lunes, 25 de marzo de 2013

Gracias a los niños interiores

"Y al final, el amor que te llevas es igual al que has creado"
John Lennon


Este sábado fue el primer taller dedicado a sanar a nuestro niño interior, y quiero agradecer a las personas que formaron este pequeño grupo de infantes decididos a dejarse ver, sentir y oir. 

Muchas gracias por su confianza. 

Gracias por compartir experiencias y estar en el camino hacia un YO más integrado, más completo, más de todas las edades. 

Gracias también porque al estar reunidos esa tarde aprendí más acerca de mi propio niño interior, que por suerte sigue siendo curioso, y con ello surgieron otras ideas, más frescas, para seguir mejorando este curso.

Reciban un abrazo muy fuerte desde el corazón de mi YO niño, adolescente y adulto.


También quiero invitar a las demás personas interesadas en rescatar y disfrutar a su niño interior para que participen en la siguiente ocasión, pues el sábado 27 de abril estaré impartiendo nuevamente este mismo taller.

Hasta luego.

jueves, 21 de marzo de 2013

Darnos tiempo y atención



"El niño desea cosas simples. Quiere ser escuchado. Quiere ser amado... tal vez no conozca las palabras, pero quiere que sus  derechos sean protegidos  y su autorrespeto no violado. Necesita que usted esté allí."
Ron Kurtz
   

Este sábado será el taller "Sanando a tu niño interior", y obviamente estoy bastante metido en este tema, como podrán ver en el extracto que reproduzco hoy en este espacio.

Si usted quiere apoyar a su niño interior y apoyarse en él, debe aprender a hacer caso de las señales que le envía, y una vez que sepa identificarlas, también conviene acostumbrarse a practicar con frecuencia la comunicación con su yo niño. John Bradshaw explica las maneras en que él puede darse cuenta cuando su niño interior reclama atención, en el siguiente texto que extraje de su libro "El niño interior":

"...los niños saben intuitivamente que uno dedica tiempo a lo que ama. Es importante saber cuándo su niño interior necesita su atención. Yo aún sigo trabajando en esto, por ello le puedo decir qué es lo que he aprendido hasta el momento. Generalmente mi niño interior necesita mi atención cuando:


Estoy aburrido.  A veces mi niño se fastidia cuando doy conferencias, dirijo talleres de trabajo. Se aburre cuando participo en largas conversaciones intelectuales. Empieza a agitarse y retorcerse. Me pide que le avise una y otra vez cuánto tiempo más tiene que resistir.

Estoy asustado.  Mi niño interior fue sistemáticamente aterrorizado cuando era pequeño. Su miedo surge cuando se presenta la más leve amenaza.

Presencio una escena de amor y ternura entre padre e hijo.  Nunca falla. Pat Cash corrió a las gradas a abrazar a su padre cuando ganó el campeonato de Wimbledon y mi niño interior empezó a llorar. Volvió a suceder cuando Dustin Hoffman ganó el premio de la Academia. Se comunicó con su padre, que lo observaba desde un hospital, y el niño en mi interior estalló en llanto. Mi niño interior está muy lastimado porque mi padre lo abandonó. Aunque he trabajado mucho en este asunto, todavía me duele         mucho haberlo perdido desde pequeño.

Estoy cansado.  Me irrito cuando estoy cansado. Tengo que ser cuidadoso para atender a mi niño, o él se desquitará con la persona que esté más a mano.

Participo en un juego competitivo.  El niño en mi interior no sabe perder. Lo oculta muy bien, pero realmente odia perder. Soy extremadamente emocional en los juegos. He monitoreado mi comportamiento y me asombran los niveles que alcanzan mis regresiones.

Reacciono en exceso.  Esta reacción exagerada es una regresión de edad espontánea. Sé que mi niño interior está presente cuando aumento el volumen de mi voz y su tono se toma cada vez más defensivo.

Me siento al margen o rechazado.  Mi niño percibe las más mínimas señales de rechazo o desinterés. Tengo que ser muy cuidadoso, porque en alguna ocasión él puede percibir algo que en realidad no existe.

