viernes, 1 de abril de 2022

Cuento: La nueva Tierra, parte 10

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Dividir o sumar

La nueva Tierra, parte 10


Divide y vencerás”, dice Jade como si estuviera pensando en voz alta, retomando ese refrán tan conocido y cierto como la mayoría de los refranes y que se ma ha grabado porque, además, se lo dijo Nico en la reunión que tuvieron en la isla que al final no era isla. Veo su silueta rodeada por un halo dorado, formado por la luz del sol que la ilumina con tonos naranjas desde el otro lado de la ventanilla del avión, se ve cansada y las nubes que flotan más allá de ella le dan un aspecto etéreo, casi onírico, ¿o seré yo, que todavía no salgo de este sopor? Creo que los dos tenemos bastante sueño.

- La mejor forma de dividirnos fue inventando esta enfermedad que puede consumir nuestras energías en poco tiempo y que se contagia fácil y rápidamente. Nos mataron las ganas de convivir, de salir, de reunirnos y hasta de estar cerca de la gente que queremos. Y por si acaso, para los que no se tragaron ese cuento, se atrevieron a sembrar el terror a través de la delincuencia, al principio organizada y después totalmente fuera de control. Y sí nos dividieron, nos dejamos de ver como semejantes y ahora unos vivimos aislados y otros al acecho, todos con los nervios de punta y el estrés a flor de piel, en alerta permanente contra cualquiera que pueda acercarse, no vaya a ser que esté enfermo o que sea uno de esos desgraciados capaces de matar, robar o secuestrar…

La escucho, lleno de coraje y nostalgia, y aunque quiero ponerle atención, poco a poco mis pensamientos se van yendo a lugares oscuros, lejos, y lejos quedaron también los días en que mi casa era un lugar disfrutable y la compañía de mi familia me daba una seguridad infinita, es como si eso hubiera ocurrido en otra vida… Cuando era niño tuve la fortuna de levantarme cada día con la certeza de que la vida era buena, que estaba seguro viviendo con mis padres y hermanos, y sobre todo con la infantil confianza de que nada de eso iba a cambiar. Ahora me gustaría saber dónde están los que quiero y desaparecieron, y en algo me sigo pareciendo al niño que fui: no me importa cómo, solamente quiero saber dónde están.

Después recapacito y me vuelvo a poner exigente: deseo saber dónde están y verlos vivos. Saber que están bien. El monótono ambiente del avión se rompe con el paso de las azafatas ofreciendo algo de beber, pero en este momento no apetezco nada, ¡hombre! Ni siquiera me quiero mover…

Antes pensaba que extrañaba a alguien simplemente porque no me hablaba durante unos días o porque no me contestaba algún mensaje; cuando era pequeño, si una niña decía que no me quería, o me sentía rechazado por ella, yo juraba que la extrañaba muchísimo, pero ahora entiendo que solamente se extraña a la persona que no podrás ver nunca más, a quien de verdad no volverás a escuchar ni a abrazar.

El silencio que me arrulla se rompe con la voz de Jade, volteo a verla y encuentro su mirada, a pesar de que los dos hemos estado en silencio me dice que estoy más callado de lo normal y me invita a platicarle lo que pienso. Después de escucharme, me asegura que también debo tener algún buen recuerdo o suceso en mi colección de momentos. Entonces me acuerdo de Lily y le cuento:

- Lily me sigue escribiendo, ahora es más fácil por el WhatsApp y esas cosas de las redes, como dijo Zac, y siempre es una alegría tener noticias de ella, aunque también tiene sus problemas, en su última carta me platicó que finalmente convenció a Toño de irse con él al otro lado y dejaron a los niños con su suegra, ¡bendita doña Chayo! Total que se fueron con el mismo tipo que ayudó a los hermanos de Toño a cruzar y él les dijo que ya estaba todo listo, y que había trabajo para todo el que quisiera irse al rancho donde está su hermano. Se emocionaron y salieron en grupo junto a otras personas, tal vez 25, no sé, eran muchas y se repartieron en tres camionetas de redilas. Pero justo al cruzar la frontera algo sucedió, creo que pasó la migra o algo así y uno de los conductores se espantó, a lo mejor era nuevo en ese negocio. Se asustó, pisó el acelerador para alejarse del lugar e hizo varios movimientos bruscos e ilógicos para un camión de carga, eso llamó la atención de la migra que al parecer nada más iba de paso, pero empezó a seguirlos hasta que los detuvo, descubrió a los migrantes escondidos como ratones en la caja de la camioneta, los bajó y se los llevó. Entre ellos estaba Toño. Dice Lily que estuvieron encerrados 3 o 4 días en esos refugios que parecen campos de concentración, hasta que los regresaron a México, pero no los dejaron en Nuevo León, no: los subieron a todos a un avión y los fueron a soltar a Durango sin dinero ni comida. Batallaron bastante para regresar a sus casas allá cerca de Monterrey y me imagino que todo eso lo hace la migra para que la gente escarmiente y ya no vuelva a cruzar la frontera.

