"Los optimistas tienen razón. Los pesimistas también. De nosotros depende escoger qué seremos."
Harvey Mackay
Cuando cursaba la maestría me decía el maestro Fernando que todos los días estamos negociando, nos estamos vendiendo cada vez que interactuamos con la gente y nos relacionamos. Dentro de estos intercambios o negociaciones que hacemos, hay ocasiones en que salimos felices y satisfechos porque sentimos que todos salimos ganando, hay otras ocasiones en que sentimos que "nos aprovechamos" de los demás y también hay otra veces en que terminamos tristes y cabizbajos porque sentimos que nos fue mal en nuestra negociación personal. También se da el caso de que ninguno de los que participaron en la convivencia o relación salió ganando, cuando no es posible terminar la relación, esto genera situaciones frustrantes y crea tensión en el ambiente donde se desarrolla.
¿Cómo negociamos con la gente? ¿Cómo nos vendemos? Lo que tenemos para usar como moneda son nuestras actitudes, sentimientos y emociones. Muchas veces no nos damos cuenta, pero cuando interactuamos con otra persona es inevitable que hagamos un intercambio de actitudes, si ese intercambio corresponde a un "trato justo", nos quedaremos con una buena sensación debido a que hicimos un buen negocio.
"No debes intentar hacer las cosas, debes hacerlas."
Ray Bradbury
Los problemas en la relación empiezan cuando una o ambas partes tienen la sensación de que están haciendo un mal negocio, entonces se piensa algo más o menos así: "Yo estoy dando más de lo que recibo" o "Se está aprovechando de mi". Tenemos un trato injusto. El pensamiento también puede ser de "Nunca podré aportar a la relación tanto como él/ella". Éste es otro trato injusto.
Esto ocurre porque estamos intercambiando emociones y actitudes que no corresponden, como si no fueran del mismo valor. Lo lógico sería suponer que si una persona aporta sinceridad, la otra persona aporte lo mismo, cuando esto sucede se van multiplicando las actitudes y emociones creativas: Cada vez que uno expresa confianza, respeto, esfuerzo, dignidad, cariño, solidaridad, empatía, alegría o cualquier otra emoción que por su naturaleza favorece los lazos de unión, la otra parte reacciona como un espejo y también aporta o expresa las mismas emociones y actitudes. Entonces se puede decir que hay sinergia y la relación fluye haciendo crecer a sus miembros, en todos los sentidos. Cuando todos los que participan en la relación sienten ese crecimiento personal, tenemos un trato justo en el intercambio diario. Una relación donde los intercambios de actitudes son justos y equitativos es el mejor alimento para que la personalidad crezca fuerte y sana.
En otras ocasiones, solamente una de las partes aporta actitudes y emociones constructivas, puede ser a veces una persona y a veces otra quien cumpla este rol, pero el resultado es el mismo y si no encuentra eco en la otra o las otras personas que participan en la relación, es como si se rompiera el espejo donde se podía ver reflejado y amplificado el desarrollo de cada uno: no se ven en el interlocutor las mismas emociones y actitudes creativas que se están emitiendo, tal vez se observen otras muy distintas y hasta opuestas como la indiferencia, las burlas, la envidia, los celos, el coraje... La comunicación asertiva (la que funciona para construir y crecer) se romperá de tajo cuando una persona hable y la otra grite o simplemente calle fingiendo que no existe la primera persona... y estos son solo dos ejemplos de actitudes que expresan emociones destructivas, la variedad es tan inmensa como la creatividad humana.
"Si estás pasando por un infierno, sigue avanzando."
Winston Churchill
Propongo un ejercicio sencillo para revisar cómo se están haciendo estas negociaciones o tratos en los intercambios personales que realizamos día a día. Esta propuesta es personal, así que el primer requisito para aplicarlo es realizarlo uno mismo.
Se trata de hacer dos listas de sentimientos, emociones o actitudes, en una colocar las que consideras constructivas y en la otra las que resultan destructivas o dañinas para la relación. Tal vez en la primera tendrás conceptos que elevan a cualquier ser humano, como "amor", "comprensión", "tolerancia", "apoyo", "interés", "confianza", "respeto", "escuchar", "honestidad", "compromiso", "constancia", "contacto físico", "comunicación", "empatía" y otras que estás viviendo o que quieras vivir en tu relación. En la otra lista puedes escribir conceptos como "miedo", "desconfianza", "intolerancia", "prejuicios", "prepotencia", "indiferencia", rencor", "desinterés", "exigencia", "rigidez (terquedad o cerrazón)", "distancia"... Son las actitudes que no ayudan a crecer como personas, que lastiman a quien las recibe y a quien las da, y que seguramente no quieres vivir en tu relación.
Elaborar estas listas puede tomar mucho tiempo. Después de terminar la primera versión deja pasar un tiempo y después revísala, tras unos días de interactuar con los demás descubrirás que hay más conceptos que puedes escribir en cada una. Estas listas son personales, tómalas como una referencia para que te des cuenta de cuáles de estas actitudes estás aportando regularmente a tu relación. Es muy importante la honestidad en este punto, recuerda que el ejercicio es para tí mismo o misma y no para exigirle a las demás personas que aporten lo constructivo.
El resultado que obtengas te ayudará a tomar mejores decisiones para mejorar tus relaciones, o una relación específica. Enseguida muestro una imagen que resume de manera muy simplista los posibles resultados de estas negociaciones que hacemos a diario, recuerda que lo más importante y difícil es ser realmente objetivos al describir cuáles actitudes estás aportando a tus relaciones:
Si te interesa explorar más sobre este tema no dudes en contactarme por este medio o personalmente, mis datos de ubicación están aquí.
Como último comentario, quiero recordar que todos somos dualidad, es decir, todos mostramos a veces actitudes constructivas y a veces actitudes destructivas, eso es totalmente normal; la intención es estar conscientes de cuáles predominan o cuáles preferimos compartir más en esa relación donde regularmente llegamos a sentirnos a disgusto... Tal vez resulte que no toda la responsabilidad de la relación recaiga en una sola persona, y por eso no ha dado resultado culpar o echarse la culpa de todo lo malo que ocurre...
Hasta luego.