jueves, 16 de febrero de 2012

Personas, sexo y preferencias

Si no revelamos nuestra preferencia sexual ni conocemos la de las personas con quienes convivimos, nos vemos, nos sentimos y nos tratamos justo así: como personas, con toda la igualdad y diferencia que se da en todas las relaciones interpersonales. Escribo esto pensando en las veces que me han preguntado si también atiendo a parejas o personas homosexuales, esta pregunta me aprece curiosa y extraña, es una expresión clara de la discriminación y el aislamiento que puede vivir una persona o una pareja que prefiere a las personas de su mismo sexo.

Ante todo somos personas, seres humanos, y como he mencionado en escritos anteriores, la vida de cualquier persona es tan valiosa como la vida de cualquier otra. Si alguien tiene más posesiones o bienes materiales, es una cuestión circunstancial que no lo hace mejor o peor persona. Quien es alto, chaparro, prieto, güero, amable, grosero, religioso, adicto o tiene cualquier otra característica, vive su vida desde esa condición y tiene sus propios retos que superar, igual que todos. Si a alguien le gusta algo distinto de lo que prefiere la mayoría, sigue teniendo el mismo valor que tienen las personas que conforman esa mayoría.. y este concepto es muy relativo.

Una vez, en la clase de sexualidad, algún compañero quiso confundir al maestro Javier Castañeda preguntándole "¿Qué vas a hacer si un homosexual se te declara, o te dice que le gustas?", la respuesta de Javier me encantó, en mi primera impresión por la frescura con que habló, y enseguida por lo que dijo: "Le voy a dar las gracias por fijarse en mí, siempre es un honor saber que algo de mí le agrada a alguien más, y después le hablaré con todo respeto de mi orientación sexual, tratando de mantener su amistad". Es decir, reaccionaría igual que si le dijera lo mismo una persona del sexo opuesto.

En otra clase del mismo curso de sexualidad, Javier nos presentó la gráfica de la dualidad, de las preferencias, del yin y el yang, del equilibrio, o como gusten llamarle. Esta gráfica venía en el libro "Sexualidad, la experiencia humana" de Álvarez-Gayou y me he quedado con su idea central porque me ayuda a tener presente que todos compartimos más cosas en común de las que nos damos cuenta (en el libro se veía mejor, pero cayó en algún préstamo y no lo he vuelto a comprar):



La escala va del 0% al 100%, tanto en el ángulo claro como en el oscuro. Pongamos por ejemplo que el color claro es la preferencia hacia el mismo sexo, y el color oscuro es la preferencia hacia el sexo opuesto: Al estar en el 100% de uno de estos extremos, estaríamos en el 0% de su contrario (la dualidad), pero esto es poco menos que imposible, ya que necesitamos sentir algo de atracción hacia ambos extremos, para ser capaces de relacionarnos con personas de cualquier sexo, de convivir y de crear relaciones, amistades y afectos con personas, sin importar su sexo. Así que nos colocamos siempre en algún punto dentro de esa escala: mientras más alto sea para un color, másbajo es para el contrario, así puede ser que estemos en un 60% - 40&, o en 70% - 30%, en 90% - 10% en casos de un alto nivel de rigidez o en 50% - 50% en un caso de bisexualidad, es decir, preferencia hacia ambos sexos.

Y como ocurre en casi todas las gráficas, esta no permanece estática a lo largo de nuestra vida, no es posible quedarnos en el mismo punto de la gráfica durante todas nuestras etapas de desarrollo, aunque nos enseñan a creer que sí: la edad, la vida sexual activa, las relaciones sentimentales, o nuestra convivencia con la gente que nos rodea en las actividades cotidianas, son algunos de los factores que van haciendo fluir la expresión de nuestra sexualidad dentro de un rango en las dos escalas de esta gráfica, pues hay que recordar que cada movimiento afecta a los dos extremos.

Podemos hacer un experimento, poner en la gráfica otras características que tengan importancia personal, entre más importancia tengan, será más enriquecedor el resultado: Podemos poner los extremos "tolerancia - discriminación", "chantajista - manipulable", "cobarde - valiente", "sincero - deshonesto", "sociable - aislado", "arrogante - humilde" o de plano poner en un extremo lo que más criticamos en los demás y en el otro lo que más nos gusta de nuestra persona, en cualquier caso el resultado reflejará la expresión personal de nuestro nivel de atracción y rechazo hacia alguna cualidad en especial, si el ejercicio se practica viendo más allá de las máscaras que ponemos para guardar las apariencias del "qué dirán". Es interesante lo difícil que es acercarse al 100%, y mucho más mantenerse ahí.

El punto es que somos personas y podemos convivir si respetamos nuestras igualdades y nuestras diferencias, sin ocultar lo que realmente sentimos y pensamos, sobre todo si se trata de lo que sentimos y pensamos acerca de nuestra propia persona.

Hasta luego.


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