- ¿Y eso funciona?

- No. ¡Claro que no! Y menos ahora, ¡imagínate! Lily está trabajando en el otro lado y le manda dinero a Toño, él está convencido de que va a juntarse con ella y lo va a hacer, estoy seguro porque es bien aferrado, mientras tanto, me dice Lily que él está disfrutando a los niños y que a veces lo acompañan a la fonda y le sirven de ayudantes… porque ahora él trabaja en la fonda donde estaba contratada Lily.

Jade ríe de nuevo. Su risa me llena de color y gracias a ella se esfuman mis grises pensamientos, porque resulta que todavía guardo cosas buenas en mi colección de momentos y yo me estaba enfocando solamente en las malas. Tal vez me volví a sentir culpable por estar bien mientras mis hermanos y mi papá podrían estarla pasando muy mal, pero ponerme a sufrir y sentirme triste por ellos no les va a ayudar en nada. Soy más útil para cualquiera si estoy motivado y activo. En algún blog de Internet leí una vez que “el mejor regalo que puedes hacerle a la gente que quieres es estar bien”, hoy compruebo que es cierto.

- ¡Me gusta tu forma de contar historias! ¿Ves, Jacobo? Confía en la vida y nunca te vacunes contra las sorpresas, te apuesto a que no te hubieras imaginado que Lily estaría trabajando en Estados Unidos y su esposo estaría en casa cuidando a los niños –Jade sigue riendo y me contagia su forma tan simple de ver las cosas, ¿para qué complicarlas?

- Cuéntame más, ¿tus amigos? ¿Zac? ¿Qué ha sido de ellos? Y por cierto, ¿por qué le dicen Zac, es extranjero?

- ¡Oh, no! Para nada, es de Zacatecas y pues, en diminutivo le decimos Zac.

Jade sigue riendo. Yo también, y qué bueno, la verdad nos hacía mucha falta después de todo lo que ha ocurrido. Dentro de poco el avión llegará a su destino y la monstruosa ciudad aparecerá bajo nosotros llenando todo el paisaje. Callamos y nos disponemos a descansar durante el tiempo que falta para aterrizar. “Divide y vencerás”. Ninguno lo dice, pero ambos estamos luchando contra el sueño para no perder la conciencia. Estar unidos nos hizo recuperar las fuerzas y disfrutamos este vuelo, el único que cubre la ruta Nueva York-México en este día porque la gente sigue asustada y no viaja, a menos que sea estrictamente necesario y cumpla con los protocolos de salubridad. Beso suavemente a Jade, ella se coloca sus audífonos, escoge su música y cierra los ojos para meterse en los sonidos de Rubén Blades. Yo hago lo mismo y le doy “play” a una canción de Black Sabbath cuya letra me recuerda lo ocurrido, la escucho con los ojos abiertos mirando hacia afuera por la ventanilla, detrás del rostro de Jade: “Los motores de los cohetes quemando combustible tan rápido…”. Creo que es todo lo que alcanzo a escuchar antes de dormirme… ¡y vaya que me costó trabajo despertar!

Las calles de la Ciudad de México están llenas de indigentes, sobre todo las esquinas de las grandes avenidas. Personas autodesahuciadas, convencidas de estar desechas por dentro por esa rara enfermedad que azota al mundo entero, la forma en que se mueven demuestra que no sienten su propia fuerza, hasta los más corpulentos caminan como si no tuvieran energía para sostenerse y eso asusta más a los que tienen la esperanza de estar más sanos.

