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No seas estúpido, Nico
La Nueva Tierra. Parte 9
Estamos
tumbados arriba de unos cojines desparramados en la sala de su casa, cubiertos
por completo con una gran flojera que nos da una agradable sensación de modorra.
Los rayos dorados del sol que madrugó hace ya bastante rato entran confiados
entre las cortinas que se agitan a su paso, dejando pasar un suave calorcito que
llena primero la ventana y después el cuarto, coloreándolo de luz. He pasado el día en casa de Jade escuchando el disco “Mucho más que dos” de Ana Belén y sus
amigos, es una delicia recibir las letras de estas canciones y escaparme de la
programación de la radio. Jade tiene varias colecciones interesantes: de música, de libros, de dibujos… puedo pasarme horas enteras hurgando en su mundo, y en efecto, eso he
estado haciendo, hasta ahora que ella habla.
- Necesito
ver de nuevo a Nico. Él tiene los suficientes contactos y recursos como para poder
detener lo que está sucediendo. Además él tampoco tiene escrúpulos y se atreve
a hacer lo que sea, igual que los que se fueron a Marte, pero no sé si va a
querer detenerlos, necesita ganar algo para él mismo porque es obvio que no se
va a preocupar por los demás. De cualquier forma, voy a explicarle con peras y manzanas para darle todos los
elementos y que pueda tomar una decisión.
Me mira calladamente por largo rato, cuando mira así no la interrumpo porque sé que algo está tomando forma dentro de esa cabecita loca.
- Discúlpame Jacobo, te quiero mucho
pero voy a buscar a mi ex. Necesito encontrarlo, hablar con él...
No
entiendo por qué me pide disculpas. La escucho, veo la preocupación en su
rostro y creo que en verdad tiene la esperanza de que ese tipo nos pueda ayudar. A todos, claro. No entiendo todavía cómo es que Jade se enteró del plan y de todo lo que están
haciendo los que ya se fueron a Marte, pero entiendo que está buscando una solución. De cualquier manera me siento incómodo y me despido repitiéndole que la quiero ver de regreso y que confío en ella. La cálida luz del sol ya alcanzó mis pies descalzos, esa sensación me
gusta y me regresa al presente, donde Jade ha dejado de hablar y también está
ensimismada viendo como avanza la luz por el piso del cuarto. La observo desaparecer y lentamente, me vuelvo a perder en mis pensamientos…
Jade se va de la ciudad y tarda algunos días antes de ir con Nico, su ex, tal vez
lo estuvo localizando, no sé y no quiero pensar en eso. En estos días me manda unos pocos mensajes, muy breves, para
tranquilizarme sin dejarme saber lo que está ocurriendo, pero he aprendido algo
con ella y leyendo entre líneas descubro algunas pistas.
Confío
en Jade, es demasiado lista y sabe cómo resolver cualquier situación que la
vida le ponga enfrente, sin embargo quisiera saber cómo va a convencer a Nico
de que ayude a salvar este planeta. Aunque no lo conozco, no me imagino a ese tipo haciendo algo
bueno por los demás.
- ¡No
puedo creer que seas tan estúpido, Nico! ¿De veras crees esas mentiras de que
la gente se está enfermando y por eso ya no salen de sus casas? Te apuesto lo
que quieras a que ningún conocido tuyo se ha enfermado… Además ni siquiera eres
congruente: me dejaste llegar hasta aquí para hablar contigo sin revisarme ni
nada, y si esa enfermedad existiera, ¿no deberías tener un equipo de médicos
cuidando que la gente infectada o con sospecha de contagio no se te acercara?
Me decepcionas, te estás ablandando con la edad.
Nico
escucha a Jade en silencio, mientras la observa, sus palabras le divierten. Es muy poca la gente que se atreve a hablarle de esa manera tan directa
y sincera, pero también sabe que Jade no se arriesgaría a acercarse a él
si no se tratara de algo importante. Todo lo que ella dice se escucha
exagerado, tal vez esté loca o montando un numerito... Jade interrumpe su alegato un momento y los dos
quedan inmóviles, frente a frente.
