domingo, 30 de junio de 2013

Hacer tratos justos (sumar y no restar)

"Los optimistas tienen razón. Los pesimistas también. De nosotros depende escoger qué seremos."
Harvey Mackay


Cuando cursaba la maestría me decía el maestro Fernando que todos los días estamos negociando, nos estamos vendiendo cada vez que interactuamos con la gente y nos relacionamos. Dentro de estos intercambios o negociaciones que hacemos, hay ocasiones en que salimos felices y satisfechos porque sentimos que todos salimos ganando, hay otras ocasiones en que sentimos que "nos aprovechamos" de los demás y también hay otra veces en que terminamos tristes y cabizbajos porque sentimos que nos fue mal en nuestra negociación personal. También se da el caso de que ninguno de los que participaron en la convivencia o relación salió ganando, cuando no es posible terminar la relación, esto genera situaciones frustrantes y crea tensión en el ambiente donde se desarrolla.

¿Cómo negociamos con la gente? ¿Cómo nos vendemos? Lo que tenemos para usar como moneda son nuestras actitudes, sentimientos y emociones. Muchas veces no nos damos cuenta, pero cuando interactuamos con otra persona es inevitable que hagamos un intercambio de actitudes, si ese intercambio corresponde a un "trato justo", nos quedaremos con una buena sensación debido a que hicimos un buen negocio.

"No debes intentar hacer las cosas, debes hacerlas."
Ray Bradbury

Los problemas en la relación empiezan cuando una o ambas partes tienen la sensación de que están haciendo un mal negocio, entonces se piensa algo más o menos así: "Yo estoy dando más de lo que recibo" o "Se está aprovechando de mi". Tenemos un trato injusto. El pensamiento también puede ser de "Nunca podré aportar a la relación tanto como él/ella". Éste es otro trato injusto.

Esto ocurre porque estamos intercambiando emociones y actitudes que no corresponden, como si no fueran del mismo valor. Lo lógico sería suponer que si una persona aporta sinceridad, la otra persona aporte lo mismo, cuando esto sucede se van multiplicando las actitudes y emociones creativas: Cada vez que uno expresa confianza, respeto, esfuerzo, dignidad, cariño, solidaridad, empatía, alegría o cualquier otra emoción que por su naturaleza favorece los lazos de unión, la otra parte reacciona como un espejo y también aporta o expresa las mismas emociones y actitudes. Entonces se puede decir que hay sinergia y la relación fluye haciendo crecer a sus miembros, en todos los sentidos. Cuando todos los que participan en la relación sienten ese crecimiento personal, tenemos un trato justo en el intercambio diario. Una relación donde los intercambios de actitudes son justos y equitativos es el mejor alimento para que la personalidad crezca fuerte y sana.

En otras ocasiones, solamente una de las partes aporta actitudes y emociones constructivas, puede ser a veces una persona y a veces otra quien cumpla este rol, pero el resultado es el mismo y si no encuentra eco en la otra o las otras personas que participan en la relación, es como si se rompiera el espejo donde se podía ver reflejado y amplificado el desarrollo de cada uno: no se ven en el interlocutor las mismas emociones y actitudes creativas que se están emitiendo, tal vez se observen otras muy distintas y hasta opuestas como la indiferencia, las burlas, la envidia, los celos, el coraje... La comunicación asertiva (la que funciona para construir y crecer) se romperá de tajo cuando una persona hable y la otra grite o simplemente calle fingiendo que no existe la primera persona... y estos son solo dos ejemplos de actitudes que expresan emociones destructivas, la variedad es tan inmensa como la creatividad humana.

"Si estás pasando por un infierno, sigue avanzando."
Winston Churchill

Propongo un ejercicio sencillo para revisar cómo se están haciendo estas negociaciones  o tratos en los intercambios personales que realizamos día a día. Esta propuesta es personal, así que el primer requisito para aplicarlo es realizarlo uno mismo. 

