jueves, 25 de julio de 2013

Los órdenes de la ayuda (4 de 5)

"No se puede enseñar nada a un hombre; sólo se le puede ayudar a descubrirlo en su interior."
Galileo Galilei



En teoría, este principio es de las primeras cosas que los maestros trataron de enseñarnos durante la carrera, y en teoría yo lo aprendí muy bien, aunque en la práctica tardé bastante tiempo más.

Y claro. Lo que describe Bert Hellinger en este cuarto orden de la ayuda nos permite entender la diferencia entre un ayudador y un cómplice:
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El “ayudador“ debe ver a la persona que pide ayuda como parte de un sistema.  Solamente de esta manera puede ver lo que necesita y a quién en la familia le debe algo. Así también puede percibir quién en la familia necesita su respeto y su ayuda, y a quién tiene que dirigirse el paciente para reconocer y dar los pasos decisivos.

Es decir que la empatía del “ayudador“ no tiene que ser personal, sino tiene que ser sistémica. El “ayudador“ no debe establecer una relación personal con el paciente.
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Resistamos la tentación de "ayudar" dándole la razón en todo a esa persona que necesita ayuda. Lo único que conseguirás es formar una relación codependiente que también necesitará ayuda.


Hasta luego.

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