domingo, 31 de mayo de 2015

3 soluciones o 3 pasos para una solución




Hace poco escribí sobre 3 soluciones sanas y una enfermiza, hablando de los conflictos en nuestras relaciones. Después pensé que esas soluciones vistas en su conjunto pueden convertirse en un programa de 3 pasos (opcionales, no es obligatorio cubrir los 3):

Nivel 0: Empiezas con la situación sin cambios, aguantando con la esperanza de que la otra persona cambie.



Paso 1: Describir tu situación hasta darle un enfoque realista, sin juicios que califiquen a uno u otro miembro de la relación como "bueno" o "malo". Aceptar la situación que vives te lleva a asumir la responsabilidad por lo que permites y por lo que no te atreves a hacer. A veces esta decisión logra grandes cambios en el estilo de la relación.

Paso 2: Hacer un cambio en ti mismo, en tu persona. Al aceptar la realidad de tu situación tuviste que darte cuenta de que no puedes cambiar a nadie más que a tí. Se trata de actuar de acuerdo a lo que tú necesitas sin dañar o pasar por encima de la otra persona. Tampoco se trata de obligarla a cambiar igual que tú, ya aceptaste antes que cada uno es quien es.



Con las 2 etapas anteriores muchas relaciones resuelven sus diferencias y aprenden a convivir con respeto, confianza y asertividad. Si se trata de parejas, también llegan a recuperar el amor y darse el cariño y ternura que necesitan 2 personas al compartir su intimidad. 

Paso 3: Si insistes en aferrarte a la otra persona aún sin haber mejoría en la relación, tu situación volverá a ser como al principio y entrarás en un círculo vicioso, preocupado por darle gusto a alguien que volverás a calificar como "malo" o "abusivo"... En estos casos hay que pasar a la siguiente etapa y soltar con firmeza y amor. Dejar de ser codependiente cuesta, pero al final podrás recuperar tu tiempo, tus planes, tu actuar y tu libertad para dirigir tu vida y amor a donde tú quieras.



Es importante tener en cuenta que el paso 3 es la última opción (a menos que esté en riesgo tu vida o tu integridad física). Si dejas la relación antes de intentar los otros 2 pasos el significado cambia a "huida" o "fracaso" y te deja una carga de rencor y miedo que llevarás a tus futuras relaciones.

Hasta luego.

La memoria

"Gracias a la memoria se da en los hombres lo que se llama experiencia"
(Aristóteles)


Cada experiencia que tenemos a lo largo de nuestra vida va quedando guardada en tu memoria, y por suerte, los sucesos que te ocurren o de los que eres testigo no se guardan necesariamente en tu cerebro, eso significa que no tienes que pensar mucho para recordarlos, ¿no te ha pasado que muchas veces es más difícil recordar algo entre más te esfuerzas en recordarlo, y cuando te despreocupas del asunto te llega el recuerdo que buscabas? Todos tus recuerdos se van guardando en cada una de tus células, están en tu cuerpo y por esa razón ocurre con frecuencia que de repente recuerdas algo que aparentemente no tiene ninguna relación con lo que estés haciendo en el momento en que llega ese recuerdo. Puedes estar enfrascado en tu trabajo o estar haciendo ejercicio y de pronto aparece una imagen, una escena o una sensación de tu lejana infancia, o la cara de una persona querida que hace años ya no has visto, o el sabor de una comida que por alguna razón fue significativa en su momento. 


La memoria está guardada en tu cuerpo y se activa a través de tus sentidos. Basta con percibir el olor de una fruta para que llegue el recuerdo de aquella agua fresca tan sabrosa que preparaba mamá. Basta con escuchar una frase que te repetían en tu casa, aunque la diga una persona que no conoció a tu familia, para que cambie tu estado de ánimo. Basta con repetir un movimiento que en alguna época de tu vida era rutinario o común para recodar sensaciones y hasta pensamientos de aquellos días. Y no se diga si escuchas una canción que fue de tus preferidas en una edad en particular, o que disfrutabas con compañías importantes, ¡por eso se llenan tanto los conciertos! Ver una película, sentir un abrazo... 

Los recuerdos no se piensan, se viven nada más. El cerebro es quien los procesa y los vuelve conscientes, por eso muchas veces puedes pensar que ahí está la memoria pero no es así, ahí solamente está la capacidad de entender o de identificar con más claridad al recuerdo que dejaron salir tus sentidos. 


