jueves, 30 de septiembre de 2021

Sensualidad

 

Vestido, forma y apariencia que se da al cuerpo en sus 3 niveles, incluyendo los movimientos, la cercanía o la distancia y hasta al tono de voz para resaltar lo que creemos atractivo de nosotros mismos ante otras personas y ante nuestra propia persona. La sensualidad es un conjunto de actos voluntarios que realizamos para atraer a alguien en especial o para agradar a todos en general, y forma parte de la manera en que cada quien asume y demuestra su identidad.

Como toda cuestión voluntaria, está influenciada por la ideología, las tendencias sociales o las creencias y prejuicios de lo que la sociedad considera correcto o incorrecto.

La sensualidad es retadora y sabe imponerse aún en quienes dicen no dar importancia a este tema, y también es un placer rendirse a ella cuando se acepta en uno mismo y en los demás. Vivir la propia sensualidad de acuerdo a nuestras creencias y valores es un buen alimento para la autoestima, no importa cómo la vivan otras personas, siempre que disfruten al expresarla a su manera.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

Cuento: La nueva Tierra, parte 8

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La gente que me cae mal es tóxica


La Nueva Tierra. Parte 8


Debería sentirme angustiado por todo lo que me ha dicho Jade, sin embargo, disfruto mucho su compañía y eso me llena, ya sé que ni siquiera hemos hablado en serio de nosotros, de lo que somos, pero ahora eso no importa, me siento bien y a juzgar por su cara y sus gestos cuando está conmigo, ella también se siente bien. Además, me gusta mucho su forma de pensar, me ha ayudado bastante a tener más certeza de quien soy en este mundo donde todo cambia tan rápido, y al seguir su forma radical de tomar decisiones le he encontrado un motivo a mi vida. Pero al mismo tiempo me preocupa volverme egoísta y apacible a pesar de tantas cosas extrañas y preocupantes que están ocurriendo alrededor. Creo que estoy en eso que llaman “zona de confort”, o al menos ése es mi pretexto para justificar mi pasividad, mientras el tiempo sigue avanzando y con él siguen llegando los cambios, inevitablemente. Además debo reconocer que me gusta esta "zona de confort" y debe tener algún aspecto bueno, por lo menos el hecho de que la construimos juntos Jade y yo... Ahora el reto es ver si podremos mantenerla, aunque también tenemos la opción de construir otra cuando esta ya no me haga sentir cómodo... ¡vaya! hasta suena lógico: "si tu zona de confort ya no es confortable, déjala y construye otra". Me gusta la idea, cuando vea a Jade se la voy a comentar.

Desde el norte llegó una carta llegó a mi pueblo, allá donde no hay un buzón en cada casa, sino que dejan todas las cartas en el templo y en los sermones después de misa el padre avisa para que pase cada uno de los destinatarios a recoger las suyas. Al menos así era antes, cuando yo estaba chico y vivía en ese pueblo. Hoy ya casi nadie manda cartas, pero esa de la que hablo es una excepción, un espécimen raro que pescó casi por casualidad uno de los pocos conocidos que quedan ahí y decidió guardarla para hacérmela llegar, y después de que anduvo pasando de mano en mano, finalmente me la entregan en mi trabajo y de verdad me toma por sorpresa ver el remitente cuando la recibo. Siento una emoción muy grande al tomar el sobre y lo reservo para abrirlo hasta estar en casa, porque las sencillas letras escondidas en el sobre le dan motivación a mi día… mis hermanos viven y me escribieron, solo pienso en eso mientras el turno pasa despacio y yo cumplo mi jornada, que hoy transcurre mucho más lenta por la ansiedad que me produce la espera; al salir le hablo a Jade para decirle que hoy no voy a verla, no le digo nada más, pero la verdad es que después de pensar en la carta durante tantas horas entiendo que no sé si voy a encontrar buenas o malas nuevas y por eso prefiero leer a solas las palabras de mis hermanos.