- Ya
sonríes de nuevo. Tu rostro se ve más hermoso cuando lo adornas con esa sonrisa
tan tuya, Jade.
- No
vine a jugar a eso, Nico. Sabes que solamente sonrío de verdad cuando estoy lejos de ti,
es parte de tu magia. Pero me preocupas, ¿estás dejando ir una gran oportunidad
y prefieres pensar en mi sonrisa?
- Los
grandes proyectos solamente funcionan si los inicias con un buen pensamiento,
no cuando los empiezas con miedo o con odio. Eso lo sabes bien. Y tu belleza es
uno de mis mejores pensamientos. Es suficiente para motivarme, pero tu sonrisa todavía no
justifica que yo vaya a iniciar algo. Permíteme un momento –Nico pide a las
demás personas que están en su sala que se retiren y vigilen que nadie se
acerque, esta charla es privada-. Déjame ver si te entiendo: Según tú, todos
los líderes y gentes que mueven el dinero y las decisiones en este planeta, no
están enfermos sino que se escaparon y ahora viven en Marte, ¿es así?
- Es
así. Emigraron. Fíjate en cada video y en cada aviso que transmiten, ¿cómo
pueden verse tan tranquilos y hasta felices, si se supone que están muy graves
y se pueden morir? ¿Cómo es que todos ellos tienen tanta fortaleza espiritual y
les preocupa más el bienestar de la humanidad, en lugar del propio? Casi ni
hablan de lo que les pasa, y con esa farsa de que son altamente contagiosos,
nadie se atreve a acercarse a sus casas u oficinas para investigarlos; es más,
nadie se atreve a acercarse a otras persona aunque no estén contagiadas. No
dudo que haya algunas personas que sí tienen esa entereza moral, todavía hay algunos verdaderos líderes espirituales y religiosos, pero también hay otros que son
egoístas por naturaleza, ¿te hubieras imaginado a esos presidentes dictadores
lamentándose y sufriendo porque la humanidad la está pasando mal?
Imagínate a ti, Nico, yo no creo que estuvieras tranquilo y feliz, apareciendo
en videos para enviar mensajes esperanzadores mientras sabes que una rara enfermedad te
está consumiendo y ya no vas a disfrutar de todas las cosas buenas que hay en
la vida, porque ya no podrías estar cerca de nadie y no tendrías energía ni para
moverte. ¡Mira a Trump hablando de amor
y unidad entre todos los pueblos!
Nico
estalla en carcajadas, reconociendo que es cierto. Trump y otros lengualargas
como él casi parecen santos cuando aparecen en sus videos, ¿y él se ha estado
tragando esa mentira completa?
- ¡Ja,
ja, ja, ja! ¡Qué cosa tan maquiavélica! Pero mira qué listos son... ¿Cómo se les ocurrió poner a todo el
planeta a trabajar para ellos? ¡Hasta a mí me dan escalofríos con eso!
- ¡Claro,
porque no se te ocurrió a ti! Se necesitaban muchísimos recursos para hacer
eso, y por eso allá están solamente quienes los tienen… y te dejaron fuera,
Nico. Te dejaron aquí y tú estás muy conforme porque te dejan robar todo lo que
quieres a la gente que ni siquiera se defiende de tan asustada que vive, estás conforme
con venderle droga a todos los que prefieren escapar de la realidad en vez de
enfrentarla, ¡estás fuera del negocio más grande de este planeta y todavía
piensas que te está yendo muy bien!
Nico
se queda pensativo un instante, viendo fijamente a esa mujer que luce tan
frágil y bella, pero que le acaba de mover todo su mundo. ¿De verdad está fuera
de ese negocio? ¿De verdad hay un nuevo mundo allá en Marte?
