Vísceras es el nombre de una banda integrada por los órganos internos del cuerpo: unos están en el cráneo, otros en el tórax y otros más en el abdomen, se esconden porque son muy blandos y activos y también son el hogar de nuestras reacciones.
Las vísceras son el lugar donde brotan las emociones más honestas -aunque no siempre las más agradables-, son la parte más sensible y más sentida de la humanidad, pura espontaneidad.
Las vísceras son el lugar donde brotan las emociones más honestas -aunque no siempre las más agradables-, son la parte más sensible y más sentida de la humanidad, pura espontaneidad.
Ahí se esconden las emociones pesadas y lentas como el rencor, la ira, la envidia o la vergüenza, que se alimentan de las mismas vísceras y tienen miedo de irse. Si se quedan mucho tiempo, le impiden a los órganos viscerales realizar su función de transformar y purificar.
De las vísceras también brotan la alegría y la pasión y otras sensaciones que se disfrutan en momentos memorables y después se van, dejando lugar para que puedan nacer nuevas emociones.
Retorcijones en las tripas, opresión en el pecho, dolor de cabeza, arritmia, mariposas en el estómago, un vacío en el pecho, riñones o hígado cansados… Escucha la voz de las vísceras pidiendo ayuda cuando se llenan de emociones y sustancias tóxicas y uno no para de darles más de lo mismo.
Nos quieren enseñar qué útil resulta soltar a tiempo lo que puede hacer daño, para seguir haciendo lo que mejor saben hacer.
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