…la gente es muy mala, Jacobo, nada más quieren a sus conocidos y a todos los demás nos tratan muy mal, en los lugares por donde pasamos nos trataron como si fuéramos perros rabiosos a punto de morderlos y si nos acercábamos a pedirles un peso o algo de ayuda, hasta escondían a sus hijos o nos amenazaban. Entre más miedo tiene la gente de que la vayan a lastimar, más nos quiere dañar a nosotros. Nos teníamos que quedar por la calle y andábamos casi escondidos, el pollero que según eso nos iba a traer nos soltó pero bien lejos de la frontera y sin dinero, quedamos acá por Mazatlán y estuvimos haciendo de todo para vivir: collares, baratijas, vendíamos comida, dulces, todo lo que podíamos y pedíamos limosna a veces. Al principio nos juntamos varios, había muchos como nosotros y nos sentíamos más seguros porque andábamos en bola, ahí entre todos, pero en las noches muchos de ellos agarraban lo que habían ganado y se lo fumaban o se lo tomaban y se ponían bien locos y entonces nos dio miedo, si llegaba la policía no podíamos decir que no éramos como ellos, así aguantamos un rato hasta que decidimos irnos. Esas gentes ya ni se acordaban para qué salieron de sus hogares, solo se escapaban cada noche en viajes cortos, de ida y vuelta a la alegría para volverse a encontrar igual al otro día, y al otro y al otro también. Tu hermano Pedro se había hallado con una muchacha entre todos ellos, muy bonita, muy dulce, muy lista, pero no lo quiso seguir. No, se quedó ahí con ellos y pobre muchacha, quién sabe cómo le habrá ido porque le llamaba la atención el ambiente que hacían en esas noches los que preferían escaparse al mundo de ensueño, de mentiras, aunque cada mañana tengan que volver a empezar de cero. A Pedro le dolió mucho, todavía piensa en ella y varias veces pensó en regresarse a buscarla, pero luego se acordaba que nos salimos de la casa para ayudarles a ustedes y al final se quedó conmigo para seguir rumbo al norte.

Le batallamos, tardamos mucho, muchísimo tiempo en llegar a la frontera, nos costó mucho trabajo pasar y ya íbamos enfermos... Pues yo veía a tu hermano y me daba lástima, yo creo que cuando me veía él también sentía lástima por mí y al final pasamos, no me preguntes cómo pero llegamos sin un peso al otro lado y resultó que cuando llegamos allá estábamos asustados porque no hablábamos el idioma de los gringos, pero no hubo ningún problema: todos hablaban español, todos nos entendíamos y luego luego notabas a quien le caías gordo, porque ese te hablaba en inglés; pero al que te quería hacer caso sí te entendía y podías platicar. Todavía tardamos mucho tiempo para establecernos, Jacobo, para dejar de vivir como ratones a escondidas, pero sí lo pudimos hacer...”

La carta continúa y en ella me voy enterando de muchas otras andanzas, ya más tranquilas y hasta chuscas, y poco a poco alcanzo a ver el optimismo y el humor de mi hermano en su escrito. Eso me hace pensar que en estos días ya están más en paz. La parte final me gustó más y me dejó saboreando muy buenos recuerdos:

“Cuando me queda tiempo me gusta pensar en ustedes y recordar el pueblo, lo que más extraño es que cuando estábamos chicos íbamos con los amigos y en todas las casas a las que llegábamos había una mamá o alguien que te decía “no hagan mucho ruido, no hagan escándalo”, siempre había alguien que te ofrecía un taquito o un pan y que tenía la casa en orden, arreglada, y eso lo extraño mucho. Acá en Estados Unidos no hay mamás, todas están trabajando, todas se salen temprano a la calle y cualquier casa a la que llegues está sola. Abres la puerta y está sola, los que llegan se preparan lo que quieran comer o calientan algo que haya quedado en el refrigerador, y la gente está acostumbrada a vivir así, acá los niños no salen a la calle a jugar como nosotros, a ellos los sacan en carros, en motos, siempre van acompañados y bueno, es otro ambiente y muchos son hijos únicos o nada más tienen un hermano. Casi toda la gente que hemos conocido por acá vive así, y nos invitan a sus casas, muy bonitas, eso sí, pero se sienten hasta frías.

Yo no digo que esté mal, solo que yo no estoy acostumbrado a eso, ni Pedro tampoco. ¡Es que el pueblo era tan diferente! Hasta parece que fue en otra vida cuando íbamos a lomo de burro o de caballo al cerro para juntar al ganado, o para sembrar. Cuando platicábamos eso acá algunos se reían y como que no nos creían, por eso mejor dejamos de platicar esas historias. Se me hace que la gente de la ciudad piensa que así se vivía hace más de 100 años, pero no, fue hace menos, muchos años menos. Pero nosotros mejor llevamos la fiesta en paz, los escuchamos y ya no les platicamos gran cosa, no les hemos dicho nada de los lavaderos, por ejemplo, ya ves qué a gusto nos la pasábamos ahí cuando mi mamá iba a lavar con todas las demás señoras del pueblo, y todos los niños las acompañábamos para jugar a las “traes”, a los “encantados” o a lo que fuera, al cabo nadie nos presionaba con el tiempo y si uno no quería jugar, pues simplemente se iba a su casa y ya. Al otro día volvíamos a empezar.

