Una de las cosas que más acostumbramos y disfrutamos hacer es criticar a los demás, ponerles etiquetas y quejarnos de lo mal que andan esas otras gentes. En el libro que comparto hoy, el teólogo Bernardo Stamateas expone una serie de características que nos permitirán identificar a esas personas criticables que nos rodean y ponerle su etiqueta exacta a cada una, y por si fuera poco, nos da también tips para saber cómo tratar a esas gentes y evitar que penetren en nuestro círculo íntimo, asegurando así que estaremos rodeados de pura "gente bien".
Ahora bien, para no convertirnos en juez o discriminador como si efectivamente los demás fueran los que están mal, y como si uno estuviera automáticamente bien por el simple hecho de leer este libro, a todo aquel que lo lee le recae la responsabilidad de aplicarse a sí mismo los filtros y características que va describiendo Bernardo a lo largo de estas páginas, sin el ánimo de cargarse encima todos los defectos del mundo, sino con la intención de buscar en las partes más obscuras e ignoradas de nuestra personalidad para encontrar, en nuestro espejo sincero, aquellas conductas, expresiones y sentimientos que nos están dañando y que lastiman igualmente nuestras relaciones con toda la gente.
Parece muy obvio que si encontramos y tratamos de corregir nuestras deficiencias y malas prácticas, podremos sobrellevar y aceptar sinceramente a los demás, y ellos podrán tener una experiencia más honesta y nutricia al relacionarse con nosotros. Aún así, no está de más repetir y reafirmar esta idea.
Aquí está, a petición de mi ingeniosa hidalguense Pilarica, el libro "Gente tóxica":
Todos podemos ser.
Hasta luego.
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