Se trata de hacer dos listas de sentimientos, emociones o actitudes, en una colocar las que consideras constructivas y en la otra las que resultan destructivas o dañinas para la relación. Tal vez en la primera tendrás conceptos que elevan a cualquier ser humano, como "amor", "comprensión", "tolerancia", "apoyo", "interés", "confianza", "respeto", "escuchar", "honestidad", "compromiso", "constancia", "contacto físico", "comunicación", "empatía" y otras que estás viviendo o que quieras vivir en tu relación. En la otra lista puedes escribir conceptos como "miedo", "desconfianza", "intolerancia", "prejuicios", "prepotencia", "indiferencia", rencor", "desinterés", "exigencia", "rigidez (terquedad o cerrazón)", "distancia"... Son las actitudes que no ayudan a crecer como personas, que lastiman a quien las recibe y a quien las da, y que seguramente no quieres vivir en tu relación.

Elaborar estas listas puede tomar mucho tiempo. Después de terminar la primera versión deja pasar un tiempo y después revísala, tras unos días de interactuar con los demás descubrirás que hay más conceptos que puedes escribir en cada una. Estas listas son personales, tómalas como una referencia para que te des cuenta de cuáles de estas actitudes estás aportando regularmente a tu relación. Es muy importante la honestidad en este punto, recuerda que el ejercicio es para tí mismo o misma y no para exigirle a las demás personas que aporten lo constructivo. 

El resultado que obtengas te ayudará a tomar mejores decisiones para mejorar tus relaciones, o una relación específica. Enseguida muestro una imagen que resume de manera muy simplista los posibles resultados de estas negociaciones que hacemos a diario, recuerda que lo más importante y difícil es ser realmente objetivos al describir cuáles actitudes estás aportando a tus relaciones:



Si te interesa explorar más sobre este tema no dudes en contactarme por este medio o personalmente, mis datos de ubicación están aquí.

Como último comentario, quiero recordar que todos somos dualidad, es decir, todos mostramos a veces actitudes constructivas y a veces actitudes destructivas, eso es totalmente normal; la intención es estar conscientes de cuáles predominan o cuáles preferimos compartir más en esa relación donde regularmente llegamos a sentirnos a disgusto... Tal vez resulte que no toda la responsabilidad de la relación recaiga en una sola persona, y por eso no ha dado resultado culpar o echarse la culpa de todo lo malo que ocurre...

Hasta luego.



martes, 25 de junio de 2013

Recomendación: Humor en línea

"Si es posible, se debe hacer reir hasta a los muertos."
Leonardo Da Vinci 




Una recomendación rápida, útil y divertida:

En los últimos meses me he enterado de 2 páginas que se dedican a quitarle lo solemne a la psicología, una es un blog llamado "Psicochistes" y la otra es una página de Facebook dedicada a compartir chistes psicológicos y otras ocurrencias similares y genéricas... Por supuesto que muchos chistes son locales y requieren conocer los nombres y a veces hasta la obra de algunos psicólogos famosos (la mayoría ya difuntos actualmente, con el favor de Dios), pero pasando por alto este detallito, la mayoría de los chistes, anécdotas y ocurrencias le sacan una sonrisa a más de un lector.

Aquí está la ruta a la página de psicochistes:

http://psicochistes.blogspot.mx/

Y aquí está la liga a la página de chistes psicológicos dentro de facebook:



Hasta luego.

domingo, 23 de junio de 2013

Duelo: 10 consejos

"La gente cree que la muerte es mas fuerte que la vida, pero nosotros sabemos que la vida es mas fuerte que la muerte. Por eso, la vida es el camino."
Bob Marley




Puede parece muy obvio, pero cuando el dolor es demasiado tal vez no podamos ver lo obvio, así que voy a reproducir aquí algunos consejos que nos pueden ayudar para sanar el duelo, tomados de la página http://kidshealth.org, aquí van:


1.   La aflicción es una emoción normal. La aflicción puede desaparecer, y va a desaparecer.

2.   Participa en los rituales, los servicios religiosos, los funerales y otras tradiciones ayudan a la gente a superar los primeros días y a honrar a la persona que falleció.

3.   Reúnete con otros. Incluso las reuniones informales de familiares y amigos brindan una sensación de apoyo y ayudan a la gente a no sentirse tan aislada durante los primeros días y semanas del duelo.

