domingo, 27 de noviembre de 2011

¿Qué pasó con ese respeto?

Ahora sí me pasé de la raya... ¡El último escrito que puse aquí es del 11 de noviembre y hasta el día 27 regreso a teclear! ¡Cuánto tiempo ha pasado! Y cuántas cosas ha traido este tiempo, la verdad.

Para esta ocasión pensé en el respeto, porque ha sido un factor muy importante en estos días para mí en mi interacción con la gente que está a mi alrededor, porque estoy leyendo un libro titulado "El lugar del alma", escrito por Gary Zukov (altamente recomendable, pero aún no lo consigo en versión electrónica, así que no lo puedo compartir todavía) y porque el respeto es un ingrediente mal entendido y peor utilizado en la vida diaria.

Los que se sienten con algún tipo de autoridad sobre los demás justifican muchos de sus actos porque son pa' que los demás aprendamos a respetar, y bajo esa bandera se realizan toda clase de atropellos y fregaderas que se puedan cometer contra los semejantes, porque es más fácil justificar lo que hago que hacer algo distinto, y porque es muy fácil también confundir el respeto con muchas cosas que son lo contrario.

"Pa que aprendan a respetar", dicen muchos mensajes del crimen organizado y desorganizado en nuestro país, y el mensaje real es "pa' que sepan que deben tenernos miedo". Y lo han logrado. Tal vez sí sepamos respetar pero la violencia y la prepotencia no generan respeto sino enojo, miedo e impotencia, y la gente que se escuda en las armas y la capacidad de destruir a los demás solamente se cubre con un escudo de odio y resentimiento, de miedo intenso.

"Si viera que obediente y respetuoso es mi hijo", dicen los padres y madres sobreprotectores que no han permitido a su subordinado asomarse a conocer el mundo, y no le queda más remedio que asumir su dependencia y tragarse las ganas de vivir su vida, pero eso tampoco es respeto, puede ser otra forma de represión y de limitación.

A veces con burlas, otras veces con amenazas, o con indirectas o ataques físicos o verbales, pero en muchas ocasiones invadimos la realidad de otra persona y justificamos nuestra invasión diciendo que es por respeto o para que nos respeten.

Vivir respetuosamente requiere mucho valor. Valor para respetar la vida en cualquiera de sus manifestaciones, valor para respetar las opiniones distintas a la propia, por muy radicales que sean las posturas ideológicas de cada quien, valor para dejar crecer fuera de la influencia propia a quien quiera hacerlo así, valor para saber una vez más que todas las vidas valen lo mismo y no hay una que puedas estar por encima de las demás. Valor para decir estas cosas y, sobre todo, para actuar de acuerdo a estas creencias cuando sea el momento.

El respeto significa tomar la decisión de aceptar y crear en lugar de destruir o atacar, y esta actitud puede ser muy criticada en muchas ocasiones.

Desde mi punto de vista, el respeto es una de las mejores señales de evolución que hemos logrado como seres humanos, aunque no es de las más comprendidas, con todo respeto.

Gracias por leer, hasta luego.

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