Y así es.
Amar no es vivir para otra persona, eso significaría que te estás quitando tu propio valor personal para hacer que otra persona valga más que tú y tal vez para pretender que esa persona vale más que cualquier otra, ¡cosa más falsa! Lo único real si ocurre esto, es que tú te estás devaluando y cada vez te abaratas más, pero con eso no vas a lograr que la otra persona sea más valiosa. Ni que te quiera o te respete.
La vida diaria nos enseña que todas las personas somos igual de valiosas, aunque muchas personas consideran que la posición económica o social hacen que una persona pueda valer más y ESTO NO ES VERDAD.
Muchos de nosotros tenemos cargado un programa mental que nos convence de que sí es más valiosa la gente que tiene una mejor posición en la escala social, y entonces creemos que es normal que esas personas privilegiadas sean prepotentes porque se lo merecen, permitimos que sean corruptos porque "por algo están en esos puestazos". Es un poco la idea del origen divino que muchas abuelitas inculcaban a sus nietos: "Así lo quiso Dios" y hay que respetar a esa gente que fue bendecida con todo. Entonces toda una nación puede estar viviendo solo para darle gusto a unos pocos. Y nos quejamos. Y decimos que ahora vamos a votar por otro que en realidad es parte de ese mismo grupo. Y después de quejarnos seguimos atendiendo lo que ese grupo del poder quiera. ¿Otro gasolinazo? ¿Que este año el SAT devuelve menos de nuestros impuestos? ¿Que solo se transmiten las noticias que ellos quieran? ¿Que invierten nuestros dineros en lo que a ellos les conviene y no en lo que la población del país necesita? ¿Que cada semana se descubre que uno o más de ellos está involucrado en un fraude o acto delictivo? Pues sí. Y seguimos viviendo para ellos.
Bueno, ¿te ha pasado, o esto solo ocurre en otros países?
En las relaciones interpersonales ocurre exactamente lo mismo: Ya sea porque hay una persona muy guapa que te obsesiona, o porque quieres quedar bien con alguien por alguna razón específica, puedes terminar cediendo tu voluntad y tus planes a favor de esa otra persona y dejar tu vida en espera, como si tuvieras el lujoso poder de detener el tiempo.
Lo mismo que ocurre a nivel nacional, ocurre a nivel personal. La diferencia es que a nivel personal, la mayoría de las veces eres tú quien escoge a la persona por la que vas a renunciar a lo que tú quieres, aún sabiendo que el amor no es sacrificio y que entre más te abarates menos serás aceptado.
A nivel nacional cada vez es mayor la duda acerca de la calidad moral y ética del grupo de personas que dice lo que nos debe gustar y lo que debemos rechazar, sin consultarnos. Pero igual seguimos viviendo para ellos.
Volviendo al plano personal, reencuentra tus deseos, recuerda tus propios planes, tus proyectos, tus preferencias... Y si tu persona especial está de acuerdo, tal vez se puedan combinar los intereses de ambos sin que ninguno tenga que sacrificarse por el otro, ya que sí es posible avanzar por la vida con compañía real.
Hasta luego.
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