4.   Cuando puedas, habla de ello. A algunas personas les ayuda contar la historia de su pérdida o hablar de sus sentimientos. En ocasiones, una persona no tiene deseos de hablar. Eso también está bien. Nadie debe sentirse presionado a hablar.

5.   Exprésate. Aun cuando no sientas deseos de hablar, encuentra maneras de expresar tus emociones y tus pensamientos. Comienza a escribir un diario sobre los recuerdos que tienes de la persona que perdiste y de cómo te sientes desde la pérdida. O escribe una canción, un poema o un tributo a la persona que falleció. Puedes hacerlo de manera privada o compartirlo con otros.

6.   Haz ejercicio. El ejercicio puede cambiar tu humor. Puede resultar difícil sentirse motivado; por lo tanto, modifica tu rutina normal si es necesario.

7.   Aliméntate bien. Seguramente tengas deseos de saltear comidas o quizá no tengas hambre, pero tu cuerpo necesita comida nutritiva.

8.   Únete a un grupo de apoyo. Si consideras que puede interesarte concurrir a un grupo de apoyo, pregunta e investiga cómo unirte a uno. Lo que debes recordar es que no tienes por qué estar sólo con tus sentimientos o tu dolor.

9.   Expresa y libera tus emociones. Si tienes deseos de llorar, no te reprimas. No te preocupes si escuchar determinadas canciones o realizar algunas actividades resulta doloroso porque te trae recuerdos de la persona que perdiste. Esto es normal. Después de un tiempo, será menos doloroso.

10.  Crea un memorial o un tributo. Planta un árbol o una planta, o recuerda a la persona con algo saludable, como participar en una maratón o caminata a beneficio (por ejemplo, una carrera por el cáncer de mama) en honor del ser amado.

También es importante saber que uno no se está volviendo loco, aún cuando puede pensar que sí en muchas ocasiones. Estos consejos se publicaron pensando en las necesidades de los adolescentes, sin embargo considero que son útiles para cualquier persona, de cualquier edad, ya que el dolor de una pérdida resulta difícil de superar por muy adultos que seamos. Si hay dolor hagámosle caso hasta sanar las heridas que lo provocaron, cuando son emocionales no se ven, pero sí se sienten y son reales.

Hasta luego.


sábado, 22 de junio de 2013

Duelo y despedida

"La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte."
Epícteto de Frigia



La muerte es la última despedida, es el límite donde termina el cuerpo físico y el trayecto en este mundo. Algunas personas iniciadas en el conocimiento de la espiritualidad dicen que la misión personal no termina con la muerte, aunque la vida terrena sí. Con la muerte de una persona querida se van muchas vivencias compartidas, experiencias, planes y sueños, y en su lugar se quedan fuertes reacciones emocionales, físicas y espirituales en las personas que se quedan a vivir un tiempo más.

En una visión romántica se dice que muchas veces en un ataúd, aunque se encuentre una sola persona, se entierra más de un corazón. En una visión más práctica, es necesario reconocer que por mucho dolor que haya, nuestro corazón sigue vivo, latiendo y sintiendo. De hecho sentirá con más intensidad emociones como la tristeza o la ira y el cuerpo también sentirá algunas reacciones distintas, como la falta o el aumento de sueño, la ausencia de apetito y tal vez náuseas. A nivel espiritual y de pensamientos, las creencias también reaccionan y se pueden volver más firmes y sólidas, o al contrario, algunas personas pueden comenzar a dudar y hasta decepcionarse de su fe.

La etapa en que se viven todas estas reacciones se llama “duelo”, y la vive de manera distinta cada persona, por eso puede causar confusión ver que los demás no sienten el dolor de la misma manera, algunos parecen muy seguros después de que pasaron los rituales religiosos como las misas del novenario; otros, en cambio, siguen extrañando al ser querido que se fue aunque pasen los meses.


 "La muerte no es más que un cambio de misión."
León Tolstoi

 ¿Cuánto debe durar el duelo? No hay una respuesta exacta para esta pregunta. El duelo no es un ritual social, mucho menos un acuerdo social para “despedir correctamente” al ser querido; más bien es una expresión personal, honesta y profunda del dolor ante la inevitable despedida, pues con el ser querido se va también la vida tal como era percibida hasta ese momento, y no volverá a ser igual. La duración del duelo variará en cada uno de los que lo viven y lo más sano es respetar todas las diferencias que puedan surgir en este proceso.