¿Y los recuerdos muy intensos que a veces es preferible olvidar? ¿Es cierto que el cerebro bloquea los recuerdos que te pueden lastimar? Es cierto, el cerebro puede negarse a procesar concientemente algunos recuerdos porque volver a vivir esas emociones puede ser doloroso. Pero los recuerdos están ahí en tu cuerpo, acomodados en algunas de tus células y no se pueden borrar. Lo mejor que puedes hacer es aceptar toda tu vida tal como ha ocurrido, hacerte amigo tuyo y evitar negar lo que viviste con tal o cual persona, aunque sea muy doloroso o vergonzoso (no porque lo aceptes tienes que contárselo a todo el mundo). Aceptar toda tu vida te hará más libre y te ayudará a reconciliarte contigo. Rechazar una parte de tu historia, por mínima que sea, creará una sombra de secretos que nuevamente te harán perder una parte de tu libertad. 

Tu memoria, todos tus recuerdos están en tu cuerpo, y forman el archivo completo de tu vida. Acéptalos para que seas más dueño de tu persona, a fin de cuentas todo lo que te ha ocurrido es tu vida, tu memoria y de nadie más.

Hasta luego.

martes, 26 de mayo de 2015

Absurdos

"No me asusta ni me extraña el grito de los poderosos, de los opresores, de los dominantes. Me aterra el silencio de los buenos, de los justos, de los pacíficos".
(Martin Luther King)


Son contradicciones. Son todo lo contrario a la asertividad. Si hablamos de humor, son el ingrediente indispensable para que funcione un chiste. Si hablamos de una vida, son formas no sanas de ver y estar en el mundo. Son actitudes que perpetúan un problema sin llegar nunca a resolverlo. Son trampas para no crecer. Son cosas que los demás parecen descubrir muy rápido y quien las hace parece no darse cuenta. Son cosas que todos alguna vez hemos hecho y que se vuelven problema cuando las hacemos con tanta frecuencia que llegan a ser un hábito. En algunos casos se disimulan muy bien, pues solamente son absurdos en función del "para qué" los hacemos. 

¿Quieres probar? Aquí algunos absurdos que pueden ser hasta familiares o cotidianos, no para usarlos de ejemplo, sino para identificarlos y decidir qué hacer con ellos:


Es absurdo hablar a gritos y esperar que te respondan con ternura.

Es absurdo gastar más de lo que ganas y querer tener un patrimonio.

Es absurdo llenar tu casa de tecnología y extrañar la comunicación persona a persona.

Es absurdo decir "sí", si lo que quieres decir es "no".

Es absurdo llorarle a tu historia, si en aquel entonces solo sufrías.

Es absurdo tener antojo de pozole y comprar una pizza.

Es absurdo admirar y hacer valer a quien te quita valor.

Es absurdo exigir respeto, confianza y cariño en vez de darlo.

Es absurdo sufrir la violencia en silencio para que no le hagan nada malo a quien te maltrata.

Es absurdo tener tantos vínculos virtuales y cada vez menos vínculos reales.

Es absurdo hablar de los demás y pensar que no te traerán en chismes.

Es absurdo abrir la boca si no tienes nada qué decir.

Es absurdo llorarle a lo que no ha ocurrido si ahora es cuando puedes actuar.

Es absurdo tener hambre o sueño y no querer comer ni dormir.

Es absurdo sobreproteger a tus hijos y querer que sean personas seguras.

Es absurdo mentir y desear que confíen en ti.

Es absurdo desperdiciar tu ternura en alguien que no ve tu dignidad.

Es absurdo leer esto y criticar los absurdos de otra gente sin revisar los propios.

Es absurdo votar por un político y creer que no será corrupto.


Hasta luego.

jueves, 21 de mayo de 2015

Relaciones: 3 soluciones sanas

"Al que no sabe se le enseña,
al que no puede se le ayuda,
pero al que no quiere...
no hay forma de apoyarlo."
(Refrán popular)

El yin y el yang es el más conocido símbolo de la armonía, es decir, de la ausencia de conflictos:


¿Tienes algún conflicto en tus relaciones personales? 

Probablemente sí, en cualquier tipo de relación aparecen los conflictos, no importa si es en el trabajo, en la familia, en la escuela, con los amigos, con la pareja o con cualquier otra gente que tratamos con frecuencia. El conflicto representa un problema que hay que resolver, y de cómo lo resuelvas depende el curso que seguirá esa relación, o si ya no seguirá.