La mayoría de estas personas están enfermas porque sus defensas han bajado considerablemente, tanto por su estado anímico como por su falta de cuidados: con la creencia de que son muy frágiles no se atreven ni a hacer ejercicio y por sus pocos ingresos no pueden alimentarse bien, los precios de los alimentos se han disparado exageradamente desde que media humanidad se quedó sin trabajo digno, bien pagado, y los narcos se adueñaron del campo. De vez en cuando se nos cruza algún indigente agresivo, son peligrosos porque su situación es desesperada y me imagino que deben vivir con hambre, dolores y otros sufrimientos por su misma condición de marginados, sin embargo, aprendí de Jade una forma muy efectiva para enfrentarlos, caminando grotescamente y arrastrando la lengua al hablar:

- Ven, no te tengo miedo, ¿seguro que estás enfermo? Porque yo sí, ven, déjame tocarte.

No sé si se creen nuestra actuación, pero se alejan lentamente mostrándonos todo su temor y su odio en la mirada. La figura menuda de Jade y mi delgadez extrema ayudan a reforzar lo que decimos, y mientras ellos se quedan con la duda, nosotros tratamos de silenciar nuestras risas burlonas mientras seguimos caminando, a pesar del miedo, es divertido actuar como “enfermos”.

Caminamos sin prisas hasta la estación, pero el metro no funciona regularmente, salen 3 o 4 trenes al día por falta de pasajeros y cuando nosotros llegamos, acaba de partir el de esa hora, así que decidimos salir y caminar un poco más, mirando estas calles casi vacías y antes tan llenas de gente, autos, camiones, bicis, motos y movimiento. Pero el sol hace su trabajo cayendo sobre nuestras espaldas y unas cuadras más adelante ya estamos cansados de cargarlo, en la siguiente estación del metro entramos para quitarnos el calor y nos disponemos a esperar pacientemente a que llegue el próximo tren. Ojalá sea puntual, me siento algo cansado y Jade también, aunque no lo dice y mantiene su sonrisa. Creo que sonreír es su manera de hacer frente a los retos de la vida, es como responderle con otro reto: “bórrame la sonrisa”. En la estación hay unas pocas gentes regadas por todo el andén, separadas lo más posible entre ellas, las familias o conocidos se apretujan entre sí y los viajeros solitarios se pegan a las paredes o se quedan quietos como postes, parados en un lugar mientras llega el tren. Varios policías estáticos vigilan la escena, atentos por si tienen que dispersar a la gente en cualquier momento.

- ¿Algún día cambiará esto?

- Más pronto de lo que crees. Tú lo viste, Jacobo. No van a poder ocultar lo que ocurrió en Acadia y eso va a cambiar al mundo…

- En realidad no vimos nada. Pero supongo que sí, ahí debió ocurrir algo importante.

La mirada de Jade se va muy adelante, mucho más allá de la ciudad y sus calles, pensando en lo que se supone que tuvo que haber pasado en la Colmena.

- Es curioso, si Nico te ve sufriendo puede dejarte tirado hasta morir sin sentir el menor remordimiento. Pero si la persona que sufre es alguien que le interesa o de quien puede obtener un beneficio, se convierte en el mejor samaritano ¡y todo el mundo se entera de lo bueno que es! Ahora que se decidió a actuar contra la gente de Marte, lo hizo en parte para vengarse de ellos por excluirlo de sus planes y en parte porque es un gran negocio y va a reclamar su parte de las ganancias, pero él dijo que lo haría porque quiere ayudar a la raza humana, porque no es justo que todos vivamos como esclavos de unos cuantos miles de personas y que todos merecemos ser libres y decidir la vida que queremos tener.

- ¡Tómala! Qué padre es ser así de justiciero después de haber corrompido a medio mundo y de haber hecho todo tipo de crímenes, ¡qué poca...!

- No te enojes, Jacobo. Él es así, está seguro de que todo lo que hace está bien y sería feliz si este mundo lo reconoce como un benefactor, casi casi un mesías. ¡Imagínate! ¡El hombre que salvó al mundo de la esclavitud!

