Las señales de que te estás perdiendo a ti mismo (o a ti misma) son muy claras y no hay forma de ignorarlas: Si permites que te traten de una forma indigna, como tú no tratas a ninguna persona que aprecias, ya te perdiste. Y mientras más te esfuerces en quitarte valor permitiendo que esa persona que dices amar decida sobre tu vida y sea tu punto de referencia, más te alejas de ti.
Además ocurre un fenómeno muy curioso cuando una persona se pierde, y es que lo demuestra, pide con desesperación que otra persona (sí, esa que dice amar) le diga qué hacer y cómo hacerlo para que se dé cuenta de lo valiosa que es en su vida. Le da poder sobre su persona a alguien que no tiene interés en vivir una relación.
Tal vez te suene poco creíble si estás pasando por una situación como esta, pero si te decides a actuar para recuperarte con toda tu dignidad y tu valor, también encontrarás a la persona que te reconozca ese valor y todo lo que hay de bueno en ti, aunque puede ser una persona distinta a la que te imaginas.
Si sabes que tienes cosas buenas en tu mente, en tu corazón y en tu actuar pero no te los reconoce la persona que dices amar, vale la pena que comiences a valorarlas tú... ¿Cómo se hace eso? Trátate con todo el amor, el respeto y la confianza con que tratas a la persona que más quieres, si no te das amor, será muy difícil que reconozcas el que alguien más te ofrezca.
Hasta luego.
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