jueves, 26 de enero de 2012

La luz y la obscuridad

Siguiendo con las ideas de Gary Zukav, la luz representa la integración, la totalidad, la plenitud, y la obscuridad, por el contrario, nos remite a pensar en la carencia, la falta de algo, lo incompleto, la insatisfacción.

En términos psicológicos llamamos a esta interacción de contrarios "dualidad", y nos permite entender las cambiantes facetas de nuestra personalidad. Ninguna persona puede vivir totalmente en la luz o en la obscuridad, es parte de nuestra naturaleza humana movernos dentro de una amplia banda de tonos grises, algunas veces nos acercamos más a la negrura, donde está ausente la claridad y otras veces llegamos a sentir la blancura en nuestra vida. Es parte de la dinámica de nuestra vida, avanzar en busca de la realización (luz) y resistir la tentación (obscuridad) de desviarnos de ese camino.

Decimos que una persona es muy brillante cuando reúne muchas cualidades apreciadas socialmente o cuando es muy inteligente; también decimos que una persona puede iluminar a los demás cuando contagia su buen ánimo y humor, o cuando se dedica con interés a los demás, es una persona de luz la que se muestra tal cual es, con virtudes y defectos para crecer; en cambio decimos que es una persona obscura y gris la que se aisla de los demás, tiene negras intenciones la persona que piensa hacer el mal a otra y la que únicamente piensa en su beneficio personal.

Imagen tomada de la página "granadablog.com"

Si la unidad de medida en este tema es el amor y los sentimientos que identificamos como "positivos", entonces la persona de luz está llena y la persona obscura vive vacía.

En las familias suelen aparecer de vez en cuando algunos miembros sin luz, tal vez uno solo, y casi siempre ocurre que al verlos diferentes a los demás (o más bien, distintos a los ideales y expectativas de la familia) se les empiezan a cerrar las puertas, insistiendo en remarcarles directamente su condición de "seres obscuros" (hasta les dicen "ovejas negras") y a identificarlos con todo aquello que la familia conoce como "malo". Les hace falta iluminarse y no tienen capacidad para hacerlo, requieren que los demás les compartan de su luz.

Pero ocurre también, con mucha frecuencia, que la familia empieza a hacer esas odiosas comparaciones donde la mayoría de las veces sale perdiendo quien menos luz tiene, y esa misma familia se justifica a sí misma en sus acciones cuando decide castigar, dar menos oportunidades o criticar a quien solo tiene obscuridad, es decir, carencias.

La obscuridad se elimina con la luz, y en el caso de cualquier persona ocurre lo mismo, hay que hacer llegar la luz al corazón y a la mente de quien permanece en las penumbras de la ignorancia, de la violencia, del rencor, a quien vive sin oportunidad de hacer algo mejor con su vida y sentirse útil. Claro que tomar esta decisión implica un compromiso de tiempo, dinero y esfuerzo constante, pues es más difícil para quien carece de luz aprender al mismo ritmo que quien sí la tiene. Además, quien carece de luz es fácilmente influenciable por cualquier chispita o débil flama que le llame entre las penumbras y de esa manera puede escoger el camino de la destrucción en lugar de la senda del autodesarrollo. Ésas son las tareas que le esperan a los miembros de una familia que tiene luz y decide compartirla con uno de los miembros que no la tiene, al menos en ese momento.

Muchas familias no inician esa labor, es más fácil decir que quien carece de luz simplemente "es así", en lugar de invertir en su formación, es decir, en educar y preparar a la persona para que se respete, se valore y se convierta en una persona productiva y capaz de relacionarse sanamente. En ocasiones, además de no aportar luz, también se ataca a quien no la tiene, acusándolos de ser "malos" porque carecen de algo que los demás miembros sí tienen, o creen tener. Se convierte en chivo expiatorio a quien está menos iluminado, a quien no se da cuenta de su propia luz.

Siempre que realizamos un acto de discriminación, de violencia, de ataque a un ser que se encuentra en desventaja, nuestra luz disminuye y nos convertimos en aquello que estamos atacando.

Imagen tomada de la página "granadablog.com"

Esto sucede en los hogares, en las escuelas, en los trabajos, en la calle y también en el Gobierno. La muestra más clara está cuando se decide atacar y reprimir a un grupo que se queja de sus carencias en lugar de acercarle la luz. O cuando se decide gastar demasiado dinero en estrategias, armamento e instalaciones para la guerra (invertir en la obscuridad) en lugar de proporcionar educación y empleo (invertir en luz, iluminar) a toda la población. Se repite la misma historia de la familia, pero a una escala gigantesca: Es más fácil criminalizar a toda esa gente que no trabaja y se dedica a delinquir, en lugar de analizar por qué no tiene empleo y atacar esas causas.

Busquemos la luz, tratemos de iluminar y de estar cerca de la verdad (en cualquiera de sus formas) para no dejarnos envolver por la obscuridad de la ignorancia, la violencia, la adicción y tantas otras formas que encierra la mentira. La luz nos puede alcanzar a todos, quien la tenga también tiene la obligación de compartirla, bajo la pena de perderla por su egoísmo.

Hasta luego.

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