Todo eso lo llevo guardado y también Pedro, ¡no sabes cómo nos ha servido tener esos recuerdos tan bonitos! Y saber que todo eso es real, nada más que juntemos un dinerito y nos vamos a regresar, acá se gana bien pero no vivimos a gusto. Algunos amigos se ríen de nosotros cuando decimos eso, dicen que ellos también pensaban lo mismo pero ya llevan años trabajando acá y no se animan a irse porque allá ganarían mucho menos, y porque sus familias ya esperan el dinero que ellos les mandan cada mes. Ya veremos qué pasa.”

¡Los lavaderos! No me acordaba de ellos, ese lugar donde las mujeres del pueblo se reunían por horas para lavar la ropa y platicar entre ellas mientras los hijos jugábamos a su lado o en el riachuelo que corría al lado. Y entre esos niños estábamos mis hermanos y yo, ¡qué cosa! Parece que eso fue hace mucho tiempo, los recuerdos me llegan como si fueran escenas de una película antigua, pero yo sé que fue real. Las películas antiguas se ven descoloridas, tristes con sus escenas de tonalidades grisáceos o sepias, y hasta las películas recientes que hablan de los tiempos pasados utilizan ese recurso de colores tristes para que el público entienda que le están contando una historia que ocurrió hace mucho tiempo, ¡qué falta de respeto! Y yo recuerdo las cosas al revés: cuando pienso en los días de mi infancia en el pueblo todo es color: el verde menta que cubría las paredes de los lavaderos, los tonos grises-negros-azulosos del empedrado en las calles, las fachadas amarillas, rosas o blancas, los techos rojos de teja, las plantas y flores de mil colores, los vestidos casi todos floreados de las señoras, la gama infinita de verdes en el campo, las portadas de los libros y las revistas que llevaban los que iban a la ciudad, las banderas y adornos de los días de fiesta y creo que hasta el cielo tenía más color. Era azul, claro, pero yo lo recuerdo más azul que ahora. En mi pueblo faltaban muchas cosas, pero sobraban los colores.

Éramos niños cuando jugábamos cerca de los lavaderos, junto al arroyo, a hacer monitos con el jaboncillo y el barro, y yo todavía me sentía chico cuando mis hermanos dijeron que se iban a trabajar al norte y estuvieron jugando toda la tarde conmigo, hasta que se hizo de noche y nos dimos un abrazo como hacía tiempo no nos lo dábamos. Después ya no los vi y pasó mucho tiempo hasta que pude hacerme a la idea de que ya no estaban en la casa, de que ya no vivían con nosotros, y de que yo ya no era chico, porque no supe ni cómo pasó, pero me hice grande. Nunca se sabe cuál va a ser el último abrazo, por eso siempre hay que abrazar con todo. Los abrazos que me dieron mis hermanos me supieron muy bien y los tengo guardados en un lugar especial de mi colección de momentos.

Así me paso el tiempo escarbando en mi memoria para encontrar más momentos agradables y más tarde, Jade llega a mi casa sin avisar y a ella también le da gusto enterarse que mis hermanos dieron señales de vida, y aunque todavía no sé dónde localizarlos, porque dicen que todavía no tienen un domicilio fijo, confío en que ellos me lo harán saber después. En su carta me pusieron dos números de celular, pero ya marqué y en uno se escucha un mensaje de que "el número que marcó no existe" y en el otro me respondió alguien en inglés que no me entendió o no me quiso entender... Me imagino que mis hermanos vendieron o perdieron esos aparatos...

Me siento un rato afuera con Jade, en la banqueta, para platicarle las aventuras que tuvieron que pasar en su viaje al otro lado y me comenta que ellos no emigraron, más bien estaban huyendo como fugitivos y eso es algo muy distinto, aún más triste que emigrar. Después se queda pensativa.