Quedo expuesto inesperadamente.  Esto no sucede con frecuencia, porque como soy una persona con actitudes basadas en la vergüenza, he aprendido a ser muy cuidadoso. Pero cualquier súbito cambio dentro de lo que he planeado hará que el niño que vive en mi interior sienta vergüenza.

Tengo hambre.  Mi niño se vuelve muy irritable cuando tengo hambre.

Estoy con mis mejores amigos. Ésos son momentos de alegría para mi niño interior. Le gusta mucho estar con mis mejores amigos. Se siente seguro y alegre. Le encanta hacer bromas, reír y divertirse.

Me siento solitario.  Durante mucho tiempo no reconocí la sensación de estar solo. Ahora sé que me siento solitario cuando estoy entumido y deseo comer dulces. También sé que me siento solitario cuando quiero hacer muchas llamadas telefónicas.

Siempre que mi niño interior está presente, le hago saber que me he percatado de su presencia. Cuando está feliz, basta con un simple reconocimiento. Cuando está cansado, hambriento, desanimado, triste o solitario, necesito hablarle."

Y siguiendo con la lectura de este interesante libro, se descubren varias técnicas para ponernos en contacto con esa parte infantil que vive en nuestro interior, y para ayudarle a sanar cuando tiene heridas de mucho tiempo atrás.

Si hay oportunidad, estaré comentando aquí algunas de esas técnicas, pero también les sugiero buscar el libro y tenerlo al alcance, es una lectura muy útil, amena e interesante.

Hasta luego.

jueves, 7 de marzo de 2013

El YO en las redes sociales

"Facebook es el diablo"
Vox Populi

 ¿Buscas algo? Googlealo. ¿Buscas a alguien? Facebookealo. ¿Quieres pensar? Twittealo.
Anónimo

Cometerás errores, pero si eres sincero acerca de ayudar a la comunidad, la autenticidad se mostrará y los errores se perdonarán.
Zia Yusuf, vicepresidente de SAP


Yo tenía miedo de entrar a una red social, compartir mis datos y ser parte de esa cadena de personas conocidas y desconocidas que se dicen todo lo que les ocurre y suben fotos, videos, chismes y chistes todo el tiempo. Ahora tengo menos miedo aunque no le tengo suficiente confianza a esta mothernidad, hace dos años y pico me di de alta en el facebook, y antes ya me había dado de alta por error en un sitio llamado "Sonico", del que no me he podido dar de baja a pesar de que no le veo ningún interés a ese portal de anuncios. Total que ya formo parte de este mundo de reencuentros y también he puesto algunos chistes, ocurrencias y algunos gustos musicales en ese aparador, encontrándome con frecuencia con la grata sorpresa de que hay un mundo de conocidos pululando en esa red.

Éste es un fenómeno que no termina de superarse a sí mismo, y que se ha abordado desde distintos enfoques para entender su finalidad, su origen y su posible evolución, pero sobre todo es un fenómeno masivo, una experiencia multitudinaria que no puede tener una explicación o causa única, pues igual aborda aspectos de comunicación, de tecnología, de relaciones, de mercadotecnia o de sociología, por mencionar los que se me vienen a la mente ahorita. Por si fuera poco, ahorita trato de abordar este asunto brevemente desde un enfoque psicológico, cruzado con sistémico y comunicacional... A mi favor digo que no tengo grandes pretensiones de llegar a explicar hasta dónde llegará la humanidad con las posibilidades que brindan estas redes, solamente trato de exponer una breve reflexión y mi particular opinión sobre el tema.

Aclarado lo anterior (espero), voy a dar mi punto de vista apoyado en algunas premisas del Dr. Ronald D. Laing, autor de los libros "El yo dividido" y "El yo y los otros", según mi corto entender. Ahí voy:

Uno de los motores de la humanidad es la comunicación, no puede haber relaciones si no nos interesa expresar algo o enterarnos de algo. En todas las relaciones humanas las personas buscamos la afirmación o la confirmación de nuestra propia persona, es decir del YO, y como mi YO no se puede reafirmar a sí mismo (salvo en algunos casos de delirio enfermizo), es indispensable hacerlo ante "los otros". Por eso somos seres sociales. Cada vez que nos comunicamos con alguien más, y en la medida en que encuentramos respuesta a nuestras acciones y palabras, nos vamos conociendo a nosotros mismos, vamos descubriendo cómo nos percibe el mundo y como lo percibe cada uno de nosotros, cada YO. Incluso en las relaciones deshonestas, basadas en la hipocresía y la mentira, el YO se reafirma a sí mismo, aunque en estos casos también crea una barrera ante los demás.