Sin importar cuál es la causa del conflicto con esa persona que ahora roba tanto tiempo de tus pensamientos y que ha logrado meter angustia y hasta ansiedad en tu vida, existen 4 soluciones que puedes tomar, 3 de ellas son sanas y 1 es enfermiza, solamente tú que estás viviendo el conflicto puedes decidir cuál es la que te conviene más tomar:


1. ACEPTAR TOTALMENTE EL CONFLICTO. No es resignarse a que "así te tocó vivir" o a que "esta es tu cruz", sino entender que por el momento no hay forma de resolver el conflicto y que también te conviene esperar hasta que se den las condiciones para hacer un cambio. Aquí hablo de una espera activa, es decir, no esperar a que ocurra un cambio milagroso para actuar, sino estar preparando las condiciones para hacer un cambio y, sobre todo, no estar renegando todo el tiempo de tu mala suerte y de lo desgraciado o desgraciada que eres por tener que estar junto a Romualda, Godofredo o como se llame esa persona con la que hay un conflicto. Si eres capaz de aceptar el conflicto sin renegar, podrás quitarte un peso de encima y comprender que puedes llevar tu vida normalmente sin convertir a "esa persona" en el centro de tu vida, en la referencia para tomar o no tomar tus decisiones. Es la primera solución sana para reencontrarte.


2. HACER UN CAMBIO EN TI. Normalmente ocurre que las dos partes en conflicto se vuelven rígidas y se llenan de un orgullo que les vuelve inmóviles como rocas, y así se pueden quedar por años, a menos que uno de los dos decida cambiar. También ocurre que "uno" está seguro de tener la razón, o sea que quien debe cambiar es la otra persona. Pero en esta solución no importa tanto quién tenga o no la razón, lo que cuenta es ser capaces de hacer un cambio personal sin que ello implique un cambio en la otra persona (normalmente ocurre, pero no es una regla infalible). Si eres capaz de cambiar tu actitud y tu forma de ver a la otra persona sin que esto sea para forzar un cambio en la otra parte, podrás sentirte más libre y comenzarás a tomar decisiones más acordes al contexto y a la situación en la que te desenvuelves, dejarás de hacerte trampa reaccionando a lo que crees que piensa o va a hacer tu adversario o adversaria. Es la segunda solución sana.


3. DEJAR ESA RELACIÓN. Si ya has probado las dos opciones anteriores, si además se ha buscado el diálogo y el entendimiento pero las dos partes no se llegan a encontrar y por lo mismo no ha sido posible renegociar para construir un nuevo modelo de relación, es sano darla por terminada, ya sea que te alejes de la persona conflictiva o que le dejes ir. Seguir en una relación tóxica te va a convertir en una persona tóxica también. Dejar ir no significa darse por vencido, significa darse cuenta que hay cosas que ya no pueden ser. Esta es la tercera solución sana, aunque también es dolorosa.


4. QUEDARSE PARA PELEAR, RENEGAR Y AGUANTAR A ESA PERSONA... Esta es una solución enfermiza, es decir que no es una solución. Si nadie ha hecho un cambio y tampoco se ha tomado la decisión de aceptar totalmente, entonces la situación seguirá igual entre las dos personas: Peleas, confrontaciones, deseos de anularse, humillaciones, lucha de poder y sobre todo indiferencia y muestras de desinterés, que a fin de cuentas es lo que termina matando cualquier relación.

NUNCA es una solución esperar a que la otra persona cambie. Esperar esto es una fuente inagotable de insatisfacción y de pretextos para que siga vivo el conflicto en lugar de resolverlo y hacerlo desaparecer.


Repito la pregunta: ¿tienes algún conflicto en tus relaciones personales? Casi es seguro que sí, o que hayas tenido alguno en alguna ocasión. Tal vez estas 3 posibles soluciones te den luz y te ayuden a escoger un camino que tarde o temprano te permita dejar atrás esa situación difícil. Sin importar por cuál de estas opciones te inclines, siempre es bueno tener en cuenta una regla básica: Piensa bien antes de decidir. Comenta, habla con gente de tu confianza y si puedes pedir asesoría profesional, será mucho mejor.

¿ESTAS SON TODAS LAS OPCIONES PARA RESOLVER UN CONFLICTO? Afortunadamente no. La imaginación, la creatividad y sobre todo el amor y el interés que las parejas se entregan les pueden permitir encontrar nuevas opciones para negociar su relación y decidir qué quieren hacer de su vida cada uno y de sus vidas en común. ¿Es difícil hacerlo solos y necesitan un mediador? Perfecto, es totalmente válido pedir ayuda profesional.

Hasta luego.

martes, 19 de mayo de 2015

Cuento: ¿Dónde están mis monedas?

