"Nunca el amante busca sin
ser buscado por su amada.
Si la luz del amor ha
penetrado en este corazón,
sabe que también hay amor en aquel corazón.
Cuando el amor a Dios agita
tu corazón, también Dios tiene amor para ti.
Sin la otra mano, ningún
ruido de palmoteo sale de una mano.
La sabiduría Divina es
destino y su decreto nos hace amarnos el uno al otro.
Por eso está ordenado que
cada parte del mundo se una con su consorte.
El sabio dice: Cielo es
hombre, y Tierra, mujer.
Cuando la Tierra no tiene
calor, el Cielo se lo manda;
cuando pierde su frescor y su rocío, el Cielo se
lo devuelve.
El Cielo hace su ronda,
como un marido que trabaja por su mujer.
Y la Tierra se ocupa del
gobierno de su casa:
cuida de los nacimientos y amamanta lo que pare.
Mira a la Tierra y al
Cielo, tienen inteligencia,
pues hacen el trabajo de seres inteligentes.
Si esos dos no gustaran
placer el uno del otro,
¿por qué habrían de andar juntos como novios?
Sin la Tierra,
¿despuntarían las flores, echarían flores los árboles?
¿Qué, entonces, producirían
el calor y el agua del Cielo?
Así como Dios puso el deseo
en el hombre y en la mujer
para que el mundo fuera preservado por su unión,
Así en cada parte de la
existencia planteó el deseo de la otra parte.
Día y noche son enemigos
afuera; pero sirven ambos a un único fin.
Cada uno ama al otro en
aras de la perfección de su mutuo trabajo.
Sin la noche, la naturaleza
del hombre no recibiría ganancia alguna,
y nada tendría entonces el día para
gastar."
(Rumi)
El texto del poeta Rumi que reproduzco aquí arriba aparece en el libro "El arte de amar", de Erich Fromm, y me recuerda que esto de hablar acerca del sexo y el amor es una tarea muy entretenida y complicada. Se han escrito muchísimos libros abordando el tema desde los más distintos enfoques y aún así sigue siendo un asunto complejo, creo que el amor y nuestra particular visión de la sexualidad son los rasgos que más nos distinguen de las demás especies que habitan en este planeta.
Han de disculpar que me aventure así por un tema tan delicado, pero me voy a permitir plasmar aquí algunas reflexiones... bueno, más bien algunas conclusiones que he encontrado hasta esta fecha a partir de lo que he vivido, leído y encontrado en la gente que confía en mi y me comparte honestamente algunos pedacitos de su vida. Les dejo pues estas letras sin más aspiraciones que expresar mi opinión sobre este asunto:
El amor es difícil de definir, yo creo en él pero no sé exactamente qué es, lo que tengo claro es que solamente se da cuando estamos en contacto con los demás y con nosotros mismos. El amor no florece aislado, más que una actitud personal, es un fenómeno social.
El amor es una energía que busca la afinidad entre los seres. Cuando se le permite ser, los acerca y despierta lazos de unión de distintas índoles. El amor une para crear algo nuevo, aunque los seres que lo viven no se den cuenta.
El amor genera unión con uno mismo, cuando se ama realmente. Y también genera y refuerza la unidad entre parejas y grupos de cualquier tipo.
El amor genera placer. Por eso se buscan los que se aman, ya que el placer que se genera trasciende más allá de sus propios seres. Y este placer también se hace presente en el amor propio, también llamado autoestima, porque es dichoso quien se ama y se valora en sus relaciones con los demás.
El amor es una actividad. Cuando el amor es pasivo se desvanece y muchas veces quienes lo vivieron se aferran a su recuerdo, pero éste no produce placer sino el agridulce sabor de la nostalgia. Es necesario actuar, salir del pasmo inactivo para que el amor crezca, de lo contrario se empezarán a generar los sentimiento opuestos a él: rencor y resentimiento, en casos extremos tal vez hasta odio.
El amor es activo porque para vivirlo es más importante dar que recibir. Cuando damos sin preocuparnos por lo que recibiremos a cambio, el amor crece. Si la otra parte también está viviendo el amor igual, el amor crecerá más. El amor más sólido es una actividad compartida.