- ¿Y tú cómo crees que será recordado? Digo, yo creo que él sí va a llegar a Marte y va a encontrar a todos los que le pagaban para mantener a la gente dividida acá en la Tierra, pero no creo que pase nada cuando se encuentren. Le van a llegar al precio y todo seguirá igual, ¿no crees?

- Es probable. Nico es igual que ellos, no tiene escrúpulos. Pero recuerda que él también tiene bastante dinero y lo que va a buscar es otra cosa, quiere vengarse: lo engañaron y quiere demostrarles que él es más listo, va a buscar la manera de chantajearlos o controlarlos porque no le robaron dinero, le quitaron su orgullo, pero bueno, yo digo como Fidel Castro: “La historia lo juzgará”.

- Espero que hayamos hecho lo correcto, Jade.

- También yo. No hay garantías, pero estoy segura que era peor saber lo que está pasando y no haber hecho nada.

Con extraordinaria lentitud, llegamos a la central de autobuses y resulta que no hay salidas a Guadalajara, faltan horas para la próxima, así que compramos los boletos y volvemos a salir para buscar un centro comercial o un lugar donde comer, los puestos y fondas alrededor de la central están cerrados, y aunque estuvieran abiertos, no nos dan confianza.

La comida es cara, pero vale la pena pagarla. Me encanta estar junto a Jade y mientras más la conozco, me resulta más misteriosa. Tal vez Nico, dentro de su egolatría aún siente algo de culpa por la forma en que la ha tratado. Tal vez. O quizá solo está agradecido porque ella le abrió los ojos para reconocer el papel que juega en el maquiavélico plan. O tal vez es como dice Jade, que la considera algo así como un juguete de su propiedad… Por lo pronto, comemos. ¿Será cierto que aquí ella ya no sabe lo que estoy pensando? Volteo para verla y la encuentro mirándome con expresión de niña traviesa, levantando su dedo índice para apuntar hacia el televisor que está al fondo del restaurante, donde están pasando un noticiero.

En la pantalla, las imágenes de una impresionante explosión se roban la atención de todos los clientes mientras la voz alterada de una locutora trata de explicar lo que está ocurriendo, un poco después entra otra voz masculina tratando de aparentar serenidad para comentar a medias lo que dice la chica de la voz alterada, entre el río de palabras y balbuceos que fluyen sobre las imágenes escucho con claridad las palabras “nave espacial” y pongo más atención, aguzando el oído. ¡Sí! Debe ser el parque Acadia, ahí es el desastre y apenas estoy tratando de identificar el lugar cuando se produce una nueva explosión que hunde bajo el piso una gran extensión de terreno, dejando a la vista un inmenso hueco al que se dirigen, entre llamas y mucho humo, algunos helicópteros y unas pequeñas naves, la explosión formó un gran cráter en el parque. Estas escenas se muestran temblorosas en la pantalla, parece que la segunda explosión tomó por sorpresa a los reporteros y perdieron el control de la cámara o de la aeronave desde la que están cubriendo la noticia. Sobrevuelan los alrededores del área afectada por la explosión, pero allá abajo hay demasiado humo para poder distinguir algo, eventualmente se aprecia el brillo de algunas explosiones más pequeñas en el interior, como si fueran relámpagos en medio de una tormenta. Después de unos instantes, los reporteros están más calmados y tratan de comentar lo sucedido pero aún no se reponen totalmente de la sorpresa, no tenían idea de que hubiera alguna construcción bajo el parque, y al parecer se trata de unas instalaciones muy grandes y con tecnología muy avanzada; en la pantalla se aprecia cómo llegan varios vehículos terrestres al lugar y según los reporteros, se trata de bomberos, policías, militares, médicos e investigadores científicos que acuden a prestar ayuda y a saber más acerca de este lugar, hasta ahora ignorado. Nadie sabe tampoco por qué ocurrió este accidente

- ¡Sí ocurrió algo en La Colmena!

- ¿Pero qué? ¿Qué habrá pasado, Jade? ¿Lograría Nico irse a Marte?

- ¿Y si se quedó? –La voz de Jade sale temblorosa de su boca, esta idea la asusta- la Colmena parece destruida, así nadie podrá salir de la Tierra, ni entrar. ¿Qué tal si decidió vengarse de ellos dejándolos abandonados en Marte, pero él se quedó aquí?