"Con un poco de amor tanto me enriquecí 
que gastaba y siempre quedaba 
mi poco de amor "
(Silvio Rodríguez)

Estoy tomando un curso de habilidades para resolver conflictos en las relaciones interpersonales y es una chulada, lo imparte Armando Castillo, quien estudió la maestría en terapia guestalt y un doctorado en psicoterapias humanistas, así que el mayor encanto de este evento reside en ser un repaso o recordatorio de muchas situaciones vistas en la maestría, de una manera muy amena, didáctica y dinámica. Entre todo el bagaje de conocimientos que soltó hoy, me llamó la atención este cuento, muy parecido a una historia que Sergio Vázquez nos relató a modo de anécdota cuando estábamos en INTEGRO.

Con permiso del Dr. Armando, aquí reproduzco mi versión de su cuento:


En algún lugar del mundo, una persona está dormida y mientras lo hace sueña con unas monedas, no se sabe si son muchas o pocas, pero sueña con monedas y cuando se despierta se queda solamente con el sabor de su sueño y el número de monedas le sigue dando vueltas en la cabeza. Pensando en sus monedas decide ir a casa de sus padres, cuando llega toca a su puerta y al verlos salir les dice con un tono de enojo en su voz que está muy molesto con ellos y además decepcionado... ¡No es posible que lo único que le hayan dado sean solamente esas monedas! ¡Si todos saben que se merece muchas más! Y si ahora no puede realizar sus sueños y ser feliz en su vida, será por culpa de ellos y su absurda decisión de haberle dado tan pocas monedas. "¿Dónde están mis monedas?"

Cuando los papás escuchan estas palabras se llenan de tristeza y les duele el corazón, pues ellos dieron lo que estuvo a su alcance e hicieron o mejor que pudieron para que esa personita, cuando era pequeña, se llevara lo mejor y pudiera hacer su vida. Quisieron decirle algo, pero no tuvieron oportunidad. Esa persona casi se olvidó de que hablaba con sus padres y les volvió a reclamar, amenazando además con que iba a conseguir muchas más monedas delas que ellos habían visto en toda su vida, y no las compartiría ni con ellos ni con nadie... "¿Dónde están mis monedas?"


Así pues, regresó a su casa jurando nunca más volver a ver a sus padres, ¡qué gentes tan egoístas resultaron ser! Comenzó a trabajar y hacer negocios con toda la frialdad empresarial que se requiere para obtener muchas ganancias rápidamente, se llenó de lujos y propiedades, tenía mucha gente a su servicio y, naturalmente, muchas monedas en el banco y en su casa... Pero no eran esas las monedas que quería, pues seguía sintiendo un gran vacío en su interior ¡seguramente era por culpa de toda esa gente que nada más trabaja para ganar dinero!... "¿Dónde están mis monedas?"

Entonces pensó que tal vez esas monedas no eran exactamente monedas, sino alguna otra cosa de gran valor que sus padres no le habían dado, y decidió buscar con sus amistades y en los placeres de la vida fácil. Fiestas, drogas, sexo y excesos de todo tipo le acompañaron en esta etapa de su búsqueda, pero no encontró sus monedas y antes al contrario, sintió que ahora valía mucho menos que antes y cuando decidió dejar ese estilo de vida se dio cuenta con asombro que sus amigos se alejaban y los pocos que quedaban le exigían también que les diera unas monedas, porque ya se las había prometido ¡seguramente toda esa gente que se decía su amiga tenía la culpa de que no fuera feliz!... "¿Dónde están mis monedas?"


Con el paso del tiempo fue sintiendo en su interior, además de la ausencia de monedas, una inmensa soledad y entonces se le ocurrió que tal vez si lograba desaparecer esa sensación encontraría por fin esas monedas que tanto ansiaba, así que escogió a alguien para enamorarse, vivió un corto romance y le propuso a esa otra persona que unieran sus vidas para llegar a ser algo más pero, claro, primero le hizo la aclaración de que necesitaba saber si le iba a dar sus monedas, porque al ser la persona de su vida definitivamente le tendría que dar esas monedas que le harían feliz... Si me amas me tienes que hacer feliz, ¿no es así? "¿Dónde están mis monedas?"

Y esta persona tuvo hijos a los que exigió constantemente que le dieran sus monedas para poder ser feliz y de este modo les enseñó a vivir siempre exigiendo que los demás les dieran lo que les daría felicidad, pues al creer que no tenía monedas se convenció de que no tenía nada para dar ni a sus propios hijos ni a la persona que ama, ni a sus amistades ni a la gente con la que trabaja ni a su familia y mucho menos a sus padres. Lo más triste de este caso es que esta persona se puede llegar a morir sin llegar a descubrir el valor de las monedas que algún día recibió, y que no sé si son pocas o muchas, pero que ahora ya olvidó y siuge buscando a quién culpar por ello... "¿Dónde están mis monedas?"