El amor es una decisión, cada quien es libre de dirigir su amor hacia el ser o los seres que elija, de la manera que quiera y en el momento que quiera hacerlo. También es una decisión personal recibir o no recibir la actitud amorosa de otro ser.
Cada quien da lo que tiene cuando ama. No se puede dar otra cosa, ni de otra manera, que como es cada quien. Cuando el amor se va desvaneciendo es común reclamar a la otra parte que lo que da no es suficiente, pero este reclamo aplica más para quien lo dice que para la parte acusada, porque quien reclama se está volviendo pasivo y solamente quiere recibir.
Nadie puede decir si el amor que da otra persona es mucho o poco, esto únicamente lo sabe la persona que está dando amor. Igualmente, cada uno sabe cuánto amor necesita recibir. Para que otra persona sepa cuánto amor se quiere dar o recibir, es necesario hablarlo.
El amor tiene muchas caras, se da entre la pareja, entre padres e hijo, entre amigos, aún entre conocidos que tienen poco trato se da el amor, esto hace posible que surjan nuevas relaciones, que se desarrollen nuevas amistades y que dediquemos algunos elementos del amor a nuestras relaciones cotidianas con otros seres, no necesariamente humanos, porque podemos vivir el amor con mascotas y hasta podemos amar nuestro terruño, o determinada planta, o a algún otro ser.
El amor también produce actividad espiritual, por eso nos permite vivir la unidad con un ser en particular y también con el todo, del que formamos parte.
El amor es una puerta al conocimiento. Dicen por ahí que "nadie ama lo que no conoce", y en efecto, amar a alguien despierta ese interés genuino por llegar a conocer profundamente a la persona. Al amar se exagera la diferencia entre un ser y todos los demás, por eso es importante ir descubriendo los misterios que encierra el ser amado. Es en este sentido que el amor se vuelve la mayor motivación. ¿Y el amor al conocimiento? ¿Al arte? ¿Al ejercicio? ¿A los ídolos del momento?
Por su naturaleza activa y creativa, el amor se confunde frecuentemente con el sexo, pero no necesariamente tienen que ir unidos. La actividad sexual puede implicar amor, pero esto no es indispensable. El amor implica contacto sexual en tanto que disfrutamos el contacto con otro ser, sin que tenga que haber caricias eróticas, penetración u orgasmo obligatoriamente. El contacto placentero con otro ser es una relación sexual.
La actividad sexual también propicia la unión entre los seres, y el placer que se alcanza es más intenso que en las uniones de amor; sin embargo, su duración es más corta cuando no existen los elementos del amor entre los participantes de la unión sexual.
"El sexo es el consuelo para los que ya no tienen amor".
(Gabriel García Márquez)
Para muchas personas, la actividad sexual es el sustituto buscado cuando dejan de actuar para el amor, y esto puede hacerse consciente o inconscientemente.
Para otras muchas personas, la sexualidad es una expresión más del amor y de sí mismos.
Hay quien puede ver el sexo como un reto o una competencia, en ese caso están más prestos a recibir que a dar, y al igual que en el amor, la actividad sexual es más gratificante cuando ambas partes están dispuestas a dar. En este caso, la experiencia se vuelve más enriquecedora cuando ambos se permiten disfrutar su propio tiempo de recibir y de dar.
En cuestiones de sexo podemos decir cuan satisfechos estamos, pero al igual que en el amor, solamente la persona que está entregando su sexualidad sabe si está dando "mucho" o "poco", nadie más puede juzgar ni medir esa entrega.
La sexualidad es una expresión humana, y como tal, requiere la participación activa de las dos partes como si fuera un diálogo que permite hacer, recibir otra acción a cambio, responder, y así sucesivamente.
Darse, darnos, entregarse cada uno plenamente lleva a vivir la sexualidad íntegra: Quien solamente quiere dar, se está privando de conocer y aprender más de la persona con quien se relaciona. Quien solamente quiere recibir se encierra en la pasividad para, tal vez, esconderse del compromiso que conllevan las relaciones humanas.
