lunes, 27 de septiembre de 2021

Memoria

 

La memoria no es de fiar, la seduce fácilmente

esa falsa historia que uno mismo se quiere contar. 

Colección de momentos, experiencias y vivencias

a veces reales y a veces imaginarias, los sueños

también quedan en la memoria y sirven para saber

que hay algo más de lo que alcanzamos a percibir

cuando estamos despiertos y a veces conscientes.


La memoria nos habla por medio de recuerdos

vividos por uno mismo o por otra persona

lo importante es que los recuerdos reposan

en todo el cuerpo, esperando cualquier señal

que les haga espejo para activarse: a veces una voz

un sonido o una canción, a veces un olor, un sabor

o un antojo también despiertan con una sensación inesperada

o al llegar a un lugar que tiene ese algo especial y familiar

que solamente los recuerdos pueden identificar.


La memoria vive en todas las moléculas del cuerpo

coleccionando vivencias para seguirnos conociendo

para seguir creciendo porque estamos hechos

de tiempo, de momentos bien resguardados.


Todos los planes que no llegan a ver la luz

trascienden escondiéndose en la memoria

que es nuestro pasado y algunos lo logran

pero otros no duran mucho, ése no es su lugar.

Los sueños rotos se convierten en hubieras

que debemos enviar a la sombra

para no confundirlos con recuerdos.


El recuerdo a veces duele o aprieta o cala

y hay que acomodarlo para que siga presente

sin hacerle ruido a los demás recuerdos que se van

guardando y haciendo campo en el mismo cuerpo,

en la memoria, refugio de la realidad eterna, atemporal.


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