- ¿Tienes
pruebas de lo que dices, Jade?
- Aquí
no. En el norte de Estados Unidos hay un parque cerca del océano Atlántico
llamado Acadia y dentro de él está el centro de operaciones de todos esos cabrones que se fugaron a Marte, le dicen “La Colmena”,
ahí concentran todos los recursos necesarios, ahí despegan y aterrizan las
naves que surten de productos a Marte, y también de ahí ha salido toda la gente
que ahora vive en el nuevo mundo. Dicen que a veces llegan naves con algunas personas que
vienen de allá y después se vuelven a ir, no sé quiénes serán. La mayor parte
de La Colmena está bajo el parque, es subterránea, y aprovechan las montañas de
los alrededores para disfrazar los despegues y aterrizajes de sus naves,
fingiendo que cada movimiento que hacen es una exhalación de volcanes semi activos y aprovechando las nubosidades naturales de esa posición
geográfica...
Nico
la escucha atentamente. Ha dejado de reír y eso desconcierta a Jade.
Sorpresivamente él toma un vaso de vidrio que tiene a su lado y lo arroja con
fuerza contra la pared, rompiéndolo ruidosamente.
- ¡Qué
estúpido! –Golpea con fuerza la mesa, su mirada está perdida detrás de un odio que lo ciega,
sus pupilas se han reducido a su mínimo tamaño y Jade piensa que es invisible
para él, aún estando enfrente. Se pone un poco nerviosa pero decide guardar
silencio.- ¡Pero si está todo tan claro! ¿Cómo es que no me di cuenta? Jade,
bombón, eres más lista de lo que yo recordaba, pero también te estás
ablandando. Yo ya sabía que todos esos traidores están engañando al mundo entero
para explotarlos, pero nunca me imaginé que fueran capaces de abandonarnos a
todos para irse a vivir en otro planeta, ¡qué cosa más loca! –Nico vuelve a reír, eso tranquiliza un poco a Jade, quien aprovecha para tratar de relajarlo
un poco más.
- ¿Entonces
ya lo sabías? ¿Por qué dices que me estoy ablandando?
Nico
toma otro vaso y una botella, sirve un poco de vino y lo coloca frente a Jade.
Sirve otro poco en un nuevo vaso y sosteniéndolo en su mano vuelve a sentarse
frente a ella.
- Yo
creí que ya conocía sus planes. Hasta creí que yo era su socio: mi trabajo es distraer
a la gente y mantenerla asustada, por eso has visto que los niveles de
violencia de los últimos 2 años están cada vez más altos. Es fácil: subes
la cantidad de droga en circulación, saboteas algunos servicios básicos como la
electricidad o el agua, haces algunos robos y secuestros importantes, y a eso
le agregas que apareció de la nada esa nueva enfermedad que te quita todas tus
energías y se contagia casi casi con respirar junto a alguien infectado, ¡y
toda la gente vive con miedo! Además de las ganancias que yo consigo, ellos me pagan por hacer todo esto, ¡y bien
pagado! ¿Has escuchado esa frase de “divide y vencerás”? Bueno, ellos me pagan
por dividir a la humanidad, o sea que deben estar ganando bastante.
Jade
abre muy grandes sus ojos, no puede creer lo que Nico le está diciendo y de
pronto se siente indefensa, pensando que de verdad es muy ingenua y que no
podrá decirle nada nuevo a Nico. Pero se da cuenta de eso y en una fracción de
segundo se recompone, recordando que si él descubre sus pensamientos está
perdida.
- ¿Eres
su cómplice, Nico? ¡Me sorprendes! Te confieso que eso no me lo esperaba.
- No
soy su cómplice, esa es la parte que yo no entendía y que tú me has hecho ver. Me hicieron creer que yo formo parte de su plan y solamente me pusieron a
trabajar para ellos, igual que a todos los demás habitantes de este planeta.
