sábado, 18 de febrero de 2012

El día y la noche: Una animación

Sigo con el tema de la dualidad, la luz y la oscuridad, la unión y lucha de los contrarios y todo lo que implican nuestros dos extremos opuestos, en ese tenor reproduzco aquí un video que me gustó mucho porque ilustra de manera excelente la idea del escrito que subí ayer: Todos tenemos algo en común con los demás, y si llegamos a mostrarnos tal como somos, encontraremos que el parecido con los demás se vuelve más y más, hasta puede parecer que todos somos uno.

El video lo tomé del blog "Serendipity", aquí dejo la ruta para quien lo quiera ver en su contexto original:

http://serendipity.bligoo.com.mx/content/archive/2011/7/7


Y aquí viene el comentario que también me traje de ese post:
 Cuando Día, un soleado compañero, encuentra a Noche, un extraño con carácter más oscuro, las chispas vuelan. Día y Noche están asustados y sospechosos entre ellos y comienzan su relación con el pie izquierdo. Pero, a medida que descubren sus cualidad únicas, se empiezan a dar cuenta que cada uno de ellos ofrece una ventana distinta para el mismo mundo. La amistad ayudará a ambos a adquirir una nueva perspectiva.

Cortometraje animado producido por Pixar Animation Studios, estrenado en las salas de cines el 18 de junio del 2010, antecediendo al largometraje animado Toy story 3.


Hasta luego.

jueves, 16 de febrero de 2012

Personas, sexo y preferencias

Si no revelamos nuestra preferencia sexual ni conocemos la de las personas con quienes convivimos, nos vemos, nos sentimos y nos tratamos justo así: como personas, con toda la igualdad y diferencia que se da en todas las relaciones interpersonales. Escribo esto pensando en las veces que me han preguntado si también atiendo a parejas o personas homosexuales, esta pregunta me aprece curiosa y extraña, es una expresión clara de la discriminación y el aislamiento que puede vivir una persona o una pareja que prefiere a las personas de su mismo sexo.

Ante todo somos personas, seres humanos, y como he mencionado en escritos anteriores, la vida de cualquier persona es tan valiosa como la vida de cualquier otra. Si alguien tiene más posesiones o bienes materiales, es una cuestión circunstancial que no lo hace mejor o peor persona. Quien es alto, chaparro, prieto, güero, amable, grosero, religioso, adicto o tiene cualquier otra característica, vive su vida desde esa condición y tiene sus propios retos que superar, igual que todos. Si a alguien le gusta algo distinto de lo que prefiere la mayoría, sigue teniendo el mismo valor que tienen las personas que conforman esa mayoría.. y este concepto es muy relativo.

Una vez, en la clase de sexualidad, algún compañero quiso confundir al maestro Javier Castañeda preguntándole "¿Qué vas a hacer si un homosexual se te declara, o te dice que le gustas?", la respuesta de Javier me encantó, en mi primera impresión por la frescura con que habló, y enseguida por lo que dijo: "Le voy a dar las gracias por fijarse en mí, siempre es un honor saber que algo de mí le agrada a alguien más, y después le hablaré con todo respeto de mi orientación sexual, tratando de mantener su amistad". Es decir, reaccionaría igual que si le dijera lo mismo una persona del sexo opuesto.

En otra clase del mismo curso de sexualidad, Javier nos presentó la gráfica de la dualidad, de las preferencias, del yin y el yang, del equilibrio, o como gusten llamarle. Esta gráfica venía en el libro "Sexualidad, la experiencia humana" de Álvarez-Gayou y me he quedado con su idea central porque me ayuda a tener presente que todos compartimos más cosas en común de las que nos damos cuenta (en el libro se veía mejor, pero cayó en algún préstamo y no lo he vuelto a comprar):



La escala va del 0% al 100%, tanto en el ángulo claro como en el oscuro. Pongamos por ejemplo que el color claro es la preferencia hacia el mismo sexo, y el color oscuro es la preferencia hacia el sexo opuesto: Al estar en el 100% de uno de estos extremos, estaríamos en el 0% de su contrario (la dualidad), pero esto es poco menos que imposible, ya que necesitamos sentir algo de atracción hacia ambos extremos, para ser capaces de relacionarnos con personas de cualquier sexo, de convivir y de crear relaciones, amistades y afectos con personas, sin importar su sexo. Así que nos colocamos siempre en algún punto dentro de esa escala: mientras más alto sea para un color, másbajo es para el contrario, así puede ser que estemos en un 60% - 40&, o en 70% - 30%, en 90% - 10% en casos de un alto nivel de rigidez o en 50% - 50% en un caso de bisexualidad, es decir, preferencia hacia ambos sexos.

