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Pobreza y olvido. Corre la voz.
La nueva Tierra. Parte 11
- Pero
entonces, ¿esa enfermedad no existe? ¿Nunca existió? ¿A poco estamos tan mensos
como para creer en algo así, solamente porque nos dicen que es real? Bueno... también hay que ver que todos los "noticieros serios" estuvieron repitiendo noche y día que era real. Todavía ahorita que ya tenemos pruebas a veces me hacen dudar y creo que sí es real, ¡qué fácil nos convencen!
Jade
se queda pensativa por un momento y después de pensar, me dice:
- No,
la gente sí se enferma en realidad, la gente hasta se muere, tú lo has visto,
pero no es por lo que nos están diciendo. La gente se enferma de pobreza y de
olvido, se enferma de hambre y de indiferencia. Se enferma de la angustia por
no tener trabajo y tener que estarse moviendo de un lugar a otro… Dicen que
esta enfermedad es como un resfriado mortal, pero no es eso, son las defensas
cada vez más bajas por la falta de interés de las autoridades en la gente y de
la gente en sí misma. Ahora va a terminar esta enfermedad como la conocemos,
como nos la han presentado en las “noticias”, pero ¿de verdad va a terminar?
No, solo terminará hasta que se acabe esta crisis de pobreza.
De
pobreza material y espiritual, me quedé pensando sin decir ya nada, un poco
avergonzado por ver lo fácil que es engañarnos a todo el mundo repitiendo una
mentira todos los días, a todas horas, por todos los canales…
En
la mochila que Nico le entregó a Jade cuando nos subimos a la camioneta allá en
el Popo había una laptop, un celular, algunos sobres, tarjetas de banco, un
aparato que no conozco, unos lentes de sol y un pedazo de papel donde estaba
mal garabateada la palabra “Cuídate”.
Jade revisó la laptop y los otros aparatos y encontró varias carpetas con
muchas fotos y documentos que detallaban las negociaciones de Nico con el grupo
que se fue a Marte, incluyendo las instrucciones directas de cómo intervenir transportes,
desde vagonetas hasta barcos y aviones, desestabilizar algún país en especial e
incrementar la violencia en otros, además se explicaba detalladamente cómo iban
a esparcir por todo el mundo la “noticia” de la nueva enfermedad. Había
material suficiente para hacer todo un documental. En una carpeta de videos
encontró un mensaje grabado para ella, en el que Nico le pedía disculpas, le
explicaba que realmente no sabía a qué se estaba enfrentando, reconocía que la
tecnología de los traidores a la Tierra era muy superior y no sabía si iba a
sobrevivir, pero si lo lograba, estaría en contacto con ella para enviarle más evidencias
de lo que sea que encontrara en Marte. Me conmovió ver este mensaje.
- Nico
tiene un lado bueno. Ojalá esté bien.
- No
te engañes, Jacobo. ¡Nico es un monstruo! Ojalá se quedé allá en el espacio y
que lo aguanten en Marte, porque si regresa a la Tierra va a querer que lo
tratemos como el súper héroe salvador y se va a convertir en el peor dictador de todos
los tiempos.
No
sé qué decir, me da un poco de vergüenza haberme dejado llevar por mi
entusiasmo.
- Estás
reaccionando como él quiere. Actuando así se va a ganar a toda la gente porque eso
es lo que él hace: sabe ser encantador y parecer muy preocupado por todos. Es un
excelente manipulador.
Afuera
todo sigue igual. Tal vez peor, porque ahora sabemos que no hay líderes y la
gente está dudando de esa enfermedad. En La Colmena nadie sabe dónde quedaron
los científicos que podrían explicar lo que ha pasado… o al menos eso nos dicen
en los noticieros, personalmente, creo que los deben estar interrogando en
algún lugar muy, muy privado. Pero tenemos este material y habrá que darlo a
conocer. Muchas de las gigantescas pantallas en las plazas y lugares públicos
siguen transmitiendo los mensajes alentadores de los líderes “enfermos”, pero
hay algunos lugares que ya protestan y se sabe que varias de estas pantallas
han sido destruidas por grupos de inconformes con corta visión: las pantallas no son las que idearon esos mensajes.