Tengo el ejército más poderoso del mundo a mis órdenes y me usan solamente como
distracción, para hacer espectáculos de nota roja y evitar que las personas
tengan tiempo y calma para pensar en lo que está ocurriendo. ¡Pero me voy a
consumir igual que todos en este planeta! ¡No voy a sobrevivir! ¡Qué listos son! Soy solo otro
elemento para que sus negocios en la Tierra sigan funcionando sin que nada les
estorbe.
Jade
ve el momento propicio para darle el último empujón a Nico, él se encuentra en
un estado emocional que le impide razonar con claridad, se siente burlado,
menospreciado y no puede creer que están abusando de él. ¡Nico no puede perder! Ella toma su vaso con
un gracioso movimiento, le da un pequeño sorbo y suelta sus palabras
lentamente, saboreándolas más que a su bebida:
- ¿Y
te conformas con hacer berrinche, Nico? ¿O qué vas a hacer?
- ¡Jamás!
¡Yo nunca me conformo y esos mentirosos traidores me han hecho ver
como un imbécil mediocre! Voy a ir por ellos.
Ahora
es el momento de desaparecer, la misión de Jade termina aquí y si de algo está
segura es que no debe estar junto a Nico, mucho menos ahora que él está tan
enojado y busca vengarse de sus enemigos, como dijera Shakespeare en su
historia del Rey Lear: “No te interpongas entre el dragón y su furia”. Se
dispone a decir algún pretexto que le permita regresar a su casa para perderse
y dejar que Nico parta solo hacia La Colmena, lo cual se hará muy pronto dada la
urgencia que tiene su ex por cobrar venganza, pero sorpresivamente percibe a alguien
cercano a ella en este lugar, y esa sorpresa la hace concentrar su pensamiento
en mí por dos segundos, sin poderlo evitar.
- ¿Quién
es Jacobo? Ya vi su rostro, me lo acabas de mostrar, ¿quién es este tipo y por
qué te preocupa tanto?
Al
escuchar a Nico, Jade voltea a mirarlo con miedo. Se siente descubierta, como
si él la hubiera desnudado en público y por un doloroso instante le regresa a todo el cuerpo aquella sensación casi olvidada de los días en que él la sometía y la dominaba, cuando
ella tenía que explicarle cada cosa que ocurría en todo momento de sus días, por insignificante
que pareciera. Pero recuerda que eso está en el pasado, se pone de pie y le
dice con voz firme y lenta:
- Jacobo es una persona que me quiere mucho. Tú nunca vas a poder decir eso. Adiós.
Nico
se enoja todavía más y trata de alcanzarla antes de que Jade llegue a la
puerta, pero ella voltea a mirarlo y le habla con aparente tranquilidad:
- Te
lo dije hace rato y te lo repito, Nico: ¿Estás perdiendo una gran oportunidad y
prefieres pensar en mi sonrisa? No quiero jugar a ser de tu propiedad, enfócate
en lo que de verdad te importa, por favor.
Jade
está junto a la puerta, hace girar la chapa, abre la gran hoja y como si
cambiara el capítulo de un libro abandona la sala y entra al amplio corredor
lleno de guardias y del personal que trabaja para Nico, ellos le abren paso
y la dejan caminar hacia la salida. Es amiga del jefe y él no dio ninguna
indicación para detenerla. Los tacones de Jade marcan un eco rítmico y firme al alejarse de
aquella puerta, mientras ella escucha que algunas personas entran a la sala
donde se quedó su ex y lo alcanza a escuchar dando la orden de preparar todo para salir volando lo más rápido posible ¡ya va a la Colmena! Debe apurarse si quiere encontrarme y retirarse de
ahí conmigo.