Veo el terror en su rostro y ahora comprendo que no ama a Nico, él debe ser una persona muy mala, peor de lo que yo pensaba.

De pronto se interrumpe el sonido del noticiero y un sorpresivo silencio se apodera del restaurante, la pantalla donde se transmitía la noticia se convierte en un fondo azul fuerte que lentamente se va haciendo más claro, hasta volverse azul cielo, dura así por un instante y después aparece al centro un punto blanco, deslumbrante que crece rápidamente como la luz del día y al difuminarse aparece Nico, sonriente y de pie junto a una puerta de metal. Nos observa fijamente desde la pantalla y sin dejar de sonreír, empieza a hablar:

- ¡Saludos, amigos y amigas! Me llamo Nicolás X, estoy en las faldas del Popocatépetl, en el centro de México y tengo buenas noticias para todos, noticias que nos devolverán la verdad y nos harán libres para que cada uno sea dueño de su propia vida. Antes de decirles mi mensaje, quiero que observen bien este lugar (la cámara que grabó el mensaje gira lentamente ofreciendo una vista completa del lugar durante largos segundos, parece una escena sacada de una película de ciencia ficción), este lugar se llama “La Colmena”, aquí se han reunido los mayores logros que la ciencia ha podido desarrollar, para utilizarlos en beneficio de la humanidad.

Jade y yo nos volteamos a ver con cara de idiotas cuando escuchamos a Nico.

- ¿En el Popo? ¿Qué no era en Acadia?

- ¿Qué onda? ¿Está en México? ¿Todo eso está en México?

No alcanzamos a entender qué pasó, evidentemente Nico nos hizo creer que la Colmena estaba en un lugar muy diferente, pero está muy cerca de aquí, ¿qué pasó? ¿a dónde nos llevaron a tomar ese avión?

En pantalla, la escena se corta y enseguida Nico vuelve a aparecer, Jade y yo volvemos a enfocarnos en lo que está diciendo, esta vez lo vemos en otro espacio mucho más amplio e iluminado, con un techo altísimo y una especie de rampa muy larga que llega hasta el exterior, saliendo por una abertura en ese techo tan elevado como una montaña. Abajo, justo donde inicia la rampa, hay un extraño aparato de gran tamaño con una simpática figura casi esférica, Nico se acerca a él mientras comenta:

- Aquí hemos encontrado inventos, aparatos, descubrimientos que no han beneficiado a todos los habitantes de este planeta, solamente a unos cuántos… Lo que les voy a platicar enseguida es difícil de creer, les pido que confíen en mí. Miren (señala al aparato que está frente a la rampa), esta es una nave espacial diseñada para hacer viajes entre la Tierra y Marte. En naves como ésta se han estado escapando a aquel planeta todas esas personas famosas que dicen amar a la Tierra y también dicen que están muy preocupados por nosotros ¡mentira! ¡son puras mentiras!

Nico hace una señal, y por el lado derecho aparecen sus hombres flanqueando a un grupo de personas con batas blancas, que avanzan con unas cuerdas atando sus manos y mucho miedo cubriendo sus caras.

- Estas personas han estado trabajando en La Colmena durante años, las vamos a dejar aquí para que la policía pueda recogerlas. Creo que nos podrán explicar cómo lograron hacer la ciudad más moderna, lujosa y funcional en otro planeta, tal vez también nos puedan decir cómo es que allá viven totalmente sanos y felices los personajes que nosotros vemos como si estuvieran enfermos y moribundos en tantos videos. ¡Allá están sus presidentes, sus empresarios, sus artistas y sus líderes! Allá viven sin producir nada porque nos han convertido a todos en sus esclavos: ¡trabajamos aquí para que ellos vivan felices en su mundo! Mis hombres van a cuidar de estas personas hasta que lleguen las autoridades, para que compartan su tecnología y para que hablen con lujo de detalles, porque tienen mucho qué decir acerca de cómo sucedió todo esto, qué han hecho en este lugar y sobre todo, algo muy especial: cómo pudieron controlar a toda la humanidad con una enfermedad letal… que no existe.

