domingo, 14 de diciembre de 2014

Amar lo que tenemos ¡No existe la persona perfecta!

"La perfección mata. La sabiduría comete un error cada día"
(Anónimo)



Hay veces que sufres mucho porque no tienes a la persona perfecta, y es que en realidad no la vas a tener: La persona perfecta solo puede ser así si es como tú quieres y no como esa persona es.

Durante el noviazgo, cuando te enamoras de esa persona especial y ambos juran que estarán juntos para toda la eternidad, se esfuerzan tanto por darse gusto y aceptar a tu pareja que se perdonan todos esos pequeños detalles que no les gustan, es decir: Muestran su mejor cara y también es la que percibe tu "prenda amada". Esto resulta muy fácil porque en el noviazgo generalmente no nos vemos tanto, hay la esperanza de llegar a vivir juntos pero no hemos vivido la experiencia de compartir responsabilidades, así que todo parece perfecto.

También durante el noviazgo, o en los primeros días de haber iniciado una relación más profunda viviendo juntos, se empiezan a darnos cuenta de que algunas cosas de su pareja no les gustan, pero tal vez prefieran no decir nada para no causar problemas ni molestar a la pareja con “cosas sin importancia” En lugar de hablarlo, pensamos que “con el tiempo va a cambiar”. Incluso hay personas que están convencidas de que van a “educar” a su pareja.

Cosa más falsa: A nuestra pareja la educaron en su casa, con su familia y a nosotros, a cada uno, nos educaron también en nuestra familia, con valores, costumbres, tradiciones, y hasta estilos de hablar muy propios y que consideramos como “normales”. Si nuestra idea es aguantarle algunas cosas a la pareja porque después la vamos a convencer de cambiarlas, ¡olvídenlo! La gente no cambia: No cambiamos radicalmente, porque a la otra persona le resulta tan difícil renunciar a sus hábitos y valores como a uno mismo.

Además aquí hay una contradicción: Si dices que amas a una persona y la quieres cambiar, ¿cuál es la persona que amas realmente? ¿La que te imaginas que debería ser o la que tienes contigo?


Las parejas llegan a otra etapa en la que se dicen sus “verdades”, como si fuera una confesión empiezan a hablar de las cosas que no les gustan o que les molestan un poquito, desde los modales al comer, la manera de decir un chiste o de reir, hasta cosas más personales como las salidas con los amigos o la forma de ser de los parientes cercanos y lejanos. En esta etapa son muy comunes las promesas de “voy a cambiar” y las esperanzas de “es por su bien, después va a ver que yo tengo la razón”.

Así empieza una loca carrera amorosa, cada uno está convencido de que aporta lo mejor a la relación y cree que ambos ya llegaron a un acuerdo para eliminar de su convivencia todo lo que no les gusta. ¡Qué fácil! Las parejas que se casan con estas promesas de “voy a dejar de ser yo para darte gusto” vivirán con un sentimiento de haber sido traicionados, pues esta es una promesa muy difícil de cumplir.

"La perfección no se alcanza cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar"
(Antoine de Saint-Exupéry)

Obviamente sí hay un cambio: al aceptar vivir con tu pareja las prioridades cambian, el tiempo que se dedicaba a las amistades, a mamá, a papá y a los hermanos cambia, y comienza un proceso de adaptación para conjugar lo que ambos traen de sus familias de origen y encontrar sus propios valores y estilos de relación. Pero esto se logra justamente aceptándose mutuamente y no esforzándose para que tu pareja haga lo que le dices, como se lo dices y cuando se lo dices.


Si nos convencemos de que nuestra pareja no nos quiere como nosotros queremos, será muy difícil reconocer las muestras de amor, aprecio, interés y apoyo que nos quieran dar. Hacerse cargo de sus gastos; aceptar al grupo de amigos de la pareja, apoyar y animar los proyectos de la pareja, llevar buena relación con las familia, acompañar, cuidar… Todo esto son muestras de amor y entrega real, pero se opacan ante la injusticia de “no ha cambiado todo lo que me dijo que iba a cambiar”.

SI te enojas frecuentemente porque las cosas no se hacen como tú dices, tal vez sea tiempo de revisar si no estás cayendo en este estilo de relación con tu pareja, o con tus hijos, o tus papás o con quien sea: "Te amo pero solo si haces lo que yo digo, como yo digo y cuando yo digo". Tal vez lo que quieres ya está hecho, pero no vale si no se esperaron a que tú lo pidieras.

Acepta a tu pareja como es. Acéptate tú como eres. Ama lo que tienes a la mano, a la persona que te acompaña por la vida y si encuentras la misma actitud en tu pareja con el paso del tiempo descubrirás que no encontraste a la persona perfecta, sino que fue evolucionando hasta llegar a serlo, igual que tú.

Claro que esto solo aplica cuando la pareja funciona con sus dos personas comprometidas: Si uno de los dos lastima o humilla, será más importante conservar la integridad y la dignidad que esforzarse en amar a quien no te valora. 


Hasta luego.

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