domingo, 13 de octubre de 2013

Vínculos y libertad


"La libertad ¿qué es? Es: No doy nada, no recibo nada, no estoy vinculado, estoy libre y vacío.
El amor, ¿qué es? Estar lleno y vinculado."
Bert Hellinger


A veces, pensando que va a encontrar la libertad, la gente suelta a quien ama y se lanza a la soledad, esa que uno crea en su interior y que puede llegar a convencer que de veras está uno solo. La verdad es que así como es casi imposible estar solo, también es muy difícil ser libre: se necesitaría romper muchos vínculos con cosas, personas o situaciones importantes.

En la rebeldía adolescente es común confundir la necesidad de independencia con el ansia de libertad, y eso lleva a traicionar o a ignorar los vínculos que unen con la familia, los amigos, la escuela, la propia historia o cualquier otra vivencia trascendental. ¿Con qué se queda una persona que rompe todos estos vínculos? Pues crea otros, más nuevos. Nuevas influencias, nuevos caminos, nuevos sabores. Casi siempre esto ocurre sin darnos cuenta, simplemente un día sabemos que un lugar ya representa algo más y es especial; una persona se vuelve más importante entre todas las demás, una canción, una mascota... Los vínculos son los lazos que nos permiten sentirnos unidos a algo más grande, los que nos dan nuestro sentido de pertenencia.

En la rebeldía adulta, cuando las cosas no suceden de acuerdo a nuestros planes, también es común querer romper los vínculos con nuestros compromisos: la pareja, el trabajo, los hijos, amistades, actividades, gustos, intereses, hasta el proyecto de vida... y hay quien llega a hacerlo sin encontrar realmente su libertad, obviamente, pues siempre encontrará nuevos vínculos que inicialmente podrían parecer más maravillosos que los que acaba de dejar atrás, y a la larga son también unión y compromiso. 


Estamos vinculados más allá de lo que nuestra conciencia nos lo permite, a seres vivos y también a seres inanimados, a vivos y muertos, a animales y plantas, al mundo que habitamos. Yo tengo un vínculo muy especial con mi abuelita y con mi madre, aunque ambas ya son eternas porque ya fallecieron, también tengo vínculos con más familiares y amistades sin importar si siguen vivos, si están cerca o lejos e incluso si ya dejaron este mundo, esto es algo que nos ocurre a todos y, nuevamente, nos da la certeza de formar parte de algo más grande, de nuestro propio grupo. Para explicar esto, Bert Hellinger dice que hay una gran alma y nosotros somos parte de ella, contrariamente a la creencia tradicional de que cada quien tiene su propia alma, él invierte este concepto y lo que nos mantiene unidos con la gran alma son precisamente los vínculos, comenzando con los familiares que son los más fuertes.

Quién rompe sus vínculos creyendo que es la única forma de ser libe se traiciona a sí mismo y además traiciona sus creencias y su fé.

Cierto que hay vínculos dañinos y peligrosos para el desarrollo personal, como el vincularse demasiado al pasado o el aferrarse a una persona que no te da amor, confiando en que algún día lo hará (quien no te ama, simplemente no te ama), por mencionar dos ejemplos. También son dañinos los vínculos basados en la destrucción, el orgullo, la humillación del contrario o dirigidos exclusivamente a lograr beneficios monetarios sin incluir aspectos de mayor trascendencia como la parte espiritual o emocional.

Estos vínculos, cuando los detectamos a tiempo, podemos identificarlos como dañinos para nuestro crecimiento personal, y solo así podremos cambiarlos o romperlos, más no destruirlos ni deshacernos de ellos. 

Los vínculos formarán parte de nosotros por lo menos durante toda nuestra vida, pues nunca dejaremos de estar unidos a lo que hemos vivido, esas vivencias forman nuestra historia personal, y esa es la esencia de lo que menciono al principio de todo este rollo: Nadie puede ser realmente libre.

¿Y los delincuentes, los asesinos, los narcos o secuestradores? Como humanos, también están vinculados a cosas importantes en su vida, con su escala de valores muy particular. Ocurre lo mismo con los políticos corruptos, vinculados a intereses ajenos a los de la gente que dicen representar y, por lo mismo, solamente fingen tener un estrecho vínculo con su pueblo mientras toman decisiones que lo dañan y lastiman, de la mano con quienes están de veras vinculados.

Los vínculos se viven, se manifiestan con acciones más que con palabras. Son los hechos los que demuestran cuáles son nuestros vínculos más fuertes.


¿Y la libertad? La libertad está en nuestro interior, cuando la aceptamos nos permite aceptar nuestros vínculos, y si la ejercemos más a fondo, nos permite discernir los vínculos constructivos de los destructivos. Tener libertad nos da la capacidad de decidir a cuáles deseamos seguir para cumplir nuestra misión en esta vida, y de ahí a empezar a comprometernos con nosotros mismos solo hay un paso.

Hasta luego.

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