martes, 31 de agosto de 2021

Tristeza

 
Discreta y escurridiza
de repente sale y cubre a la persona
hasta impedirle percibir cualquier otra
sensación o hecho agradable
se asoma con timidez
cuando ocurre algo no deseado
inesperado, y seduce a la persona completa
a veces poco a poco, a veces de inmediato.
 
La tristeza también sale a veces de la nada,
se abre paso entre todas las partes
del cuerpo para instalarse como el humo
de un incendio hasta llenar todo el interior.

Después la tristeza se desborda
rodeando el cuerpo hasta cubrirlo
para hacer creer a su dueño o dueña
que la vida entera está vacía de color
de esperanza, de alegría, de motivación
de todo lo que no es tristeza.
 
Y por si esto no bastara
la tristeza se junta con el miedo
para aferrarse al cuerpo,
pero es desde un inicio una sombra
mucho más grande que él
tan grande que en ella se esconden
las ganas y deseos de todo…
Más se pierde el interés, más crece la tristeza
y el miedo a la vida.
 
La tristeza y el miedo juntos
generan indiferencia
y la indiferencia puede matar
cualquier unión o compromiso.

Empezar a reaccionar día a día
ante las pequeñas cosas que ocurren
cosas que parecen insignificantes y bobas
pero que tienen sentido
cuando uno mismo se los da
ése es el antídoto para reducir la tristeza
y darle su lugar adecuado en el cuerpo 
para hacer a un lado la indiferencia.
 
La tristeza es buena amiga
cuando transita por tu vida
en su justa medida
su paso debe ser efímero
para darte la oportunidad de reflexionar
para volverte a mover y actuar.

Hacerle caso a la tristeza cuando llega
para que se marche pronto
antes de que nos vayamos a paralizar.


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