en gratitud, compartiendo lo que la misma vida te ha enseñado.

Y al final, ¿con quién quieres quedar bien? ¿Con los demás? Entonces sí hay mucho que demostrar, y va a ser difícil darle gusto a tanta gente tan diferente. Pero si quieres quedar ben contigo, encontrarás en tu interior que lo que haces te da placer, y eso se lo puedes dedicar a quien tú desees.


Hasta luego.

martes, 22 de noviembre de 2016

7 pecados, 7 virtudes

"Vanidad: Definitivamente mi pecado favorito"
(El diablo, en la película "El abogado del Diablo")


Hace muchos siglos, al interior de la Iglesia Cristiana se identificaron algunos patrones de conducta que reúnen las principales tentaciones que los hombres y las mujeres podemos tener. Actualmente se conocen como los 7 pecados capitales (aunque al principio eran 8, pues también se contaba como pecado capital a la tristeza), y quien quiera que haya sido el responsable de designar estos 7 pecados capitales, también hizo al mismo tiempo un diagnóstico certero de igual número de tipos de personalidad, vistas desde su ángulo más desintegrado.


¿Por qué se llaman "capitales"? No es precisamente que sean los peores pecados, por ejemplo en los 10 mandamientos que Moisés recibió en el Antiguo Testamento se mencionan pecados que pueden ser considerados más graves. Pero estos se llaman "capitales" porque cada uno de ellos puede ser el origen de otros más, ya sea al realizarlos o para poder conseguirlos. Cada uno de estos pecados capitales representa un gran vicio o adicción, ¿qué es capaz de hacer un adicto para satisfacer su necesidad?


Todos los tipos de personalidad tienen un camino hacia su propia desintegración, este camino pasa forzosamente por la ruta de alguno de los pecados capitales, pero es justo mencionar que también hay un camino de integración: una ruta para volvernos mejores personas. Para entender y recorrer este camino es conveniente saber que también existen las 7 virtudes capitales:


¿Cuál es tu pecado favorito? La tarea es asumirlo y entender que si continúas cediendo a esa tentación, también estarás dirigiendo tu propio ser hacia su destrucción, muchas veces arrastrando a la gente que quieres y te quiere. Si quieres retomar el camino hacia tu crecimiento y tu desarrollo personal, mira hacia el extremo opuesto del pecado capital o vicio que te ha atrapado, y dirígete hacia la virtud. 


A la psicología le toca muchas veces hacerla de réferi o árbitro entre el "diablito" y el "angelito" que están en una eterna pelea por dominar las decisiones de cada persona. 

El eneagrama es una excelente herramienta para hacer esto, se trata de una disciplina que aborda la dualidad y permite a cada quien descubrir, primero su tipo de personalidad, después su camino de desintegración y obviamente, también su camino hacia la integración. No está tan alejada de lo que plantean los 7 pecados capitales y las 7 virtudes, ¿verdad? Solo que el eneagrama maneja 9 tipos de personalidad.




Tu "pecado" te seguirá boicoteando, ése es tu enemigo a vencer y no otra u otras personas.

Hasta luego.

martes, 1 de noviembre de 2016

¡Se acaba el kinder! (Cuento)

"La gente se arregla todos los días el cabello. ¿Por qué no el corazón?"
(Proverbio chino)

No sé si es historia o cuento, pero hoy quiero compartir esto que acabo de escribir:

A mis 6 años cumplidos apenas hace 3 meses, me angustia saber que está por terminar el ciclo escolar ¡se va a terminar el kinder! Siendo un niño muy sentimental, estoy muy encariñado con mis amigos y mi maestra, también con la maestra del otro grupo, la conozco bien: muy seguido me quedo en su salón para jugar con mis vecinos, además su salón es más bonito que el mío porque es circular y está en medio del jardín; mi salón es cuadrado y está en un pasillo recto y aburrido. Pero siempre, después del recreo, llega mi maestra o alguien de mi grupo para sacarme de ese salón redondo y llevarme al cuadrado. También en mi salón tengo amigos, jugamos a los cochecitos, hacemos dibujos, cuando hay pelota jugamos pelota y a veces nada más platicamos. A todos nos gustan las caricaturas y todos estamos seguros de que vamos a hacer algo muy importante cuando seamos grandes. Mis amigos y yo la pasamos bien, somos buenos para correr y para armar rompecabezas, aunque creo que yo soy más bueno que ellos.



