martes, 19 de mayo de 2015

Cuento: ¿Dónde están mis monedas?

"Con un poco de amor tanto me enriquecí 
que gastaba y siempre quedaba 
mi poco de amor "
(Silvio Rodríguez)

Estoy tomando un curso de habilidades para resolver conflictos en las relaciones interpersonales y es una chulada, lo imparte Armando Castillo, quien estudió la maestría en terapia guestalt y un doctorado en psicoterapias humanistas, así que el mayor encanto de este evento reside en ser un repaso o recordatorio de muchas situaciones vistas en la maestría, de una manera muy amena, didáctica y dinámica. Entre todo el bagaje de conocimientos que soltó hoy, me llamó la atención este cuento, muy parecido a una historia que Sergio Vázquez nos relató a modo de anécdota cuando estábamos en INTEGRO.

Con permiso del Dr. Armando, aquí reproduzco mi versión de su cuento:


En algún lugar del mundo, una persona está dormida y mientras lo hace sueña con unas monedas, no se sabe si son muchas o pocas, pero sueña con monedas y cuando se despierta se queda solamente con el sabor de su sueño y el número de monedas le sigue dando vueltas en la cabeza. Pensando en sus monedas decide ir a casa de sus padres, cuando llega toca a su puerta y al verlos salir les dice con un tono de enojo en su voz que está muy molesto con ellos y además decepcionado... ¡No es posible que lo único que le hayan dado sean solamente esas monedas! ¡Si todos saben que se merece muchas más! Y si ahora no puede realizar sus sueños y ser feliz en su vida, será por culpa de ellos y su absurda decisión de haberle dado tan pocas monedas. "¿Dónde están mis monedas?"

Cuando los papás escuchan estas palabras se llenan de tristeza y les duele el corazón, pues ellos dieron lo que estuvo a su alcance e hicieron o mejor que pudieron para que esa personita, cuando era pequeña, se llevara lo mejor y pudiera hacer su vida. Quisieron decirle algo, pero no tuvieron oportunidad. Esa persona casi se olvidó de que hablaba con sus padres y les volvió a reclamar, amenazando además con que iba a conseguir muchas más monedas delas que ellos habían visto en toda su vida, y no las compartiría ni con ellos ni con nadie... "¿Dónde están mis monedas?"


Así pues, regresó a su casa jurando nunca más volver a ver a sus padres, ¡qué gentes tan egoístas resultaron ser! Comenzó a trabajar y hacer negocios con toda la frialdad empresarial que se requiere para obtener muchas ganancias rápidamente, se llenó de lujos y propiedades, tenía mucha gente a su servicio y, naturalmente, muchas monedas en el banco y en su casa... Pero no eran esas las monedas que quería, pues seguía sintiendo un gran vacío en su interior ¡seguramente era por culpa de toda esa gente que nada más trabaja para ganar dinero!... "¿Dónde están mis monedas?"

Entonces pensó que tal vez esas monedas no eran exactamente monedas, sino alguna otra cosa de gran valor que sus padres no le habían dado, y decidió buscar con sus amistades y en los placeres de la vida fácil. Fiestas, drogas, sexo y excesos de todo tipo le acompañaron en esta etapa de su búsqueda, pero no encontró sus monedas y antes al contrario, sintió que ahora valía mucho menos que antes y cuando decidió dejar ese estilo de vida se dio cuenta con asombro que sus amigos se alejaban y los pocos que quedaban le exigían también que les diera unas monedas, porque ya se las había prometido ¡seguramente toda esa gente que se decía su amiga tenía la culpa de que no fuera feliz!... "¿Dónde están mis monedas?"


Con el paso del tiempo fue sintiendo en su interior, además de la ausencia de monedas, una inmensa soledad y entonces se le ocurrió que tal vez si lograba desaparecer esa sensación encontraría por fin esas monedas que tanto ansiaba, así que escogió a alguien para enamorarse, vivió un corto romance y le propuso a esa otra persona que unieran sus vidas para llegar a ser algo más pero, claro, primero le hizo la aclaración de que necesitaba saber si le iba a dar sus monedas, porque al ser la persona de su vida definitivamente le tendría que dar esas monedas que le harían feliz... Si me amas me tienes que hacer feliz, ¿no es así? "¿Dónde están mis monedas?"

Y esta persona tuvo hijos a los que exigió constantemente que le dieran sus monedas para poder ser feliz y de este modo les enseñó a vivir siempre exigiendo que los demás les dieran lo que les daría felicidad, pues al creer que no tenía monedas se convenció de que no tenía nada para dar ni a sus propios hijos ni a la persona que ama, ni a sus amistades ni a la gente con la que trabaja ni a su familia y mucho menos a sus padres. Lo más triste de este caso es que esta persona se puede llegar a morir sin llegar a descubrir el valor de las monedas que algún día recibió, y que no sé si son pocas o muchas, pero que ahora ya olvidó y siuge buscando a quién culpar por ello... "¿Dónde están mis monedas?"


En aquellos días, en otra parte del mundo, una persona duerme y mientras lo hace sueña con monedas, no se sabe si eran pocas o muchas, pero sueña con monedas y al despertar se queda con el sabor de su sueño y el recuerdo de las monedas que en su letargo pudo contar. Esa cantidad de monedas le sigue dando vueltas en la cabeza. Pensando en ellas decide ir a casa de sus padres, cuando llega toca a su puerta y al verlos salir les dice con un tono de cariño y respeto en su voz que ha estado pensando en las monedas que le dieron cuando salió de casa y no encuentra la manera de demostrarles su agradecimiento, porque gracias a ellas ha podido empezar su vida independiente y aunque le ha costado un poco de trabajo, ya está en el camino de la vida por sus propios medios... Sus padres se sienten halagados y satisfechos, le invitan a pasar y le dicen que esas monedas no se tienen que pagar, son suyas y puede hacer con ellas lo que quiera sin sentirse culpable ni en deuda con ellos.

¿Dónde estaban las monedas? Esta persona las llevó siempre consigo, las sigue teniendo ahí a la mano y las ha ido multiplicando sin darse cuenta, compartiéndolas con la gente valiosa que ha aparecido en su vida.

Hasta luego.

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