Cuando estaba chico me gustaban mucho las caricaturas... bueno, todavía, pero entonces disfrutaba mucho las aventuras de los superhéroes y los supervillanos. Y aún siendo tan fanático, a esa edad me parecía algo muy tonto eso de que algunos supervillanos siempre querían destruir al mundo, es más, los más aventados pretendían acabar con todo el universo, y yo me preguntaba "¿para qué?" "¿no se dan cuenta que si acaban con el mundo o con el cosmos también se destruyen ellos mismos?"
Y no. No se daban cuenta. El hambre de poder y la ilusión de omnipotencia les hacían olvidarse de que todos somos uno.
Y de ahí se me ocurrió esta imagen, acorde a los supervillanos de estos días en que ya no estoy chico. Ahora les llaman "delincuencia organizada" y en el dibujo se representan por políticos, empresarios y narcosicarios cargados de un lado de la balanza, del otro lado está todo el mundo. Así, sin exagerar: todo el mundo incluyendo también a los delincuentes organizados. Eso es lo que está en juego si se sigue anteponiendo el dinero a la vida, a la naturaleza, a la dignidad.
Decían en una marcha por la paz, hace más de un mes: "No mas sangre por dinero" y es cierto. También habría que decir "No más dinero por sangre", que se pague por hacer, por crear y no por destruir, porque en la destrucción podría terminar todo y porque una buena parte del problema está en que no hay trabajos bien pagados.
El que no es capaz de amar, solamente puede odiar. El que no es capaz de crear, solamente puede destruir. Y hay que decidir de qué lado estamos.
Hasta luego.
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