- Los discriminaron mucho, ¡pobres! A la gente le falta empatía para recordar que todas las vidas valen igual, todos nos creemos con derecho a juzgar quién es bueno y quién no, simplemente porque piensan igual o distinto que uno. ¡Como si uno siempre tuviera la razón!

- Sí, Jade. Y lo que molesta más es que la mayoría de la gente justifica todas esas actitudes con el pretexto de que “debes alejarte de la gente tóxica”.

- ¡Ja, ja, ja! Eso es divertido: “Tú no piensas como yo, o sea que eres tóxico. ¡Adiós!” Como si no tuviéramos ya suficientes razones para vivir aislados y desconfiando unos de otros, ¡carajo!

- Somos raros los humanos, entre todas las ocurrencias que hemos tenido, esta es de las que más daño están haciendo a las relaciones, es hasta peligroso eso de está bien todo lo que hagamos en contra de alguien simplemente porque es “una persona tóxica”.

- Bueno, pero sí hay personas que dañan a otras, lastiman el cuerpo o los sentimientos de la gente que tienen cerca, y lo hacen con toda intención…- Jade se queda callada un momento, me imagino que está recordando sus días con Nico y entonces pienso que para él, ese adjetivo de “tóxico” se queda corto. Quiero encontrar palabras para ayudarla a regresar al presente, pero en poco tiempo ella sola se repone y comenta con sarcasmo, como si supiera lo que estoy pensando:

- No te preocupes por mí, Jacobo. Sí me acordé de Nico y de esa época que viví junto a él, pero ahora me da risa reconocer que él era el clásico ejemplo de la persona que menosprecia, discrimina y humilla a quien sea, y además se justifica diciendo que él es bueno y hace lo correcto, ¡y por eso le va tan bien! “¡Los tóxicos son los otros, por mediocres y perdedores!” ¡Ja, ja, ja! ¡Qué cinismo! Pero él no era ni será capaz de entender a las personas honestas, leales o responsables.

- O humildes, simplemente.

- ¡Exacto! ¡Eso le ocurrió a tus hermanos! Se deben haber encontrado a mucha gente como Nico, que simplemente te ven humilde y sin dinero y automáticamente te acusan de ser tóxico.

- Y eso está pasando en casi todo el mundo, ya ves cómo está la oleada de migrantes que van de un lado a otro solo para volver a encontrar la misma pobreza y discriminación en cualquier país al que lleguen.

- Lo mejor de todo es que tus hermanos supieron moverse entre todo eso. A veces uno se cree lo que le dicen los demás y termina convirtiéndose en lo que la mayoría dice. –Jade se calla por un momento, como pensando en lo que acaba de decir y por su cara tensa sé que está enojada, tal vez el recuerdo de Nico le trajo más emociones de las que ella esperaba. Yo también me callo y al cabo de un rato la veo sonreír.

- Creo que ya no sé ni lo que digo, Jacobo, se me están revolviendo las ideas, ¡ja, ja! ¿bueno, ya estuvo!, el peor tóxico es el que vive calificando de tóxicos a sus semejantes. ¿Dejamos de hacer eso? Ven, apenas está anocheciendo, vamos a caminar.

- OK, vamos a ver si los valientes de la taquería de la avenida siguen recibiendo clientes, hoy yo invito para festejar la carta de mis hermanos. Mira, ¡aquí la traigo! Quiero leerte unas líneas…

- ¡Claro que no! Yo la leo, ¿sí?

Hace tiempo que no veía a Jade tan enojada. Ese asunto de los prejuicios y el rechazo es una cuestión muy personal para ella y prefiero cambiar el tema. Como bien dice, lo más importante es que Pedro y Jesús llegaron a donde querían llegar y parece que les está yendo bien, ¡y se acuerdan de mí, de Lily y de mi papá! También se acuerdan de mi mamá, ¡cuántas cosas han cambiado!

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martes, 28 de septiembre de 2021

Pasión

 

Fuerza espontánea e imparable que motiva a hacer cualquier cosa, por más irracional que parezca, y produce un inmenso placer a la persona que se deja llevar por ella. Motor de las acciones más alocadas y arriesgadas, también de las creaciones más originales, la pasión tiene tanta fuerza que puede ayudar a quien la tiene a navegar contra cualquier corriente.

