Normalmente uno cree que está en lo correcto, que lo que hace está bien. Y también es muy común que uno participe en un círculo social formado por personas que piensan de forma igual o muy parecida a como uno piensa. Entonces uno refuerza la idea de que está en lo correcto y que lo que hace está bien: ¡todos lo dicen!
En estas circunstancias es más difícil aceptar a las personas que por alguna razón son diferentes a uno y por lo tanto forman parte de "los otros", lo que uno no conoce. Y de esta manera tan simple nace la intolerancia, los prejuicios y la discriminación.
Es muy fácil juzgar como malo o negativo lo que es distinto a uno mismo. El ego humano está preparado para convencerse a sí mismo de que siempre está bien, y ése es el principal reto a vencer en cada uno de nosotros: No hay un ser humano perfecto ni que siempre esté en lo correcto, ni siquiera uno mismo, aunque tu círculo social diga que sí. Cierto que es más fácil ver el defecto en el vecino y no en uno mismo, pero es más fácil corregirlo en uno.
En la variedad de formas de ser en el mundo encontramos también una catálogo bastante amplio de defectos y hábitos nocivos y también, en cualquier persona, virtudes y habilidades distintas a las de uno mismo. Veamos personas completas y sin etiquetas.
Hasta luego.
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