miércoles, 26 de octubre de 2011

Agradecimiento

En la terapia individual siempre está latente el riesgo de que las dos personas que se encierran a hablar acerca de un problema por resolver, terminen volviéndose cómplices que cuchichean a solas en un cuarto.

En la terapia de pareja el riesgo es que el terapeuta, asesor o como gusten llamarle haga alianza con uno de los miembros de la pareja, en lugar de apoyar a ambos para que refuercen su relación o decidan terminarla, si es lo mejor para ellos.

En la terapia familiar existe el riesgo de que el mismo terapeuta sea tragado entero por el sistema disfuncional que acude a buscar opciones para funcionar correctamente.

En la terapia grupal el riesgo de alianzas es menor porque los mismos miembros del grupo monitorean su avance, pero el terapeuta puede darse sus mañas para preferir las dinámicas, el liderazgo y las representaciones en lugar de abordar los conflictos.

Y aún así, con todos estos riesgos y otros muchos que están latentes en la relación humana que se da al interior de un consultorio, quien necesita ayuda se anima a acudir, abrir su corazón y sus pensamientos y avanzar hacia el cambio. Por su valor, confianza y determinación, agradezco y envío un saludo con mucho aprecio a quienes han coincidido conmigo para compartir una parte de su historia y de sus pasos por el camino que conduce a ser mejores personas.

El camino hacia el alma pasa por el corazón y guía los pensamientos.
El vehículo que circula por ese camino es la confianza.
En algún punto de ese camino está el "yo" que cada uno quiere llegar a ser.
Iniciamos el camino solos y de la misma forma llegamos al final.
Que siempre tengamos el valor y la confianza para seguir caminando.

Hasta luego.

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