En aquellos días, en otra parte del mundo, una persona duerme y mientras lo hace sueña con monedas, no se sabe si eran pocas o muchas, pero sueña con monedas y al despertar se queda con el sabor de su sueño y el recuerdo de las monedas que en su letargo pudo contar. Esa cantidad de monedas le sigue dando vueltas en la cabeza. Pensando en ellas decide ir a casa de sus padres, cuando llega toca a su puerta y al verlos salir les dice con un tono de cariño y respeto en su voz que ha estado pensando en las monedas que le dieron cuando salió de casa y no encuentra la manera de demostrarles su agradecimiento, porque gracias a ellas ha podido empezar su vida independiente y aunque le ha costado un poco de trabajo, ya está en el camino de la vida por sus propios medios... Sus padres se sienten halagados y satisfechos, le invitan a pasar y le dicen que esas monedas no se tienen que pagar, son suyas y puede hacer con ellas lo que quiera sin sentirse culpable ni en deuda con ellos.

¿Dónde estaban las monedas? Esta persona las llevó siempre consigo, las sigue teniendo ahí a la mano y las ha ido multiplicando sin darse cuenta, compartiéndolas con la gente valiosa que ha aparecido en su vida.

Hasta luego.

jueves, 7 de mayo de 2015

La olla de la autoestima de Virginia Satir

"Los sentimientos de valía sólo pueden florecer en un ambiente en el que puedan apreciarse las diferencias individuales, donde el amor se manifieste abiertamente, los errores sirvan de aprendizaje, la comunicación sea abierta, las normas flexibles, la responsabilidad (compaginar las promesas con el cumplimiento) sea modelada, y practicada la sinceridad: la clase de ambiente que observamos en una
familia nutricia."
(Virginia Satir)

Virginia Satir es uno de los grandes pilares de la psicoterapia. Los psicólogos gestaltistas, sistémicos, familiares, humanistas y muchos más le debemos bastante a su honestidad. Por ejemplo, en el texto que reproduzco hoy (tomado también de su obra maestra "Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar") explica con un lenguaje sencillo y muy claro qué es la autoestima, cómo funciona y qué pasa cuando no funciona bien o, dicho con sus palabras, cuando la olla está medio vacía. 

Por si fuera poco, sus conceptos también me ayudaron a concebir mi propia versión de esa olla en el cuento "La cajita de la autoestima", que queda como humilde homenaje a esta maestra y su obra. Me gusta mucho cómo comparte sus ideas y creencias Virginia Satir, espero que también a ustedes les guste leerla y les sirva de ayuda:


"La autoestima, la olla que nadie vigila

La autoestima es un concepto, una actitud, un sentimiento, una imagen, y está representada por la conducta.

De niña viví en una granja en Winsconsin; en el patio trasero había una enorme olla de hierro negro, con los costados redondeados y tres patas. Mi madre hacía su propio jabón, así que, durante una parte del año, la olla estaba llena de jabón. Cuando llegaban los grupos de trilladores en verano, llenábamos la olla de cocido; en otras ocasiones, mi padre almacenaba en ella estiércol para los lechos de flores de mamá. Con el tiempo llegamos a llamarla la olla de "tres usos" y cualquiera que quisiera utilizarla debía enfrentar dos interrogantes: ¿De qué estaba llena la olla en ese momento? Y ¿qué tan llena estaba?

Mucho después, cuando la gente me hablaba de sí —diciendo que se sentían llenos, vacíos, sucios o incluso "agrietados"— Recordaba esa vieja olla. Un día, hace muchos años, había una familia sentada en mi consultorio tratando de encontrar palabras para comunicarse lo que sentían unos por otros; muy pronto los miembros de la familia comenzaron a hablar de sus “ollas" individuales, las cuales podían contener sentimientos de ira o culpa, de vergüenza o inutilidad. Después me dijeron que esta metáfora les resultó muy provechosa.


En poco tiempo, este término sirvió a muchas familias a expresar los sentimientos que no podían manifestar. Un padre decía: "Mi olla está llena hoy," y el resto de la familia sabía que ese día se sentía superior a cualquier cosa, pleno de energía y bucn humor, seguro de su importancia. O tal vez un hijo decía: "Me siento con la olla vacía," y esto comunicaba a los demás que tenía la sensación de ser insignificante, que estaba fatigado, aburrido o lastimado, que no era digno de ser amado; que tenía que aceptar lo que recibía sin quejarse.