Bueno, mientras uno se reconoce a sí mismo en su relación con los demás, dándose cuenta de cómo es percibido, también va construyendo su propia imagen o autoconcepto, que depende totalmente de las respuestas que recibe del contacto con los demás.


Hasta ahí vamos bien, la vida nos da la oportunidad de vernos en el espejo de nuestras relaciones. Ahora hay que agregar otro elemento: En muchas ocasiones, nuestra necesidad de reconocimiento y de ser escuchados es tanta, que dejamos de prestar atención a lo que nos dice nuestro interlocutor. Es lo que comúnmente se llama "diálogo de sordos", porque a ambas partes les interesa expresarse sin escuchar. Nos podemos dedicar tanto a reafirmarnos como personas, que podemos terminar buscando desesperadamente llamar la atención de la manera que sea, y olvidamos que también la otra persona espera retroalimentarse y por lo tanto, confirmarse a sí misma mediante el diálogo y la comunicación. ¿Para qué nos buscamos, si no es para hacer contacto con otra persona? Y el mejor contacto es el recíproco.

Sabemos que en la comunicación personal hay un riesgo permanente de ser exhibidos, juzgados y confrontados. Si tenemos nuestro niño interior saludable y nuestra valía personal en buena forma, tal vez pasar un poco de vergüenza no sea nada grave y hasta se pueda convertir en una experiencia divertida y nutritiva en términos de enseñanza. En caso contrario, la vergüenza crece y adopta otras formas: culpa, miedo, aburrimiento, enojo o cualquier otro sentimiento de esos que dejamos salir para bloquear nuestra comunicación y contacto con los demás. Correr ese riesgo es el camino para conocernos realmente.

Sin ánimo de generalizarlo a todos, creo que muchos de los excelentes ocupadores de tiempos, cámaras y teclas en las redes sociales basan su popularidad en la comunicación virtual, porque el riesgo de tener una experiencia vergonzosa se reduce bastante. Y es verdad. Sin embargo, cuando nuestra principal comunicación se vive a distancia, aumenta la posibilidad de confundir la verdad con las bromas, las imágenes y las palabras cortadas, como el riesgo de vergüenza social disminuye muchísmo, nos queda la sensación de estar trascendiendo, que es a fin de cuentas una meta del ser humano.

Como dice mi amiga Mayté: Es muy raro que alguien hable igual de bien que como escribe. Cuando le escuché decir eso aún no había redes sociales (somos unos pollitos, pues) y aún así era notoria la verdad de su sentencia. Ahora que vivimos este fenómeno esa frase toma un nuevo valor: No solamente es muy raro que alguien hable igual de bien que como escribe, ahora también es raro que alguien escriba igual que como piensa. La rapidez y facilidad con que aplicamos la técnica del "cut-paste" cada vez que vemos una frase, imagen o texto ingenioso nos envuelve en un nuevo reto: Poner a trabajar las neuronas en sintetizar nuestras propias conclusiones, pues de lo contrario estamos dejando que otra persona procese las experiencias y decida qué opinar acerca de ellas, para que nosotros únicamente entremos como en el súper, a escoger aquellas frases que más nos acomoden según el humor que tengamos en ese momento.

Obvio es decir que este estilo de comunicación, contrario a lo que se espera, ayuda a negar el YO en lugar de favorecerlo.