Las heridas del duelo se irán cerrando gradualmente, así que es aconsejable darle su tiempo a nuestro organismo, todo el que necesite, y entender que cada uno enfrentará esas emociones personales y profundas a su propia manera.

El dolor puede salir de manera “sana”, poco a poco para que sea manejable, en este caso es válido escribir acerca de lo que se siente y de los pensamientos que van surgiendo, ya que escribir ayuda a ordenar las ideas. A veces el dolor se queda guardado, latente, y el día menos pensado surge y se hace presente con todas las reacciones mencionadas arriba, y tal vez otras más. Lo importante es que salga, que no se quede guardado.

Puede ser difícil hablar de estos sentimientos cuando la gente que está cerca (familiares, amigos íntimos) también está afligida y triste por la misma pérdida, aún así, es una opción que se puede contemplar cuando hay la suficiente confianza. El duelo bien vivido fortalece la salud emocional.

Dicen que partir es morir un poco, y es cierto, pues cada vez que parte alguien o algo que amamos se siente que muere una parte nuestra, por eso el duelo también se sufre cuando se pierde una mascota, una relación, un trabajo, una casa (por ejemplo, por cambiar de domicilio) o cualquier otra cosa, persona, animal o lo que sea. El sufrimiento que se siente en estos casos y en muchos otros es real y legítimo, tal como fue todo el afecto y cariño entregado a esa experiencia y hoy, cuando termina, duele de verdad y provoca las mismas reacciones de duelo.

 
"Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo que perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón."
Steve Jobs

 Me faltan palabras, quisiera decir algo más acerca del duelo, de las despedidas y de la muerte, pero ahorita no encuentro cómo hacerlo, espero tener más claridad en otra ocasión. Por hoy cierro este texto reproduciendo un escrito que hice acerca de este mismo tema hace muchos años, creo que a principios de los 90’s:

volver a formar parte del todo,
crecer fuera del cuerpo
y dejarlo que se seque...

hay quien piensa que morir es el final
y quien dice que es la meta y nada más;
yo sólo sé de la muerte
que es una persona seria,
si le gusta alguien lo escoge,
lo compromete y se lo lleva sin más.

es una persona seria,
seria y muy egoísta
que no quiere tener celos
sino todo el cargamento:
su carga es de todo o nada.

yo solo he visto a la muerte
pasar junto a mí unas veces,
me deja serio y callado.
anuncia que tendré presente
una larga ausencia el resto de mis días
y que otra vez nos hallaremos,
otra vez...

Hasta luego…

viernes, 21 de junio de 2013

José Wilfrido Mejía Díaz

"¿Y cuándo vuelve el desaparecido?
Cada vez que lo trae el pensamiento.
¿Cómo se le habla al desaparecido?
Con la emoción apretando por dentro."
Rubén Blades


José Wilfrido Mejía Díaz y yo somos amigos desde hace unos 30 años, tal vez un poco menos. Nos conocimos siendo adolescentes y fuimos creciendo y haciendo vida cada quien por su lado y manteniendo la amistad. Hace pocos años nos convertimos en compadres, seguimos siendo amigos y, aunque no con mucha frecuencia, nos visitamos.

Hoy no está, el 25 de mayo se lo llevaron a él y a su hijo, también a un maestro amigo de la familia y conforme pasa el tiempo va creciendo la angustia entre sus familiares y amigos, porque no hemos vuelto a saber nada de ellos.

Extrañamos a los Willys y deseamos que estén bien, todos los días los recordamos y les enviamos nuestros mejores deseos de que aparezcan. Uno de los mayores dolores es cuando una persona querida simplemente ya no está y entonces empizas a suponer muchas, muchísimas posibles historias. Deseamos que esta termine bien.

Éste es el cartel que se ha difundido en las redes sociales y otros medios de comunicación para pedir ayuda, aquí lo reproduzco con la misma intención:
A los Willys se los llevaron en el auto BMW blanco, convertible, con placas JJF 94-16 del estado de Jalisco que se menciona en el cartel. Parece que al maestro se lo llevaron en su vehículo.