Olla es una palabra muy simple en este sentido, un término casi ridículo. Muchas de las palabras profesionales que la gente utiliza para hablar de su autoestima tienen un sonido estéril y carecen de imágenes vivas. A menudo las familias pueden expresarse con mayor facilidad en términos de olla, y comprender a los miembros que desean comunicarse de esta manera; de repente se sienten más a gusto, liberados de nuestro tabú cultural que nos impide hablar de los sentimientos. Una esposa que vacila ante la posibilidad de decirle a su marido que se siente inadecuada, deprimida o indigna, puede manifestar con franqueza: "No me molestes ahora; ¡mi olla está por los suelos!"

En este libro, al hablar de "olla," me refiero a la valía personal o autoestima; puedo utilizar los términos de manera alterna (si prefieren otra palabra graciosa que tenga más sentido para ustedes, utilícenla). Como dije antes, todo individuo tiene un sentimiento de valía, positivo o negativo. Como sucedía en el caso de mi olla familiar, las interrogantes son: ¿mi autoestima es negativa o positiva en este momento? y ¿cuánta tengo?


La autoestima es la capacidad de valorar el yo y tratarnos con dignidad, amor y realidad. Cualquier persona que reciba amor, estará abierta al cambio. Nuestros cuerpos no son distintos en este sentido; a lo largo de muchos años de enseñanza con niños, de tratar familias de todos los niveles sociales y económicos, de conocer personas de toda extracción, a partir de las experiencias cotidianas de mi vida profesional e íntima, he llegado a convencerme de que el factor fundamental implícito en lo que sucede dentro y entre los individuos es la autoestima, la olla personal.

La integridad, sinceridad, responsabilidad, compasión, el amor y la competencia, todo surge con facilidad en aquellos que tienen una elevada autoestima. Tenemos la sensación de ser importantes, de que el mundo es un mejor lugar porque nos encontramos en él. Tenemos fe en nuestra competencia; podemos pedir ayuda a los demás, a la vez que conservamos la confianza de que podemos tomar nuestras propias decisiones y, a la larga, contamos sólo con nuestras capacidades. Si respetamos nuestra valía, podremos percibir y respetar el valor de los demás; irradiamos confianza y esperanza. No tenemos reglas que limiten nuestras sensaciones y sabemos que no tenemos que actuar basados en lo que sentimos.

Podemos elegir; nuestra inteligencia es lo que dirige los actos. Nos aceptamos por completo como seres humanos. La gente vital siente que tiene la olla llena todo el tiempo.

Por supuesto, todos tenemos momentos en que desearíamos alejarnos de todo, cuando la fatiga nos domina y el mundo nos ha dado muchas desilusiones en un mismo día, cuando los problemas de la vida de pronto parecen superiores a nuestras fuerzas. Empero, la gente vital trata estas sensaciones temporales de olla vacía como lo que son: una crisis momentánea. Es posible que esta crisis sea los dolores de parto de una nueva posibilidad personal; nos sentimos incómodos en el momento, pero no tenemos que ocultarnos, pues sabemos que saldremos intactos de la crisis.


Cuando la gente siente que vale poco, espera el engaño, el maltrato y el desprecio de los demás; esto la abre a la posibilidad de convertirse en víctima. Cuando alguien espera lo peor, baja la guardia y permite que lo peor suceda. Para defenderse, tendrá que ocultarse detrás de un muro de desconfianza y hundirse en la terrible sensación de soledad y aislamiento. De esta forma, al verse separado de los demás, se vuelve apático, indiferente hacia sí mismo y quienes le rodean. Para estas personas es útil ver, escuchar o pensar con claridad y, por tanto, tienden a sufrir el maltrato y el desprecio de otros. La gente queriente se erige una monstruosa muralla psicológica detrás de la cual se oculta, y luego se defiende negando que lo ha hecho.

El temor es la consecuencia natural de esta desconfianza y aislamiento. El temor nos limita y ciega; impide que probemos nuevos medios para solucionar los problemas. Por el contrario, adoptamos una conducta aún más derrotista (por cierto, el miedo representa siempre un temor de algo futuro. He observado que tan pronto como un individuo enfrenta o desafía aquello que le causa temor en el momento presente, el temor se desvanece).