Hay días tristes, como éste en que tengo un poco de gripe y me quedo sentado junto a la pared llena de pasto, vacas, pollos, mariposas y un cielo azul, muy azul, tan azul que no me convence porque yo creo que el cielo no puede ser tan azul, por eso mejor miro hacia abajo donde está el pasto y los animales con sus colores de verdad. Pero sigo triste, tengo gripe y el kinder se va a acabar pronto, ya no voy a ver a mis amigos ni a la maestra ni a este salón cuadrado con sus ventanas altas y cuadradas también. Y lo que me tiene más triste es que ya no voy a ver a Bety, porque ella es la niña que yo más quiero, es el amor de mi vida y nunca voy a querer a nadie más que a ella, y ella dice que también soy el amor de su vida y que nunca va a querer a nadie más que a mí. Me lo dice casi a diario cuando nos quedamos solos en el patio, porque casi todos los días somos los últimos en salir y eso está bien para pasar más rato con ella. La maestra nos da refresco o jugo o galletas o algún dulce y nosotros nos vamos al jardín o a una banca o a caminar y no nos damos cuenta de que ya no hay más niños ni de nada, solo jugamos a ver a cuál de los dos recogerán primero. Mis hermanas aparecen casi siempre antes que sus papás, pero ha llegado a ocurrir que llegan ellos primero algunas ocasiones y por eso los conozco. La mamá de Bety también es bonita.

¡Se va a acabar el kinder! En mi casa también estoy triste pensando en eso y ya ni me acuerdo que tenía gripe pero no me siento bien. Mi papá es un señor de cuarenta años que me toma muy en serio y se da cuenta que no estoy bien. Me gusta mi papá porque me pregunta cosas mías cuando estoy solo, así le puedo platicar a gusto, sin preocuparme porque mis hermanos se vayan a reír de mí o vayan a opinar sin saber ni de qué hablo. Por eso cuando me pregunta que si estoy triste le digo que sí, y cuando me pregunta que qué me tiene triste le confieso que es porque el kinder se va a acabar y ya no voy a ver a Bety, que es el amor de mi vida y está acostumbrada a que todos los días platicamos y jugamos. Mi papá se queda callado un rato mirándome, después voltea hacia la sala, y más allá de la sala se ve el jardín con las plantas que mi mamá cuida a diario. Ahí están mis hermanos también, yo creo que han de estar jugando. Mi papá vuelve a mirarme y me pregunta con mucha seriedad quién es Bety. Yo pienso que si tuviera tiempo de ir a recogerme algún día a la salida de la escuela entendería por qué me siento triste de ya no poder verla cuando termine el kinder, pero él es un señor muy trabajador y no va a poder ir a recogerme, así que le pregunto con toda la seriedad que puedo si él cree que yo tengo novia o no. Él me dice que cree que no, y yo le confirmo con mucho orgullo que sí tengo y que es Bety. En realidad yo tampoco sabía que Bety y yo somos novios, pero justo en ese momento tomé la decisión de que es la mujer indicada y ya mañana se lo diré en el kinder.


Pájaros de colores juegan a ser flores correteando en el jardín, allá arriba nubes blancas son grandes buques navegando el cielo y su blancura se va derritiendo para hacer más claro el fondo azul, bolitas de colores lo cruzan aleteando traviesas, cuando volteo al jardín las flores ya volaron. Me acuerdo cuando veía la pared de mi salón y pensaba que el cielo no puede ser tan azul. 

Desde que salí del kinder casi todos los días me paro un rato aquí afuera de la escuela y la descubro con más color que antes, que todo el tiempo y todo el resto del mundo. Me gusta salir a la tienda y hacerle los mandados a mi mamá porque así puedo desviarme tantito para asomarme por la reja, nunca había notado que la escuela parece otra cuando no hay clases ¡está tan sola! Ya sé que no están mis amigos y que todos los que estábamos aquí iremos a distintas primarias, pero ¿y si a Bety se le ocurre venir y asomarse al kinder? Casi todos los días vengo a quedarme un rato junto a la reja, un ojo hacia dentro y el otro hacia la calle por si la veo venir, después me acuerdo del mandado para mi mamá o me alcanza alguno de mis hermanos para recordármelo y me voy, pero me llevo a Bety conmigo, no la quiero dejar. Cuando estábamos en el kinder nunca la dejaba y tampoco dejaba que se le acercaran otros niños, a cualquier niño que tratara de quedarse junto a Bety lo hacía que se quitara o de plano lo corría. Tal vez a Bety le hubiera caído bien tener otros amigos, no lo sé, pero entonces yo estaba seguro que si me tenía a mí debía ser suficiente.