El tiempo se va. La esperanza de encontrarlos sigue aquí y mantenemos la fe viva confiando en saber de ellos, ojalá sea pronto.

jueves, 20 de junio de 2013

Identificar la ansiedad



"Mi vida ha estado llena de terribles desgracias, la mayoría de las cuales nunca sucedieron"
Michel de Montaigne.

La ansiedad y el miedo son parte de nosotros, nos pertenecen y forman parte de nuestra personalidad para prevenirnos cuando podemos sufrir algún riesgo. En ocasiones llegan a crecer hasta salirse de control y entonces decimos que tenemos un trastorno de ansiedad o un ataque de pánico. Y aún cuando se salgan de control, siguen siendo nuestros y podemos hacer que nos vuelvan a obedecer.

Cuando la ansiedad se adueña de nosotros debemos entender que tenemos una enfermedad y por lo tanto, debemos atendernos. Esta enfermedad es de las más ignoradas y hay muchas personas que no aceptan que sea en realidad una enfermedad, simplemente dicen que la persona que siente tanta ansiedad o miedo "es débil", "le falta carácter" o "quiere llamar la atención". No es así. El trastorno de ansiedad no es un estado de ánimo que desaparezca después de un momento, va más allá de una tristeza profunda, de una gran preocupación o de un enojo gigantesco y constituyen un conjunto de síntomas a los que se debe hacer caso.


"Un día de preocupación es más agotador que un día de trabajo"
John Lubbock
La persona que padece ansiedad puede desarrollar uno o varios de estos síntomas y presentarlos durante varios meses:

Se enoja con frecuencia.
Tiene un miedo enorme y sin causa aparente, ante situaciones que anteriormente no le parecían amenazantes ni le incomodaban.

Se siente frágil y débil, duda de su propia fortaleza y de su capacidad. También puede dudar de la gente que le rodea.

Se obsesiona con rituales o formas de hacer las cosas, asegurando que "debe ser así". Con frecuencia, estas formas particulares de actuar le causan problemas con la gente más cercana, pues los rituales que "debe" realizar pueden dificultarle las cosas a los demás.

Se compara con su propia persona en el pasado, lo que justifica el sentimiento de fragilidad que tiene en el presente.

Se preocupa excesivamente del futuro, tiene la certeza de que algo malo le va a ocurrir y eso le provoca miedo y hasta pánico.

Se le dificulta concentrar su atención en una actividad específica, a menos que esta sea repetitiva. 


En ocasiones, estos síntomas se presentan después de un hecho fácil de identificar, como la pérdida (física o emocional) de un ser querido, cambiar de trabajo o de escuela, sufrir un accidente o ser víctima de un acto violento, aún cuando el acto haya sido una amenaza. En otras ocasiones, estos síntomas aparecen como consecuencia del acumulamiento de experiencias durante varios años, que de repente se agrupan bajo una interpretación muy propia de la persona que las vivió, sintiéndolas como un peligro real.


Recuperar el control de la ansiedad para volverla a nuestro favor es posible y, como ocurre siempre, entre más rápido se detecte y se atienda, más posibilidades habrá de que esta enfermedad sane en poco tiempo. Cuando el trastorno de ansiedad está en un nivel avanzado no es suficiente la psicoterapia y se debe complementar con un tratamiento psiquiátrico que ayude a restablecer el equilibrio de nuestro organismo, por ello es recomendable hacer caso de los cambios de ánimo y de los estados de preocupación y tristeza profundos que duren mucho tiempo. 




Esta imagen ilustra de manera sencilla lo que ocurre en un estado de ansiedad y es fácil de entender, pero quien padece esta enfermedad sabe bien que entender lo que le ocurre no es suficiente y que lo realmente importante es volver a ser dueño de sus propias emociones y sentimientos. Aunque parece contradictorio, el primer paso para curar la ansiedad es aceptarla como parte de uno mismo.



"Respirar lentamente es como un ancla en medio de una tormenta emocional: el ancla no hará que la tormenta se vaya, pero te mantendrá firme hasta que pase"
Russ Harris.

Hasta luego.