Los
noticieros han creado la historia de que un grupo terrorista atacó el Popocatépetl,
y que en ese lugar en realidad estaba un centro de investigación con un mega laboratorio
de cooperación internacional, donde se estaría desarrollando la cura para la
extraña enfermedad... el viejo truco de convertir en mártires buenos y sacrificados a los verdaderos delincuentes que operaban con fuertes apoyos de quienes pueden pagar hasta las noticias que se dan a conocer. Pero en las redes circula el video que transmitió Nico y
cada vez que lo borran, alguien más lo vuelve a subir y rápidamente rebasa el
millón de visitas, después los cinco millones, los diez millones, y así
continúa... sin embargo, sabemos que con el tiempo, tanto el video como la historia de lo ocurrido en la Colmena
se volverán leyenda y se irá perdiendo el mensaje de lo que en realidad ocurre
aquí, en nuestra Tierra.
Necesitamos
hacer algo pronto, y no sabemos en quién confiar, pero me acuerdo de Zac y a
Jade le parece buena idea buscarlo.
- Zac,
mi amigo, ¡qué bueno que te encontramos!
- ¿Qué
onda, muchachos?, ¡qué gusto verlos! ¿Qué han hecho? Hace mucho que no los
veía.
- Tuvimos
que irnos por un tiempo, ¿tú sigues en eso de la informática?
- Sí, aquí todo sigue igual, soy un bicho raro: ¡hasta trabajo en el mismo lugar! Ya ven que ahora la gente dura muy
poquito tiempo trabajando y luego la corren, pero yo no he tenido
problemas en la empresa. Hago programas de multimedia para cine, televisión y
publicidad, en mis ratos de ocio también he hecho otros programas de efectos
especiales para algunas series y películas. ¿Tú qué haces, Jacobo?
- Ahorita
no estoy trabajando, Zac, renuncié hace unas semanas. Pero todo bien.
Después
de los saludos de rigor se abre el refrigerador y pasamos a tomar unas cervezas
al estudio de nuestro amigo, como fondo se estaba escuchando un blues
tranquilo, creo que era Joe Bonamassa, pero Zac detiene esa playlist y se dirige
a un tornamesa arrinconado entre otro montón de “cosas” electrónicas, toma un
disco de acetato y con todo cuidado enciende el aparato, coloca la aguja de
diamante sobre el primer surco del disco y comienzan a escucharse los
Conciertos de Brandenburgo, de Bach. Entonces mi amigo empieza a hacer una de
sus larguísimas reflexiones:
- Antes
así se escuchaba la música, en discos o en cassettes, para que funcionara tenía
que haber fricción, contacto físico, y eso causaba ruido, metía impureza al
sonido. Miren: la aguja tiene que tocar al disco mientras gira para que se
escuche la música, en los casettes es aún más fricción, la cinta tiene que rozar
un dispositivo magnético para que la podamos escuchar y además, se daña
fácilmente. Después a alguien se le ocurrió inventar la música digital y los
discos compactos sustituyeron la aguja de diamante por un delgado rayo láser,
seguía habiendo fricción, pero mucho más sutil. Entonces apareció el “estado
sólido”, como éste, miren: en esta USB tengo muchísima música guardada y para
escucharla solamente la coloco en el puerto de mi reproductor ¡y listo! Sin
agujas, sin láser, sin magnetismo: la música pasa directamente al aparato sin
que haya fricción. ¡Ah, pero aún hay contacto, es cierto! Justo ahí aparece la
nube y el bluetooth, la música está en el aire y no necesitas cables, lásers ni
nada visible para transmitirla al reproductor y escucharla. ¿No es una
maravilla lo mucho que ha cambiado nuestra forma de guardar y reproducir
música?
- Sí,
claro que lo es… y lo mismo ha ocurrido con otras formas de transmitir
información, ¿verdad?
- Así
es, cuando los descubrimientos de la ciencia avanzan en un área, es inevitable
que afecten a otras. Además, todo es información.
