"Seguido decía mi abuelita: "¡No llore! ¡Parece vieja!"
(Vox populi)
En nuestro hablar cotidiano se refleja la discriminación hacia las mujeres, muchas veces en bromas que todos festejamos (hasta las mismas mujeres) y otras veces con profunda seriedad o hasta con coraje.
La discriminación es el acto consciente o inconsciente de despreciar a otra persona por sus características físicas, por sus creencias, por su color de piel, por su sexo, por sus preferencias o por cualquier otra cosa que no nos guste aunque no sepamos bien el por qué.
Generalmente la razón por la que discriminamos es porque alguien es "diferente" de alguna manera... O queremos pensar que es diferente para no reconocer que nos parecemos más de lo que quisiéramos aceptar. Viendo el video que reproduzco enseguida se puede entender mejor esta idea, y aunque en este experimento participan solamente niños, los adultos reaccionamos igual que ellos, ¿o de quién aprendieron?:
Así pues, el lenguaje cotidiano ha servido como conservador para algunos prejuicios que aún hoy siguen vivos entre nosotros, y específicamente en el caso de las mujeres hay varias frases que deberían erradicarse de nuestras pláticas, pero en lugar de eso se han vuelto "normales" y de uso común.
Algunas de esas frases fueron ilustradas por el monero tapatío Trino hace 4 o 5 años en una serie de cartones que formó parte de la exposición temporal "Alas y raíces", con el título "No es lo mismo degenero la equidad a la equidad de género". Con sus monos, frases populares y escenas de la vida diaria, va evidenciando la desigualdad que pesa sobre las niñas y mujeres.
Esas frases discriminadoras, pero bien vistas por todos, nos han acompañado durante muchas generaciones y por lo mismo ya ni reflexionamos sobre su origen ni sobre el impacto que tienen: son "nuestras". La exposición de Trino constó de 11 caricaturas, de las cuales conseguí 9 escarbando en Google y las comparto aquí para que sigan cumpliendo su misión:
"A través de los monos de Trino, es posible ver que la desigualdad está fundada en un absurdo que, a su vez, nos caricaturiza a hombres y mujeres por igual"
(amigoslarevista.com)
Todas las vidas son igual de valiosas. Por redundancia, todas las personas valemos lo mismo: mujeres, hombres, niños, niñas, adultos, ancianos, morenos, rubios, calvos, gordos, flacos, altos, bajitos... El poder de nuestro lenguaje es tan fuerte que puede influenciar a generaciones enteras, así que vale la pena identificar cuáles frases discriminadoras usamos o escuchamos en los ambientes donde nos desenvolvemos cotidianamente, y comenzar a utilizar frases más incluyentes.
Claro que la idea no es irnos hasta el otro extremo y brincar del machismo al feminismo para suponer que la mujer vale más que el hombre y por lo tanto tiene derecho a humillarlo, como se observa en este otro cartón ¡la idea es tratarnos con equidad!:
Hasta luego.
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