Jade
no se dio cuenta, pero la seguí cuando vino a hablar con su ex, fue fácil
hacerlo porque ella confiaba en que yo me quedaría sentado esperando su regreso,
así que no se cuidó. El único problema es que Nico no está en tierra
firme sino en una isla cerca de Tabasco, en el Golfo de México, y eso no me lo
esperaba, así que cuando ella subió a un bote para encontrarse con él, yo estuve buscando algún transporte para alcanzarla y eso me retrasó, pero ya estoy
aquí. La isla es pequeña y se ve rara, parece como si hubieran traído una gran
residencia rodeada de jardines desde la ciudad para dejarla flotando en medio
del mar. Escojo un lugar lleno de pasto y arbustos para atracar con mi pequeña
lancha y ahí desembarco con dificultad, esto de moverse en el agua no es lo
mío. Una vez que pongo mis pies en la isla, me tardo bastante en amarrar el
bote a un pequeño poste y justo cuando estoy por empezar a caminar escucho la
voz de Jade muy cerca de mí.
- ¡No
debiste venir, Jacobo!
La
escucho molesta, o agitada, pero me da gusto verla corriendo hacia mí y casi
cayéndose por los tacones altos que lleva puestos. Parece que está bien y eso
es lo importante, me ha contado tantas cosas de su ex que me tenía preocupado, tengo muchas ganas de abrazarla y decirle el gusto que me da verla bien, pero ahora no puedo decirle nada, cuando llega conmigo toma la cuerda que
acabo de amarrar y comienza a desatarla mientras me dice sin voltear a mirarme:
- Nico
sabe que estás aquí y también sabe quién eres. Ahorita está distraído pero si
se acuerda de ti va a pedir que te apresen y tal vez a mí también. No podemos
escondernos, él sabe todo lo que ocurre en esta isla y sus alrededores. No te
preocupes por lo que hablamos él y yo, todo salió bien pero debemos irnos, él
ya casi sale hacia La Colmena y nosotros debemos quedarnos aquí. Sí, estoy
bien, te digo que no te preocupes, a mí también me da gusto verte y no necesito que me ayudes, te veo un poco
nervioso y es mejor que te quedes ahí vigilando por si alguien se acerca.
¿Qué carajos pasa? Jade me habla con mucha seguridad y está respondiendo cada una de mis
preguntas antes de que yo se las diga, ni siquiera me mira pero parece saber
exactamente dónde estoy, qué hago y qué pienso…
- ¡Ya
está libre! Ven Jacobo, voy a soltar el bote y nos iremos de aquí, ahorita te
explico, no te asustes ni te enojes conmigo, es que sí sé lo que estás
pensando, es como si “escuchara” lo que piensas…
Quiero
decir algo pero la sorpresa no me deja, me cuesta trabajo creer lo que Jade
dice pero sé que es verdad. A ella le creo todo. Además no está sonriendo como
siempre, la veo preocupada tratando de hacer todo rápido. De pronto, justo
cuando el pequeño bote entra al agua, la isla completa tiene una sacudida que
nos tira al piso a Jade y a mí, es como si la isla hubiera saltado y ahora la
siento moverse, el bote queda lejos de nuestro alcance rápidamente y Jade me
mira con angustia, se levanta, toma mi mano para ayudarme a ponerme de pie y me
guía hacia la residencia que está al centro de la isla, de donde ella llegó
hace unos instantes y ahí va de vuelta conmigo. No habla para no perder tiempo, y
mientras corremos la isla se está elevando sobre las aguas del mar. Alcanzamos
la entrada de la residencia y en cuanto llegamos a la puerta, esta se abre y
podemos pasar. Adentro hay varias personas vestidas de negro que prácticamente
nos ignoran. Jade me sigue sosteniendo la mano, ahora con más suavidad me lleva
a un gran ventanal y desde ahí observamos cómo se inclina la isla y cae al mar
toda la vegetación que la cubría, árboles, pasto, flores, todo se va al agua
con un gran estrépito que dura poco tiempo. Destruir siempre es más fácil y
rápido que construir. Ahora el mar se extiende muy lejos, alcanzo a distinguir la playa
y la tierra más allá de la playa, nos seguimos elevando hasta que rebasamos las
nubes, entonces eso que yo creí que era una isla retoma su alineación
horizontal y comienza a desplazarse, me imagino que vamos hacia el norte. Ahora
Jade me lleva a la cocina, me sirve un poco de agua y después me ofrece un vaso
de vino tinto. Delicioso. Volvemos al ventanal para mirar hacia afuera.