Mi familia me habla mucho de la primaria, dicen que es una escuela muy bonita y que me va a gustar mucho, me insisten que ya soy niño grande y que voy a conocer a otros amigos y amigas. Creo que lo hacen de buena intención, los escucho y no me preocupa mucho eso de entrar a la primaria, es algo que de todos modos va a pasar. Mis vecinos me buscan para jugar y a veces me voy con ellos un buen rato, llegamos a pasarnos toda la tarde jugando, de repente. Ya perdí la cuenta de los días que han pasado, pero son muchísimos ¡más de diez! estas vacaciones parece que no se van a terminar. 

Esta tarde después de trabajar mi papá me invita a salir con él en la bici y de inmediato le digo que sí, me gusta mucho ir con él porque me escucha y me hace caso, además puedo correr con suerte y en una de esas me compra un dulce o algo. Mi papá pedalea lento y le gusta platicar mientras se mueve entre los carros y las calles, hablamos de muchas cosas que ni me acuerdo, siempre me acuerdo más de que me siento muy a gusto con él, aunque se me olvide lo que decimos. Pero nuestra charla de hoy sí la voy a recordar porque de pronto se encamina hacia el kinder y cuando ya estamos cerca me pregunta que si lo extraño. Primero le digo que sí sin pensarlo, casi por puro reflejo. Después me quedo callado y cuando tenemos a la vista el kinder, sus paredes altas, su reja y su jardín después de la reja le digo que no es cierto, que no lo extraño; no extraño este edificio porque lo veo a diario, pero sí extraño mucho a Bety, y cuando digo esto casi estoy llorando. No quiero que mi papá me vea llorar pero no lo puedo evitar. Mi papá pregunta que si Bety es mi novia, la que le había dicho el otro día y entonces me doy cuenta que nunca le dije a ella que éramos novios y me pongo más triste: Bety no lo supo. Mi papá detiene su bici y se baja, después me baja y me compra un helado de nuez que tiene una mancha amarilla de vainilla por un lado y sabe bien.

Sentado junto a la bici con mi papá a un lado estoy mejor, hasta creo que soy más grande y más seguro. Mi papá se termina su helado antes que yo, es que yo saboreo los granitos de nuez y él se lo come muy rápido, no sé si le alcanza a agarrar sabor. Mientras saboreo mi helado papá me mira y de pronto, con un tono de mucha confianza le pregunto que si me puede llevar a ver a Bety. Yo alcanzo a notar que el rostro de mi papá cambia por un momento, casi puedo asegurar que no se esperaba esa pregunta, pero luego vuelve a sonreirme como casi siempre lo hace y me dice que sí, claro, y que nada más necesita que yo le diga cómo llegar. Yo creo que ahora él ve la sorpresa en mi cara, porque me pregunta que si sé donde vive Bety y yo le digo que sí, que ya es hora de irnos. Y ahí vamos por las calles de Chapalita, entre casas bastante grandes y majestuosas adornadas con carros nuevos, limpios y brillantes en sus cocheras. La casa de Bety es amarilla, de 2 pisos, con una reja blanca y tiene plantas junto a la puerta de entrada. Yo nunca la he visto pero Bety me lo dijo, así que no va a ser difícil encontrarla.



