martes, 8 de mayo de 2018

Las vidas siguen


Y así es.

Cuando vives una experiencia dolorosa o difícil con alguien, puede ser necesario dejar pasar cierto tiempo para reponerte, reorganizar tu vida y tus prioridades y finalmente seguir tu vida con las modificaciones que hayas requerido hacer. Libre y sin más carga que la memoria llena de enseñanzas, porque compartirte con alguien siempre te deja aprender algo nuevo de ti, de esa persona que se va y de la vida. En ese momento es común decir que "la vida sigue" para retomar el camino del reencuentro contigo.

En las relaciones humanas existe un principio de reciprocidad que también aplica en esas situaciones de ruptura al final de una relación amorosa. Tu vida no puede seguir libre y ligera si al reorganizar tus prioridades sigues teniendo presente a tu ex pareja con la esperanza de que vuelva a nacer la relación. No al recuerdo de tu ex, que es totalmente comprensible y deseable conservar los momentos disfrutados para saborearlos y los sufridos para entender por qué terminaron: si te pasa que en tu visión a futuro sigues teniendo a tu lado físicamente a la persona con la que ya se acabó el encanto, te estás amarrando a una ilusión y seguramente vas a pretender que esa otra persona también se aferre a la esperanza de revivir esa relación tan tóxica, pero tan tóxica, que tuvieron que terminarla. Esto tiene nombre, se llama codependencia.

Y aquí aplica además del verbo "aceptar", el verbo "soltar".

La frase "la vida sigue" es liberadora e individualista, estos significados simultáneos provienen del deseo contradictorio de que ambas personas serán felices siguiendo su propio camino y al mismo tiempo continuarán entrelazadas en una sola historia de vida, sin embargo cuando la relación termina esto ya no es así y ambas vidas deben seguir sus cursos independientes. Podrán cruzarse, encontrarse cuantas veces sea, pero no seguir juntas.

Por otra parte, la frase "las vidas siguen" implica romper tu caparazón y aceptar que la otra persona sigue su camino de acuerdo a sus propios deseos y tú vas por el tuyo igual. Tan valiosa e independiente su vida como la tuya. Tan suyas sus decisiones como las tuyas. Respetar estas condiciones rompe la codependencia.

Si dos personas que compartieron una relación amorosa siguen juntas cuando la relación terminó, es que la relación no ha concluido, solo se transformó y en ese caso deberán definir si sus vidas seguirán por separado o si continuarán juntas. Si se da este último caso las vidas no pueden simplemente seguir, entre ambos tendrán que definir las nuevas reglas de la relación porque al tomar la decisión de terminar y volver a empezar, deben estar conscientes de que se unirán para vivir una relación distinta a la que tenían antes de esa experiencia, para que la nueva historia no termine igual o peor.

Y si estás en pareja y no hay riesgo de ruptura, también debes respetar el campo vital de esa otra persona que te invita a su mundo y que se anima a aceptar tu invitación y entrar al tuyo, es así como las vidas siguen, pero acompañadas: Por voluntad propia, por compromiso con uno mismo y no por tratar de complacer o retener a la pareja.



Hasta luego.

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