miércoles, 26 de marzo de 2014

Mientras la vida se va

Me senté a escribir y nada más se me ocurrió una lluvia de ideas hiladas alrededor de esa actitud desgastante que nos puede llegar a envolver cuando uno mismo decide quitarse el valor personal y dedicar sus pensamientos a quejarse y reclamarle a la vida porque no es como uno quiere que sea, sin darnos cuenta que nuestra propia actitud es la que nos hace tomar decisiones destructivas y nos impide actuar en el presente, el único lugar donde podemos hacer algo porque el pasado ya se fue (aferrarnos a él nos llena de nostalgia y tristeza), mientras que el futuro no existe (enfocarnos solamente en él nos puede llenar de planes, ansiedad y angustia ante lo desconocido). 

En fin, aquí está este pensamiento, cualquier parecido con la realidad... hay que atenderlo a tiempo para que no se vuelva costumbre:


Hoy todavía no puedo vivir
extraño aquellos días en que era feliz
y le quito valor a mi presente
¡ojalá fuera el de antes!

Hoy todavía no puedo vivir
todavía no estoy listo
y no puedo disfrutar la vida
hasta que gane más dinero
hasta que compre un auto nuevo
hasta que sepa que me ama
la que yo quiero que me ame
hasta que todos digan
"qué buen hombre es ese hombre"
hasta que tenga experiencia
hasta que yo sea mayor
hasta que aprenda las cosas
que otros hacen mejor
hasta que ocurra el milagro
y me gane la lotería el melate
o el pronóstico o una rifa
por lo menos un boleto
para concursar de nuevo
y así tener el pretexto
para seguir esperando
hasta que esta vida entienda
y me de lo necesario
yo seguiré aquí sentado
quejándome del mal tiempo
del mal trabajo
la mala salud
y la mala vida
o hasta que yo me decida
y deje de pensar hasta cuando
para comenzar a actuar
y ser dueño de mi vida
protagonista de mi historia
y dueño de mi libertad.


Hoy todavía no quiero vivir
prefiero seguir esperando
hasta que se me pasen las ganas
de quejarme y pensar nada más
en todo lo malo y soñar
en todo lo bueno sin llegar
a actuar
¡ojalá ya estuviera listo para vivir!

Vive el día, no esperes a estar listo: Mientras actúas te estás preparando, mientras te equivocas aprendes a corregir tu rumbo y aprendes más de ti.

Hasta luego.

jueves, 13 de marzo de 2014

Una buena intención

"El camino al infierno está lleno de buenas intenciones"
(Refrán popular)


Todos tenemos una buena intención que motiva nuestras acciones. Lo que hace la diferencia entre nosotros es cómo llegamos a satisfacer esa buena intención.


Unos trabajan, otros roban, unos siembran, otros amenazan, unos construyen, otros destruyen, unos sirven, otros matan... Y atrás de todas estas acciones hay una buena intención, que puede ser ayudar a un familiar enfermo, cumplirle un gusto a un hijo, ganarse la admiración de una bella mujer, conseguir un mejor puesto en el trabajo, pasar de año con buenas calificaciones, agradarle a la mamá, al papá o a la pareja... 

La buena intención siempre es un noble fin, sin embargo, no debería usarse para justificar actos destructivos (sobre este tema, véanse las ideas de Dale Carnegie aquí), aunque tenemos bastantes ejemplos en la vida diaria de esta nación.

"El fin justifica los medios"
Maquiavelo

Hay un principio natural que dice algo así como "lo afín busca lo afín"; yo entiendo en esta frase que las personas destructivas terminarán junto a otras personas destructivas y no podrán salir de esa red hasta que cambien la manera de satisfacer sus necesidades, hasta que dejen de lado la soberbia y la prepotencia.  Si no saben cómo pero quieren hacerlo, es buen momento para aprender... por el momento hay un buen tip, y es el de hacerle menos caso al orgullo malsano.


La sugerencia más antigua y eficaz que conozco es la de ser más empáticos y tratar de relacionarnos con la gente con la intención de descubrir las virtudes en los otros. Dicen que esta novedad la recomendaba Pitágoras varios años antes de Cristo, y también dicen que enfrentaba la misma dificultad que nosotros en pleno siglo XXI: Aunque sabemos que esta actitud es más conveniente, nos sorprendemos con mucha frecuencia mirando solamente el lado negativo de las demás personas (nos sentimos más atraídos hacia ese lado, tal vez). 