Nunca había notado que hay tantas casas amarillas con reja blanca. Ya casi va a oscurecer y mi papá no ha dejado de dar vueltas por estas calles en la bici. Lo bueno es que le gusta mucho andar en bici, pero yo estoy empezando a creer que no voy a dar con la casa de Bety y para acabarla parece que va a llover, ya se siente un airecito húmedo que corre entre los árboles jugando a sacudir sus ramas para ver cuántas hojas se les caen, allá arriba las nubes se amontonan tanto que ya no dejan pasar la luz del sol y se ven negras como si fueran la noche, pero nada más son la sombra del día que se está yendo. Yo salí sin sueter ni impermeable ni paraguas, mi papá tampoco trae nada para protegernos de la lluvia y nuestras ropas son delgadas, ¡urge regresar a casa! Las gotas de agua comienzan a caer y a nosotros nos faltan unas cuadras todavía para llegar, mi papá decide que mejor nos detengamos y estaciona su bicicleta afuera de una tiendita, a la que apenas alcanzamos a entrar antes de que se suelte fuerte la lluvia, yo me río adentro de la tienda, viendo cómo cae el agua ahí afuera con toda la fuerza del verano, aquí estamos secos y calientitos. Papá pide dos refrescos y mientras me tomo el mío, observo la casa que está allá enfrente, cruzando la calle, es amarilla, de dos pisos, con reja blanca y un jardín chiquitito junto a la puerta de entrada. Después de mucho rato la lluvia se calma, la calle ya está oscura y llena de charcos y yo estoy aburrido de estar ahí nada más viendo hacia afuera, el señor de la tienda nos regala dos bolsas grandes de plástico grueso y mi papá improvisa un par de algo parecido a un impermeable, así que ya estamos listos para irnos, pero justo en ese instante llega un auto a la casa de enfrente: Un auto grande de color oscuro, como el de los papás de Bety, le digo a mi papá que ése es su carro y él me dice que observe con cuidado para ver si la reconozco, el auto entra a la cochera, está techada y ahí sus ocupantes pueden bajar sin prisas: primero sale un perro de pelo largo anaranjado, después sale un niño más grande que yo, luego una muchacha más grande que el niño y de la puerta de adelante se asoma una señora de cabello negro y algo gordita, debe ser la mamá. El señor que iba manejando ha de ser el papá, también tiene el cabello oscuro y parece ser más grande que mi papá. Esta tampoco es la casa de Bety.

En la casa, cenando con un chocolatito caliente que hizo mi mamá, me pregunta mi papá que cómo estoy y como es mi costumbre le respondo en automático y sin pensar lo primero que se me ocurre: "Bien". Después le tomo a mi chocolate y me sorprendo pensando que de verdad estoy bien, me siento mucho mejor que como estaba esta mañana, allá parado fuera del kinder, hasta me siento más ligerito y como que descansé, a pesar de que estuvimos toda la tarde fuera de la casa y nos agarró la lluvia en la calle. Eso sí, me queda una nostalgia muy grande aquí adentro porque no encontré a Bety y eso significa que tal vez perderé para siempre al amor de mi vida, pero al mismo tiempo me siento satisfecho porque hoy hice todo lo posible por verla. ¿Ya no la encontraré? Creo que mi vida va a ser muy triste sin amor.


"Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho."
(Jean Jacques Rousseau)

Entré a la primaria tal como tenía que pasar y seguí estudiando. He sido un hombre afortunado porque concluí también la secundaria, la prepa, la universidad y hasta hice un postgrado. Además he aprendido un montón de cosas que la vida enseña fuera de cualquier escuela a quien le hace caso, y todavía me falta aprender mucho más. Ahora soy un señor como lo fue mi papá hace muchos años, tengo mis hijos y cuando veo al más pequeño pienso si yo sería capaz de hacer por él algo como lo que hizo mi padre en aquella ocasión. Éramos una familia muy humilde, no teníamos carro pero él se animó a llevarme en su bicicleta a buscar a la niña que yo quería, aunque vivía en una zona residencial con un nivel económico muy alto, casas grandes, espacios amplios, autos nuevos, y otras señales hacían ver que él y yo estábamos fuera de lugar. Todavía me pregunto qué hubiera pasado si yo hubiera identificado la casa de Bety, pero me voy a morir con la duda de saber si sus papás la hubieran dejado salir a saludarme, así como mi papá me dejó ir a buscarla. 



Cuando recuerdo todo esto entiendo que en aquella ocasión no perdí al amor de mi vida, más bien aprendí que el amor tiene muchas formas de manifestarse, y que toda la vida ha estado conmigo. También he aprendido otras cosas:


La gente que te ama te apoya, aunque no esté de acuerdo en todo lo que quieras hacer.

Por más segura que parezca una relación, tal vez pases por una etapa de alejamiento, y si pusiste atención a las señales que la misma relación va dando, sabrás cómo y dónde buscar el acercamiento otra vez.

Cualquier problema es importante para quien lo está viviendo, aunque pueda parecer cosa de risa.

Cuando escuchas a una persona que te quiere y confía en ti (no importa si tiene 6 años o 60), ambos encuentran más entendimiento en su interior.