- Oye,
Zac, necesitamos tu ayuda, no sé si quieras hacer algo por nosotros, y para
empezar, no sé si vas a creer lo que te vamos a decir. Verás…
Zac
escucha con atención la historia que le vamos relatando Jade y yo, sin interrumpirnos,
después de un rato se termina el lado “A” del acetato y mejor apaga la música
para escucharnos con más concentración. Es algo tardado, pero e cuanto terminamos, lanza un grito de
emoción.
- ¡Ujúuuu!
¡Qué buena historia! Esto es ciencia ficción de a deveras.
- Pero
nos crees, ¿verdad, Zac?
- Por
supuesto que sí. Todo suena tan lógico que debe ser cierto. Solo hay algo que
no me cuadra en su historia: entiendo que hay un grupo de personas que se distinguen
por su postura racista y pertenecen a grupos de ultraderecha, pronazis y otros así de discriminadores, para ellos es totalmente lógico que se alejen de la
“chusma” porque se consideran a sí mismos como una especie superior y todos los
demás solamente debemos servirles sin hacer preguntas. Por lo que he visto en
los videos que transmiten todo el tiempo, allá en Marte están todos ellos y me
parece lo más normal. Lo que no logro entender es ¿qué hacen allá esas otras
gentes que son más humanistas, que predican la tolerancia, el respeto y la
igualdad?, porque también aparecen en los videos de la gente “contagiada” por
esa supuesta enfermedad.
Intervengo
haciendo un comentario casi sin pensar:
- Es
cierto, tal vez lo que dicen no coincide totalmente con lo que hacen, hay
personas así de incongruentes.
Jade
es más prudente al opinar:
- Puede
ser, pero también pudiera ser que los hubieran llevado a Marte con engaños, si
no les dijeron la verdad no pudieron decidir.
Zac
retoma el comentario de Jade. Me tiene sorprendido lo rápido que ha asimilado
estos hechos y su claridad para hilar las ideas.
- Correcto,
y todavía puede haber otra opción: no se fueron a Marte, siguen aquí en la
Tierra y de verdad creen que están desahuciados por culpa de esa rara
enfermedad. Pienso que, si en verdad son personas íntegras y estuvieran en
Marte, al descubrir las intenciones reales de esa colonia extraterrestre no se
prestarían a mentirle a la humanidad y pondrían en riesgo a quienes sí lo han
hecho.
- ¡Zac,
me sorprendes! Se escucha bastante creíble eso que dices, ¡qué listo!
Zac
no se inmuta con los comentarios de Jade, sigue pensando en la historia que le
acabamos de contar y atando los cabos que le parecen sueltos.
- Creo
que sí les voy a poder ayudar, chavos, y también creo que no estamos solos en
esto, habrá que localizar a los líderes íntegros que deben estar en la Tierra,
¿se les ocurre alguno? Con ellos podríamos hacer una red virtual y si funciona,
podremos hacer llegar información a todo el planeta sin necesidad de causar
fricciones innecesarias, ya saben, como con la música.
- ¿Les
parece si empezamos con los líderes religiosos, como el Papa o el Dalai Lama?
¿O primero buscamos a los premios Nobel de la paz?
- También
hay varios artistas que están asociados en organizaciones a favor de los
derechos humanos… creo que ellos no huirían de este planeta.
Y
resulta que, al empezar a buscar, van apareciendo los nombres de muchos hombres
y mujeres que nosotros creemos íntegros y con respeto hacia sus semejantes. Así
inicia la búsqueda, Zac es el responsable de asegurarnos el anonimato y de
establecer contacto con esas personalidades, apoyado en la magia informática
que sabe hacer. Efectivamente, la mayoría se quedaron en la Tierra e
invariablemente escuchan con interés nuestro relato, se sorprenden, pasan por
una etapa de incredulidad y reciben con grandes esperanzas el material que Jade
ha copiado y respaldado con todo el cuidado posible. Invariablemente también,
cada líder que contactamos nos pide que tengamos cuidado, porque también debe
haber más aliados del grupo de nazistas aquí en la Tierra, apoyando sus planes.
