"Caminante no hay camino, se hace camino al andar
al andar se hace camino y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar"
(Antonio Machado)
La vida es un camino de un solo sentido, nada más va hacia adelante.
A veces uno quisiera regresar pero no es posible, en este camino no hay reversa, lo más parecido a eso son los recuerdos, esos pedacitos del tiempo que podemos llevar con nosotros.
Los recuerdos pueden ser una excelente motivación para avanzar, o pueden ser una trampa para querernos detener en esas ocasiones en que la nostalgia nos atrapa. La trampa consiste en que no es posible detenernos. Al aferrarnos al pretexto de los recuerdos únicamente dejamos de ver la parte del camino por la que vamos avanzando.
En ocasiones ocurre lo contrario, quisiéramos tomar un atajo y brincar hacia adelante para salir de un tramo difícil en el camino. Pero el camino de la vida se recorre completo, incluyendo esos tramos de baches, piedras, tierra, charcos o cualquier otro obstáculo. Si nos quedamos con la vista fija en el futuro, seguros de que entonces todo estará mejor, también dejamos de hacerle caso a la única parte del camino donde podemos hacer algo para llegar a ese futuro ideal. Y entonces, lo más probable es que tomemos malas decisiones y nuestro camino no nos lleve a donde soñamos (lógico: soñar sin planear no puede tener un buen final).
Otra tentación frecuente en este recorrido es la de mirar un camino ajeno y quererlo recorrer como si fuera el propio. Cada quien tiene su camino, desear o envidiar otro puede hacer que pierdas el rumbo y tal vez tardes mucho en retomarlo. A veces puedes dejar tu camino por una buena intención y sabiendo que el costo de auxiliar a alguien será alto, incluso podría ser que tuvieras que cambiar planes y retrasar proyectos.
Es tu camino, recórrelo al ritmo que quieras o que puedas, acercándote a quien desees, solo ten claro cuál es el tuyo, hacia dónde vas.
Si pones más atención a los obstáculos y a las cosas desagradables, seguramente pensarás que la vida es muy difícil, pues no te das cuenta de los detalles pequeños y grandes que dan alegría y placer a tu recorrido.
Es importante apreciar el camino, ver los obstáculos y dificultades para esquivarlos y además ver el paisaje, ver los rostros amistosos y los logros. Los buenos recuerdos son la señal de que vamos bien por el camino. Y los buenos recuerdos los creamos nosotros, justo ahora.
Buen viaje.
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