domingo, 25 de mayo de 2014

Vino al mundo un profeta



Aguascalientes, Jalisco, Michoacán, Hidalgo, Campeche, Tabasco, D.F., Estados Unidos, Chile, Argentina, Brasil, Venezuela, Perú, Europa, Asia...

Y vino al mundo un profeta 

para habitar en cada hombre
y en cada mujer, en cada ser vivo
aunque no lo podamos ver
para tratar de cumplir su misión:
decir su palabra, correr su voz
a cada quien desde su interior
durante el paso efímero de la vida
sin importar dónde, cuándo ni con quién
está o no puede estar.

Y viene al mundo un profeta

cada vez que nace un nuevo ser
pleno de energía y amor para crecer
por eso a todos nos gustan los niños
los cachorros y cada nuevo amanecer
pues cada renovación trae la promesa
de que llegará a ser algo mejor
y por eso también despreciamos lo viejo
le quitamos lo sagrado a la vida
cuando tiene algunos años de usada
acallando así al profeta que llegó con ella
y nunca deja de hablar aunque no haya ni una oreja
que lo deje entrar sin importar la edad
niños, adolescentes, jóvenes, no tanto, adultos, ancianos
llevan todos siempre su profeta sin saber
y a veces sin querer
escuchar su voz, su propia voz.



Y vino al mundo un profeta

que nos habla desde adentro
a veces lo llamamos mi niño interior
a veces le decimos la iluminación
a veces ni lo llamamos pero ahí está
con su voz paciente platicando contigo
y conmigo, cada quien con su cada cual
al año, a los 5, a los 10, 20, 40 u 80
porque sabe que todos tenemos que voltear
alguna vez hacia adentro
hacia el templo de nuestro cuerpo
para reencontrar el regalo de la vida
la palabra del profeta con su guía
día a día alerta para retomar el camino
hacia una vida mejor y en armonía
con uno mismo primero y después alrededor.

Y vino al mundo un profeta

para habitar en cada hombre
y en cada mujer, en cada
ser vivo aunque no lo podamos ver
a veces termina crucificado
y otras veces se eleva y con él, nosotros
si es que lo sabemos oir
todos somos iguales en lo básico
confiando en uno mismo
lo podremos conocer, el profeta está ahí
mostrando la unidad que somos todos
queriendo que lo podamos escuchar
y respetar en nuestro yo
y el de todos los demás.

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Hace un año, el 24 de mayo de 2013, levantaron a mi compadre Wilfrido Mejía Díaz y a su hijo en Lagos de Moreno. No los hemos vuelto a ver más que en la memoria y en la confianza de que algún día sabremos qué pasó y, tal vez, los encontremos de nuevo con vida. Los tengo siempre presentes y me doy cuenta de lo frágiles que somos, si de por sí la vida es breve... en fin, me dieron ganas de escribir así, pensando en los Willys, y lo que salió fue el texto de aquí arriba. Tal vez porque mi compadre fue siempre una persona que se escuchaba y le hacía caso a su voz interior para tratar de no traicionarse.

Hasta luego.

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