Cuando las personas que tienen sentimientos constantes de olla vacía experimentan una derrota, suelen calificarse cono fracasados. La respuesta interna es: "Debo ser un inútil, pues de lo contrario estas cosas no me ocurrirían." Después de sentir con suficiente frecuencia estas respuestas, el yo se vuelve vulnerable a las drogas, el alcohol u otras formas de fuga de la realidad.

La depresión no es equivalente a una olla vacía. La sensación de vacío significa, en esencia, que cuando uno tiene sentimientos indeseables, trata de conducirse como si dichas emociones no existieran. Se requiere de una gran autoestima para reconocer los sentimientos de depresión.


También es importante recordar que las personas que poseen una alta autoestima pueden sentirse deprimidas. La diferencia radica en que quienes se sienten deprimidos no se califican de inútiles ni fingen que esos sentimientos de depresión no existen. Tampoco proyectan sus sensaciones en los demás. La depresión es algo normal que sucede a veces; existe una gran diferencia entre la persona que condena a su yo y quien considera que el momento depresivo es una condición humana que necesita resolver. Con frecuencia llamaré su atención hacia este proceso de resolución.

Un sentimiento de depresión y su negación, es una forma de engaño ante uno mismo y los demás. Al devaluar así los sentimientos, estamos devaluándonos también y, en consecuencia, acentuamos el estado de olla vacía. Mucho de lo que nos sucede es resultado de nuestra actitud. Y como se trata de un problema de actitud, podemos cambiarlo.

Relájate un momento. Cierra los ojos y percibe tu condición actual.

¿Qué sientes hacia ti? ¿Qué ha ocurrido o está sucediendo en este momento? ¿Cómo respondes a este suceso? ¿Qué sientes por tu manera de responder a los acontecimientos? Si te encuentras tenso, comunícate un mensaje de amor, relaja tu cuerpo y entra en contacto con tu respiración.

Ahora, abre los ojos. Te sentirás más fuerte.

Este sencillo remedio te ayudará a incrementar tu sentimiento de valía: puedes cambiar tu estado de ánimo en cuestión de momentos. Después, enfrentarás los acontecimientos con una mente clara y un fundamento personal más firme.

Invita a tu familia a realizar el siguiente experimento. Toma a un compañero, luego expresen sus sentimientos ("En este momento siento miedo/tensión/vergüenza/alegría/etcétera.") Después, cada uno dará las gracias al otro sin emitir juicios o hacer comentarios.

De esta forma, han escuchado los sentimientos de la otra persona y ambos conocen al otro un poco mejor. Necesitamos practicar mucho para romper el tabú que nos impide compartir las emociones.

Practica tanto como puedas con las personas en quienes confíes.

Ahora, digan qué es lo que les deprime, o estimula. Es posible que descubran nuevas dimensiones en la persona con la que han vivido todos estos años y, en consecuencia, se sentirán más unidos o reales en su presencia Cuando hayan terminado con el ejercicio, trata de compartir tu impresión de lo que ha ocurrido.


El niño que llega al mundo no tiene pasado, no sabe cómo conducirse, no cuenta con una escala para juzgar su valor. El bebé depende por completo de las experiencias de otras personas, así como de sus mensajes sobre el valor que tiene como individuo.

Durante los primeros cinco o seis años, la autoestima del niño quedará conformada casi exclusivamente por su familia. Después que inicie sus estudios escolares, recibirá otras influencias; empero, la familia conserva su importancia. las fuerzas externas tienden a reforzar los sentimientos de valía o inutilidad que el niño aprendió en el hogar: el pequeño valorado podrá superar muchos fracasos, tanto en la escuela como con sus compañeros; el niño de baja autoestima experimentará muchos éxitos, pero siempre le asaltará la duda de su verdadero valor. Una experiencia negativa única podría producir respuestas desproporcionadas al acontecimiento.

Cada palabra, expresión facial, ademán o acto de un progenitor, envía al niño un mensaje de autoestima. Es deprimente comprobar que muchos padres no se percatan de los mensajes que envían. Una madre puede aceptar un ramo de flores de manos de su hija de tres años y decir: "¿De dónde las sacaste?" —a la vez que su voz y una sonrisa expresan: "¡Qué maravilloso regalo! ¿En dónde crecen estas flores tan hermosas?" Este mensaje fortalecerá el sentimiento de valía de la pequeña. O tal vez podría decir: "¡Qué lindas!," pero concluir con tono de reproche: "¿Las tomaste del jardín de la vecina?," implicando que la niña actuó mal al robarlas. Este mensaje hará que la pequeña de tres años se sienta mala e indigna.