Si tomas con seriedad lo que te dicen los niños, esos niños aprenden también a tomarse en serio y desarrollan su propia seguridad y confianza.

Sentirse dueño de alguien y acaparar a esa persona no es amor, es egoísmo.

Cuando hay amor en el interior de una persona, lo transmite a los demás y eso ayuda a que más gente encuentre su propio amor en su interior.

Y tal vez una de las cosas más valiosas que aprendí es que el amor, en cualquiera de sus presentaciones, es importante en la vida de todas las personas, porque con amor puedo sentirme aceptado, tranquilo, seguro y ser parte de algo más grande que yo. Eso sentí cuando mi papá me compartió su amor en la búsqueda de Bety aquel día de verano.



Hasta luego.

martes, 25 de octubre de 2016

Actitud ante la vida

"¿Seguirás peleándote contigo?, ¿y al final quién será el vencedor?"
(hemebe)

¿Estamos aquí solamente para cubrir el horario de trabajo, pagar deudas y ser proveedores? 

Esa es una opción entre tantas formas de ser en el mundo. Y la relevancia de ésta o de cualquier otra opción depende del significado que cada uno le dé a lo que hace. Para los modernos guerreros que deben dominar a todos los demás, esta forma de ser en el mundo significa lo mismo que haber perdido la guerra, es común descubrir que se dirigen despectivamente a quienes viven (o vivimos) esta situación diciéndoles "asalariados", como si esta palabra fuera una ofensa.

Yo no creo que ser asalariado sea ofensivo. Tampoco creo que sea sano vivir solamente para eso. 

El punto de equilibrio está en cubrir las necesidades propias sin compararnos constantemente con el prójimo, y dedicar nuestro tiempo a hacer algo más que el trabajo para darle otro sentido a la existencia. 

Claro que estamos en este mundo para algo más que vivir pagando deudas y ser proveedores, y para llegar a ese "algo más" necesitamos conocernos y aceptarnos de tal modo que seamos capaces de volver a encontrar el encanto de las cosas sencillas de la vida.



Si no logramos recuperar esa capacidad de asombro, seguiremos cumpliendo rutinas según lo que "debe ser" y en lenguaje guerrero, no pasaremos de ser soldados rasos peleando por demostrar a otros que tenemos más y más en términos materiales, pero frustrados porque que no conseguimos nada en términos emocionales y espirituales.

Tantas formas de ser en el mundo. La diferencia está en la actitud con la que se asume la existencia, y esta actitud depende del significado que le demos a lo que vivimos cotidianamente... 

¿Con qué le das significado a tu día a día?: 

¿Con agrado?
¿con odio?
¿con aburrimiento?
¿con interés?
¿con gratitud?
¿con rencor?
¿con curiosidad?
¿con desprecio?
¿con malicia?
¿con alegría?
¿con tristeza?
¿con nostalgia?
¿con esperanza?
¿con miedo?
¿con amor?
¿con vergüenza?
¿con prisas?
¿con confianza?

Del significado que le demos depende nuestra actitud. El menú es variado, podemos probar a darle un significado distinto a cada hecho, a cada hora, a cada momento.


Vivir pendientes del qué dirán y esforzarnos por recibir siempre buenas críticas de los demás es la principal señal de que estamos muy lejos de nuestra propia esencia y por lo mismo olvidamos el significado de nuestra propia vida.

domingo, 23 de octubre de 2016

Guerras... esa estúpida invención

"Las guerras mienten.
Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar: Yo mato para robar.
Las guerras siempre invocan nobles motivos, matan en nombre de la paz, en nombre de dios, en nombre de la civilización, en nombre del progreso, en nombre de la democracia y si por las dudas, si tanta mentira no alcanzara, ahí están los grandes medios de comunicación dispuestos a inventar enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran manicomio y un inmenso matadero."
(Eduardo Galeano)

En la historia tenemos sobrados ejemplos de héroes guerreros que conquistaron pueblos y países enteros, mientras más sanguinarios fueran, más se les admiraba y a los que han sido más reconocidos se les ha inmortalizado plasmando sus nombres en los libros de texto y en algunas calles y avenidas para que nadie tenga dudas de quién fue Napoleón, Hernán Cortés, Carlomagno, Julio César... Vamos, si Hitler hubiera ganado la tercera guerra mundial ahorita aparecería como uno de los más grandes héroes del siglo XX... Pero perdió, entonces no era tan poderoso como él mismo decía. No importa cuánta sangre se derrame, el vencedor aparecerá como un hombre bueno que defendió a la justicia hasta la muerte y el perdedor será casi un animal salvaje que merecía perder por ser tan malo. Claro, nadie va a decir que el vencedor peleó hasta la muerte... pero de los demás.




