miércoles, 13 de julio de 2011

Las técnicas y la entrega desinteresada

Recuerdo cuando empezamos el curso de sexualidad humana en la facultad, a cargo del maestrísimo Javier Castañeda. Hubo un día en que él preguntó qué era lo que más nos interesaba y yo, jovencito y presuntuoso, le dije que me interesaba conocer técnicas para mejorar mi desempeño sexual con las mujeres.

También recuerdo su respuesta, que no voy a reproducir aquí textualmente aunque valdría la pena por la riqueza de esas ideas, pero fue muy extensa, así que me voy a limitar a la idea central: Podría ser que yo aprendiera todas las técnicas sexuales del kamasutra y otra cantidad igual, pero si no era capaz de entregarme desinteresadamente, nunca estaría satisfecho con mi desempeño sexual, pues en realidad nunca sería capaz de aceptarme a mí mismo.

¿Y por qué platico esto? Pues porque esta anécdota tiene relación con la entrada anterior, en la que hablaba de la infinidad de teorías, técnicas y métodos que puede aprender un terapeuta, pero en este campo y en toda relación humana sucede lo mismo: Lo más importante es tener esa capacidad honesta de entregarse a la persona que está ahí, exponiendo su vida de la manera más sincera posible, el cómo entregarse resultará natural si estoy ahí al 100%, y resultará mucho mejor que si estoy más preocupado por escoger una técnica o una teoría en luga de poner atención a la persona.

Como en toda relación, esta solamente funciona si hay confianza y respeto mutuos, a partir de ahí, el resto es dejarse fluir con el aquí y ahora: Confío en que soy una persona completa, confío en que estoy con una persona completa, y ambos somos buscadores.

Hasta luego.

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