¿Qué clase de autoestima fomenta tu familia en los niños, y refuerza en los adultos?"


Todos los días, a todas horas, estamos llenando o vaciando nuestra olla (o nuestra cajita), y además estamos contribuyendo a que la gente cercana a nosotros tenga más alta o más baja su autoestima, aunque muchas veces no nos queremos dar cuenta que tenemos algo que ver con las ollas de otras personas. Usemos la autoestima a nuestro favor para crecer como personas y superar los problemas que inevitablemente nos seguirá poniendo la vida en el camino que vamos recorriendo, en las relaciones con la demás gente y en las decisiones que debemos de tomar. Funcionará mejor entre más nos aceptemos y nos amemos a nosotros mismos.

Hasta luego.

sábado, 2 de mayo de 2015

4 Años

“El inicio es un juego que consiste en hacer como si no hubiera nada hecho, en invitar a la sorpresa a mirar cada obra nueva, aunque no lo sea.
El que gana en este juego se lleva el amor por las cosas, las personas y el tiempo, el que pierde no se da cuenta porqué se aburre tanto. El inicio no tiene reglas: sólo tienes que empezar.
Cierto que no hay nada nuevo y siempre habrá quien te arroje muchas actas y registros que hablan de un añejo dueño y autor de todo lo firmable.
Es cierto, pero vestir renovando las verdades ya sabidas, los valores que sí valen y cualquier acción ya hecha, invita a que el inicio no termine y siga siendo el juego donde sólo tienes que iniciar.”
(hemebe)


¡Este blog cumple 4 años!

Gracias a todos los que leen los rollos que vengo desenrollando en este espacio, a veces con cierta regularidad y a veces de plano muy ocasionalmente, pero siempre con la idea de acercar la psicología y otras disciplinas afines a toda la gente en un lenguaje sencillo y comprensible, porque de verdad creo que la psicología es un fenómeno que nos une a todos.

Y ahora lo que sigue es seguir avanzando, continuar haciendo camino de letras apoyado en músicas, imágenes, videos, otras lecturas, recomendaciones, pláticas y mucha fe en la vida. Estamos hechos para movernos y hay que hacerlo en el sentido de la creatividad y la construcción.

Ayer, un día antes de este aniversario, grupos armados bloquearon varias carreteras y avenidas de Jalisco, hubo enfrentamientos, vehículos incendiados, balaceras, muertos, heridos, desaparecidos y detenidos. Hay una lucha por el poder que no se detiene ante nada ni ante nadie porque se tiene que demostrar quién puede más. Lo triste es que ese poder está enfocado a destruir y también lo combaten con destrucción.

Faltan trabajos permanentes y bien pagados, sin ellos hay carne de cañón para engordar las filas de los grupos armados. Falta educación de calidad al alcance de todos, actualmente nos educan diciéndonos qué pensar y muy poco se nos enseña cómo pensar. Faltan políticos que no prometan cosas incumplibles a un pueblo que se conforma con promesas mientras ellos se dan la gran vida con corrupción e impunidad. Y se podría hacer un largo recuento de las causas y consecuencias que tienen al país y hoy a mi querido Jalisco en esta triste situación...

¿Y todo eso a qué viene, si estoy festejando que este blog cumple 4 años? 

Esa realidad viene a colación porque significa que hay mucho por hacer. Que muchas gentes podemos hacer aunque sea un poco por los que queremos y también por los que no, y lo más deseable es que lo que hagamos para ayudar a nuestra gente y a nuestro entorno, no lo hagamos a costa de la paz, el trabajo o la vida de los demás. Tener necesidad no justifica dañar a otros. Tener el poder (de cualquier tipo) tampoco justifica dañar a otros. Somos una generación con miedo, y el miedo es un arma terrible que nos ha hecho desconfiar de nuestros semejantes y hasta odiarlos con o sin razón. A veces el miedo paraliza y otras veces el miedo impulsa a actuar sin pensar. ¿Tiene eso qué ver con la psicología?

Este blog cumple 4 años y el que lo escribe sigue creyendo en las cosas básicas como la vida, la comunicación, la confianza, el respeto, el contacto, el compromiso y la amistad, entre muchas otras. Sigo en el camino sin tratar de volver a empezar, sino de ser constante y mantener el rumbo que me ha llevado, como dije en los primeros textos de este blog, a creer que "Existe siempre la posibilidad de cambiar la propia existencia, de descubrir y desenvolver un mundo nuevo, porque el ser humano es libre de escoger cualquier estilo de vida para sí mismo, respetando el de sus semejantes."
Hasta luego.