Lo
tenemos en cuenta, y antes de un mes hay varios canales y cuentas en las redes
sociales transmitiendo de manera oficial el documental que elaboró este gran
grupo de personas a partir del material que les proporcionamos. Mucha más gente
de la que esperábamos se ha sumado voluntariamente a las tareas para difundir
todo el material, y Zac está feliz por el gran despliegue tecnológico del que
forma parte. Esta red virtual le permite hacer contacto con muchas personas
como él, aquí participan todos los que apoyan a los líderes honestos en todo el
mundo.
Por
primera vez desde que “apareció la enfermedad”, algunos lugares dejan de
transmitir los videos “alentadores” y en su lugar se puede ver a las grandes
personalidades que quedan en nuestro planeta acompañados por su familia, regresando
a sus lugares de trabajo o caminando entre la gente en lugares públicos, en
estos nuevos videos se les puede escuchar explicando cómo fueron engañados para
formar parte de esta gran mentira que aún está atormentando a la humanidad,
también aclaran que si ya no existe La Colmena, no se pueden enviar productos,
alimentos ni medicinas a Marte, y por lo tanto ya no hay razón para no invertir
en mejorar las condiciones de los que vivimos aquí.
Es
fácil identificar a las cadenas de noticias que se vendieron a los traidores de
Marte, insisten en que todo es un plan terrorista para dominar el mundo y que
los líderes que prometen mejorar a la Tierra enloquecieron con la enfermedad,
pero sus notas van perdiendo credibilidad rápidamente, ¿seguirán inventando
noticias falsas cuando pase el tiempo y dejen de recibir su paga? Porque en
Marte tienen que administrar diferente el dinero y sus recursos.
Yo
me siento mejor, tan solo por entender lo que está pasando, recuerdo cuando simplemente
descubría que cada vez era más difícil vivir y era casi imposible convivir sin
saber por qué y eran días desesperantes, ansiosos. Aún no hay un cambio real,
pero estoy seguro de que se va a dar. Se necesita crear empleos suficientes,
volver a apoyar al campo y erradicar a todas esas personas que se han dedicado
a la delincuencia y ya no quieren trabajar. Son problemas bastante grandes y
graves, pero confío en que se podrán solucionar. Ahora la gente de nuestro
planeta trabaja para nuestro planeta, con un espíritu de solidaridad que yo no
había visto nunca antes, más que en esas películas sentimentaloides o
motivadoras.
Mientras
tanto, sigo viviendo en casa de mis tíos, que ya están bastante grandes y
necesitan que los cuide. Mi vida va regresando poco a poco a su ritmo normal y comencé
a buscar trabajo, pero la verdad es que la mayor parte del tiempo estoy al
pendiente de todo lo que ocurre con lo que hemos dado a conocer. Ahora quien
lleva la mayor actividad en todo esto es Zac, y claro, Jade está detrás de todo
lo que ocurre, con un entusiasmo que nunca termina.
Así
van mis días, es curioso cómo hasta lo más maravilloso se va volviendo
normal cuando se envuelve en la rutina.
Es
temprano cuando tocan a la puerta y al abrir me encuentro una Jade feliz y
radiante, apenas me ve y empieza a hablar sin parar mientras me entrega un
paquete con comida que compró por el camino, ella sostiene una charola con
cafés que huelen muy rico y sigue hablando, pero no comprendo lo que dice,
parlotea bastante y tengo que pedirle que se detenga un momento para entenderla.
Ella calla, me observa en silencio e inmóvil y enseguida estalla en risas.
- No
viste mi mensaje, ¿verdad? ¡Revisa tu celular!
Es
cierto, ella me envió un mensaje esta madrugada, pero ni siquiera había visto
mi celular: “Nico me envió materiales
desde Marte. Fotos, videos, documentos y hasta números de cuentas bancarias.
Ahorita te cuento, voy a tu casa”. Ahora entiendo por qué está tan
contenta, me siento junto a la mesa tratando de asimilar todo esto y también me
lleno de júbilo. Jade, que ya ha asimilado un poco más lo que está pasando,
saca unos sabrosos tamales del paquete que trajo, los calienta y comparte conmigo
y con mis tíos, mientras desayunamos sigue hablando sin parar: Ellos, los de
Marte, destruyeron La Colmena en su intento por detener a Nico porque no
esperaban que él fuera capaz de defenderse tan bien de su ataque y perdieron el
control. Tardaron casi 15 años en construir ese centro y para volverlo a hacer tendrán
muchos problemas, primero necesitan volverse a organizar. En el material que acaba
de recibir hay nombres y fotos de los aliados de Marte que están aquí en la
Tierra, y también hay fotos y videos de los habitantes de aquel planeta y sus
fantásticas ciudades. Tienen recursos de sobra y pueden vivir sin problemas mucho
tiempo, fácilmente se mantendrán con toda comodidad más de quince años, todos
se ven sanos y relajados.