Descubrir las virtudes en los demás es un esfuerzo diario, renovado y consciente, una vez que lo hagamos parte de nuestra vida diaria, podremos olvidarnos de realizar actos destructivos y de justificarlos con el pretexto de que los hicimos para alcanzar una "buena intención". 

"Trata a los demás como quieres que te traten, 
y no permitas que te traten como tú no los tratarías".
¿Confucio?

Hasta luego.

martes, 11 de marzo de 2014

Adultos regañones

"Regañar a los niños solo es un desahogo de los adultos"
Margarita Guerra Paredes.


Con esta frase de mi amiga Manguis todo está dicho, pero vale la pena ser un poco redundante, pues la creencia de que es normal regañar a los niños se va generalizando, es más, hay personas que piensan que es obligatorio regañar a los niños, a los adolescentes, a los jóvenes y a todo aquel que se deje.


A veces no hay una razón válida para regañar a los hijos y sin embargo les llegamos a gritar, a insultar o a "hablarles golpeado" y luego les volvemos a gritar, a veces con tanta rabia como nunca le llegaremos a hablar a nuestros amigos o familiares que no son nuestros hijos. Y es que de eso se trata, de sacar toda la rabia, la tensión, el coraje y la ansiedad que acumulamos durante el día (y si apenas son las 7:00 de la mañana no importa, si nos esforzamos ya acumulamos bastante rabia y resentimiento con la vida a esa hora, ¡arriba los madrugadores!). Y lo más encantador vendrá después:

En primer lugar, la otra creencia de que los hijos deben aguantar todo, porque "le deben respeto a sus padres". Es verdad. Pero el respeto no se debe exigir, nos lo debemos ganar, y junto con él también nos podríamos ganar la confianza y el cariño de esos seres que reciben nuestros gritos e improperios sin otra alternativa... mientras están chicos.

En segundo lugar, por encima de las creencias está la realidad: Los hijos crecerán aprendiendo del ejemplo y encontrarán que es padrísimo poderse desahogar a gritos, entonces comprenderán a sus padres ¡qué sabios eran! Y como en esta vida no hay nada mejor que corresponder, esos mismos papás serán tratados a regaños, berrinches y empujones, y seguramente se preguntarán "qué hicieron para merecer unos hijos tan malos".


Regañar no arregla nada, si bien permite que el adulto se desahogue, después debe volver a comenzar la labor de convencimiento, pues el regaño provoca rebeldía en los niños y jóvenes. Entre más agresivo y ofensivo sea el regaño, más rebeldía obtendremos en respuesta. Y si se nos ocurre hacer de ese regaño un espectáculo público, es decir, exhibir al pequeño o joven delante de sus amigos, también le estaremos reduciendo su autoestima.

Además, cuando los hijos y las demás personas se acostumbran a vernos y escucharnos regañando a diestra y siniestra, todo el tiempo y en todo lugar, los regaños pierden todo su efecto y lo único que conseguiremos es una fama de enojones bien merecida, así que conviene más bajarle al volumen y tratar de recuperar la capacidad de diálogo (primero debemos ser capaces de escucharnos a nosotros mismos, y después podremos escuchar a los demás).

Aceptar, escuchar y preguntar es una vieja fórmula que funciona mejor que los regaños, y aplicándola podemos aprender que no necesitamos vivir desahogándonos todo el tiempo con los niños, los jóvenes ni ninguna otra persona. 


¿Queremos que nuestros hijos nos respeten? Hay que tratarlos con respeto. ¿Queremos que nos tengan confianza? Confiemos en ellos. ¿Queremos su cariño? Démosles el nuestro.

Pero si queremos que nos tengan miedo y nos guarden rencor, no hay que escucharlos, nada más hay que regañarlos y desahogarnos. Cuando no creemos en nuestra propia autoridad, gritamos, y entre más fuerte lo hacemos, menos autoridad tenemos.

