"El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad."
Víctor Hugo
La manera en que usamos nuestro tiempo determina en gran medida nuestra actitud ante la vida, hay quien vive de prisa, quien abusa de la paciencia y quien se adapta a distintos ritmos para actuar. Sea cual sea nuestra forma de vivir el tiempo, lo cierto es que solamente lo podemos usar en un sentido, de ida, porque no hay reversa en esta vida.
Me he encontrado personas que confunden el "vivir de prisa" con vivir ocupados, y ciertamente viven de una manera tan apresurada que no alcanzan a apreciar algunas de las cosas simples de la vida, como sentarse a platicar un momento con los seres queridos de la familia o las amistades... cuando los hay, a veces es tanta la prisa que no hay tiempo para detenerse a hacer amigos: "estoy muy ocupado/a".
En el extremo opuesto, hay quien se mueve a un ritmo tan lento que mientras define lo que quiere y comienza a planearlo, los demás ya "le comieron el mandado" y le cuesta trabajo entender por qué la demás gente hace tantas cosas "sin pensarlas". También se da el caso que entre estas personas de ritmo lento falte la cercanía con la gente, pues el moverse lentamente por la vida se asocia, algunas veces, con el ensimismamiento, el quedarse encerrado en las propias ideas.
La tercera postura consiste en ser flexibles y variar entre ritmos rápidos y lentos, según lo requiera la situación o el contexto en que nos estemos moviendo. Esta postura es más funcional, solamente necesitamos darnos la oportunidad de revisar nuestro ritmo de vez en cuando, solo para verificar que no nos perdimos en algún ritmo de vida ajeno, cosa que puede ocurrir cuando convivimos frecuentemente con un mismo tipo de personas... O cuando nos dejamos llevar por el ritmo de nuestras obligaciones, dejando de lado otras necesidades vitales, como el afecto, la compañía, lo espiritual o el estar bien con uno mismo.
En este video se ilustra de una manera simpática, aunque un poco exagerada, esta forma de perderse en un ritmo ajeno. En la historia, la pérdida de nuestro propio ritmo se ilustra con el hecho de que la única motivación para moverse y aguantar ritmos inhumanos, es el dinero:
En palabras más sencillas o mundanas, perder nuestro propio ritmo en la vida equivale a perder el rumbo o el sentido de nuestra existencia, y cuando eso ocurre nos movemos por pura inercia, hacia donde vayan las masas, hacia allá iremos, al ritmo y compás que nos indiquen.
Hay mucha gente que se mueve así por el mundo: no le interesa llegar a ningún lado, por eso les parece bien moverse hacia cualquier lugar que les digan... ¿Quién va a guiar estas vidas? Los medios de comunicación, las redes sociales, el "qué dirán" los vecinos y conocidos, el mejor postor (que igual puede ser un político repartiendo vales de Soriana o de Monex, que un narco o secuestrador reclutando gente para sus tropas)... En fin, en cualquier caso, terminaremos sirviendo a otros fines y con la sensación de llevar una vida hueca, vacía, sin movimiento propio. Cuando no sabemos cuál es nuestro rumbo, seguiremos el de cualquier otro.
Tal vez nos hayamos llegado a sentir así. Tal vez no, y para no llegar a este estado, o ayudarnos a salir de él, existen técnicas sencillas como la que comparto enseguida:
"Teniendo un para qué, es posible soportar cualquier cómo"
Federico Nietzsche
Imaginemos que es el día de hoy, pero agregándole 2 años más a la fecha real; es decir, ya pasaron 2 años desde hoy. En una hoja cualquiera, escribimos la fecha en la parte superior y comenzamos a describir cómo es nuestra vida: Tal vez nos veamos ya con casa propia, o con un trabajo estable, o terminando la carera; quizá en nuestra visión ya tengamos de pareja a esa persona que parece tan distante, o ya tengamos un buen auto, o tengamos un salario digno, o estemos participando en un proyecto importante... Son infinitas las posibilidades, pues cada persona tendrá su propia visión de lo que espera de la vida dentro de 2 años, lo importante aquí es escribir con la mayor claridad y en tiempo presente cómo me veo dentro de 2 años (en tiempo presente significa decir "ahora, hoy" dando por hecho que lo que describo ya está hecho).La descripción debe ser lo más clara posible, para que la visión sea más realista. Conviene describir distintas áreas de la vida y no quedarnos como dice el niñito del video, pensando nada más en el dinero: describamos nuestro estado de salud, nuestras relaciones, el lugar donde nos desenvolvemos, con quien estamos, cómo vivimos, y todo lo que se nos ocurra.
No te limites para soñar, ni te preocupes si todo ese sueño se hará realidad. Lo importante de verdad es tener claro qué es lo que quieres y plasmarlo en presente con todo detalle. Cuando tengas tu escrito revísalo y si tiene palabras como "pero", "a lo mejor" o "como que", cámbialas por otras que sean más afirmativas. Se trata de no dar cabida a la duda en tu propósito.
Y cuando por fin tengas clara la visión de tu vida a 2 años y la hayas descrito como te gusta, coloca esa hoja en un lugar especial y tómala como tu punto de referencia. E realidad no importa si te mueves a un ritmo lento, veloz o combinado, realmente lo importante es que vas a saber a dónde ir, y si tienes presente eso, entonces será más fácil tomar algunas decisiones cuando la vida te dé la oportunidad: Ya sabes a dónde quieres llegar.
Hay algunas personas que complementan este ejercicio llamando a tu meta "el tesoro", enseguida se puede dibujar en una hoja o una cartulina un mapa que inicia hoy mismo y termina el mismo día, pero 2 años después; en ese mapa se dibujan todos los posibles obstáculos y ventajas, de manera que estaremos atentos a observar las señales que la vida nos va poniendo.
Avancemos todo el tiempo que podamos, es la oportunidad que nos da la vida. Aclaremos el rumbo, el destino al que queremos llegar, y al mismo tiempo encontraremos nuestro propio ritmo.
Hasta luego.