Nico hace un gesto teatral y en una pequeña pantalla colocada en una pared cercana, muestra uno de esos clásicos vídeos donde aparece el presidente de Francia con gesto dulce y amoroso, comentando el sufrimiento que le causa esa rara enfermedad y diciendo que lo que le preocupa más es el destino de su pueblo, también lamenta mucho no poder estar a su lado, pero es necesario estar aislado para no contagiarlos ni agravar su propia salud. Volteo a mirar a Jade y la encuentro extasiada, tiene la boca abierta en una gran sonrisa y los ojos húmedos por la emoción. Nico continúa:

- ¿Creen que ese hombre está enfermo y sufriendo? Todo eso es una farsa, nos han engañado, se han burlado de nosotros y mientras nos compadecemos de ellos, ellos se ríen de nuestra inocencia y nos quitan las ganancias de nuestro trabajo.

Cuando Nico abre la puerta de la nave, la cámara muestra un interior cómodo y espacioso, diseñado con tan buen gusto que resulta inimaginable en un aparato de diseño tan sencillo en el exterior. Es impresionante su comodidad y sus amenidades para el viaje.

- En naves como esta caben hasta 100 pasajeros en lugares de primera clase. Hoy vamos a hacer el mismo recorrido que han hecho las personas que nos estafaron para hablar con ellas y exigirles que rindan cuentas a los habitantes de la Tierra. Me mueve el deseo de justicia y libertad, sé que hay riesgos porque desconozco si allá en Marte nos van a esperar con armas u hostilmente. Pero nosotros, la gente de la Tierra, somos personas de bien y merecemos saber la verdad y volver a trabajar para alcanzar nuestro propio bienestar, no para mantener a un grupo de zánganos que piensa que todo este planeta y sus habitantes somos de su propiedad. Si algo sale mal, espero que alguien más pueda continuar esta misión.

Éste es su momento, Nico está feliz disfrutando su protagonismo y lo está aprovechando al máximo. Hace otra señal con gesto teatral y entra un grupo de hombres armados que se ubica en los asientos con disciplina marcial y abrocha sus cinturones de seguridad, al hacerlo, bajan del techo varias caretas o cascos, cada uno toma una y la coloca en su cabeza. La puerta de la nave se cierra y se escucha una voz que dice estar en la cabina de mando, el sonido no es muy bueno, pero se alcanza a distinguir entre el ruido de fondo que ya está casi todo listo para despegar y todos deben estar sentados y asegurados. Nico también ocupa su asiento, la cámara que transmite este video es colocada en un punto desde el cual podrá grabar a todos los pasajeros durante el viaje. Nico voltea a mirarla, en el restaurante y en todos los lugares que estén mirando la televisión también lo miramos fijamente y alcanzamos a escuchar sus últimas frases:

- Estaré en contacto. Jade, revisa tus mensajes.

En ese momento comienzan a escucharse fuertes sonidos de sirenas y alarmas, la nave vibra y por las expresiones corporales de los pasajeros se advierte que va en movimiento, al fondo se escuchan explosiones y mucho ruido, después todo queda a oscuras y se corta la transmisión. Durante unos instantes no se ve nada, hasta que vuelve a aparecer la señal del noticiero, con una gran cinta roja en la parte inferior que dice “Transmitiendo en vivo desde el Popocatépetl”. Resulta que Nico sí nos engañó… me siento un poco decepcionado, pensé que Jade y yo éramos más listos.

Los locutores retoman el hilo de la noticia, no saben lo que ocurrió y uno de ellos recibe una llamada. Es una persona del equipo de rescate, que ubicó el salón desde donde estuvo transmitiendo Nico, pero está en la parte subterránea y las escaleras y elevadores están destruidos, el reportero calcula que podrían tardar horas en desplazarse hasta allá a pie. El helicóptero del noticiero vuela en círculos alrededor del cráter, sin aterrizar por el riesgo de que haya otra explosión, un derrumbe o personas armadas… mientras el helicóptero maniobra, es posible identificar la rampa entre los escombros que quedaron en esta área, al menos parece que Nico sí estuvo en este lugar antes de que ocurrieran las explosiones. Hay varias personas muertas y heridas, además, mucha maquinaria y dispositivos tecnológicos han sido destruidos. ¿Y los científicos de La Colmena? ¿Y Nico?


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