"El ejemplo es una lección que todos los hombres pueden leer"
Morris West
Hoy comparto una historia que a su vez me compartió mi amigocha Manguis, y que me gustó mucho porque ilustra de manera sencilla lo importante de ser coherentes en lo que decimos y lo que hacemos:
Una mujer fue con su hijo a ver a Gandhi. Gandhi le preguntó que quería y la mujer le pidió que consiguiese que su hijo dejase de comer azúcar, que comía tanto que estaba empezando a hacerle daño. Gandhi le contestó:
"Traiga usted otra vez a su hijo dentro de dos semanas".
Dos semanas más tarde la mujer volvió con su hijo. Gandhi se volvió hacia el niño y le dijo:
“Deja de comer azúcar”.
La mujer muy sorprendida le preguntó:
"¿Por qué he tenido que esperar dos semanas para qué usted le dijese eso? ¿No podía habérselo dicho hace quince días?"
Gandhi contestó:
"No, porque hace dos semanas yo también comía azúcar".
Y claro, también hay que ver lo que pasa si no alcanzamos a comprender la importancia de esta coherencia:
Hasta luego.
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