Hasta luego.

domingo, 9 de marzo de 2014

Palabras Vs, Hechos

"Todo lo creíble es una imagen de la verdad".
William Blake


En este país, nuestro México lindo y querido, los gobiernos gastan una buena cantidad de sus dineros en convencernos de que están haciendo bien su trabajo en lugar de hacerlo. En carteles, en periódicos, en páginas de Internet, en llamadas telefónicas, en la tele, en el radio, en el cine... gastan mucho en tratar de convencernos de que están usando bien sus dineros, que a fin de cuentas son nuestros dineros.


¿Qué pasaría si esto ocurriera también en otros ámbitos? ¿Si los jefes de familia o del trabajo tomaran un 30%, o un 40% de su dinero para convencernos de que lo están haciendo bien; o si los directores de escuelas, universidades e institutos hicieran lo mismo; o los novios y esposos (hombres y mujeres)? Imagínense lo que pasaría si todos los líderes dedicaran un alto porcentaje de sus recursos, sus tiempos y sus esfuerzos a decirnos que actúan sin que se vean sus acciones...

La palabra "líderes" abarca a un amplio rano de personas: papás, mamás, maestros, médicos, políticos, empresarios, sacerdotes, pastores, esposos... en fin, cada quien dentro de su ámbito puede tener un rol de liderazgo (asumirlo es otra cosa).

Pagar una campaña publicitaria todo el tiempo es muy caro, muy desgastante y también es la mejor forma de perder credibilidad, pues cuando debemos pagar e vez de de confiar en que los hechos hablen, significa que las cosas andan mal. Es posible que se llegue a crear una excelente imagen, lucirla y presumirla, pero si por alguna razón esa imagen se daña, esas mismas personas que pagaron por convencer se dedicarán a buscar culpables que castigar, en vez de soluciones que aplicar.

"El político se conforma solamente con una buena imagen, ése será el mayor logro que obtendrá"
Herbet Marshall McLuhan

¿Y tanta corrupción afectará nuestra forma de pensar, de percibir el mundo?


Yo creo que sí. Si los líderes de una nación son capaces de irse por la apariencia de éxito fácil, habrá muchos que crean que esa es una opción válida, y de hecho lo es, aunque antes de llegar a ella hay varias opciones distintas que ayudan a mejorar tanto la imagen como los resultados, y que a la larga pueden ocasionar menos gasto y esfuerzo para los gobernantes y los gobernados aunque implican un mayor esfuerzo inicial pero, sobre todo, menos ganancias personales.

(Texto tomado del Facebook)

Revisemos nuestro quehacer, seamos un poco más autocríticos y reduzcamos aquellas actividades pantalla para enfocarnos más en las acciones que nos dirigen hacia la meta que queremos alcanzar en la vida. Es decir: enfoquémonos en el trabajo que nos llevará a ser mejores personas y no solo a parecer que lo somos. Si las cosas salen bien, sigamos haciendo lo que debemos hacer. Si salen mal, cambiemos algo pero sigamos haciendo.

Hasta luego.

sábado, 8 de marzo de 2014

Otras deudas emocionales

"Tu única obligación
en cualquier periodo vital
consiste en ser fiel a ti mismo.
Ser fiel a otro ser o a otra cosa
no sólo es imposible,
sino que también es el
estigma del falso
Mesías.
"

Richard Bach

Hace unos días escribí algo acerca de las deudas emocionales, y en ese momento decía que la moneda de cambio para esos créditos es el rencor (¿por qué sería?... nada personal, espero); sin embargo hoy vengo a hacer una corrección para aclarar que así como en el mundo material manejamos distintos tipos de monedas, también en el mundo de las emociones ocurre lo mismo: No es lo mismo tener que pagar en pesos que en dólares, o en euros.

Entonces, hablando de nuevo de nuestra economía psicológica, podemos contraer una deuda de rencor como la que mencioné en el escrito anterior, pero también podemos echarnos encima una deuda con alguna otra moneda, y no será lo mismo sentir que debemos rencor, a sentir que debemos gratitud o lealtad, por poner un ejemplo. Y aún así siguen siendo deudas, con las mismas características mientras las tengas en tu vida:


No eres el verdadero dueño de tus sentimientos.

Te angustias cuando se aproxima el momento de pagar.

Te amarras a una situación del pasado en vez de actualizarte y vivir el presente.

Generas intereses, pero a diferencia del rencor, los intereses que generan las deudas de gratitud o de lealtad son actitudes como la culpa, la vergüenza, el miedo o la represión.