Y como ocurre en casi todas las gráficas, esta no permanece estática a lo largo de nuestra vida, no es posible quedarnos en el mismo punto de la gráfica durante todas nuestras etapas de desarrollo, aunque nos enseñan a creer que sí: la edad, la vida sexual activa, las relaciones sentimentales, o nuestra convivencia con la gente que nos rodea en las actividades cotidianas, son algunos de los factores que van haciendo fluir la expresión de nuestra sexualidad dentro de un rango en las dos escalas de esta gráfica, pues hay que recordar que cada movimiento afecta a los dos extremos.

Podemos hacer un experimento, poner en la gráfica otras características que tengan importancia personal, entre más importancia tengan, será más enriquecedor el resultado: Podemos poner los extremos "tolerancia - discriminación", "chantajista - manipulable", "cobarde - valiente", "sincero - deshonesto", "sociable - aislado", "arrogante - humilde" o de plano poner en un extremo lo que más criticamos en los demás y en el otro lo que más nos gusta de nuestra persona, en cualquier caso el resultado reflejará la expresión personal de nuestro nivel de atracción y rechazo hacia alguna cualidad en especial, si el ejercicio se practica viendo más allá de las máscaras que ponemos para guardar las apariencias del "qué dirán". Es interesante lo difícil que es acercarse al 100%, y mucho más mantenerse ahí.

El punto es que somos personas y podemos convivir si respetamos nuestras igualdades y nuestras diferencias, sin ocultar lo que realmente sentimos y pensamos, sobre todo si se trata de lo que sentimos y pensamos acerca de nuestra propia persona.

Hasta luego.


martes, 14 de febrero de 2012

La gente tóxica

Una de las cosas que más acostumbramos y disfrutamos hacer es criticar a los demás, ponerles etiquetas y quejarnos de lo mal que andan esas otras gentes. En el libro que comparto hoy, el teólogo Bernardo Stamateas expone una serie de características que nos permitirán identificar a esas personas criticables que nos rodean y ponerle su etiqueta exacta a cada una, y por si fuera poco, nos da también tips para saber cómo tratar a esas gentes y evitar que penetren en nuestro círculo íntimo, asegurando así que estaremos rodeados de pura "gente bien".

Ahora bien, para no convertirnos en juez o discriminador como si efectivamente los demás fueran los que están mal, y como si uno estuviera automáticamente bien por el simple hecho de leer este libro, a todo aquel que lo lee le recae la responsabilidad de aplicarse a sí mismo los filtros y características que va describiendo Bernardo a lo largo de estas páginas, sin el ánimo de cargarse encima todos los defectos del mundo, sino con la intención de buscar en las partes más obscuras e ignoradas de nuestra personalidad para encontrar, en nuestro espejo sincero, aquellas conductas, expresiones y sentimientos que nos están dañando y que lastiman igualmente nuestras relaciones con toda la gente.

Parece muy obvio que si encontramos y tratamos de corregir nuestras deficiencias y malas prácticas, podremos sobrellevar y aceptar sinceramente a los demás, y ellos podrán tener una experiencia más honesta y nutricia al relacionarse con nosotros. Aún así, no está de más repetir y reafirmar esta idea.

Aquí está, a petición de mi ingeniosa hidalguense Pilarica, el libro "Gente tóxica":



Todos podemos ser.

Hasta luego.

sábado, 4 de febrero de 2012

Una novela sin letras


El título de este libro es "Emigrantes", se trata de una novela muy impactante y emotiva realizada con puras imágenes, sin necesidad de texto.


Quien ha tenido la necesidad de desplazarse a otra ciudad, otro estado o a otro país, se identificará con el sentir del personaje principal, que decide trasladarse a una tierra lejana donde todo le resulta desconocido, extraño, nuevo... Tiene que descubrir de nuevo muchas cosas que en "su mundo" ya eran familiares y en ese destino que lo recibe se convierten en rituales diferentes.



La expresividad con que el autor refleja el sentir de los personajes mientras "narran" sus experiencias en busca de una nueva vida, mezclada con simbolismo y ficción, donde la imaginación vuela ante lo desconocido, le dan a esta obra un sabor de nostalgia sutil y esperanza valiente.



"Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo" decía Hermann Hesse en su novela "Demian" y en este libro hecho de visiones se muestra una forma de hacerlo, arrancarse a sí mismo de su historia para lanzarse a iniciar otra nueva, dejando atrás todo menos la memoria y lo vivido que no se nota en ningún equipaje, pues se carga por dentro.


