sábado, 12 de enero de 2013

¿Podemos vivir el aquí y ahora?

"Cuando te veo está todo el tiempo en tus ojos
y esa rara enfermedad llamada presente
se contagia de nosotros y justo aquí
nos hace uno y somos uno y somos"

hemebe

Tal vez la pregunta debería ser "¿por qué es tan difícil vivir el aquí y el ahora?", entonces podría responder de una manera más rápida, sencilla y directa diciendo que es difícil porque significa hacernos responsables de nosotros mismos, cargar con nuestra propia vida y la de nadie más, dejar de lamentarnos y empezar a actuar, y otro montón de respuestas por el estilo, que se me vienen a la mente en este preciso momento y lugar.

Pero la pregunta es distinta, se trata de saber si en verdad podemos vivir el aquí y el ahora, estar en el presente y aprovechar totalmente cada instante mientras lo sentimos, sin dispararnos a la nostalgia del recuerdo ni a la angustia del futuro desconocido. Para esta pregunta podría haber una respuesta corta y una larga, la primera respuesta es un "sí" o un "no" y queda al libre albedrío de cada uno de los que quieran darse un breve instante para atender semejante duda.

La respuesta larga, que también terminará en un "sí" o en un "no", recorre primero un trayecto más complejo donde se encuentran múltiples actitudes que esconden el aquí y ahora de nuestra visión inmediata, son actitudes tan comunes que las adoptamos sin reparos, las aprendemos en casa y hasta creemos que actuar así es lo más normal. Para dar cabida a esa respuesta larga, voy a describir algunas de esas actitudes, eso me permite entender cómo le hacemos para evitar nuestro propio presente, nuestro aquí y ahora. Si gustan acompañarme vamos a las siguientes líneas:


1. Me quedo pensando en mis errores. Y ya los hice, ya la regué y si me quedo atorado en ese momento voy a cometer otro error mayor. Lo único que me queda es aprender del error cometido y seguir adelante.

2. Me preocupa la gente que quiero y estoy segurísimo que yo sé lo que les conviene hacer (¡como si fuera un adivino!), pero la gente no cambia a menos que quiera hacerlo: el verdadero cambio viene del interior. Puedo empezar a hacer un cambio con mi propia persona.

3. No me gusta mi cuerpo. Muy gordo, muy flaco, muy feo... Si pierdo mucho tiempo criticándome y buscando estrategias estéticas para lucir mejor, también puedo empezar a aceptarme como soy, después de todo mi cuerpo es lo único realmente mío que me acompaña durante toda mi vida, será más fácil transitar por este mundo si me llevo bien con mi físico.

4. Y mi pareja... ¿me engañará, me decepcionará, me dejará de querer? Estas preguntas y dudas me impiden disfrutar mis relaciones, no me dejan ver a la gente que quiero tal como es y en realidad es que no quiero afrontar mi vida, por eso prefiero hacer como que estoy muy al pendiente de lo que hace, dice y piensa otra persona en vez de, simplemente, aceptarla o rechazarla (volver al punto 2).

5. ¿Qué esperan de mi? Es otra bonita forma de dejar que se vaya el tiempo sin hacer algo productivo con él: tratar de vivir para cubrir las expectativas de los demás, aunque muchas veces sean producto de mi imaginación y me dedico a tratar de cumplir "deseos fantasma".

6. ¿Y si me da cáncer, diabetes, un derrame, un paro o una gripe? Nuevamente encuentro una manera de escaparme al futuro para no hacerme responsable de mis acciones actuales. Lo más probable es que alguna ocasión esté enfermo, si no tengo los debidos cuidados tal vez adopte una enfermedad de gravedad. Si eso ocurre, deberé atender mi enfermedad, mientras no ocurra hay otra infinidad de cosas por hacer (podemos ver más sobre actitudes y enfermedad aquí).

7. Yo atiendo la salud de otros. Son mis seres queridos, pero si mi papá, mamá, hermano, novia, o lo que sea no hace nada para mejorar su salud, es su propia decisión o indecisión. Cada persona actúa su propia vida y no tiene por qué hacer las cosas por mi, o por mi mamá, o por mi hermano. Si decide cuidarse, lo hará por sí mismo o misma, y si decide comer y hacer lo que no debe, es su decisión (volver al punto 2, 4 y 5). En este caso sí hay un límite, a mi modo de ver: si las actitudes de otra persona nos afectan por ser sus seres queridos, sí podemos y debemos ayudarles a hacerse responsables de su propia vida para que nosotros podamos hacer lo mismo, esto se llama cuidarse mutuamente.

8. Me exijo demasiado: quiero tener el control de todo, me gustaría ser bueno en todo, me gustaría tener mucho dinero para comprar todo, me gustaría agradar a mucha gente, me gustaría tener todo el tiempo... es una bonita fantasía, todos la vivimos en nuestra primera infancia y si nuestros padres nos rodearon de amor hubo un momento en que de verdad creimos ser capaces de todo eso. Entregarme a esas fantasías es regresarme al pasado en que bastaba hacer un berrinche para conseguir cualquier cosa, y eso me indica que una parte de mi se resiste a crecer y a ser responsable de mi vida actual.

9. Me comparo con los demás. En mis logros y en mis fracasos estoy al pendiente de lo que hicieron los demás sin vivir plenamente lo mío, también es una forma de escaparme de mi presente para hacerle caso al de otros.


Creo que la lista de actitudes que nos alejan del aquí y ahora puede extenderse muchísimo, así que propongo escarbar un poco en nuestra historia personal para descubrir cuáles son nuestras formas favoritas de evadirnos y con qué frecuencia las utilizamos. Esa sería la mejor manera de responder a la pregunta que dio origen a este escrito, de una manera personal: ¿podemos vivir el aquí y ahora?

Hasta luego.

(Gracias a mi amiga Niña Lupita, que me envió un correo del que me fusilé las ideas centrales para este escrito).


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