No tienes el control sobre tus emociones, pues reacciones para otra persona: en las deudas de rencor tu objetivo principal es hacer que esa otra persona se sienta mal, y en las deudas de gratitud o lealtad tu objetivo será conseguir que otra persona se sienta bien... ¿Y tú? ¿Cuándo?


Dejas de usar tu capital emocional en los proyectos del presente, para dedicarlo a esa deuda del pasado. Un ejemplo claro de esto aparece en la vida de casados, cuando uno de los miembros se siente tan comprometido con sus papás "porque les debe tanto, que nunca acabará de pagarles" y entonces decide dedicarles más tiempo, dinero y atenciones a ellos que a su pareja... y hasta se enoja si esa pareja no entiende que debe cumplir la noble misión de saldar la deuda con sus padres... ¡Imagínense si a los dos les da por "pagar" sus deudas de gratitud en lugar de dedicarse a su propia familia!

"Eres muy egoísta: Prefieres pensar en ti que en mi"
Jorge Bucay

Aunque las deudas de gratitud y de lealtad parecen tener un noble fin, al final producen un efecto similar al que hacen las deudas de rencor, pues terminas por definir tus actos y tus decisiones en función de lo que desea otra gente. No eres libre, y aún haciendo todo lo posible por pagar, sigues pensando que no es suficiente.

Las deudas de gratitud te pueden amarrar con más fuerza que las de rencor, ¿cómo dejar de sentir (o de demostrar, al menos) gratitud hacia alguien que te ha hecho tanto bien? En algún otro momento he tocado el tema de la dependencia y las adicciones (si no lo leíste, pícale aquí, aquí y aquí), también el de la manipulación; pues bien, eso es lo que ocurre con estas deudas:

Si tuviste padres sobreprotectores que te enseñaron a sentirte seguro solamente junto a ellos, tendrás una gran deuda de "gratitud y lealtad"; si admiraste demasiado a un maestro, un amigo, un familiar o a determinada persona en algún momento de tu historia, también tendrás una gran deuda que tal vez te impedirá encontrar tus propias convicciones con tal de seguir siendo "leal y agradecido". 

Por cierto, Jorge Bucay dice que "admirar" significa "ponerse por debajo de alguien", así que desde ahí estamos adquiriendo la deuda emocional. 


La recomendación es NO admirar, en lugar de eso SÍ valorar a las personas. Y no admirar es una verdad aplicable a TODA la gente, llámense papás, esposa, esposo, hijos, maestros, jefes, o quien sea.

¿Te descubres con alguna deuda emocional? Págala lo antes posible, de ser posible hazlo de contado. Puedes seguir queriendo a la gente con la que sientes gratitud, lealtad o hasta rencor si les regresas lo que es de ellos, y lo mejor de todo es que también a ti te seguirán aceptando, no porque seas muy agradecido o leal, sino simplemente por ser cómo eres.

"Si en la vida tu única oración fuera “gracias”, con ella sería suficiente."

Eckhart

Si sueltas tu deuda emocional, podrás sentir esa sana gratitud y lealtad hacia la vida que te permite valorar a todas las personas, sin sentir que debes vivir centrado en una sola. Incluso te podrías permitir valorarte a ti mismo. Eso es usar tu capital emocional, tu decidirás con quién lo compartes.

Hasta luego.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Recomendación: Nuevas músicas

"Es extraordinario lo potente que es la mala música"
Noel Coward


Buscando un disco de Jorge Reyes y Antonio Zepeda en la red, me topé con un lugar muy fresco y bastante bien atendido, dedicado exclusivamente a difundir la obra de diversos artistas que hacen música para despertar estados emocionales íntimos. Si te interesa conseguir música para relajarte, para ensoñar, para despertar la imaginación o hasta para conciliar el sueño, este blog es el lugar indicado:


Además de la excelente colección de discos que tienen disponible en línea, es de admirar la constancia con la que se han dedicado a mantener vivo el sitio, pues es posible encontrar músicas tanto de los años 70's como de producciones verdaderamente recientes. Y también vale la pena mencionar que los discos se han subido con una calidad de sonido impecable, la mayoría en formato flac y los que no, en mp3 de 320 kbps.


