Cuando tenemos nuestro primer
muerto querido duele la vida
y el dolor crece cuando entendemos
que habrá otro y otros más.
Seguimos queriendo a los vivos
del mundo y del corazón
porque duele más la vida
vivida con miedo a querer.
Y cuando las despedidas de la vida
dejan de doler la muerte se vuelve
una amiga cercana que ayuda
a la gente a seguir adelante
y siempre nos aguarda por ahí.
La muerte es difícil de entender,
no tanto como la vida
pero ahí se van dando.
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