Hay otra característica que le da un toque mágico a las redes y que provoca la ilusión de fama y realización como grandes comunicadores: La ilusión del auditorio colectivo. Un poco más: la ilusión del auditorio permanente. Le da un toque mágico porque da esa sensación egocéntrica tan común en la adolescencia de que siempre hay alguien viendo con interés lo que hacemos (al crecer nos damos cuenta de que somos únicos, pero no los únicos). Las redes nos dejan jugar nuevamente con ese rol adolescente, ser excéntricos, misteriosos, sarcásticos, divertidos, cultos, broncudos, críticos o como queramos ser, cada quien elige la máscara que va a mostrar, sin embargo el rol queda inconcluso, en parte por el anonimato parcial y en parte por la falta de retroalimentación directa para quien externa sus ideas. Esta ilusión del auditorio colectivo, bien utilizada, puede ser un mecanismo reforzador de potenciales en YO, y utilizada como el principal mecanismo de comunicación conduce, nuevamente, a la desintegración del YO, a dividirlo en una imagen pública y una secreta que pueden vivir tan separadas como el día y la noche.

La comunicación colectiva deja poco espacio para la intimidad. Una persona puede ser muy pudorosa en sus relaciones reales y al mismo tiempo comentar situaciones muy íntimas, casi confidenciales, en las redes sociales: Es la cara opuesta del "auditorio colectivo", algo así como la ilusión de complicidad inquebrantable con una persona en la red. Después puede haber otro cómplice. Y después otro. Con el tiempo muchos secretos dejan de serlo y el límite entre lo personal y lo público se rompe, con todos los posibles daños a la integridad del YO.

Además de esto, lo que decimos en la red queda escrito para la posteridad y podrá ser visto e indagado dentro de muchos años. Tal vez dentro de 5 o 10 años las cosas escritas ahí no tengan mucha importancia para quien las escribió, pero la reacción de quienes las vean puede hacer que vuelvan a interesarle sus antiguas opiniones y acciones: Las personas crecemos, lo que escribimos en la red nos amarra a nuestro pasado, a nuestras anteriores edades. A mi no me molesta comparar mi pensamiento de ahce años con el actual y darme cuenta si ha habido crecimiento o no. Sin embargo no me gustaría tener encima la maldición de seguirme encontrando mis ocurrencias y disparates de hace muchos años, sin desearlo. Son parte de mi esfera privada y me gusta decidir con quien los comparto y con quien no. Es una forma de seguir controlando los límites de mi comunicación y, por lo mismo, de confirmar mi persona.

Como dije antes, mucho más arriba, no generalizo para toda la gente lo que digo aquí, sé que hay muchísimas personas que utilizan la red de una manera sana para ellas mismas y para los demás, y que no hay un parámetro de lo que es "bueno" y "malo" en estas redes. Aún así, me parece que el entorno de las redes sociales facilita la creación de máscaras y barreras en la comunicación. No fueron hechas para igualar o sustituir a la comunicación directa, sino como una herramienta complementaria que reduce las distancias y los tiempos, permitiendo compartir ideas, opiniones, sentimientos, archivos, música, ligas y muchas otras cosas, sin llegar a ser una comunicación real, en el sentido de contacto humano y afirmación del YO.


Me gustan las redes sociales. Me han ayudado mucho a no estar aislado de tantos amigos, familiares y conocidos que están lejos, físicamente, de mi. Me han permitido publicitarme y dar a conocer mi quehacer y un poco de mis intereses personales. También me han ayudado a enriquecer estos textos, pues casi todas las imágenes (y muchas ideas) que coloco en este blog surgen de las redes o de otros sitios ciberespaciales. 

Y sin embargo sé que no soy YO el que se comunica en estas redes, sino una imagen de mi YO que no se puede percibir totalmente por los demás ni por mí mismo. Me gustaría que las redes evolucionaran tecnológicamente (y nosotros culturalmente) hasta llegar a ser una vía de comunicación más real. Otro espejo donde podamos cer nuestro YO. Por cierto, aquí abajo están los botones para compartir este rollo en las redes sociales y también la oportunidad de opinar sobre él.

¿No podemos estar un rato sin comunicar? No. Mientras estemos con alguien más no podemos. Lo que sí podemos hacer es escoger distintas opciones de comunicación para no limitar nuestra expresión, y para tener diferentes formas de retroalimentación. El contacto con los demás nos permite conocernos, reafirmarnos y crecer. La invitación es buscar que ese contacto (verbal, físico, visual o como sea) se dé de la manera más honesta posible.

