Y así es.
Por soberbia, por vergüenza o por falsa modestia podemos dejar pasar la oportunidad de aprender y compartir experiencias con la gente que nos rodea.
Abre las puertas de tu mente, de tus pensamientos y de tu corazón, verás que la gente te puede sorprender con las vivencias, conocimientos y experiencias que lleva consigo y también te darás cuenta que tu experiencia y forma de ver el mundo también puede tener eco y reconocimiento allá entre la gente.
Todo en la dosis adecuada. Si quieres aprender y crecer, escucha, percibe, recibe. Después llegará tu momento de dar, de compartir lo tuyo.
Deja que anide lo nuevo en ti para cambiar tu visión del mundo. La inteligencia colectiva se construye con mentes abiertas, dispuestas no solo a dejar salir sus ideas y ocurrencias, sino a permitir que entren otras y en algunos casos -no siempre-, se cruzan y se fusionan.
Hasta luego.
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