domingo, 13 de diciembre de 2015

Aceptar la realidad con humildad

"Son cosas chiquitas. No acaban con la pobreza, no nos sacan del subdesarrollo, no socializan los medios de producción y de cambio, no expropian las cuevas de Alí Babá. Pero quizá desencadenen la alegría de hacer, y la traduzcan en actos. Y al fin y al cabo, actuar sobre la realidad y cambiarla, aunque sea un poquito, es la única manera de probar que la realidad es transformable."
(Eduardo Galeano)


Aceptar la realidad es básico para poder modificarla o simplemente para moverse en ella, pero en ocasiones preferimos escaparnos a un mundo ideal y hacer como si ese fuera el real: Una pareja ideal, una familia ideal, un trabajo ideal, una situación económica ideal, un auto ideal, una casa ideal, una relación ideal… Pero si todo es ideal significa que solo está en el mundo de las ideas y que nadie más puede verlo, únicamente quien se lo imagina.

Si quitamos el mundo ideal y nos quedamos solamente con el real es probable que nos haga falta creatividad e imaginación para poder transformarlo, y si no podemos transformar nuestra realidad, terminaremos frustrados y le transmitiremos ese sentimiento a nuestros seres cercanos.

Así que necesitamos tener los pies bien puestos sobre la tierra y al mismo tiempo tener muy claro cuál es el ideal que perseguimos para enfocar hacia allá todas nuestras acciones y decisiones. Esto es muy distinto a escaparse a uno de estos mundos. Si la realidad que debes aceptar es que tu relación de pareja se está hundiendo y únicamente eres capaz de ver esto (lo que no quieres), entonces será muy útil visualizar cómo es tu relación ideal (lo que sí quieres) para encaminar tus palabras, tus actos y tus decisiones hacia esa meta.



Con mucha frecuencia ocurre, siguiendo el ejemplo anterior, que realmente la relación está muy dañada, a tu pareja le molesta cualquier cosa que tú propongas y no le interesa ni tantito saber cuál es tu ideal en cuanto a su relación. Lógico: Si la relación está dañada ambos están lastimados (eso es parte de la realidad que hay que aceptar) y antes que escuchar al otro, a ambos les importa más ser escuchados: Las dos partes de esta relación tienen su propio ideal de “lo que debería ser” y es importante que ambos sean escuchados con atención.

La humildad es el factor básico para que la relación vuelva a funcionar, para conocer el ideal y las metas de esa otra persona importante en tu vida. Si has llegado a esta etapa es muy importante que evites descalificar y acusar utilizando frases como “estás mal”, “es que tú no entiendes”, “a ti no te importa”, “grábate bien esto…”, "¿por qué siempre haces tal o cuál cosa?"... La humildad implica tener presente que estoy aceptando lo que hay en la relación, así que serán más útiles las frases incluyentes como “te escucho”, “no lo había visto así”, “déjame asimilar lo que dices", "esto no lo había pensado”.

Una relación dañada, o cualquier otro mundo real que estemos afrontando, tomará algo de tiempo para irse alineando con el mundo ideal que tienes visualizado. Y necesitas ser constante en la retroalimentación con tu pareja o con la persona con la que tengas un conflicto.


Cada relación dañada tiene su propia historia donde tal vez hubo groserías, insultos, malos entendidos, maltratos, enojos y tristezas. Mucho ojo: Al estar hablando puedes despertar en tu memoria alguno de esos momentos y si eso ocurre, tu cuerpo vuelve a tener exactamente la misma sensación que tenía cuando enfrentó un conflicto (miedo, enojo, tristeza, ganas de golpear o gritar…). 

Uno de los mayores retos al aplicar la aceptación, la humildad y la constancia, es el de responder a lo que está sucediendo aquí y ahora, y no a emociones y sensaciones del pasado que están guardadas en tu memoria personal. Este reto únicamente se puede vencer desde tu interior, recordando que estás aceptando tu realidad y lo que hay en tu vida porque es una decisión tuya, porque quieres y no porque “tienes que”.


"Todos los edificios, todos esos carros, una vez fueron solo un sueño en la cabeza de alguien"
(Peter Gabriel)

Hasta luego. 

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