Ayer hablaba de la pregunta "¿Para qué?" como una máscara que nos permite justificar el miedo a afrontar la vida, y hoy me gustaría seguir con esa idea, pues al contar la historia del Rey Mierdas y hablar de lo "políticamente incorrecto" que es evadir el riesgo de vivir a través de frases o preguntas del tipo "¿Para qué?", caí en el lado fácil de criticar una actitud sin ver qué más hay atrás de lo que se dice. Vamos a ver:
Decía que esa pregunta hecha con desgano y desánimo puede quitarle el sentido a lo que antes nos motivaba, y por ende, le quita el valor a lo que antes consideraba valioso, sea una persona, un proyecto, un lugar, un recuerdo, una meta o cualquier otra cosa. Esa puede ser una llamada de auxilio. Cuando la vida no tiene sentido estamos a un paso de la depresión, y si permito que la depresión se adueñe de mis sentidos y mis pensamientos, estaré al borde de la destrucción. Mía o de los demás.
Considerando esta gran verdad, y con el temor de que mi escrito de ayer pudiera ser malinterpretado y sirva para burlarse de aquellos que se atrevan a externar su necesidad de encontrarle un sentido a la vida, o de expresar sus miedos reales a cosas que para los demás pueden parecer cotidianas, hago un alto para aclarar mis ideas acerca de 3 cosas:
1. Quitarle sentido y valor a la vida, ya sea a través de la pregunta "¿Para qué?" o de cualquier otro método estilo Rey Mierdas, es una señal de que algo no está funcionando bien con nuestra autoestima y nuestras relaciones interpersonales.
2. Si se acumulan muchas expresiones de ese mismo estilo y nadie nos hace caso, empezaremos a perder nuestra capacidad creadora y nos pasaremos al extremo contrario, es decir, a la capacidad destructora. Un depresivo está muy propenso a pensar en el suicidio o en la muerte, de cualquier forma la vida no tiene sentido. Como he dicho en otras ocasiones: El que no es capaz de amar, solo es capaz de odiar; el que no puede crear, solamente podrá destruir.
3. Si entre nuestros conocidos, parientes, amigos o compañeros hay alguien que exprese continuamente este tipo de frases, es conveniente detenernos a escuchar a quien las expresa.
Guardando las debidas proporciones, esto es algo que está ocurriendo con muchas personas, sobre todo jóvenes y desempleados (sin generalizar), que ante la pérdida de sentido y valor, se animan a enrolarse como sicarios, o se pierden en alguna adicción o se atreven a cortar el hilo de su vida. Se convierten en Rey Mierdas y enseguida escogen una de las múltiples variantes del camino de la destrucción.
Como en muchas otras enfermedades o problemas, la detección oportuna puede ayudar a prevenir un daño mayor. Y la detección oportuna solamente se logra con una escucha activa, es decir, poniendo atención a través de conversaciones reales y no estando únicamente en calidad de bulto frente a otra persona. Es responsabilidad de todos evitar que Rey Mierdas se adueñe de nuestra vida, y también de la vida de la gente que nos rodea.
Hay un libro titulado "Psicoterapia para aprender a vivir", escrito por el Dr. Sergio Andrés Pérez Barrero, un psiquiatra cubano que ha dedicado bastante tiempo y trabajo a la prevención del suicido y que aborda de manera muy amplia este tema, que él llama "Expresiones engañosas". Conozco el libro desde hace mucho tiempo y ya lo he circulado entre conocidos cercanos por correo electrónico, y de nuevo lo pongo aquí para quien quiera leerlo, no hace falta ser psicólogo ni psiquiatra, únicamente estar interesados en uno mismo y en la gente que nos rodea:
Pueden descargar el libro dando clic aquí: http://www.4shared.com/document/lYRCFseD/Psicoterapia_para_aprender_a_v.html
Hasta luego.
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