No esperen encontrar piezas de rock o blues (mis géneros musicales preferidos), tampoco música pop y ni siquiera baladas, pero en cambio sí encontrarán delicadas piezas instrumentales y corales, algunas rozando la insipidez del new age tan liso y puro como es, y otras con un encanto especial porque al escucharlas es posible facilitar la entrada a estados de percepción especial, trances hipnóticos o relajaciones profundas. 

Y si no llega a ocurrir algo de esto, créanme que les entregará unos minutos de reposo y paz al dedicarle su tiempo sin más interés que el de escuchar... Aunque hay discos que inevitablemente despertarán la imaginación... Si les falta tiempo para dejar entrar sonidos a su interior (la falta de tiempo es el mejor pretexto entre nosotros, sobre todo si somos adultos), les sugiero poner estos discos un poco antes de la hora de dormir, ¡pero no los pongan por la mañana, cuando deben levantarse!


Por cierto, el disco que buscaba es "A la izquierda del colibrí", sí lo encontré y todavía me felicito por ello cada vez que lo escucho.

Hasta luego.

lunes, 3 de marzo de 2014

Deudas emocionales

"Le tengo rabia al silencio por lo mucho que perdí
que no se quede callado quien quiera vivir feliz"
Atahualpa Yupanqui

Vivir sin deudas es una bendición, te permite sentirte dueño de tu vida y de tus posesiones, te da una sensación de tranquilidad y libera mucho espacio en tu mente para pensar en situaciones del presente en lugar de vivir angustiado porque se acerca la siguiente fecha de pago o porque el monto de tu deuda ha crecido increíblemente a causa de los intereses y otros trucos financieros (los robos legales, tan permitidos en nuestro México lindo y querido, pero ése es otro tema).


Cierto que hay ocasiones y momentos muy específicos en los cuales un préstamo es la mejor solución para salir adelante de una situación de emergencia, como en una enfermedad grave, un accidente o hasta para adquirir una casa o un auto de oportunidad, pero el secreto para vivir sin angustias, con los dos pies bien plantados en la tierra y no en el infierno de los cobradores, es no pedir más de lo que podrás pagar.

Y aún hay otro elemento a considerar en los créditos, y que afectará tu vida durante todo el tiempo que estés abonando para liquidar el préstamo: No eres dueño de lo que estás pagando, aunque ya lo estés usando y disfrutando. Si por azares del destino te has atrasado alguna vez con un pago, seguramente recibiste varios recordatorios de que tu casa, tu auto, o lo que sea que hayas obtenido a crédito, no es de tu propiedad sino del banco o financiera que te prestó el dinero.

¿Te suena familiar esta situación? Casi estoy seguro que sí, a menos que pertenezcas al selecto grupo de afortunados que puede adquirir todos sus bienes y servicios de contado, con dinero contante y sonante en mano.

¿Y eso que tiene que ver con la psicología, además de ser una fuente potencialmente segura de estrés, ansiedad e insomnio? Para entender cómo se relaciona la dinámica de los créditos con nuestra psiqué, hay que hablar de algo que podría llamarse "economía emocional", porque también en nuestra vida emocional es una bendición vivir sin deudas.

En el mundo materialista usamos como moneda el peso, el dólar, el euro o cualquier otra, y en el mundo de las emociones y los sentimientos la moneda de cambio es el rencor: Entre más rencor sientas en tu interior, más sientes que "te debe" una persona, y por lo tanto estás seguro de que "te las va a pagar" y de que "se la vas a cobrar".

Igual que ocurre con las deudas materiales, el rencor comienza ocupa muchos de nuestros pensamientos y con el tiempo genera "intereses", es decir nuevas emociones que se le van sumando en nuestro interior, donde fácilmente entran el odio, la angustia, la vergüenza, el enojo y hasta el miedo... ¡Quién sabe qué podrá ocurrir si te encuentras nuevamente con esa persona por la que sientes tanto rencor!


Y ahí vas, cargando esa deuda inmensa que crece y crece conforme pasa el tiempo por no sacar el rencor de tu interior. Si pasa suficiente tiempo te acostumbrarás a vivir con esta deuda, sin paz, y te convencerás de que eso es "lo normal": Si alguien te humilló, te avergonzó, te dañó o lo que haya sucedido, entonces "lo justo" es odiarlo y desearle el mal.