Darse, darnos, entregarse cada uno plenamente lleva a vivir la sexualidad íntegra: Quien solamente quiere dar, se está privando de conocer y aprender más de la persona con quien se relaciona. Quien solamente quiere recibir se encierra en la pasividad para, tal vez, esconderse del compromiso que conllevan las relaciones humanas.
En el sexo, como en todas las actividades que realizamos, se refleja nuestra personalidad básica, en su estado más puro. En el amor es posible llegar al conocimiento de niveles más profundos de nuestra propia personalidad y la del ser amado. En ambos casos, es indispensable actuar con genuino interés.
Se puede ser adicto a la actividad sexual y olvidar los lazos de unión y el conocimiento más profundos para buscar únicamente el placer físico, instantáneo. También se puede ser adicto al amor y dedicarse a recibir halagos y caricias, considerarse "buenos" y hacer como que actuamos para disfrazar la intención real de estar únicamente recibiendo amor.
Las adicciones van de la mano con la falta de autoestima y valoración de uno mismo.
Definir al sexo tampoco es sencillo, si bien hay una definición relativa al significado biológico, a los rasgos fisiológicos, la función reproductiva y la mezcla de rasgos genéticos que marca la diferencia entre hombres y mujeres, en este caso me referido al sexo como una actividad que no atiende únicamente a distinguir un hombre de una mujer, sino a dejar que se exprese la naturaleza, la preferencia, la manera de relacionarse y entregarse de cada quien.
Ante la sociedad, al menos la occidental, pareciera que el sexo y el amor deben ir por separado. Uno busca en google "sexo" y aparecen página dedicadas a la pornografía, páginas dedicadas a concertar citas, páginas que prometen recetas milagrosas para tener siempre satisfecha a la pareja, páginas que ofrecen placer absoluto, páginas que ofrecen "estudios" de la sexualidad basados en publicidad y mercantilismo, páginas que ofrecen el "superdesarrollo" de los órganos sexuales, páginas dedicadas a rendir culto al placer y la seducción. Todo esto también va incluido en el paquete de recursos eróticos y sexuales con que contamos, y para algunas personas es la expresión plena de su sexualidad. Para otras, esta expresión requiere un contacto más íntimo y un ambiente de confianza.
En nuestra sociedad, el sexo puede ser calificado de "vulgar" o de "snob", dependiendo de quien lo practique. Me parece que quedarse solamente con la parte espectacular y comercial del sexo es limitar la expresión del erotismo y la sensualidad a los patrones sociales, ya sean tabúes o de moda, situación puede provocar la "mecanización" de esta expresión tan natural. Cada persona es única, distinta a las demás aunque coincida en lo básico con todas.
La esencia de la sexualidad como expresión humana son las diferencias individuales que permiten que cada uno imprima un sello característico en su actuar, aunque parezca que hace "lo mismo" que los demás. Lo que propone la mercadotecnia del erotismo y la sensualidad es lo contrario: Tratar de seducir utilizando los mismos trucos. Tratar de resaltar igual los mismos atributos. Tratar de lucir igual en cuerpo, cara e ideas. Tratar de sostener relaciones de la misma manera, como se ve en las películas. Tratar de convencernos de que todos somos originales siguiendo las mismas recomendaciones.
Si se buscan más fondo los conceptos de "sexo", "sexualidad", "amor", "actividad sexual" y otros relacionados, se abrirá un panorama más amplio, en el cual el amor y el sexo van de la mano y no tienen que esconderse uno del otro, ni de las demás personas. Es posible vivir la sexualidad y el amor de una manera gratificante y honesta, entendiendo que "enamorarse" no es casarse, sino crear otro tipo de compromiso en el cual no hay miedo de entregarse, de dar y recibir, ni de tener que pasar toda la vida con una persona por la que se siente atracción, más no amor.
El amor y el sexo, el sexo y el amor son dos expresiones muy humanas, capaces de despertar los mejores sentimientos y actitudes, solamente hay que confiar en ellos cuando aparezcan y dejarlos fluir. La sana actividad amorosa y sexual nos permitirá vivir mejor con uno mismo y desarrollar vínculos más sinceros con los demás. Necesitamos, como en otras ocasiones, aceptar y dejar ser parte nuestra tanto al amor como al sexo. Ya los tenemos, cada quien es responsable de limitarlos o de dejarlos actuar.