- Es
una nave, Jacobo. De lo más moderno que hay. ¿Recuerdas que yo acompañaba a
Nico de ciudad en ciudad? Bueno, así es como viajábamos. Es muy segura, puedes
estar tranquilo. Ahora nos dirigimos a Estados Unidos, derechito a La Colmena,
donde está el centro que hace posibles las operaciones entre Marte y la Tierra.
Yo no quería ir ahí, y mucho menos traerte a ti. Perdóname, Jacobo, estás en
peligro por mi culpa.
- No
te preocupes Jade. Yo decidí seguirte y sigo decidido a estar contigo,
pero no entiendo qué está pasando, ¿quién eres? ¿siempre has sabido lo que
pienso? –mi pregunta trata de esconder el miedo y la decepción que siento, toda la relación pierde sentido si ella supo desde el principio el efecto que causa
en mí. Y si es así, ella resulta más controladora que el mismo Nico.
- No
pienses eso, de verdad. Yo no sabía lo que pensabas de mí ni tus sentimientos,
solamente conocí lo que tú me decías o lo que se te alcanzaba a notar en tu
rostro y en tus acciones. –me abraza y me invita a tomar una silla, ella hace
lo mismo y quedamos de frente, junto al ventanal. Entonces continúa
explicándome:
- Cuando
viví con Nico, un científico que trabaja con él desarrolló un proyecto para
incrementar las habilidades mentales, pero no podía probarlo en cualquier
persona. Mi ex me ofreció como conejillo de indias para que experimentara
conmigo y por suerte todo salió como se esperaba. Así descubrimos que se pueden
desarrollar habilidades especiales como la telepatía, la telequinesis o el
viaje extrasensorial a cualquier lugar, pero en mi caso solamente puedo hacer eso en
condiciones controladas. Esta isla, o más bien esta nave tiene un efecto especial,
el aire está ionizado de tal forma que solamente aquí puedo saber lo que
piensas y hacer algunas otras cosas sin ningún esfuerzo, por eso te vi cuando
desembarcaste, aunque estaba en la sala con Nico, y también te pude localizar. Pero
fuera de la nave, en ambientes normales, mi mente funciona exactamente igual
que cualquier otra. Cuando Nico vio los resultados que tuve, me retiró del
experimento y él recibió estos dones. Desconozco cuánto han mejorado sus
capacidades, pero me imagino que deben ser superiores a las mías… ¡Espera!
Jade
calla y por un fugaz instante se borra de su rostro la alegre paz que la
distingue, parpadea un par de veces y después de recuperar su semblante
habitual, me vuelve a hablar.
- Es
Nico. Dice que la gente de La Colmena detectó el movimiento inusual de esta
nave y ya saben que nos dirigimos hacia ellos, es probable que traten de sabotear
nuestro vuelo de manera remota, tienen tecnología que ni siquiera nos
imaginamos. Pero también dice que no me preocupe, que habrá gente lista para
recogernos, a ti y a mí, y llevarnos lejos del parque. Parece que habrá pelea y
nos quiere dejar en un lugar seguro.