Si la persona que siente rencor se da cuenta del daño que se está ocasionando a sí misma, comenzará a sacar su rencor en "abonos facilitos": Primero un comentario sarcástico, de pronto una indirecta, tal vez un rechazo a cualquier idea o propuesta de esa gente que sentimos odiar, y con el paso del tiempo los ataques se volverán más directos y frecuentes, para que esa persona no tenga ninguna duda del rencor que le tenemos. Y así pueden pasar años enteros, pero esos "abonos" no reducen en nada la deuda del rencor, si acaso reducirán un poquito los "intereses" y te harán creer que ya no sientes odio, enojo ni vergüenza, al menos por un breve tiempo.

"Sentir rencor es como tomarse un veneno y esperar que se muera la persona que odias".
Anónimo

El rencor solo se elimina pagando de contado y en la ventanilla adecuada. Es común ver personas actuando con coraje y resentimiento hacia la vida, es decir hacia cualquier persona que se les ponga enfrente, pero no le expresan su enojo a la persona que les inspira el rencor. Y es que en ocasiones llegamos a sentir rencor hacia la gente que más "debemos querer y respetar".

Para pagar de contado esta deuda debemos tener muy claras estas situaciones:

Cualquier cosa que te haya hecho esa persona, voluntaria o involuntariamente, ya pasó. Está en el pasado, forma parte de tu historia y eso no puede cambiar, pero vivir con rencor es revivir permanentemente la ofensa que sentiste hace mucho tiempo. No puedes cambiar tu pasado, solamente puedes cambiar tu actitud hacia tu pasado.

Aceptar tu vida tal como ha sido y como es actualmente NO es resignarse; es el primer paso para tomar decisiones basadas en el presente.

Si vives centrado en el pasado y reaccionando con rencor a lo que viviste hace meses o años, significa que no dispones de tu capital emocional y por lo tanto, no puedes invertirlo en proyectos de tu presente: Tu amor, tu pasión, tu dedicación, tu entrega, tu confianza y tu respeto están comprometidos con el rencor, y de esa manera puedes dejar pasar muchas oportunidades tan solo porque no puedes verlas, tu atención estará enfocada en vengarte o desquitarte de esa persona que "te la debe". No puedes disfrutar tu presente porque no lo alcanzas a ver tras el velo de tu rencor.

Dedicarle tanto tiempo a esa persona por la que en teoría solo sientes rencor, es convertirla en la persona más importante de tu vida, y puede ser que le des incluso más importancia que la que le otorgas a las personas que amas, ¿así de grande es tu deuda? Vivir en una deuda emocional significa que no eres dueño de tus emociones, aunque las sientas y las sufras: decidiste dedicárselas a una persona ajena a ti.

El tiempo no va a borrar ni a curar lo que pasó. Salvo que pierdas la razón o te practiquen una lobotomía, no puedes olvidar tu historia. En algunos casos es posible ocultar una mala experiencia de la memoria, pero las sensaciones y reacciones emocionales seguirán presentes, así que hay que trabajar con ellas para madurar y crecer.


Si quieres pagar tu deuda de contado y liberarte del rencor de una vez por todas, habla a las claras contigo mismo y trata de descubrir PARA QUÉ le dedicas tanto tiempo, tantas emociones, tantos pensamientos a un recuerdo que te lastima y te daña. No te preguntes ¿Por qué? Eso lo haces muy seguido y solamente te sirve para justificar tu rencor: Respondiendo PARA QUÉ, tal vez te des cuenta que te estás estafando a ti mismo y que, salvo para mantener vivo un orgullo malentendido, no hay otra razón para vivir cargado de rencor.

Después de hablar contigo mismo, dirígete a la persona que te despierta el rencor y regrésale lo que no te sirve. Esto lo puedes hacer personalmente o simbólicamente (hay ocasiones en que esa persona ya falleció, o se mudó a vivir a Alaska o cualquier otro lugar lejano e inalcanzable, pero no soltamos el rencor), lo importante es que te des cuenta que estás soltando tu deuda justo con quien la tienes. Es como en la vida material: Si pides un préstamo a un banco, una caja popular o una financiera, es a esa entidad a la que le tienes que pagar y no a otra, aunque haya muchas.