En fin, ya retomaré este tema para continuar con todo aquello que ahorita se me va por falta de tiempo y por ende, de concentración. Mientras tanto dejo la invitación a que me compartan en los comentarios su impresión acerca del amor y la sexualidad.
Hasta luego.
"El amor es real, real es el amor
El amor es sentir, sentir amor
El amor está queriendo ser amado
El amor es tocar, tocar es amar
El amor está llegando, el amor alcanza
El amor está pidiendo ser amado
El amor eres tú
Tú y yo
El amor es saber
que podemos ser
El amor es libre, libre es el amor
El amor es vivir, vivir el amor
El amor está necesitando ser amado"
(John Lennon)
Ante la sociedad, al menos la occidental, pareciera que el sexo y el amor deben ir por separado. Uno busca en google "sexo" y aparecen página dedicadas a la pornografía, páginas dedicadas a concertar citas, páginas que prometen recetas milagrosas para tener siempre satisfecha a la pareja, páginas que ofrecen placer absoluto, páginas que ofrecen "estudios" de la sexualidad basados en publicidad y mercantilismo, páginas que ofrecen el "superdesarrollo" de los órganos sexuales, páginas dedicadas a rendir culto al placer y la seducción. Todo esto también va incluido en el paquete de recursos eróticos y sexuales con que contamos, y para algunas personas es la expresión plena de su sexualidad. Para otras, esta expresión requiere un contacto más íntimo y un ambiente de confianza.
En nuestra sociedad, el sexo puede ser calificado de "vulgar" o de "snob", dependiendo de quien lo practique. Me parece que quedarse solamente con la parte espectacular y comercial del sexo es limitar la expresión del erotismo y la sensualidad a los patrones sociales, ya sean tabúes o de moda, situación puede provocar la "mecanización" de esta expresión tan natural. Cada persona es única, distinta a las demás aunque coincida en lo básico con todas.
La esencia de la sexualidad como expresión humana son las diferencias individuales que permiten que cada uno imprima un sello característico en su actuar, aunque parezca que hace "lo mismo" que los demás. Lo que propone la mercadotecnia del erotismo y la sensualidad es lo contrario: Tratar de seducir utilizando los mismos trucos. Tratar de resaltar igual los mismos atributos. Tratar de lucir igual en cuerpo, cara e ideas. Tratar de sostener relaciones de la misma manera, como se ve en las películas. Tratar de convencernos de que todos somos originales siguiendo las mismas recomendaciones.
Somos diferentes.
Expresemos la diferencia.
Respetemos la diferencia.
Disfrutemos la diferencia.
No entiendo esa moda de tratar de ser todos iguales.
Ser igual a otro significa negar una parte de sí mismo.
Si necesito rechazar a mi persona para que me acepten los demás,
entonces los demás no van a recibir gran cosa:
una persona sin amor y sin expresión propia.
Somos diferentes.
Si se buscan más fondo los conceptos de "sexo", "sexualidad", "amor", "actividad sexual" y otros relacionados, se abrirá un panorama más amplio, en el cual el amor y el sexo van de la mano y no tienen que esconderse uno del otro, ni de las demás personas. Es posible vivir la sexualidad y el amor de una manera gratificante y honesta, entendiendo que "enamorarse" no es casarse, sino crear otro tipo de compromiso en el cual no hay miedo de entregarse, de dar y recibir, ni de tener que pasar toda la vida con una persona por la que se siente atracción, más no amor.
El amor y el sexo, el sexo y el amor son dos expresiones muy humanas, capaces de despertar los mejores sentimientos y actitudes, solamente hay que confiar en ellos cuando aparezcan y dejarlos fluir. La sana actividad amorosa y sexual nos permitirá vivir mejor con uno mismo y desarrollar vínculos más sinceros con los demás. Necesitamos, como en otras ocasiones, aceptar y dejar ser parte nuestra tanto al amor como al sexo. Ya los tenemos, cada quien es responsable de limitarlos o de dejarlos actuar.
Hasta luego.
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