Dejo aquí la liga para la descarga de este libro, si alguien lo encuentra en versión impresa y lo puede comprar no lo dude y hágalo, tener un ejemplar de esta obra será como tener una joya en casa. Descárguenlo aquí:


Para verlo necesitarán un programa llamado "cdisplay", de fácil instalación, ése lo pueden descargar aquí:


Para ver el libro con el cdisplay, presionen la barra espaciadora ý podrán ir avanzando en las imágenes.

Espero les guste y lo disfruten, aquí dejo una reseña del autor, que aparece en la contraportada del mismo libro:


Hasta luego.
 

viernes, 3 de febrero de 2012

Necesidad y capacidad

Hay un reto difícil de superar en nuestra cultura de religión mal entendida y de búsqueda de membresías en el cielo a cambio de buenas obras en la tierra, y es el hecho de repartir justamente los bienes materiales, las responsabilidades y los bienes intangibles.

Cualquier padre o madre extremista (en el sentido de sobreprotección o de desapego) pone en duda su sensatez y su lógica cuando se le presenta una situación especialmente crítica en alguno de sus hijos, como una enfermedad grave, un accidente, un problema emocional o cualquier otra situación que coloca a una persona en un estado de fragilidad e indefensión (aparente o real, eso es lo de menos) al menos temporalmente.
La duda que asalta al padre es qué tan justo es sacrificar a los demás miembros de la familia para que el hijo afectado se pueda beneficiar, y es aquí donde se manifiesta esa malinterpretación de la religiosidad que mencioné más arriba: Normalmente tendemos a apoyar sin ningún cuestionamiento y de manera incondicional a quien consideramos "más necesitado", con lo que tal vez privamos de algún beneficio bien merecido a otra persona.


Me ha tocado vivir esta situación y en ocasiones he debido tomar decisiones difíciles. Lo mismo le ocurre a cualquier persona, aunque no sea jefe de familia, cuando tiene gente a su cargo (maestros, jefes de oficina o de obra, directores, entrenadores...), por una cuestión cultural transmitida por varias generaciones con el ejemplo más que con la palabra, mantenemos viva esa tendencia a "ayudar" a quien vemos más necesitado.

El dibujo que ilustra este escrito retoma 2 conceptos sobre este tema, en alguna ocasión Jesús, según dice la Biblia, contó una parábola acerca de un señor que dejó grandes cantidades de talentos (el dinero de aquella época) a 3 personas y partió por mucho tiempo, al regresar preguntó a las 3 personas qué habían hecho con el dinero, 2 de ellos lo invirtieron y obtuvieron buenas ganancias, pero el tercero simplemente lo guardó y lo dejó devaluándose, pensando que hacía lo correcto al no arriesgar el dinero ajeno. El señor se enojó con este último hombre y le quitó todo, enojado ante su falta de decisión. En ese momento es cuando jesús dice la frase que aparece en el dibujo.

Y el tipo que está platicando con él es Karl Marx, brillante economista reconocido hasta por sus detractores, que también dijo en alguna ocasión la frase que está comentando con Jesús, haciendo referencia más clara al tema que nos ocupa: En nuestras relaciones con los círculos sociales en que nos desenvolvemos, llámense familia, amigos, trabajo, escuela o donde sea, también aplica esta Ley surgida del análisis a los fenómenos que ocurren en las grandes concentraciones sociales: Dar a cada quien de acuerdo a su necesidad, sí, pero también de acuerdo a su capacidad para que no vaya a ocurrir lo mismo que le pasó al tercer hombre de la parábola que contó Jesús. Cuando estaba en la prepa me explicó esto un amigo muy querido y estos argumentos tan lógicos me dejaron maravillado.

De acuerdo a otro principio que guió los pasos de Marx, la dialéctica, nada permanece estático sino que siempre se orienta hacia el cambio, por ello hay que atender la necesidad de quien tiene poca capacidad acercándole los medios para desarrollarse hasta donde lo permita su propio potencial. Y como decía antes, esto aplica también al interior de los grupos básicos de nuestra sociedad, en las familias, donde los lazos más fuertes no son generalmente los económicos, sino los afectivos. De ahí el conflicto: Hacer caso al corazón aunque la razón diga lo contrario... o viceversa.

Una buena receta ante estos dilemas es la de hacer caso al corazón pasando por el filtro del pensamiento, tratando de ver los alcances a futuro porque el sentimiento solamente reina en el presente, y lo domina muy bien. No caigamos en la estéril lucha por ver qué es mejor, si el sentimiento o el pensamiento, lo mejor es asumirnos como seres humanos completos y tratar de aprovechar a plenitud, integralmente, las capacidades que Dios nos ha dado para crecer: pensamientos, emociones, cuerpo, mente...

Hasta luego.