 

Fuente de energía jovial que a cualquier edad debe aprovecharse, de lo contrario desaparece rápido y solo deja la sensación de que algo falta para que la vida esté completa. La pasión no es reciclable, nace, se vive y se va, pero sí es renovable, puede volver a nacer por un nuevo objeto o por el mismo que en el pasado, se debe alimentar con la novedad, lo original y la acción.


lunes, 27 de septiembre de 2021

Memoria

 

La memoria no es de fiar, la seduce fácilmente

esa falsa historia que uno mismo se quiere contar. 

Colección de momentos, experiencias y vivencias

a veces reales y a veces imaginarias, los sueños

también quedan en la memoria y sirven para saber

que hay algo más de lo que alcanzamos a percibir

cuando estamos despiertos y a veces conscientes.


La memoria nos habla por medio de recuerdos

vividos por uno mismo o por otra persona

lo importante es que los recuerdos reposan

en todo el cuerpo, esperando cualquier señal

que les haga espejo para activarse: a veces una voz

un sonido o una canción, a veces un olor, un sabor

o un antojo también despiertan con una sensación inesperada

o al llegar a un lugar que tiene ese algo especial y familiar

que solamente los recuerdos pueden identificar.


La memoria vive en todas las moléculas del cuerpo

coleccionando vivencias para seguirnos conociendo

para seguir creciendo porque estamos hechos

de tiempo, de momentos bien resguardados.


Todos los planes que no llegan a ver la luz

trascienden escondiéndose en la memoria

que es nuestro pasado y algunos lo logran

pero otros no duran mucho, ése no es su lugar.

Los sueños rotos se convierten en hubieras

que debemos enviar a la sombra

para no confundirlos con recuerdos.


El recuerdo a veces duele o aprieta o cala

y hay que acomodarlo para que siga presente

sin hacerle ruido a los demás recuerdos que se van

guardando y haciendo campo en el mismo cuerpo,

en la memoria, refugio de la realidad eterna, atemporal.


viernes, 3 de septiembre de 2021

Palabras libres

 

Me gustan las palabras libres, circulando y encontrándose unas con otras, si en su andar se topan con la persona adecuada, tal vez las puede acomodar en nuevas ideas, y con suerte buenas. 

Yo me robo palabras de otros, no las pido prestadas porque nunca las regreso y por si fuera poco las exhibo públicamente por si alguien más las quiere tomar. 

La única disculpa que tengo es que siempre digo a quién se las robé y las mantengo libres con la esperanza de que puedan crecer y reproducirse hasta el infinito. 

También saco mis palabras y las exhibo, pero a estas alturas la verdad ya no distingo cuáles son las mías y cuáles son ajenas, de tanto que se han mezclado… y que así sigan.

Hasta luego.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Pensamientos

 
Objetos a veces bien identificados y a veces totalmente desconocidos que vuelan en tu interior, se forman dentro de ti a partir de una idea, de lo que sientes, de lo que has aprendido, de lo que percibes en el mundo exterior y también en reacción a otras personas.
 
Los pensamientos forman enjambres que se orientan hacia un solo punto haciéndolo ver más importante que todo lo demás.
Mente es el conjunto de pensamientos e intenciones que parecen guiar tus actos, ¡no te dejes engañar! recuerda que tu mente y tus pensamientos son tuyos y tú puedes decidir si cambias su curso o si continúas pensando igual.
 
Los pensamientos necesitan energía, la consiguen alimentándose de la actitud que tienes ante la vida y además son caníbales: se alimentan de otros pensamientos. Tú decides la calidad de los alimentos emocionales que le das a tu cerebro, si le das pensamientos chatarra, producirás pensamientos chatarra, y si le das pensamientos nutritivos, generarás pensamientos nutritivos.
 
Menú de alimentos chatarra para tus pensamientos:
 
Quejas, lamentos, reclamos, “teléfonos descompuestos”, insultos, ofensas, comparaciones, críticas destructivas, indirectas, gestos de burla, indiferencia o reprobación, impaciencia, intolerancia, frases para ridiculizar, chismes, desconfianza, envidia, canciones y películas de desamor y desesperanza…
 
Menú de alimentos nutritivos para tus pensamientos:
 
Empatía, respeto, confianza, paciencia, comunicación asertiva, buen humor, crítica reflexiva, lectura, compañía...
 
El tipo de pensamiento que generas es el alimento para tus nuevos pensamientos.

El tipo de pensamiento que generes determina tu actitud ante la vida.

No basta desear con todas tus fuerzas un alimento nutritivo, necesitas obtenerlo en pláticas, lecturas, películas, canciones, actividades, sueños, momentos...