"La pereza, es decir, la pasión de la inacción, tiene para triunfar una
ventaja sobre las demás pasiones, y es que no exige nada."
(Jaime Luciano Balmes)
El desorden es un buen ejemplo del miedo al cambio, porque se
identifica con actitudes como la pereza, la indecisión, el desinterés, la falta
de atención o el no comprometerse. Todas estas actitudes y otras afines tienen algo
en común: Sirven para darle largas a un asunto que debemos atender, nos dan el
pretexto ideal para no hacer caso a esa cuestión que sabemos es importante pero
no queremos afrontar y además, nos permiten “extraviar” precisamente el
documento, la ropa, el juguete o lo que sea que necesitamos justo ahorita, y
nuevamente tenemos una razón ideal para no actuar (“debe estar por aquí, pero
no sé dónde”).
El desorden, el acumulamiento caótico de cosas, se da en muchos
ámbitos de nuestra vida y siempre tiene el mismo efecto que se acaba de
mencionar en el párrafo anterior. Estrechamente relacionado con el feng shui, el
desorden tiene una solución lógica y sencilla, que aparentemente no logra ver
quien lo vive (la neurosis ataca de nuevo): ¿Hay desorden en casa? Pues
organiza las cosas, ponlas en orden y esto se verá reflejado en otras áreas de
tu vida.
En nuestra casa, cada lugar tiene un significado especial de
acuerdo al feng shui y otro significado que le asignamos los que la habitamos,
pues de acuerdo a las vivencias que vamos teniendo, cada lugar o rincón de la
casa cobra un sentido diferente. Entonces, según el lugar de la casa donde
dejemos acumular más cosas y no las utilicemos ni las organicemos, así será
también en un área de nuestra vida en general:
Típicamente, la cocina simboliza la generosidad, la entrega a
los demás; el desorden en este espacio lleva a un extremo que puede ser darle
más importancia a los demás que a tu propia persona, o el polo opuesto:
desconocer lo que es la generosidad y la empatía.
La sala y el comedor representan las relaciones sociales; mantener
desordenados estos lugares afectará la calidad de nuestras relaciones de amistad,
laborales y escolares.
El baño es la capacidad de soltar las situaciones que no son
útiles, cuando el baño no se organiza ni se limpia adecuadamente podemos
atorarnos en situaciones del pasado y sumirnos en la nostalgia, en estas
condiciones es fácil que dejemos ir las oportunidades del presente en lugar de
soltar lo que ya pasó. También ocurre que podemos cargar lo que no le sirve a
los demás, comúnmente se dice “cargar con problemas ajenos”.
Los espacios de descanso y distracción representan esas mismas
actitudes a nivel personal, ¿organizas tu espacio para tener momentos
desahogados de reposo y diversión? Lo mismo ocurre con el tiempo que le dedicas
a esas actividades en lo personal, dentro o fuera de casa.
La recámara representa la convivencia con la gente más querida e
importante, hablamos aquí de relaciones más profundas y significativas que las
amistades en general o los compañeros, así que una recámara desorganizada y
descuidada reflejará esa misma situación en nuestro trato con la gente más
querida y, en teoría, más cercana.
El closet simboliza nuestra vida emocional, un aspecto más
íntimo y más propio que también puede estar desordenado… u organizado, depende
de cada quién.
La cochera y la entrada de la casa simbolizan la primera impresión que causamos a la gente, el contacto con
los demás.
Todo es proyección, como dice al principio de este texto, atrás
del desorden que tenemos (a veces no lo notamos porque nos acostumbramos a él)
siempre tenemos miedo a algo, para saber a qué, podemos realizar este sencillo
ejercicio:
Pensando en qué tan ordenados o desordenados están los lugares
de tu casa, tómate un tiempo para describir cada una de estas áreas en tu casa.
Cuando termines revisa lo siguiente: ¿Si aplicas esa descripción a tu persona, coincide?
"No hay que tener miedo de la pobreza ni del destierro, ni de la cárcel, ni de la muerte. De lo que hay que tener miedo es del propio miedo"
(Epícteto de Frigia)
Y el desorden da para más: ¿Acostumbras conservar objetos rotos
o dañados pensando en que algún día los podrás reparar? Simbolizan promesas o
sueños rotos y la costumbre de seguir prometiendo y soñando. Amontonar,
coleccionar o tirar cosas en la recámara sin acordarse de levantarlas hasta que
vuelven a ser necesarias habla de una persona indolente, que deja las cosas inconclusas y también tiene problemas para durar en un
trabajo o para mantener una relación de pareja estable.
Los japoneses utilizan una metodología llamada “5S” para
organizar los espacios de trabajo (aplica también a otros lugares donde pasamos
mucho tiempo), es parte de la filosofía de calidad total y de la tradición del
feng shui y se basa en dos ideas muy sencillas:
¿Acumulas muchas cosas mientras realizas una actividad o un
proyecto? ¿Te toma mucho tiempo prepararte para hacer tu actividad y después
recoger y reacomodar todo nuevamente? Atrás de esta actitud se esconde el miedo
al éxito y se manifiesta en que te distraes fácilmente, te cuesta trabajo
centrar tu atención y enfocarte en un objetivo, hasta puede ser que trates de
hacer muchas cosas a la vez. En este caso se recomienda tener a la mano
únicamente las herramientas, documentos y objetos necesarios de acuerdo a la
actividad que se va a realizar. Recuerda que esto es un reflejo de cómo está tu
mundo interior, tus pensamientos y sentimientos.
¿Acumulas muchas cosas sin orden ni planeación y se amontonan
durante mucho tiempo? Esto puede ocurrir en cualquier lugar de tu casa o
trabajo, incluso en tu auto. Si prefieres dejar siempre las cosas como están y no
ordenarlas a pesar de que pueden llegar a estorbarte, el miedo al cambio y a
las novedades es más fuerte, y se refleja en una actitud de apego al
pasado, es fácil idealizar a las personas y los hechos del pasado (canciones,
películas, partidos, vivencias propias, mensajes, envolturas, etc.) para
mantener vivo ese apego. ¿Tienes amontonado algo que no has necesitado en los
últimos 6 o 12 meses? Lo más probable es que no lo necesites y te puedas
deshacer de eso, aunque le hayas tomado estima.
¿Miedo? Sí, podemos sentirlo en algún momento, si este sentimiento nos alcanza es
para avisarnos que corremos algún riesgo y lo mejor es hacerle caso en lugar de esconderlo debajo del desorden. Pongamos orden en nuestro
espacio, nos ayudará a hacer lo mismo con nuestra vida.
(Para los niños no caben todos estos comentarios, por su etapa de desarrollo, su noción de orden es distinta a la de los adultos, además su necesidad de conocer, jugar y experimentar se puede limitar si viven bajo un orden excesivo).
Hasta luego.
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