Las guerras siguen, y cada vez es más difícil distinguir a los "buenos" de los "malos". Narcos, policías, secuestradores, extorsionadores, políticos, adictos, codependientes y cualquiera de nosotros puede ser en algún momento una explosión violenta para defenderse o para perjudicar a otro. Si hablamos de una guerra, siempre será una competencia para ganarle a otro grupo o persona. Para someter a alguien más, como los antiguos conquistadores que se volvieron héroes robándole sus territorios a cualquier pueblo que consideraran ajeno.


Las guerras siempre han sido para que cambien de dueño las riquezas, en muy contadas ocasiones han sido para que cambien las circunstancias de las personas. 


¿Quieres pelear? Empecemos luchando una guerra interna para cambiar nuestras propias circunstancias, nuestra forma de ser en el mundo. Luchemos por una vida mejor siguiendo una regla casi utópica: que nadie salga lastimado, al menos no intencionalmente.

Hasta luego.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Para tener un corazón sano

"Protéjanme de la sabiduría que no llora, de la filosofía que no ríe y de la grandeza que no se inclina ante los niños."
(Khalil Gibrán)


- I -

Siempre relacionamos al amor con el corazón, a veces es suficiente dibujar un corazón para dar a entender que hay amor por alguien. Y también damos por hecho que es en nuestro corazón, hablando de nuestro cuerpo físico, donde se guardan todas las emociones y sentimientos.

La relación entre el corazón y los sentimientos es algo natural: si el sentimiento es triste el corazón se oprime, si el sentimiento es esperanzador el corazón late con más fuerza, si el sentimiento es amenazante el corazón se acelera nervioso como si se fuera a desbocar, pero si el sentimiento es de alegría el corazón se acelera dando energía. ¿Y cómo se pone el corazón cuando hay pasión correspondida? Y claro, cuando sentimos amor el corazón trabaja de maravilla.

Hay gente que cree que todo esto son metáforas, trucos poéticos que los publicistas se roban para usarlos los 14s de febrero y en otras fechas donde hay que comprar para demostrar amor. Hay gente que cree que el corazón solo es un músculo mecánico y nada más. Y hasta hay gente que no cree en el amor, lo que los coloca ante el riesgo de no llegar a verlo aunque lo tengan enfrente.

La verdad es que sí hay una relación entre el corazón y los sentimientos. Es real. Tan real que tenemos la obligación de alimentar esa relación durante toda la vida para que el corazón esté sano, pero sobre todo en nuestros primeros años de vida, cuando todo nuestro ser necesita más nutrientes para desarrollarse sano y fuerte.



- II -

Los niños que reciben amor, aceptación, tolerancia, comprensión, confianza, respeto, paciencia y otros alimentos emocionales igual de nutritivos desarrollan un firme sentimiento de autoestima y de amor para sí mismos y para el mundo. Además de esto, desarrollan un corazón sano, menos propenso a enfermedades cardíacas y al temido paro cardíaco que puede ser mortal a cualquier edad, ¡claro! Han alimentado y ejercitado bien a su corazón.

Por el contrario, los niños que reciben alimento chatarra en términos sentimentales, no logran desarrollar una autoestima suficientemente firme y su corazón tiene más riesgo de sufrir una enfermedad o hasta de detenerse si vive episodios de estrés intensos o durante periodos prolongados. No alimentar bien al corazón hace que terminen por no estar en contacto con él y puede ser que lo sientan ajeno, como si estuvieran divididos en un mundo racional y otro sentimental que no se pueden juntar... 



- III - 

¿Quien alimenta a los niños? En lo físico y en lo emocional, los niños dependen de los adultos. No se puede amar lo que no se conoce, por eso es indispensable enseñarle a los niños que el amor y el buen alimento para el corazón sí existen.

