jueves, 3 de mayo de 2018

Psicología día a día 14


Y así es.

Normalmente la gente reacciona ante los sucesos que le afectan dejando salir una emoción muy grande de manera súbita: miedo, enojo, tristeza, vergüenza o simplemente se paralizan y no alcanzan a reaccionar.

La humillación es una de esas situaciones que provocan reacciones fuertes en cualquier persona, creando resentimientos y anclajes emocionales que pueden ser muy fuertes y permanentes. Cuando te humillan, y especialmente cuando te ocurre en público y de manera inesperada, es como si de pronto te arrancaran la ropa y te exhibieran vergonzosamente ante los demás. La humillación te expone y te deja en desventaja ante los demás.

La sorpresa ante la humillación hace que los sentimientos broten tan rápido que en ocasiones no los puedes controlar, haciendo más grande la humillación.

También hay humillaciones menos sorpresivas pero igualmente dolorosas. La humillación sistemática, continua, que termina por hacer dudar al humillado de su propia dignidad, pues cuando el trato humillante es lo de diario, vivir así parece normal.

No permitas que te humillen. Si aceptas que otra persona se ponga por encima de ti y de tus deseos inmediatamente notarás cómo baja tu autoestima y tu aprecio personal se irá transformando en desprecio disfrazado. No importa si quien te humilla es la persona que amas o la que te dice amar. No permitas que te humillen.

No te permitas humillar a nadie. ¿O crees que tú sí puedes hacer a los demás lo que no te gusta que te hagan? Al humillar se disminuye la autoestima del humillado, pero también la del que humilla ¿qué tipo de autoestima necesita hacer sentir mal a otro?

Hasta luego.

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