No
entiendo. Hace un momento Jade estaba aterrorizada porque ese tipo nos podía
matar y ahora está tranquila y confiada porque él nos va a cuidar. Jade me
mira, seguramente está dentro de mi cabeza otra vez, conociendo mis
pensamientos, porque ríe con su frescura espontánea y me dice:
- Sí,
es algo muy loco. No te enojes, Jacobo, pero es que Nico me quiere mucho a su
manera, él cree que soy suya y se enoja si pienso por mi cuenta o si no le pido
permiso para tomar una decisión, y dentro de ese cariño enfermizo él no va a
permitir que alguien más me haga daño. No lo hace por amor, solo es para demostrar que nadie se
mete con lo suyo, ¿entiendes? –y vuelve a reír, pero esta vez su risa no me
contagia, no alcanzo a entender lo que pasa.
- También
sabe lo que yo pienso, ¿verdad?
- Sí
Jacobo. Te conoce y sabe que me amas. Ya sabe cuánto nos queremos.
Me
sonrojo. Estoy confundido y me siento mal, creo que me siento triste porque me
empecé a comparar con Nico y a su lado resulto demasiado ordinario. Jade
me vuelve a “leer” el pensamiento, creo que es algo inevitable para ella.
- No
hagas eso, no te compares. Y para que estés tranquilo, te aviso que cuando nos
alejemos de esta nave ya no voy a poder leer tu mente, ¿ok?
Jade
hace una pausa, como buscando las palabras que necesita para seguir hablando y
yo, tontamente y casi sin reflexionar, pienso que ella sigue queriendo a su ex,
de inmediato trato de borrar ese pensamiento, pero solo consigo aferrarme más a él hasta que me doy cuenta que ella ya lo atrapó.
- También
te voy a dejar que sepas lo que estoy pensando, creo que es lo justo: Nico me gusta,
es un hombre muy guapo y siempre me va a gustar, pero nunca va a ser igual que me guste y que lo quiera, ¿OK? No tiene corazón ¡y cree
que es perfecto!, obvio que no lo es pero nunca se lo digas, ¡ja, ja, ja! Tú y
yo nos hemos mostrado tal como somos, con defectos, con deseos de seguir
aprendiendo y mejorando, sin tratar de ser alguien más, sabemos que somos humanos
y no seres divinos. Lo que te hace especial y valioso es que no eres como Nico
ni como nadie más. Me gusta que seas diferente y no una copia de alguna otra
persona. Recuerda siempre quién eres y se leal a Jacobo, a nadie más.
"A nadie más", repito en silencio, en mis pensamientos para que solo escuche Jacobo, aunque sé que también Jade me está oyendo.
La
nave aterriza en una zona boscosa pero no tan cerca de Acadia como yo imaginaba.
Jade y yo no alcanzamos a ver el lugar, solo unos cuantos árboles, una montaña muy alta y un camino de terracería donde hay un vehículo con la puerta abierta, al que nos dirigimos apresuradamente. Vamos a subir al asiento trasero de una gran camioneta negra como las que
salen en las películas, Nico detiene a Jade y le dice algo antes de que ella suba y cuando se
sienta a mi lado veo que trae una pequeña mochila, ella también la mira y con su mirada me indica que él se la dio. Comenzamos a
avanzar, miro hacia atrás y la nave ya no está, la busco en las alturas y alcanzo
a ver cómo se dirige hacia la montaña, me imagino que allá está el parque, o sea la Colmena, y desaparece a una velocidad increíble, ¡con razón duró tan
poco tiempo la travesía desde el Golfo de México hasta acá!
Jade me explica que
el chofer nos va a llevar al aeropuerto de Nueva York y ahí tomaremos un vuelo hacia México,
eso me relaja y disfruto viendo el paisaje por el camino, como cuando era niño
y paseaba en autobús, solo que esta vez me quedo dormido... El chofer me despierta después y creo que a Jade también, es de pocas palabras pero amable y hace una escala para
comer antes de que lleguemos a la ciudad, yo sigo un poco adormilado mientras comemos, me siento como si estuviera soñando y no le puedo tomar sabor a los alimentos. Después nos acompaña a la sala de espera, entrega los boletos y se queda con nosotros
hasta que se asegura de que subimos al avión.