El maltrato físico y psicológico, el rechazo, la descalificación y en general todas la actitudes que causan daño, incluyendo los golpes y malos tratos a niños y niñas, son el peor alimento emocional que se les puede dar. De acuerdo  un artículo publicado hace poco por la máxima casa de estudios de este México lindo y querido, la UNAM, en esta categoría de "mala alimentación emocional" (ésta es una expresión mía, no la utiliza la UNAM) entran también las siguientes experiencias durante la infancia: Haber sido testigos de violencia familiar, víctimas de abuso mental, físico o de negligencia, haber tenido regularmente convivencia con exconvictos, toxicómanos o alcohólicos o bien con enfermos mentales.

Nadie da lo que no tiene. Los padres o cualquier adulto que se relacione con niños (incluidos maestros, educadores, entrenadores, conductores de transporte escolar, terapeutas infantiles, tíos, abuelos y todos los etcéteras que estén en contacto con los pequeños) necesitan quererse y cuidarse a sí mismos para transmitir esos hábitos a los niños y niñas... Tenemos esa obligación. 

El maltrato y el desamor tendrán sus consecuencias en la vida futura de los que hoy son nuevas generaciones... 



- IV -

Si tú que estás leyendo esto te das el tiempo para revisar qué clase de alimento le das a los niños que están cerca de ti, ayudarás a formar corazones sanos, incluyendo el tuyo, porque también a los adultos nos hace bien nutrir a nuestro corazón. 

Tal vez fuiste de las personas afortunadas que crecieron rodeadas de amor y aceptación y tu infancia es un refugio pleno de buenos recuerdos, si es así muchas felicidades por tener una historia personal tan bendecida. 

Tal vez estés en el extremo opuesto y, por el contrario, los recuerdos de tu infancia no son gratos, tal vez hasta se hayan borrado para no causar dolor o para olvidar algún abuso o injusticia que hayas vivido. Si es así es probable que sientas inseguridad, dudas o miedo ante el amor, ya que no te lo presentaron en su momento, pero hay buenas noticias, la más importante es que hoy, en tu vida adulta, puedes sanar el corazón de ese niño o niña que fuiste.

Honra tu historia, rescata tu infancia, fortalece tu corazón. 

Trabajar con tu niño interior te ayuda a reconocer y valorar los sentimientos y emociones que fue difícil expresar y manejar. Aunque alguien haya maltratado o despreciado tus sentimientos, siguen siendo tuyos y están en tu interior, reconciliarte con ellos dará descanso a tu corazón y será una razón más para retomar la idea central de este texto: Tenemos la obligación de alimentar la relación entre el corazón y los sentimientos para que nuestro corazón y nuestra vida en general sea más sana. 

"El amor es para el niño como el sol para las flores"
(Concepción Arenal)


- V -

Éste es el artículo que compartió la UNAM a través de su servicio vía correo electrónico titulado "UNAMirada a la ciencia". Me gustó mucho encontrar otro fundamento científico al trabajo que hacemos con los niños y a la importancia de convivir de manera respetuosa y amable, tanto con los niños cronológicos como con los interiores:

"Las condiciones de los primeros años de vida son importantes para el futuro de las personas. Un nuevo estudio sugiere que una infancia llena de privaciones psicológicas o físicas contribuye al riesgo de desarrollar, en la edad adulta, enfermedades del corazón. Investigadores de tres instituciones médicas revisaron los expedientes clínicos de 17 mil 337 adultos para identificar los factores de riesgo de enfermedades cardiacas y los síntomas, incluidos los ataques al corazón. Los científicos también efectuaron una encuesta entre los participantes a fin de determinar quiénes habían sido testigos de violencia familiar, víctimas de abuso mental, físico o negligencia, convivencia con exconvictos, toxicómanos o alcohólicos o bien enfermos mentales. Los investigadores encontraron que mientras más problemas padecieron los voluntarios al principio de sus vidas, más grande era la probabilidad de desarrollar una enfermedad vascular. En las personas que sufrieron siete u ocho de estos problemas, el riesgo se incrementó hasta más del doble, en comparación con las que habían enfrentado ninguno o dos conflictos. Los científicos ya habían descubierto que los individuos que experimentaron en la infancia circunstancias difíciles tendían a padecer, durante la fase adulta, algunos problemas relacionados con el corazón, entre ellos obesidad, depresión y tabaquismo. Al comparar la incidencia de este tipo de padecimientos con la población general, quedó claro que los individuos con una infancia marcada por dificultades afrontan muchas veces un futuro más difícil para el corazón."

Hasta luego.

(Las imágenes que acompañan este texto forman parte de la canción "Corazones amigos", desconozco al autor)