Hasta luego.

martes, 5 de marzo de 2013

Creer en nuestras libertades

"Creo que el mejor regalo que puedo recibir de alguien es que me vea, que me escuche, que me entienda, y que me toque.
El mejor regalo que puedo dar es ver, escuchar, entender y tocar a la otra persona.
Cuando se ha hecho esto, siento que se ha hecho contacto."
(Virginia Satir)



Desarrollar la sensación de "poder personal" no es una tarea rápida, requiere bastante tiempo de dedicación y práctica durante los primeros años de vida y, en esa misma etapa, también se necesita apoyo por parte de los padres y los adultos valiosos para el niño o niña. Si todo sale bien, cuando ese niño o niña crezcan tendrán la suficiente sensación de "poder personal" para hacerse cargo de su vida y animarse a dejar el nido para volar su propia ruta.

En la edad adulta, a la gente que controla su propio "poder personal" le llamamos "personas con autoestima". En su nivel evolutivo, requieren seguir practicando, ser conscientes y constantes en la aplicación de su propia valía personal, y como seres sociales, también necesitan seguir en contacto con los demás para ubicarse en el mundo real sin "perder piso", sino retroalimentando y aprendiendo de la vida misma en compañía de otras personas.
Para seguir desarrollando el "poder personal" y la autoestima en cualquier etapa de nuestra vida, es importante salir de vez en cuando de la zona de confort, de los terrenos conocidos, y animarse a probar experiencias distintas, otros sabores, otros lugares, otras caras, otras pláticas... en fin: otras posibilidades (ver más sobre este tema dando clic en "obesidad mental"). Si no funcionan nos quedará la enseñanza, y si funcionan, esas nuevas experiencias pueden pasar a formar parte de nuestro acervo para la vida. 

La anterior es una propuesta de Virginia Satir para ayudarnos a creer en nosotros mismos, palabras más o menos, y para complementarla, propone vivir con estas 5 libertades:



La libertad de ver y escuchar lo que está aquí, en lugar de lo que debería estar, estuvo o estará.



La libertad de decir lo que se siente y se piensa, en lugar de lo que se debería sentir y pensar.



La libertad de sentir lo que se siente, en lugar de lo que debería sentirse. 

La libertad de pedir lo que se quiere, en lugar de tener siempre que pedir permiso.



La libertad de arriesgarse por su propia cuenta, en lugar de optar únicamente por estar “seguro” y no perturbar la tranquilidad.

Satir es una excelente escritora, además de uno de los mejores modelos a seguir en terapia familiar y PNL. La propuesta de las cinco libertades y muchas otras con la misma claridad y riqueza de ideas, aparecen en su libro "En contacto íntimo", de 1976.

Hasta luego.

domingo, 3 de marzo de 2013

Cada día es una oportunidad

"...Y entonces un día encuentras
diez años tras de ti..."
Pink Floyd

Hoy escribo pensando en una frase muy obvia, tan obvia que a muchos de nosotros se nos pasa y su olvido nos provoca angustia: Cada día es una nueva oportunidad.
Para decir la frase que no nos atrevimos a decir. Para dar o pedir ese abrazo. Para hacer ese pequeño arreglo que tengo pendiente y lo he dejado pasar. Para enviar un saludo a la gente que quiero. Para arreglar ese malentendido con una persona importante en mi vida. Para dedicarme más tiempo. Para tomarme una cerveza con un amigo. Para estar mejor con mi pareja. Para enfrentar ese error que cometí. Para hablar conmigo mismo. Para empezar a encarar el miedo, poco a poco. Para corregir lo que hice mal. Para aprender algo nuevo. Para valorarme y valorar a los demás. Para escuchar a quien quiere decirme algo. Para agradecer. Para volver a aprender lo que ya creía conocer. Para vivir.
Cada día es una nueva oportunidad y así será hasta el fin de mis tiempos, cuando llegue mi último día. Y así será para cada uno de ustedes también. Pero mientras ese día no llegue seguiremos teniendo una nueva oportunidad con cada sol que sale gordo y redondo a elevarse como globo por los aires. Y cada uno de nosotros decidirá qué hacer con ella.
Hasta luego.