Es una bendición vivir sin deudas emocionales, solo así te puedes sentir dueño de tus emociones y disponer de ellas en el presente para afrontar los retos que te presenta la vida, para crecer en cuerpo y alma.

Hasta luego.

sábado, 1 de marzo de 2014

Adultos independientes y autosuficientes

"En el hogar, el padre es la cabeza y la madre es el corazón."
hemebe

Les comparto una historia que llegó a mi cuenta de correo por cortesía de una amiga del trabajo (¡Gracias, Magos!). Desafortunadamente no tengo datos del autor ni sé de dónde tomaron este texto, pero me animo a compartirla porque ilustra algunas situaciones que he comentado antes en este blog: 


"Mi tía tenía muchos problemas.  Había estado ganando peso y perdiendo pelo.  No dormía, se mordía las uñas y rechinaba los dientes. Era irritable, gruñona y amargada. Hasta que un día, de pronto, ella cambió.  La situación estaba igual, pero ella era distinta:

"Vieja-dijo su marido- llevo tres meses buscando trabajo y no he encontrado nada, voy a echarme unas cheves con los amigos."
-Ah, okey.-Contestaba mi tía. -Ya encontrarás.

"Mamá -dijo mi primo- troné todas las materias en la facultad."
-Ah, okey. -Respondió mi tía. -Ya te recuperarás y si no pues repites el semestre. Pero te lo pagas tú.

"Mamá- dijo mi prima- Choqué el carro."
-Ah, okey. -Suspiró mi tía. -llévalo al taller, busca como pagar y por lo pronto muévete en camión.

"Nuera- llegó diciendo su suegra, que siempre la fustigaba, con veliz en mano, -vengo a pasar unos meses con ustedes."
-Ah, okey. -dijo mi tía. -Acomódese en el sillón y agarre unas cobijas del clóset de blancos.

Todos se reunieron preocupados al ver estas "no reacciones" de mi tía. Sospechaban que hubiera ido al médico para que le recetara unas pastillas de Valemadrina de 1000 mgs.  Seguramente también estaría ingiriendo una sobredosis.


Propusieron hacer una "intervención" a mi tía para alejarla de cualquier posible adicción que tuviera hacia algún medicamento anti-encabritamiento.

Pero cuál fue su sorpresa, que cuando se reunieron en torno a ella, mi tía explicó: 


"Me tomó mucho tiempo darme cuenta de que cada quien es responsable de su vida, me tomó años descubrir que mi angustia, mi mortificación, mi depresión, mi coraje, mi insomnio y mi estrés, no solo no resolvían sus problemas sino que agravaban los míos.  


Yo no soy responsable de las acciones de los demás, pero sí soy responsable de las reacciones que yo exprese ante eso. Por lo tanto, llegué a la conclusión de que mi deber para conmigo misma es mantener la calma y dejar que cada quien resuelva lo que le corresponde.  He tomado cursos de yoga, de meditación, de Milagros, de Desarrollo Humano, de Higiene Mental y de Programación Neurolingüística...y hay un común denominador, finalmente todos conducen al mismo punto...eso es que yo solo puedo tener injerencia sobre mi misma, ustedes tienen todos los recursos necesarios para resolver su propia vida. 


Yo solo podré darles mi consejo si acaso me lo pidieran y de ustedes depende seguirlo o no.  Así que de hoy en adelante, yo dejo de ser el almacén de sus responsabilidades, el costal de sus culpas, la lavandera de sus remordimientos, la abogada de sus faltas, la depositaria de sus deberes o su llanta de refacción para cumplir sus responsabilidades.  Los declaro a todos adultos independientes y autosuficientes."

Todos se quedaron mudos. Ese día la familia comenzó a funcionar mejor...Porque cuando mamá está bien, todos en la casa sabrán lo que les toca hacer."



En la historia se habla de "mi tía", quiero aclarar que igual podría tratarse de la hermana, el hermano, el papá, la hija, el hijo, o la persona que asuma el rol de "cuidador" en la familia, sin importar su sexo... Es decir, cualquier persona puede cambiar para hacerse cargo de su vida en vez de vivir pensando que puede o debe cargar con las vidas de los demás: Igual yo, o tú que ahora estás leyendo, también podemos darnos cuenta que nadie da lo que no tiene, y si queremos compartir bienestar, primero debemos sentirlo en nuestro interior.


Hasta luego.