viernes, 19 de julio de 2013

Ignorar lo que necesitamos

"No compres nunca lo que te sea inútil bajo el pretexto de que es barato."
Thomas Jefferson


Los mexicanos no sabemos comprar. No sé si esta afirmación aplique también para otras sociedades, pero en México, salvo honrosas excepciones, la gente no sabe comprar y adquiere sus cosas por impulso, por seguir la moda, por aparentar cierto estatus ante los demás, por aprovechar "ofertones" que nunca lo son en verdad... Lamentablemente son muy pocas las personas que planean y eligen sus compras con un sentido práctico y funcional, resistiendo a la tentación de comprar para dar una imagen "actual".

El resultado es que se tiran muchos celulares y equipos informáticos por obsoletos, simplemente porque apareció un nuevo modelo. Se compran autos más caros y llamativos (muchas veces no de mucha calidad ambiental ni 100% seguros). Se "necesita" una colección de "gadgets" y accesorios. Se consume mucho alimento y bebida chatarra porque se ve más "cool" traer una lata o un empaque de marca que un recipiente con comida casera...

Compramos sin razonar porque hemos sido educados para ignorar lo que en realidad necesitamos. 

Lo ideal sería alejarse de la publicidad, descubrir qué necesidad queremos satisfacer y después buscar el satisfactor considerando también nuestra capacidad real, para no adquirir cosas que rebasen nuestro poder de compra. Debemos estar conscientes de nuestros propios límites para no ser esclavos de los créditos ni vivir soñando con tener siempre las últimas novedades, pues ésa es una carrera que no se puede ganar: Si se adquiere una cosa por el estatus de estar al último grito de la modas en tecnología, el gusto durará a lo mucho un par de meses, porque la sociedad de consumo está hecha para generar nuevos diseños y apariencias continuamente.

"Me han platicado" que estos hábitos de compra irracional producen endeudamientos muy grandes. Confusión en las prioridades familiares (comeremos menos, pero tendremos un buen auto). Vergüenza y discriminación social. Adicción, algunas personas sienten un vacío en su interior si no están apostando, gastando, presumiendo o derrochando de algún modo su dinero. Pérdida de identidad, uno puede llegar a sentir que no está a la altura de los demás si le falta adquirir tal o cual cosa.

Comprar sin razonar es desperdiciar dinero, tiempo, planes, vida. (Recomiendo ver esta entrada, que muestra un video interesante sobre la necesidad de consumir sin medida)


"Hay gente que pasa su vida haciendo cosas que detesta para conseguir dinero que no necesita y comprar cosas que no quiere para impresionar a gente que odia."
Emile Henry Gauvreay

¿Todo esto afecta en algo a nuestra vida diaria, a nuestras relaciones?

Sí: En nuestras negociaciones diarias, nuestros intercambios de afectos y emociones, ocurre lo mismo que en nuestras negociaciones o intercambios económicos. Es decir que si no sabemos comprar, difícilmente sabremos hacer buenos intercambios en nuestras relaciones. Si no nos damos tiempo para conocer nuestras necesidades físicas y satisfacerlas de manera práctica, ¿seremos capaces de identificar nuestras necesidades emocionales? ¿Pondremos atención a lo que otra persona nos puede ofrecer o pedir en términos de actitudes y emociones? 

Todo lo que dice en las líneas de arriba acerca de las compras, se adapta muy bien a las relaciones interpersonales.

Los mexicanos no sabemos comprar. Hemos sido educados para ignorar nuestras necesidades y las del prójimo. Para desconocer nuestros límites y nuestros alcances. Para seguir las tendencias de la moda o de la competencia. Para confundir nuestros valores. Para convertir nuestras relaciones en cosas desechables, pasajeras, devaluables.

Esto puede cambiar, ayuda mucho seguir los órdenes de la ayuda (hoy debería aparecer aquí el segundo orden, pero me nació este escrito estilo alegato) y siempre debe ser una decisión interior, personal. Si uno mismo se ayuda a cambiar su manera de administrar el dinero y los bienes materiales, el resultado también se puede trasladar a las relaciones familiares, amistosas, románticas y de cualquier otra índole.


Hasta luego.

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