- ¡Más
de 15 años! ¡y sin trabajar ni producir nada! ¿Con tanta riqueza y nos siguen
robando?
- Así
es la gente que solo piensa en el poder, Jacobo: ¡no tienen llenadera! –de
pronto Jade estalla en carcajadas y casi se atraganta, pero no deja de reir- ¡Ja,
ja, ja, ja! ¡Pobres! No saben lo que les espera ahora que tienen a Nico allá,
van a saber lo que es vivir sin libertad y con miedo, ¡y qué bueno! ¡se lo
merecen!
- Sí.
Por supuesto que se lo merecen.
Dentro
de mi alegría, estoy pensativo. Me queda el pendiente de reencontrar a los míos
y si todo resulta bien, podré caminar de nuevo en el pueblo y localizaré a mi
papá, hoy creo que todo puede ser posible si me enfoco en conseguirlo. Tal vez
me estoy pasando de optimista, pero me gusta esta sensación y también me ayuda
a mantener despierta mi memoria.
La
plática continúa durante mucho tiempo, contactamos a Zac y quedamos de vernos
más tarde, ¡tiene que ver todo este nuevo material! Y después de la euforia,
viene un momento de paz, es tiempo de estar solos y también es un momento de
silencio. No del silencio incómodo, no. Al contrario, ese silencio que viene de
sentirte a gusto con alguien que te entiende sin necesidad de hablar todo el
tiempo. Así estamos por unos instantes, en un estado parecido a la nada que
buscan los meditadores trascendentales y enseguida empiezo a divagar. Creo que
nadie se ha dado cuenta, pero hay ocasiones en que me cuesta trabajo recordar y
eso me preocupa. No siempre, pero me preocupa.
- ¿Y
cómo va tu colección de momentos, Jacobo? ¿A poco te acuerdas de todos? No me
imagino cómo le haces… ¿Es como si los tuvieras etiquetados para localizarlos
cuando los necesitas?
La
pregunta de Jade me sorprende, parece que me estuviera leyendo el pensamiento,
¡qué susto! Pasa un momento, dos, muchos más y yo no atino a contestarle mientras
ella me mira, seria. Se levanta de la mesa sin dejar de mirarme y después
voltea hacia la ventana, camina despacio hasta quedar frente a ella y avienta
su mirada hacia la calle, que a cambio le arroja sol, mucha luz del sol que la
hace brillar. No dice nada, solamente agacha un poco la cabeza y sus ojos
siguen fijos en la ventana. Yo tampoco digo nada, me siento incómodo y tonto
por haber desconfiado de ella… pero no puedo evitarlo, tal vez fue una
casualidad. Sí, eso pudo ser. Me levanto de la mesa y me paro a su lado con
intención de abrazarla, pero ella se mueve un poco y apoya su mano en el marco
de la ventana. Entonces levanta el rostro y me deja verme en la claridad de sus
espejos negros, en ese océano de noche profunda solo hay serenidad y el reflejo de mi
cara compungida. No sé qué decir, su seriedad me abruma.
- ¿Estás
molesto, Jacobo? ¿Fue algo que dije?
- No,
para nada, Jade. -pero no puedo sostener mi mentira y termino confesándole que
a veces desconfío de ella y me da miedo pensar que está dentro de mi cabeza sin
que yo me entere.
- ¡Ay,
Jacobo tan tonto! Perdóname por todo lo que pasó allá en la isla. Yo sé que la
confianza es muy frágil y cuando se rompe nunca vuelve a quedar igual, aunque se
repare, porque quedará la huella de esa rotura. También sé que no puedo obligarte
a confiar en mí: la confianza se debe ganar. Y el cariño. Y el respeto. Si tú quieres,
voy a tratar de ganarme todo eso dándote mi confianza, mi cariño y mi respeto,
no hay otra forma.
