Justo a mitad de cada pierna
fuerte y resistente está la
posibilidad 
de doblarlas para caminar,
correr, 
saltar o sentarse; la
rodilla hace 
a la fuerza flexible y le
permite moverse,
y también logra que el dueño
o dueña
del cuerpo descubra su
humildad
al arrodillarse y su
agilidad
al darle impulso.
Las rodillas son
la mejor cura cuando enfermamos
de soberbia, pereza o inmovilidad.
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