- Pero
no he dejado de quererte, Jade, ni tengo intención de faltarte al respeto
cuando te digo cómo me siento…
- Ya
lo sé. Yo siento tu cariño y también te quiero. Te amo, Jacobo. Pero amarnos no es
suficiente. Sin confianza no podrá crecer nuestra relación. ¡Ojalá no hubieras
estado ahí, Jacobo! No tendrías que guardar esos momentos tan complicados en tu
colección.
Sus
palabras me calan. No por mí, al escucharla me viene a la memoria todo que ella
pasó con Nico en su adolescencia y me imagino la cantidad de recuerdos que ha
tenido que superar en su historia. Y yo me metí a esa historia para adueñarme
de algunos momentos mientras ella revivía cosas de su pasado.
- ¿Sabes?
Yo no me había dado cuenta, pero también tengo una colección de momentos,
Jacobo, lo malo es que no soy tan organizada como tú y a veces se me salen cuando
no deben, en los momentos más inoportunos. Voy a necesitar que me ayudes a
domesticarlos, ja, ja, ja.
- Bueno,
la verdad es que últimamente también mi colección está muy alocada. También se
me aparece algún momento cuando no debe hacerlo, y me sabotea otros momentos más
padres…
- Eso
es lo que pasó ahorita, ¿verdad?
- Sí,
eso pasó. Estábamos bien, yo me siento muy a gusto contigo y de
pronto ¡zas! ¡ahí está! Un momento indeseable del pasado se aparece y se sobrepone
al momento que estaba disfrutando en el presente. Creo que no soy el más
adecuado para enseñarte a manejar tu colección de momentos.
Ella toma una de mis manos entre las suyas y la besa. Yo llevo esa misma mano a su rostro y lo acaricio hasta que ella la usa como almohada para recargar su mejilla. Estos gestos dicen más de nuestra confianza que cualquier palabra que pueda surgir de nuestras bocas.
- Al
contrario. No habrá nadie mejor que tú para valorar y organizar los momentos
valiosos de la vida. Aunque algunos no sean muy agradables…
- ¿Sabes,
Jade? En estos días de confusión me he dado cuenta de que mi colección de
momentos tiene varios huecos, hay algunas cosas que en ocasiones no recuerdo…
nombres, lugares, personas, fechas, colores, no sé, a veces un solo detalle
hace que pierda por completo el momento que estaba recordando.
- ¿Y
no te había pasado eso antes?
- Nop.
Bueno, de repente sí, pero no tan seguido como en estos días.
- No
te preocupes. Ahí está toda tu colección -me dice señalando a mi cabeza, como
si de verdad la memoria habitara en ese lugar dentro de mi cuerpo-, tal vez
solamente necesites recuperar la paz para reorganizarte.
Esta
vez yo sonrío y eso me da gusto, sobre todo porque veo a Jade con la misma
confianza de siempre. La confianza está en mí y poco a poco la voy compartiendo
con ella nuevamente. Creo que llegará un momento en que nos demos tanta
confianza como lo hacíamos antes, no importa que quede la huella de que aluna vez se rompió.
- ¡Ya
sé qué voy a hacer! Voy a hacer una colección de olvidos, Jade. ¡Ya está! Todo lo
que no recuerde lo paso a mi colección de olvidos y así no me voy a perder de
nada, ¿qué tal?
- Oye,
eso está padre, ¿y si se te olvida que tienes una colección de olvidos?
- Pues
meto toda mi colección a la colección de olvidos, je, je. Y si encuentro
momentos que no me gusten o que no me sirvan, también los voy a pasar, aunque
sea por un rato, a mi colección de olvidos. ¡Adiós angustias! ¿Qué no recuerdo
tal fecha o tal lugar? No hay problema, están en la colección de
olvidos, pero después los regreso a su lugar en mi colección de momentos…
Y
con estas reflexiones tontas, nos vamos perdiendo nuevamente en nosotros,
escapando por breves instantes de la realidad que nos exige estar presentes,
cada vez más presentes.